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Capítulo 5

Al día siguiente, llame a casa y me comunique con Flor.

—Buenos días, Flor, ¿Llego Marisol a casa?

—Buenos días, Sr. Davis, la señora, no regreso a casa.

—De acuerdo, ¿Ha habido alguna novedad? Rumores, chismes, cualquier cosa-

—Con todo respeto, pero no se ha comentado nada, sabe que el personal es discreto en esa parte. —Procuraba que mi personal no cambiase mucho, me gustaba que fueran discreto con los temas de la casa.

—Muy bien, si pasa algo quiero que me notifiques, yo me estoy quedando en el Hotel Jerónimo, aun así, si te preguntan tú no sabes nada.

—De acuerdo.

Salí hacia la oficina, necesitaba dejar unas indicaciones antes de ir a la oficina de mi suegro.

Valentina ya se encontraba ahí, ya tenía los informes listos.

—Hoy no creo estar en la oficina, así que cancela toda mi agenda.

—Hay una cita que no puede cancelar y es a las 9 de la mañana.

—No, no puedo estar, principalmente a esa hora, pásalo para la tarde. —No quería tardar mucho, necesitaba salir del compromiso con mi suegro, imaginaba que era para saldar mi deuda.

—Sr. Davis…

—Valentina, por favor, no me llames así, ya te he dicho que me llame Alex.

—Sr. Alex… —Ella se quedó en silencio.

—Está mejor, pero sin el señor.

—La cita que tiene a las 9 es con la Sra. Michelle Ocampos.

He venido posponiendo la cita con Michelle, ella quiere tener una de nuestras franquicias. No es tanto eso lo que me preocupa, sino que, por palabras de Gustavo, me di cuenta de que ella está enamorada de mí. Cerrar este negocio con Michelle aportaría un ingreso extra del siete por ciento de nuestras ganancias anuales

—Quiero que me comuniques con la Sra. Michelle, hablaré con ella.

—Como usted diga. —Ella se veía feliz, cada vez que cancelaba una cita con Michelle, Valentina terminaba recibiendo la peor parte.

Valentina salió de la oficina, esta mujer por alguna razón me pone algo nervioso.

Tras unos minutos, Valentina establece la llamada.

—Hola, Sra. Michelle.

—Alex, no me digas señora, soy una mujer sin compromisos, además, me sorprende su llamada cuando se supone que nos veríamos o es que pretendes cancelarme nuevamente.

—La llamo por esa misma razón, necesito que pospongamos nuestro encuentro. —Tras decir esas palabras esperaba que me dijera lo peor.

—Sr. Alex, es la tercera ocasión que aplaza nuestro encuentro, sabe que hay mucho dinero de por medio y si no me recibe hoy, iré con la competencia y estoy segura de que ellos no me van a rechazar.

—Por tal motivo he llamado yo, se me presentaron unos asuntos personales que debo atender a la brevedad posible, además si usted ha sido tan paciente con nosotros es porque conoce la calidad nuestros productos.

—Para que vea soy una persona comprensible, pasaremos nuestra reunión para hoy en la noche, me invitara a cenar. —Esta mujer cada vez confirmaba lo que Gustavo me había mencionado.

— ¿A cenar? Disculpe Sra. Michelle, no acostumbro a atender temas de negocios con una cena, más si se trata con una dama, soy un hombre casado.

—Siendo así, entonces, espero que le vaya bien cuando invierta mi dinero en su competencia.

—Está bien, creo que puedo hacer una excepción, pero esto lo hago reconociendo que ha sido mi culpa la cancelación de la hora acordada.

—Perfecto, nos vemos en el Restaurante Monsiur, nos vemos a las 9, espero no me deje burlada.

El restaurante Monsiur es uno de los restaurantes con mayor prestigio en la ciudad, no cualquiera tiene el privilegio de cenar en ese sitio. Para obtener una mesa en el restaurante se requiere una reservación previa de una semana, pero no en mi caso.

