Capítulo 5 Mi hermosa mate
Mario
Un soul mate es lo más importante para un hombre lobo, nos hace más fuertes, más rápidos, muchos solo esperan a sus parejas por el poder que esta les das; el lazo es tan fuerte que te podrías volver loco si no lo tienes, es un regalo de la Diosa Luna que no muchos lo aprecian, ya que he escuchado de casos donde los lobos rechazan a sus parejas sin importar que podrías morir por hacerlo.
Siempre quise tener una historia de amor como las de mis padres, fueron una pareja inesperada, pero una de las más fuertes que existen: ellos se aman, se cuidan, son perfectos los dos, por ese motivo anhelo tanto encontrar a mi mate, la cuidaré, la amaré y estaré con ella por siempre.
Paso cada día de mi vida anhelando la llegada de mi pareja y pasaría todos los días buscándola, pero no puedo al ser un alfa, tengo que cuidar de mi manada. Se supone que tengo ayudantes, pero veo como llega mi beta cansado como hubiera corrido un maratón como la de los humanos.
—Mario llegaron unos guardias, dicen que hay neófitos en los límites de la manada. —está casi sin aire, juro que si no supiera que es un hombre lobo, pensaría que es mortal, se recuesta en el mueble de la esquina de mi oficina, siempre hace eso. No me sorprende, es como su segunda cama y no sé por qué duerme tan cómodo, ahí es un mueble rústico muy viejo, se es como una reliquia de la manada.
—Voy, pero donde estabas tú, que parece que no puedes con tu vida. —trato de no burlarme de él, imagino cuál es la razón de su cansancio todos los años, es lo mismo.
—Sabes que no he podido dormir bien porque mi hermanito no deja de llorar en toda la noche, no sé por qué a mis padres les dio por tener otro hijo. —se queja y no lo culpo, los Rossi son la familia más antigua de la manada y la más numerosa también, es tradición que el primogénito de cada generación de esta familia son los betas de la manada.
—Quédate a dormir, que yo iré a ver qué es lo que pasa. —decido ir a ver a mi delta Saíd que se encuentra ya preparado con los guerreros, este al menos duerme, bueno más o menos a veces se queda hasta tarde en las rondas nocturnas para tener los días libres. Prefiero caminar a los límites de la manada, usar un auto por aquí no es factible, hay muchos riachuelos por este lugar y sin sonar arrogante, somos más rápidos que un auto; este lugar es muy tranquilo, solo se pueden escuchar el canto de las aves, el agua chocar con las rocas, cada sonido es tan gratificante, nos relaja y nos hace saber que no hay peligro lo sabemos lo sentimos, estamos muy ligados a la naturaleza somos parte de ella somos hijos de la Diosa Luna.
—No veo nada, creo que es falsa alarma. —todos giramos a ver con mala cara a Saíd, de seguro quiere ir a comer, se supone que mis ayudantes son guerreros de élite aparte de mis mejores amigos, pero no uno piensa en comida y el otro el dormir de milagro somos una manada fuerte.
—No creo tal…—no pude terminar, ya que me llega un delicioso olor a tierra mojada y chocolate dirán como se puede mezclar ese olor, pero es tan delicioso y adictivo.
—¡Mate es nuestra mate búscala! —se exalta mi lobo Leros.
—Si, ya se déjame buscarla. —cierro la comunicación con Leros sé que si mi lobo toma el control de mi cuerpo nada será bonito, comienzo a buscarla alejándome de mis hombres, acelero el paso hasta correr esquivando los árboles delante de mí, no me detuve hasta que la vi tan linda pelirroja su rostro Diosa los mismos ángeles envidiarían su belleza, está vestida de negro no es cazadora porque si no la sintiera no huele a humana y tiene dos espadas en su espalda creo que también me está buscando no aguanto más y me lanzo donde está ella.
—¡Mía! —la tengo acorralada en un árbol, no me lo espere, no medí mi fuerza, ella me queda mirando y me va a decir algo, sus labios se abrieron, pero, se desmaya en mis brazos.
—Mi Luna — muevo un poco su cuerpo, pero no reacciona —despierta mi Luna —me preocupo, no sé que es ella o porque perdió la razón, la tomo en mis brazos para llevarla a mi manada, pero una chica que no había visto me detiene.
— Será mejor que tengas una buena explicación para tratar de llevarte a la jefa —no entendí lo de jefa, esta chica es muy rara, solo me ve con el ceño fruncido.
—Ella es mi mate, tiene que estar conmigo, es ¡Mía! —la apretó más a mi cuerpo, no dejaré que nadie me separe de ella, la chica me mira asombrada porque le acabo de decir para después sonreír como dije, esta chica es muy rara.
