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Capítulo 4. Una magia que te empuja.

Desmond Darkness.

-” ¿En serio que hemos venido hasta Escocia porque no puedes dormir?”- la insistente voz de Elijah en mi cabeza, era más que molesta, me había preguntado eso por quinta vez mientras corríamos entre la espesura de los páramos de esa belleza que era la highlander.

Las primeras cuatro veces lo había dejado, sin contestarle, porque lo había hecho a través de nuestra conexión de alfa y beta, pero la quita vez ya era una desesperación para mí, así que, con un gruñido de advertencia de Alfa, lo hice callar, y lo oí gemir en mi cabeza de arrepentimiento.

Bastante tenía yo con Daimon, mi lobo, golpeándome la cabeza cada noche si dejarme dormir para que encima mi beta se uniera a la fiesta. Desde que me había puesto este maldito collar en el cuello, mi lobo Daimon estaba alterado, cada noche me hacía soñar con una loba con el pelaje rojizo como la sangre, con hermosa mancha blanca en su pecho, en forma de luna, y unos ojos azules tan intensos, que sentías como te leía hasta el alma.

Por mucho que le preguntaba que significaba esos sueños, Daimon, no me respondía, sólo me decía:

-” Búscala, traílla hasta nosotros, nos necesita.”- desde que me había puesto el maldito colgante, Daimon se había vuelto más silencioso, más obsesivo con esos sueños.

Si se me ocurría quitarme el colgante, como si fuera una predicción de la maldita Nelda, los accidentes a mi alrededor se producían a cada paso que daba, el último ocurrió durante el entrenamiento cuerpo a cuerpo con Elijah, terminamos los dos con algunos huesos rotos, por la caída por sorpresa de dos enormes ramas que aterrizaron sobre nosotros, gracias a que somos lobos fuertes, sino no lo hubiéramos contado.

Pero en realidad, el motivo del viaje no lo decidí yo, fue el desquiciado Daimon, que cuando se me comunicó, al ser el rey Alfa, que Malcon McDonald pretendía casarse con la Gamma, este se volvió loco, se enfureció tanto dentro de mí, que casi no puedo controlar el cambio. Hasta yo sentí que mi sangre ardía de furia. La cosa empeoró, cuando las noticias de que el Castillo McDonald estaba siendo sitiado por los otros clanes, que sus Alfas codiciaban a la Gamma, y eso me dio la excusa perfecta para ir hasta Escocia para buscarla, y ponerla bajo la protección del Rey Oscuro, que ella, estuviera bajo mi protección controlaría a muchos de los clanes, que temían enfrentarse con el clan de Lobos más fuerte y siniestro que había.

Cuando ya nos acercábamos a los bosques de alrededor del castillo, sentí el olor a fuego, a sangre y a destrucción, no hacía falta ser un adivino para saber que el Clan McDonald había caído, y muchos de los nuestros habían perecido por la ambición desmedida de su Alfa.

-” No está ahí, la siento cerca, en el boque junto al lago.”- me dijo Daimon, cambiando de sentido en su carrera.

Mi manada al principio se sorprendió por el cambio de dirección, pero sin pensarlo me siguió.

Un gruñido de mi Beta me hizo mirarlo, y lo vi esa era la mirada que tiene un lobo cuando lo domina la fuerza de la atracción de tu pareja predestinada, mi beta apretó su carrera y se colocó a mi lado, cosa que nunca había hecho antes, pero cuando la llamada de tu mate se produce, la fuerza de los rangos desaparece.

-” Ve a buscarla, ahora. “- le ordené, y él ni me miró, simplemente me sobrepasó y se desvió por uno de los senderos que llevaban al lago.

Yo sonreí al ver al controlado de Callum, el lobo más frio que existe, era como el acero, y al inteligente de Elijah, desesperado por encontrar a su mate, pero mi sonrisa interior se borró, al sentir un olor que me noqueó unos segundos, olía a flores silvestres y a manantiales de agua fresca y cristalina, como cuando el agua se forma tras el deshielo en primavera.

-” Es nuestra, nuestra mate.”- un grito ronco y animal de desesperación de Daimon me hizo darme cuenta de que ya la habíamos encontrado, la persona que sería nuestro centro del universo, la elegida por la diosa Luna para que fuera nuestra otra mitad.

Cuando llegué a la arboleda que cubría una parte del algo, ordené a los lobos de mi manada, que me seguían, que se quedaran allí, no deseaba asustarla. Esperaba que ella me hubiera olido, que supiera que yo ya había llegado, pero no deseaba que me viera llegar con ocho lobos grandes como montañas. Me transformé para no asustarla, y le pedí a Brandon, el lobo más fuerte de mi manada, después de Elijah, mi beta, y yo, el alfa, que me diera un pantalón que llevaba en la pequeña mochila que lleva en su arnés que tenía atado la espalda. Tras ponerme el pantalón me dirigí al lago.