Como soy un hombre de negocio, invertí un pequeño capital en el restaurante, eso me da acceso a obtener una mesa cada vez que lo requiera. Nunca había hecho uso de ese privilegio, hasta ahora.

—Valentina, quiero que llames al restaurante Monsiur y solicites una mesa para tres, una vez que lo hagas vienés a mi oficina para darte las nuevas indicaciones —dije por el intercomunicador.

—Si Sr. Davis... digo Sr. Alex.

Revise unos últimos documentos antes de visitar al Sr. García, Valentina entra a la oficina.

— Aquí estoy Sr. Davis, ¿En qué puedo ayudarle?

— ¿Cuántas veces te diré que no me llames Davis? Simplemente, dime Alex, pero no te he mandado a llamar por eso.

—Lo escucho.

—Necesito que me acompañes a una cena hoy. —Su reacción fue como si le pidiera algo indecoroso.

— ¿Una cena?

—Sí, eres mi asistente, aquí está el memo para que recursos humanos ratifique tu cargo, por la tanto necesito que estés presente en las negociaciones importante y más en esta.

—La cena es con la Sra. Michelle, ¿Cierto?

—Así es, ahora entiendes por qué no debo de ir solo, lo que menos quiero es que este asunto de Marisol se haga más grande.

—Entiendo, buscaré mi mejor vestido para eso.

—Con respecto a eso, he pedido que contabilidad te emita un préstamo de $1,000 dólares y estos se vayan deduciendo de tu salario, esto sin intereses. Necesito que compres ropas más apropiadas.

Ella revisó el memorándum, verificando lo antes mencionado, además de un reajuste que hice a su salario.

—Pasaré por ti a las 8:30, quiero que estés lista, no quiero retrasos.

—De acuerdo, voy a procurar estar lista.

Salí directo a la oficina del Sr. García, no tarde en llegar. Él ya había anunciado mi llegada, ya que su secretaria me guio hasta su oficina al verme.

—Buenos días, Sr. Allan. —Mi padre siempre me enseño que debo de ser respetuoso aun con las personas que no lo merecen.

—Alex, justo a tiempo como siempre, ¿Deseas algo de tomar? —Mostró su colección de licores.

—No, señor, estoy bien así, la última vez que tome una copa, termine en otro sitio y sin recordar nada de lo sucedido.

—Bien, imagino que ya sabes por qué te he llamado.

—Sí, puedo imaginarme porque lo ha hecho, así que vayamos al grano.

—De acuerdo, no quiero explicaciones, no quiero excusas, seré directo, Marisol procederá con el divorcio, con lo sucedido en el salón y la infidelidad en el hotel es suficiente.

—Si ustedes quieren proceder con el divorcio está bien, pero no crean que voy a desembolsar mi dinero, yo no recuerdo nada de lo sucedido en el salón...

—No importa lo que tú digas. —Interrumpe él— nuestros abogados ya han conseguido las grabaciones del salón y Marisol ha presentado las evidencias del hotel.

Como pude haber olvidado que el salón tenía cámaras de seguridad, ahí podre ver lo sucedido.

—Como he dicho, no voy a desembolsar dinero, aquí hay algo raro y lo descubriré.

—Siendo así, entonces nos veremos en la corte, sabe que no solamente será el 20 %, pediremos un porcentaje más alto por el daño psicológico que le ha ocasionado a mi hija, a quien se le ocurre casarse y no tocar a su mujer por dos años.

—Si no hay otro asunto que tratar, entonces yo me retiro. —Me puse de pie, con intenciones de buscar la salida.

El Sr. García se acerca hasta donde yo estaba en pie, dio un golpe a la puerta.

—Sabes, hay algo más que debo de discutir contigo.

Dos hombres entraron a la oficina y estos me tomaron de los brazos, impidiendo movilidad.

—Esto es por la humillación hacia mi hija —recibí un golpe en la cara y no pude detenerlo— no te quiero cerca de mi hija, ni de mi familia.

Los hombres procedieron a sacarme del edificio como si fuera un animal.

Esto no se quedará así, toda esta familia se va a arrepentir de haberme tratado de esta manera.

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