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Me rogarás

Aitana

Pasó todo tan rápido que no creía lo que veía.

Esa fiera humana estaba lastimando a mi hermana y la chica a mi lado, Ámber, no hacía nada. Simplemente miraba.Parecía un cervatillo asustado a punto correr.

Desvio la mirada hacia el pasillo y veo como se han acumulado algunos chicos y chicas a ver el espectáculo con caras asustadas la mayoría y entonces reparo en unos ojos verdes que me miran y reconozco en ellos a Ashton. Nos sostenemos la mirada unos segundos.

Cómo puede estar ahí parado como si nada, viendo todo el caos que se ha formado y su única reacción es recostar su cuerpo de medio lado contra la esquina del pasillo y observarme..., riéndose. Es que no me lo creo.

La furia que su gesto me provocó la transformé en valor y salí a defender a mi hermana disponiéndome a saltar sobre el cuello de aquél chico que la estaba lastimando.

Mi idea era morderlo tan fuerte que  dejara su sangre en mis dientes, porque mi hermana iba a tener la marca de sus dedos impresos en el brazo varios días.

Más no llegue a ningún sitio cuando en el primer impulso que cogí me tomaron de la cintura y me cargaron.

Yo  sabía que era él... Ashton.

Patalée y grité el nombre de  mi hermana pero ni ella podía sacarse ese hombre de encima ni yo podía safarme del agarre de este.

Me llevo hasta el pasillo lateral y me subió a su cintura aguantando mis manos detrás de mi espalda para que no pudiera defenderme y tenía sujetos con su otra mano mis tobillos detrás de su espalda.

Parecía un koala enganchado a un árbol y no sabía de dónde sacaba aquella fuerza descomunal para soportar el peso de mi cuerpo y mantener su agarre al mismo tiempo en mis extremidades. No era una postura fácil de sostener.

—¡Suéltame!— exijo apretando los dientes —¿no me dijiste que no me cruzara en tu camino? -le espeto con voz fuerte pero sin gritar, no me gusta llamar la atención y ya había más de una persona que veía como me llevaba a no sabía donde.

—Cambié de idea —farfulla con voz seca

—pero no pienses que vas a venir a decirme lo que puedo o no hacer —continuó diciéndome mientras veo que subimos una estrecha escalera de caracol y en la segunda curva me apoya sobre la baranda sin soltarme las manos y piernas, quedando en perfecta línea su sexo y el mío. Él presiona, tentándome.

—Te soltaré cuando yo quiera ,si es que quiero —amenaza mirándome fijamente y le empiezl a dar batalla revolviéndome en su agarre ,a lo que reaccionó sonriendo coqueto.

—Mientras más te mueves más me pones —pasó su lengua por mis labios y rozó nuestras narices, yo le tratéde esquivar haciendo gesto de asco —mira a ver si me la paras y después no aguantas que te la meta.

Abrí los ojos consternada y él aprovechó  para darme un pico.

Y al ver mi cara de horror y vergüenza ,utilizó la situación para seguir provocándome,le divertía jugar conmigo. Se veía en su salsa y yo me quería morir. En mi vida nadie me había provocado así, ni manoseado de esa manera. Sobre todo, teniendo en cuenta que a una parte de mí aquello le estaba gustando.

No llevaba ni dos horas aquí y ya era el juguete de un chico y no podía defenderme, no sabía hacerlo.

—Provócame de nuevo y me encantará hundirte la  polla tan dentro que bese tu útero con cada embestida. Y lo golpée con su cabeza provocando gemidos y gritos de tus labios —susurró en un gruñido contra mi mejilla —y luego mi lengua separará tus labios allá abajo y haré que grites mi nombre en un ruego mientras te corres. Me beberé tu placer y chuparé tu esencia con mi boca.

Cuando dijo esto último cerré los ojos porque sentí que presionó su pelvis contra la mía simulando el acto sexual y en cada movimiento nos rozábamos más y más por encima de la ropa. Sentí algo duro pegarse a mi centro y salté sobre el pasamanos. Él gimió sonriendo.

