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prólogo

—¿Tienes claro todo lo que tendrás que hacer? —insiste el moreno por tercera vez.

Resoplo, ruedo los ojos y asiento.

Sus ojos oscuros me observan unos segundos más y dando un golpe seco en la mesa me entrega los papeles de mi libertad y sin dudarlo los firmo. Haría cualquier cosa por salir de aquí.

Llevo dos meses encarcelada por culpa de mi ex pareja. Estuvimos dos años juntos y jamás pensé que sería capaz de hacerme esto. Al final, luego de darme una golpiza que me hizo perder a nuestro hijo —dato que él ni siquiera sabe— me metió a la cárcel inculpándome de sus malditos delitos y aquí estoy ahora, firmando un acuerdo con la policía internacional de tráfico humano para acabar con una posible nueva red.

Mi misión es entrar a un exclusivo club de sexo en el que al parecer nada ilegal sucede pero una vez al mes el dueño ofrece una fiesta privada para gente de mucho poder aquí en Florencia y según sospecha la policía, ahí es donde se hacen las grandes ventas de mujeres.

Una alquiler mensual por grandes sumas de dinero y hasta la siguiente fiesta, esas chicas son de esos hombres. Mi trabajo es hacerme de fiar en el club y entregar información al respecto, con eso seré libre de vivir tras las rejas durante los siguientes diez años.

—Tienes solo este mes para que Samuel Straits te ofrezca su confianza —explica el oficial que me asignaron.

Es guapo, joven, moreno y tatuado. No parece un poli de su nivel pero sin embargo es la máxima autoridad en este sitio y por la gravedad de mi misión me lo han asignado a mí.

—Lo sé —murmuro poniéndome las prendas que están guardadas en la caja desde que me apresaron.

—No puedes echarte para atrás, Nikky...

—Lo sé, Claudio —repito con rabia —. No tengo opción. Ustedes han preferido desconfiar de mi.

En todo el proceso judicial jamás creyeron en mi palabra.

Siempre imperó la credibilidad de mi ex, un maldito miserable que pertenece al gobierno y cuyos contactos me metieron en esta situación. Acabé inculpado por su maldita cuenta y ahora me echan a los lobos para salvar mi culo. No tengo familia, ni le importo a nadie. Solo mi amiga Sandy me ayuda y ella justamente es quién me ha metido en esto con tal de salvarme el culo. También es policía infiltrada en el sitio al que me mandan, finge ser bailarina erótica mientras yo seré la relaciones públicas del lugar.

—Mi trabajo no es confiar, Nikky —susurra —. Es justamente todo lo contrario y espero que te quede claro que cuando me refiero a que tendrás que hacer lo que sea para que ese hombre te confié a tí la siguiente fiesta, sepas a lo que me refiero.

—Ojalá nunca te pase algo como esto —trago mis lágrimas —. Y tranquilo, Claudio...sé muy bien a lo que te refieres y también sé que es la única forma de librarme de ser violada en esta prisión por los siguientes diez años, supongo que será mejor que me folle un experto y guapo dueño de un jodido club de sexo sórdido. Tu misión está a salvo entre mis piernas.

Y con la certeza de que mi vida va a complicarse una vez que salga de este sitio, tomo mis cosas, alzo el mentón y las tetas y cruzo la puerta hacia una libertad a medias.

Desde aquí comienza la historia más oscura de mi vida y la pasión más desgarradora que jamás imaginé vivir.

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