—Bueno, ahí cambia todo, pero te daré unos concejos, primero no la trates como un objeto si no quieres que ella te golpee, segundo voy con ustedes si no me golpea a mí y tercero dale de comer cuando despierte o si no nos golpea a los dos entendiste. —me quedo viendo a la chica rara sin entender. Trato de comprender y no reírme porque la rubia delante de mi habla en serio y prefiero estar precavido a hacer enojar a mi Luna.
—O sea, si se despierta y no come, si no te ve y si la reclamó como un objeto seré golpeado. —asiente emocionada dando pequeños saltos.
—Qué bueno que entiendes ahora a caminar, que no queremos que despierte en estos momentos que no hay comida —dice la chica rara —ya que a mí me estuvo molestando que tenía hambre. —comienza a divagar, perdiéndose en su propio mundo.
—Entonces sígueme. — aunque no sé si me escucho va detrás de mí, mi delta con los guerreros se quedaron donde los deje que seguro me siento pude haber muerto y estos chicos comiendo manzana y se supone que solo Saíd tiene hambre.
Lo bueno de la imagen es el compañerismo que tienen, fue duro hacer que lo acepten ni los ancianos lo querían en la manada; ya que los deltas tienen un historial de atacar a sus alfas, pero él no es así, al igual que con Cesar crecí con el son mis mejores amigos.
—Es tu Luna. —me ve sorprendido, sabe que tengo dos años buscando a mi mate, desde que me convertí en Alfa cuando me cumplí la mayoría de edad.
—Pero que le insiste para que se desmayara —me ve divertido —¿Acaso no aguanto tener un mate feo? —sé que solamente está bromeando, pero igual le doy una mirada amenazante acompañada de un gruñido asiéndolo retroceder. Él sabe que no debe molestar a Leros su lobo le teme mucho.
—Yo pienso que le dolió el golpe del árbol, pero he visto que ha recibido peores, así que creo que está hablando con su papá. —la chica rara le quita la manzana de la mano a uno de mis guerreros, sin temor alguno lo encara cuando este le gruñe —¿Qué paso lobito?, no seas llorón. —esta chica no le teme a nada, me agrada.
—Y tú quién eres ladrona de comida. —le pregunta mi Delta a la chica.
—Me presento soy Yassi un gusto con todos, ahora vamos. —dice muy alegre la chica rara, comienza a caminar en dirección contraria de mi manada hasta que se detiene porque no la seguimos —¿Eh? ¿Vamos?, o por donde. —le señalo con mi cabeza para que me siga.
El camino de regreso fue más corto, creo que es por la alegría de llevar en brazos a mi pareja, a mi Luna, a la mujer de vida, sonara muy precipitado, pero, algo me dice que ella estará igual de feliz que yo, solo queda esperar a que despierte quiero conocerla hablarle escuchar su voz que me diga lo que le gusta lo que odia. Los guerreros se quedaron en posición por si se volvía saber de los neófitos, todos en la manada nos veían pasar, algunos hacían la reverencia, eso lo hacen, los más ancianos están acostumbrados a hacerlo, ya le he dicho que no lo hagan, me siento incómodo cuando lo hacen.
La manada se compone por casas de madera que se amplían cuando hay un nuevo integrante en su familia, mi casa está al frente de todas, es más grande porque mi familia a veces se quedan en mi casa, cuando entramos Cesar acorrala a la chica rara a la pared.
—¡Mía! —grita César muy feliz, a la pobre chica que está más que asustada, espero que si lo acepte y no me hayan dañado la puerta siempre me toca arreglar las cosas de la casa cuando se dañan.
—Co.… Co.mo que mate padre fénix no me dijo nada. —esta chica que cada vez me confunde más, mi beta la queda viendo triste, él es igual que yo en el tema de las parejas.
—¿Me…me vas a rechazar? —espero que no, eso lo parodia matar.
—¡Qué no, solo es que me sorprendí! —lo sorprende dándole un beso a César, si demasiado privado para yo este aquí.
—Okay, ustedes ya tienen a sus mates, ahora solo quedo, yo me quedaré solo, solin, solito. —tendré que quitarle esas películas para niños a Saíd, a veces se comporta como un infante y se supone que este es el lobo "feroz" del que debía cuidarme, él haría todo menos agredirme. Dejo a los chicos y decido dirigirme a mi habitación.
La dejo en la cama de mi habitación estaba tan pacífica, me gusta verla dormir, se ve tan linda y calmada por la Diosa, parezco un acosador viéndola dormir y como no si es tan bella. Ella es hipnotizante, sus largos cabellos pelirrojos brillan como seda, su fragancia tiene otra una mezcla con rosas, ese olor no lo había captado, es igual de perfecto. Trato de acomodarla mejor en la cama, pero, no medí fuerza, casi tiro, solo logré que se quedara al filo de la cama.