—Luego te haría gritar en el primer choque cuando entre en tí -ronroneó contra mi oído y se frotó contra mi sexo  —una vez —dijo y volvió a frotarse haciendo círculos con sus caderas y apretando mis costillas y yo los ojos  —y otra vez —otro frote —y otra y otra ,hasta que te vinieras conmigo adentro para mezclar nuestros orgasmos y te ardiera la garganta de tanto gritar.

No podía abrir los ojos, no podía creer que me estaba pasando esto y mucho menos que me estaba dejando como si careciera de voluntad propia.

Si cedía ahora, él me tendría en sus manos todo el tiempo y no iba a darle ese placer, bueno... ni ningún otro.

Abrí mis ojos inventando un gesto de indiferencia y copiando una frase que mi hermana una vez le dijo a un chico y le recité tratando de imprimirle carácter.

—Se necesita más que un rabo común para hacerme gritar —noté la sorpresa en su rostro y no se cómo podía estar diciendo algo así , me avergonzaba decir palabras  obsenas —tú no tienes lo mínimo que yo necesito para venirme ,así que bajate los humos que no eres más que otro adolescente calentorro que vió una chica nueva y pensó: a esta me la tiro primero,pero ni en tus más salvajes sueños, guapo — me acerque a su oído y pasándole la lengua por el borde de la oreja concluí sorprendida conmigo misma concluí —me tendrás, y mucho menos gritando por tí.

Y con la ventaja de que me dió el factor sorpresa me baje de la baranda y puse los pies en los escalones para irme cuando sentí que me tomó por detrás y se pegó a mi cuerpo rodeando mi cintura con una mano y  subiendo la otra por encima de mi ropa, frotando mis más que erectos pezones al tiempo que decía mientras mordía mi lóbulo de la oreja...

—Me rogarás, angelito —retorció más mis pezones y no sé cómo no gemí de la sensación, mientras trataba de sacarme sus manos de encima —prometo que  me rogarás tanto que me volveré tu más sórdida adicción —chupó la piel de mi oreja y clavó su dureza entre mis nalgas jadeando en mi oído, haciendo  que mis pechos dolieran entre sus dedos  —No sabes lo que has hecho al lanzarme un desafío. Ahora sí debes cuidarte de mi porque cuando menos lo esperes estarás abierta de piernas conmigo entrando y saliendo de ti hasta que no quede un solo espacio virgen allá adentro.

Me soltó los senos para rodear mi figura y meter su mano por entre mis dos nalgas, apretarme por encima del short que traía puesto llegando hasta mi clítoris con su agarre y sacarme un pequeño gemidito mientras juraba...

—Todo esto será ofrecido por tí como disculpa para mí, no hay más que ver cómo te has puesto para saber que nadie  ha perforado ese paraíso virgen ,pero eso solo lo hará más excitante para mi- y cuando sus dientes mordieron mi cuello tan fuerte que temí me dejara marca se sintieron pasos en la escalera y me soltó. Incluso me tambaleé y me aguanté fuerte del pasamanos.

Bajé corriendo prácticamente y casi caigo sobre el profesor Miller que me sujetó y lo esquivé para correr por el pasillo hacia donde había dejado a mi hermana.

Amaia

Estaba desesperada por ver llegar a mi hermana pero el profesor me dijo que él la traería de regreso, que no me preocupara y que se encargaría ,al fin ese es su trabajo.

Cuando veo a mi hermanita entrar por la puerta llorando nos abrazamos como si hubiese habido una desgracia y estuviéramos consolandonos la una a la otra.

—¿Qué pasó mi niña, que te hizo el carbón ese? —está temblando y juro que como la haya lastimado lo  mato con mis propias manos. Ella es muy inocente, cualquier cosa la puede lastimar y nadie se mete con mi melliza.

—Nada ,en serio es solo que esta situación no me gusta hermana, acabamos de llegar y ya hemos tenido problemas ,ahora todos hablaran de nosotras —se sienta en el sofá y mete la cara entre sus manos.

Me agachó delante de ella y le tomo el rostro con mis manos , haciendo que me mire.

