El Poder
“El sabor del poder, es tan excitante como el del chocolate”
A.K.M
Esa noche de placer junto a Dante, le abre las puertas a Camile dentro del Cartel de Nápoles. Es lo que ella busca, irse abriendo camino en el mundo de la Mafia italiana. Ser mujer, normalmente te limita en este campo, pero ¡Joder! tener la habilidad de controlar a quienes te rodean al punto de lograr que hagan lo que deseas.
Camile despierta envuelta entre las sábanas. Mira a su alrededor, Dante está parado en el balcón de la habitación fumando su habano. Ella se levanta, lo abraza por detrás y besa cada uno de los lunares que parecen una constelación de Orion dibujada sobre la espalda de su nuevo amante.
—Despertaste temprano, pensé que dormirás hasta tarde —refiere él, mientras sujeta con su otra mano la de ella.
—¡Estoy hambrienta!
—¿Deseas que pida algo para que desayunes? —le pregunta él, mientras el humo del tabaco se dispersa em el aire.
—No, dije que quería comer, dije que estaba hambrienta —él voltea a mirarla, sonríe y se gira de frente a ella.
—¿Quedaste insatisfecha?
—No, por el contrario. Estoy enviciándome de ti. —Se agacha frente a él, le baja el pantalón de algodón que lleva puesto.
Dante la mira ansioso, también quiere saber que repertorio oral posee su nueva “comare”. No es nada difícil para ella complacer al hombre con el que está. Piero pudiera dar fe de ello, pero...
Camile abre su boca a la medida perfecta, algunos 3cms³, lo importante es que entre y salga a presión como una ventosa. La sensación de placer es evidente.
—¡Ahhh! —la mirada fija en la de ella, deja a un lado el habano y sostiene con sus dos manos la cabeza de Camile. —¡Wow! Buen inicio... por cierto ¿tu nombre? —ella lo muerde suavemente y el deja escapar un— ¡Shhh!
—No se habla con la boca llena —todo lo que aquella sensual y exquisita mujer dice o hace, tiene el poder de estremecerlo.— Karina —dice a secas.
Camile, saborea su falo, que va aumentando como un globo de tamaño y grosor. Ella acaricia con sus uñas sus el racimo de uvas colgantes y luego las saborea una a una. Dante esta extasiado ante la experiencia innegable de la astuta Karina. Con sus manos presiona la cabeza de ella, acelerando los movimientos e intensidad de la fricción entre su cuerpo cavernoso y la boca de su amante.
Cuando ya su mástil está listo para emprender la navegación, Dante se inclina, la toma de ambos brazos, la levanta y a horcajadas ella enlaza con sus piernas, intempestivamente la pega de la pared, y tantea con su falo la hendidura donde quiere sumergirse.
Al sentir la humedad de su vagina, se excita aún más y deja que su lubricada hendidura le deje deslizarse con mayor placer. Aunque Camile no es totalmente estrecha, tiene la habilidad de contraer y expandir lo justamente necesario, su cavidad vaginal; aquello es realmente placentero para Dante, sentir sus contracciones y presión. Siente como si ella lo abdujera hasta su nave extraterrestres.
Durante todo esse día permanece en la habitación del hotel explorando cada parte de su cuerpo, cada centímetro de piel. La relación sexual entre ellos aún no lleva etiquetas (amigos casuales, amantes, pareja, encuentro express) ninguna de esas opciones ha sido mencionada. Camile no quiere ir tan de prisa que él pueda intuir sus intenciones, pero de lo que sí está segura es de que no será una “Comare” como llaman los Capos a sus amantes.
Los encuentros entre ellos, son cada vez más frecuentes y más intensos. Camile ha logrado instalarse como una adicción en la mente y el cuerpo de Dante.
—Te necesito a cada momento Karina, eres una adicción peligrosa e inevitable. —murmura en su oido mientras la posee y la llena de sí.
—Dante, quiero que me digas, ¿hacia donde va lo nuestro?
—No tienes porque preocuparte, vive, vive cada segundo que podamos disfrutar juntos. No puedo asegurarte un futuro que yo mismo no sé si tendré.
—No digas esas cosas, te quiero en mi vida por mucho tiempo. Pero no quiero ser solo la “amante del mafioso”.
—Y no lo eres, mujer. Yo nunca he sentido algo tan especial por una mujer como lo siento por ti, carajos. Me enciendes la piel, los sentidos, el alma. —la abraza con vehemencia.
Las palabras de Dante hacen eco en la mente de Camile. “Caíste; lamentablemente, no estoy para historias de amor.” Piensa, mientras sus dedos recorren las líneas de sus pectorales.