La vi salir de las aguas completamente mojada, llevaba una túnica que la cubría toda, incluso la cabeza, miraba al rededor como buscando algo, la vi girarse y darme la espalda, se había puesto de cara al viento, así que sabía que no me podría detectar, si me acercaba a ella, en cambio yo recibía completamente ese olor, y eso me estaba haciendo enloquecer de deseo.

Si pensarlo la abrace desde atrás atrayéndola a mi cuerpo, al sentirla pegarse a mí, Daimon aulló en mi interior, estaba feliz y excitado.

- “¡Eres mía!”- le dije sujetándola mientras sentía que sus pies perdían apoyo, y su cuerpo temblaba.

-” Yo, ... tu eres... mi .... ¡Oh dios, eres mi mate!.”- su voz temblorosa tenía un acento extraño, pero sonó en mis oídos como música, era igual que oir cantar a las sirenas, esa mujer podría provocarme un orgasmo solo con oírla hablarme.

-” Si mi Luna, soy tuyo, como tú eres mía.”- le dije al oído con voz ronca haciéndola temblar de nuevo entre mis brazos. No nos habíamos visto las caras, y ya la amaba.

-” ¿Luna? ... ¡Oh dios, eres un Alfa!”- la oí gemir, y mis ganas de besarla me arrasaron el alma.

La dejé en el suelo y al gire para que me mirara, al hacerlo la capa que cubría su cabeza calló hacia atrás y su cabello rizado entre dorado y rojizo como el fuego, fue lo primero que detecte, sin olvidar unos ojos verdes como la hierba recién cortada, y en sus mejillas, pequeñas y deliciosas pecas, que la hacían inigualablemente preciosa. Sus labios eran rojos como el fuego. Sin pensarlo me acerque a ella para besarla, vi que iba a decir algo, pero mis labios borraron toda objeción, y tras probar su sabor supe que nada sabría más delicioso, más excitante, y más completo en mi vida, maldita sea esa mujer me había esclavizado, con tan solo besarla.

Irina Bykow.

No entendía que me pasaba, estaba inundada por su olor, intentaba centrarme en lo que el sentía, usar mi capacidad de empatía con él, pero no funcionaba, no detectaba nada de lo que él sentía, era el primer lobo que era como un maldito muro para mí, mientras yo me sentía rodea por su cuerpo.

No lo había visto pero ya me sentía mejor a su lado que con cualquier otra persona en mi vida, incluido mis padres.

-” Yo, ... tu eres... mi .... ¡Oh dios, eres mi mate!.”- le dije temblorosa al verme reclamada, Bella estaba eufórica, quería salir a presentare al lobo de mi mate, quería ser suya ya.

-” Si mi Luna, soy tuyo, como tú eres mía.”- su voz era ronca, profunda y pronunciada en mis oídos era como sentir que me tocaba entera, temblé sin control, mientras la idiota de Bella gemía como con un ronroneo, parecía un jodido gato al ser acariciado.

-” Por dios, maldita loba contrólate,.”-le dije antes de darme cuenta de lo que él me había dicho.

-” ¿Luna? ... ¡Oh dios, eres un Alfa!”- gemí nerviosa, intenté esforzarte en saber los sentimientos que sentía en estos momentos mi mate, no deseaba ser de nuevo un juguete de poder en manos de otro Alfa, por mucho que fuera mi pareja elegida.

Él me soltó, al notar mi nerviosismo, y me giró, fue cuando lo vi, con tan sólo un pantalón vaquero, sin camisa con cuerpo musculado como un maldita estatua del renacimiento, enorme, yo apenas le llegaba a la mitad de su pecho, levanté mi mirada cuando se me cayó la capucha, y sentí como si me golpearan a una velocidad vertiginosa, dejándote paralizada, unos ojos negros como el carbón intensos e intimidantes, hasta el punto que me quedé sin aliento y su cabello también era negro, todo en él era oscuro y peligroso, pero yo no sentía miedo, más bien me sentía segura, excitada e hipnotizada, mi corazón comenzó a latir de prisa, y sin ningún control.

Vi cómo se acercaba decidido a besarme, y no puede evitar resistirme, era mi primer beso, usé mi habilitada de rechazo, para evitar ese beso, es una habilidad que me había protegido todo este tiempo de cualquier acercamiento de cualquier lobo, es como una orden de alejamiento, muy parecida a la que daría un Alfa, que debe acatada sin remedio, cada lobo que se me acerca, incluido los Alfas, es una habilidad protectora, pero con ese maldito Alfa no funcionó, simplemente mis labios fueron arrasados por los suyos, y mi mente voló por los aires, oí un gemido femenino fuerte y excitado, sin control, que no reconocí, un gemido que salió de mis labios, mientras Bella, gruñía excitada, estaba fuera de sí. Y yo simplemente me deje arrastrar, por primera vez sólo mis sentimientos eran los que yo sentía, y todos eran caliente, excitantes y descontrolados.

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