Me quede tan absorto de su belleza, hasta que escucho la alarma sé que nos están atacando los neófitos, con todo esto me había olvidado de ellos, mejor voy antes que se les ocurra atacar las casas habitadas de la manada.
Dejé a mi Luna bien resguardada con dos guardias, espero que no se asuste, con temor a que se despertara y no me viera para explicarle donde estaba, decidí ir a combatir con esas sanguijuelas.
Eli
Lo primero que veo en aquella sala que tanto adoro por su belleza es a aquellos en sus tronos tan bellos, me interrumpieron cuando iba a conocer a mi bombón sin camisa apenas y lo pude ver eso es injusto.
— Ni lo digan —los miro desafiante —estuve esperando este momento por un año y cuando pasa ustedes me llaman. —no estoy enojada, solo quiero saber por qué me llamaron justo en el momento que le contestaría a mi mate.
—Lo siento cariño Luna recién nos dijo que se encontrarían. —se disculpa papá.
—Si, si lo que digan mejor me voy, si demoro más allá, pasara una semana. —sin decirles más me concentro para volver a mi cuerpo.
Me despierto después de esa charla tan comunicativa con mis tíos y papá, veo que estoy en una habitación muy bonita, en una cama matrimonial, miro a los lados hay comida, no sé quién me la dejó, pero ya lo amo, le declare mi amor cuando venga ahora comeré ¡esperen!.
Yo antes de ir a hablar con mi familia estaba hablando con mi mate bueno él dijo ¡MÍA! Y yo no dije nada, pero la idea está no. Termino mi comida muy rápido ni bien me siento a descansar y comienzo a escuchar gritos, me levanto y veo por la ventana a los neófitos que tanto estaba buscado mejor llamo a mis chicos de seguro me siguieron sin que nadie los note.
Atención los quiero cerca de donde estoy, todos en posición de ataque a mi señal entendido.
Si señora. —dicen todos a la vez, me siento tan orgullosa de todos ellos.
Yassi, ¿dónde estás? —sé que de los que respondieron no está ella.
Pues aquí encerrada, ya que un hombre lobo me reclamó como suya, pero no hay problema, ya salgo.
Bueno, no sé si burlarme de ella por la tranquilidad en la que me habla o sorprenderme de que también tenga mate, creo después le pregunto a ella como es que terminó encerrada, pero conociéndola solo se dejó encerrar para que su mate no se preocupe.
Ahora como yo no soy de puerta me lanzo por la ventana y veo a un vampiro que está a punto de atacar a mi Dios Griego digo a mi mate lo que hago es sacar mis Catanas y atacarlo le arrancó la cabeza sin darle opción a atacar; mi mate gira y me ve sorprendido no todos los días vez a alguien arrancando cabezas sigo como si nada después habrá tiempo para presentaciones, lo que hago ahora es llamar a mis guerreros.
Chicos ataquen. —mis guerreros van saliendo del bosque hasta Yassi no se dé dónde, pero ya la tengo a mi lado acomodando una ballesta para lanzar, de los árboles van saliendo ellos con sus armas o en su forma animal porque alguno de ellos eran sobrenaturales antes de convertirse en fénix.
Los guerreros de mi Mate nos quedan viendo congelados de como peleamos, no nos costó mucho tener a los neófitos acorralados, utilizo mis catanas para hacer un hechizo e inmovilizarlos teniendo a todos quietos, tengo que llamar a líderes vampiros.
—Yassi llama al rey vampiro para que venga a ver a sus sanguijuelas. —le ordenó y ella asiente va con uno de nuestros hombres para enviarlo, iba a seguir viendo si todo estaba bien hasta que siento que alguien me abraza por detrás.
—Mi Luna, mi hermosa mate, no sabes lo que te he buscado. —giro y lo veo, es muy guapo, tiene unos ojos verdes, muy familiares, pero me doy cuenta, no sé su nombre.
—En realidad si lo sé. —me queda viendo como si lo que le he dicho fuera algo raro —después te explico, solo una pequeña cosa no quiero sonar celosa porque recién nos conocemos, pero será mejor que te vistas, no quiero que nadie vea lo que es mío. — trato de sonar pasiva porque si he notado como las mujeres lo están viendo de forma lasciva.
—¿Mi Luna está celosa? —el maldito tiene una sonrisa en su cara —aunque sabes, me gusta que defiendas lo que es tuyo. —le iba a responder, juro que iba a hacer, una escena muy chistosa está pasando delante de mí, mi amiga Yassi le tira ropa a un chico que está en las mismas condiciones que mi mate. La cara de mi amiga no es muy buena que digamos, a diferencia de mí, su cabello es rubio, pero cuando su fénix se enoja su cabelló se pone rojo como el mío.