Al tener a Dante entre sus redes, es cuestión de tiempo para que él confié en ella, le cuente sobre sus negocios turbios y la incluya en sus planes. Hasta ahora todo funciona perfectamente, excepto por el conseglieri de Dante, Francesco, quien se ha convertido en la piedra en el zapato de la que debe deshacerse.
—¡Hola mi reina! —la saluda Dante con un beso apasionado.
Basta ver esa escena para que Francesco, deje a medias su cigarrillo apagándolo con un gesto agresivo con el cenicero y saliendo de la oficina.
Es obvio, que su presencia y relación con Dante, le provoca enojo y estrés. En repetidas ocasiones, Camile nota su descontento y su silencio repentino cada vez que ella entra a la oficina de su amante.
Aquella mañana, a diferencia de otras veces, mientras Guillermo la acompaña hasta la puerta de la oficina, ella simula un accidente con su sandalia, se detiene a regalarla y logra escuchar a Francesco diciéndole a Dante que se aleje de ella:
—Quella donna mi rende sospettoso. non fidarti di lei. Credi sia arrivato per caso? Sta combinando qualcosa, Dante. Svegliati! (Esa mujer me da desconfianza. no te fies de ella. Crees que llegó por casualidad? Algo se trae entre manos, Dante. Despierta!)
El Indio como siempre, es su soldado. El trabajo sucio quedará en sus manos. Esa tarde, mientras Francesco sale de la oficina de Dante, sube a su auto. Él es amante de la velocidad, antes de entrar a la organización, soñó ser piloto, ese fue su gran deseo desde niño. Ahora en su Aston Martins Vantage F1 se imagina como piloto de la fórmula 1. Y eso lo sabe el Indio, quien ha estado detrás de él, desde que su patrona, le pidió él encarguito. Minutos antes, colocó en el motor la bomba instalada especialmente para que se active cuando el motor alcance a los 250km/h.
La curva que se tiende ante sus ojos, lo obliga a desacelerar pero al pasar la curva, la carretera recta excita su furor y acelera.
Desde su GPS, el Indio sigue su recorrido:
—180km/h 200km/h, 220km/h 240km/h... 250km/h ¡Boom!
El auto se enciende en llamas y solo restos de su osamenta quedan esparcidos por toda la autopista.
—¡Listo, jefa!
—Muy bien, ve al hotel, te espero en una hora.
Desde que Camile está con Dante, el Indio se mantiene alejado de ella y bajo perfil. Nada, ni nadie puede dañar los planes de su patrona, Francesco es la prueba de ello.
Al Dante saber de la tragedia de su mano derecha, se refugia en los brazos de la mujer que ama, solo necesita estar con ella para sentirse protegido y feliz. Camile aprovecha ese episodio para suplantar a Francesco y ser la consejera de Dante.
Normalmente en toda organización, el consejero es hombre; mas, no hay algo que Karina desee y Dante, no se lo cumpla. El binomio es perfecto, la astucia y tenacidad de ella, queda al descubierto. Dante está impresionado por la inteligencia de su amante y compañera en el asunto del lavado de dinero y las entregas express.
—Todo hombre debería tener a su lado, una mujer como tú, Karina.
—Y toda mujer, bueno, una mujer como yo, merece un maravilloso hombre como tú.
Mientras Dante parece estar más seguro de su amante, ella se prepara para su traición. Todo debe planificarlo con absoluta discreción y sobre todo, con mucha cautela. Un paso en falso y su plan, se va al demonio.
Camile maneja toda la información de Dante, sabe quien era Michelle Russo, y cómo murió, también conoce quienes son los enemigos de Dante, el clan Yosho-koi. Aunque él no se lo confesó directamente, Camile ató los cabos sueltos. Luego que asesinan a Michelle y Dante toma posesión del mando dentro del Cartel de Nápoles, ocurre “casualmente” la muerte de Yaruto, quien es encontrado sobre un pozo de sangre decapitado. Nada era casual, ella lo sabe. La forma inclemente con que Dante le disparó en el rostro a Angelo Cavafy, refleja la crueldad de su amante.
Jugar las piezas de ajedrez y que la Reina ponga en jaque a su Rey, determinará el triunfo de Camile. Su jugada es dejar que sean sus enemigos, quienes se encarguen de él, claro con un empujoncito de su parte. Aunque a veces siente compasión por Dante, recuerda que en el mundo de la Mafia quien siente, pierde, y no está entre sus planes, perder.