—Cariño escucha —consigo que me atienda —el profesor Miller me dijo que fuera esta noche a verlo a su despacho y te prometo que le pediré explicaciones sobre lo sucedido con sus hermanos y quiero que los castigue de alguna manera pero sobre todo le pediré que llame a papá y le diga que te venga a buscar —ella niega con la cabeza y yo asiento —si, Aitana, te vas de regreso, no es justo que estés aquí por mí culpa, yo puedo defenderme sola y tú necesitas el confort de nuestra casa y la tranquilidad de nuestra escuela.

Empieza a llorar y me parte el alma verla así por mi culpa y la de esos dos tíos que han provocado todo esto y ni siquiera se porqué .

—Solo serán dos años y no nos volveremos a separar ,además nos veremos en navidades y te prometo que cada semana la llamada familiar que me permitan hacer será para ti siempre, juramento de mellizas —levanto en dedo meñique para que lo una al de ella y sonríe pero sigue negando.

—Amaia ,no quiero irme, me sentiré peor si te dejo aquí sola en este maldito infierno —pone sus manos en señal de súplica —dame una semana más para ver si me adapto y luego ya decidimos, ¿si?

Pocas veces en mi vida le he negado cosas a mi hermana, soy incapaz, es tan pura y tan buena que no le puedo dejar de cumplir nada que me pida, porque  casi nunca pide , ella solo ofrece.

—Vamos a bañarnos y cambiarnos de ropa para bajar a conocer el resto del sitio y comer en el comedor  —le digo tratando de que olvide lo que ha pasado y podamos empezar a adaptarnos al nuevo ambiente y aprovechar esa cobertura para dejar el tema de lado.

Una horas más tarde ya estamos listas para salir a comer y hacer nuevos amigos, hasta que tenga que ir al encuentro del sexy profesor que casi beso hoy y me arrepentí a última hora,  ya bastantes problemas había tenido en un par de horas y mi hermana estaba con ese chico quién sabe dónde como para seguir jugando a la seducción.

Ya tendría tiempo para eso ,y planeaba empezar esta misma noche.

Como solo podiamos usar ropa de sport en las noches había que aprovechar la oportunidad .

Hoy empezaría a provocar a mi nueva presa, ese hombre prometía noches de sexo muy caliente y yo no pensaba perdermelas.

Mi hermana era otra cosa, tenía que asegurarme que estuviera bien y tranquila cuando fuera con él, la dejaría aquí sola y con la puerta cerrada para evitar más problemas .

—Vamos cariño, estás muy guapa —le digo dándole la vuelta para verla, en su vestido blanco —me encanta como te queda el blanco, eres tan tú en ese color —sonríe tímida.

—Y a mi me encanta como te queda el rojo -me dice señalando la minifalda que llevaba bien corta y bastante provocadora  —pero no te pases que te conozco, quítale el ojo de encima a ese hombre, que es un profesor y además el director. Tiene unos cuantos años más que tú y a saber si no es casado y con hijos.

—Tranquila hermanita que eso lo averiguo hoy mismo —le pellizco los mofletes.

Y la sorpresa me la llevo cuando abro la puerta y me encuentro a los hermanos conflictivos parados delante de nosotras, con los brazos cruzados  y bloqueandonos el paso.

—¿Dónde van las hermanitas tan bonitas? —dice Ashton con sorna.

—No es tu puto problema —le dice Aitana sorprendiendome muchísimo pero casi aplaudo su actitud.

Ashton estira una mano y hundd los dedos el parte delantera  del cinturón de su vestido y tira de ella hasta que la saca de la habitación estrellandola contra su cuerpo  al tiempo que Aidan entra cerrando con mi propia llave y cuando voy a salir me da la vuelta y me pega a la puerta apoyándose en sus brazos que coloca a cada lado de mi cuerpo, lo que lo deja inclinado sobre mí y araño la madera con mis uñas mientras me lamo los labios nerviosa.

Está tan cerca que se nos mezclan las colonias ,y no quiero ni pensar que está pasando afuera y mucho menos averiguar lo que puede pasar aquí dentro.

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