—Pues si no quieres que te pase lo que a tu amigo mejor te vistes. —lo digo sonriendo, pero, feliz, no estoy; le pido ropa a mi amiga, aunque no se dé donde la ha sacado.
—Bueno, ya que estoy vestido, quiero saber el nombre de mi Luna. —se pone todo coqueto, pero a mí me parece tierno.
—Está bien mi nombre en Elizabeth, Líder o Alfa, como quieras decirlo de los Guardianes Fénix. —me presento —Ahora te toca a ti. —lo señaló porque yo tampoco sé su nombre.
—Wow, enserió mi nombre en Mario Alfa de la manada Black Moon.
—Me toca. —dice Yassi como toda una niña pequeña —Mi nombre es Yassi segunda al mando de los Guardianes Fénix y de la jefa. —odio que me diga jefa, que más puedo hacer si solo lo dice para molestarme.
—Bueno, ya que todos nos presentamos, tenemos que hablar de algo serio — es momento de ponerme en modo fénix responsable, mi mate asiente y nos lleva hacía, creo que a su oficina.
—Que tienes que decirnos mi Luna. —se ve tan serio sentado ahí, okay tengo un problema, no puedo dejar de ver a este chico.
—Bien, en un rato va a venir el rey vampiro o alguno de sus asistentes a recoger a los neófitos, solo quiero informales para que no haya problema cuando lleguen. —le informó, ya que yo ser la líder de los Fénix tengo que tener comunicación con todas las especies sobrenaturales, así no agraden.
—Está bien lo que nuestra luna nos mande, con permiso los dejamos solos. —dice un chico y se lleva a rastras a Yassi.
—Mi Luna, mis padres estarán gustos de conocerte. —ni bien llego y ya me quiere chantar a los suegros, no sé cómo sentirme al respecto.
—¿Tus padres? —puede tal vez escuche mal.
—Si, mis padres, ellos ya deberían de haber llegado, estaban están de viaje. —no sé si los invoco porque escucho que abren la puerta de la oficina giro para conocer a mi suegro y juro que casi me desmayo cuando vi quienes eran.
—¡Aldo! —grité y me tiré a sus brazos emocionados.
—¿Eli, eres tú? —estaba llorando, no lo podía creer, después de tanto tiempo los encontré.
Mi mate nos mira con cara de: ¿Qué rayos pasa?, cuando lo suelto veo a una mujer entrar, juro que si no fuera inmortal ya me hubiera muerto por la emoción.
—¡Karla! —volví a gritar y también salte a sus brazos, lo bueno es que tiene fuerza, si no al piso íbamos a dar, mi amiga, la extrañe tanto se ve tan hermosa, no cambio casi nada.
—Eli corazón, eres tu amiga por la diosa —hablo Karla demasiado rápido que no le entendí— pensé que te habíamos perdido. —sus ojos estaban llenos de lágrimas, al igual que los míos, al fin los encontré.
—Si soy yo, no soy un fantasma —trato de hacer una broma, pero algo raro pasa, ellos se miran entre sí y agachaba la cabeza —¿Qué pasa no les emociona verme? —vuelvo a bromear, pero no se ríen ya me preocuparon estos dos.
—¿Qué pasa?, ¿De dónde ustedes conocen a mi mate? —pregunta Mario y ellos se ven asombrados, no sé por qué, pero esto estará bueno.
—¿Tu mate? —pregunta Aldo.
—¡Si yo soy su mate! — hago un ademán con las manos.
—Verás hijo, te acuerdas la historia que te conté sobre mi primer mate. —okay, al menos él lo sabe.
—La de que rechazaste a tu mate su muerte y que la diosa te dio otra oportunidad con mamá. —señala a Karla, oh, ahí es donde comprendo mi tía ni busco mucho, le puso de mate a mi otra amiga; bueno, como sea, ya creo de porque esa actitud.
—Ustedes son mates —les digo y otra vez me lanzo y los abrazo —no saben la alegría que me da, estaba muy preocupada por ustedes. —es verdad estoy feliz por ellos, aunque si me tomo por sorpresa.
—¿No estás enojada conmigo por lo que te hice?, ¿Por qué sentí que estabas muerta?, ¿Por qué ahora no hueles a humana? —Aldo me ve buscando alguna pisca de enojo en mí.
—Wow, wow son muchas preguntas que después poco a poco se las estaré contando. —lo calmo para que baje las revoluciones.
—¿Espera, papá, estás diciendo que mi mate fue también la tuya? —Okay, tenemos problemas y la principal es mi tía.