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Los Cuatro Jinetes

Chu Xian me tomó del brazo y con gesto de preocupación palpó mi frente.

- Lian, tienes fiebre, vamos, te llevo a tu habitación debes descansar- insistió Xian dirigiendome cuidadosamente de regreso a la habitación de la que salí.

En el camino nos encontramos con una chica hermosa, parecía un poco mayor que Xian y yo, de inmediato la reconocí, su porte altivo y su gesto superior la delataba.

- Mei- llamó Xian, Chu Mei, la observe en silencio,  Mei era la media hermana de Xian, era la hija legítima del Ministro Chu, era una hija consentida por lo que cuando Xian llegó a la mansión se volvió su misión sagrada hacerle la vida imposible a su hermana, y empeoró aún más cuando el príncipe que Mei amaba se enamoró de Xian.

- Supe que nuestra querida prima se desmayó, vine a ver como estaba- dijo con voz soberbia, ambas me miraron interrogativas, era evidente que esperaban una respuesta mía, tal vez mi nuevo cuerpo era el de una señorita educada de la antigua china pero mi mente seguía siendo la de una adolescente cualquiera.

- Estoy bien, gracias- me limité a decir, si no hablaba mucho no podía arruinar nada, Mei arqueó una ceja, aún con un par de palabras parecia que algo habia hecho mal, Xian se apresuró a interrumpir.

- Lian tiene fiebre, la estoy llevando a su habitación- dijo con amabilidad encaminandonos de regreso, Mei asintió.

- Espero recuperes la salud pronto querida Lian- dijo Mei, yo sólo asentí.

En la habitación, Xian y mi acompañante me ayudaron a recostarme.

-Qing'er, trae un poco de agua tibia- ordenó Xian, Qing'er, ese era el nombre de mi sirvienta personal, hice un poco de memoria y recordé que en la novela Qing'er fue la leal cómplice de Chu Lian en cada uno de sus crímenes.

No quise recostarme e insistí en mantenerme sentada, no me sentía mal, necesitaba claridad, ¿en qué parte de la novela estaba?, ¿qué tan condenada estaba?, miré a mi alrededor y justo a lado de mi cama me encontré con un objeto interesante.

Lo tomé en mis manos, era una delicada orquilla dorada con incrustaciones de perlas y un loto de jade dorado, lo observé detenidamente.

Chu Lian pasó toda su vida enamorada de Li Zhao, trató por todos los medios acercarse a él, prestó su astucia y apoyó al príncipe a construir cada plan que necesitaba para asegurarse el título de Heredero, Chu Lian creyó que con su incondicional lealtad Zhao la convertiría en su esposa legítima por lo que su corazón se rompió cuando Zhao confesó su amor por Xian, si quería asegurar mi vida como Chu Lian debía alejarme de Li Zhao y de toda conspiración, sería solo una linda e inocente dama sin relación alguna con nadie poderoso.

- ¿Lian?- la voz de Xian me sacó de mi pensamiento, su rostro era dulce, era toda una protagonista, no podía culpar a ningún hombre por enamorarse de ella.

- Gracias Xian- dije tratando de sonreír.

- Lian, sólo he estado una semana en esta casa y tú has sido la única que me trata con amabilidad, cuidarte es tan solo una forma de agradecerte- dijo Xian, una semana, inconscientemente Xian me había dado la respuesta, una semana, eso era bueno, significaba que aún no interactuaba con el príncipe Zhao y estaba a tiempo de no hacerlo.

Aquí y ahora, Chu Lian no moriría ni se enamoraría de Li Zhao.

- ¡Lian!, ¡Lian!- un adolescente entró corriendo a mi habitación, lo recordaba, era Chu Wong, el hermano menor de Chu Lian, Wong tendría quince años ahora, era un niño pero vestia y lucía como un adulto, Wong era el único hijo varón de la familia Chu, aún siendo el sobrino del ministro estaba claro que si en algún momento el padre de Xian y Mei faltaba, Wong sería la cabeza de la familia, una razón más para no preocuparme por mi futuro, si Wong era el jefe de la familia Ch, nunca dejaría desprotegida a su hermana.

Wong llegó y se puso de rodillas a mi lado con un adorable gesto de puchero.

- Lian, la abuela me dijo que te desmayaste, ¿cómo te sientes?, ¿ya te revisó el doctor?- preguntó Wong, me pareció adorable, acaricié su rostro.

- Estoy bien, Xian ha cuidado de mí- Wong sonrió y asintió.

- ¿Estás enferma?- no sabía qué responder a su pregunta.

- El doctor dijo que fue por una descompensación, le ha recetado algunas infusiones y sopas- dijo Xian

- Hablaré con los sirvientes para que cuiden la comida de mi hermana- dijo Wong poniendose de pie de un salto. - Xian, cuida a mi hermana- dijo Wong haciendo una brusca reverencia a Xian quien sonrió.

- Cuidaré a Lian como a mi propia hermana- aseguró Xian.

Al retirarse Wong volvía a mi recapitulación, si Xian estaba en la mansión desde apenas una semana significaba que Mei y su madre ya la habían humillado más de una vez, si quería sobrevivir debía alejarme de al menos cuatro personas, los cuatro jinetes de mi Apocalipsis.

1. Li Zhao: primordial alejarme del príncipe para evitar envolverme en sus conspiraciones.

2. Chu Mei: su odio por Xian llegaba a niveles peligrosos, era descuidada y a su final arrastró a todos sus cómplices por más mínimo hubiera sido su aportación

3. Chu Yue: la madre de Mei, la primera dama del Ministro Chu, no había nada que no hiciera por Mei, era más lista y cruel.

4. Liu Xen: el General Liu, sobrino de Chu Yue y la actual cabeza del clan Liu, su lealtad a su familia le hizo cometer crímenes en contra de Chu Xian y en contra del Emperador, un asesino despiadado, que no dudaría cortar mi cabeza si Mei y su madre o el príncipe Zhao se lo pidieran.

Un par de días pasaron, mi desmayo quedó como una simple descompensación alimenticia, pronto Qing'er me preparó el atuendo más vibrante que pudo, el ministro Chu había recibido noticias de una pronta visita por lo que todo el clan Chu debía recibir al invitado.

Qing'er terminó de arreglarme poniendo mi representativa orquilla  en mi cabello recogido.

Me dirigí al salón principal, pude notar como Qing'er y otros sirvientes me veían curiosos, no entendía por qué.

En el salón busqué un espacio a lado de Xian, Mei, su madre y la abuela estaban a lado del ministro, Wong estaba cerca de ellos como digno heredero.

Había un ambiente tenso, temía que debía saber porqué todos estaban tan nerviosos, pronto supe porqué.

- ¡El General Liu!- presentó el sirviente, no podía ser posible, el cuarto jinete llegaba.

Liu Xen entró con porte arrogante parecido al de Mei, vestía con orgullo su uniforme militar y ondeaba su largo cabello negro como si estuviera en perpetua cabalgata, guapo y peligroso como cualquier depredador.

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