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Capítulo 4

Elizabeth.-

Estaciono frente al centro observo las letras de colores con el nombre “Los sueños se cumplen” me llena de orgullo saber que lo logré cuando me lo propuse, pensé que sería imposible, pero nunca me rendí. Cuando entro varios de mis niños me observan y salen corriendo a abrazarme.

— ¡Liz! –gritan a coro, su abrazo me llena de fuerzas.

— Me alegra verlos mis amores ¿Cómo se están portando?

— Si te dicen que bien te mienten –sale del salón mi mejor amigo abanicándose el rostro–. No puedo más estos niños son un terremoto, no, no un tsunami –sonrío, enarcando las cejas viendo a tres de mis pequeños poniendo sus caras de angelitos como si no supiera que derrumban un palacio entero si se les da la oportunidad.

— Creo que tendremos que hablar nuevamente, es hora de la merienda vayan, saludo con la mano a la madre superiora Lili es todo un ángel, es la encargada de los niños es muy buena con ellos, pero también les pone carácter cuando a mí me cuesta hacerlo.

— ¿Qué te pasa? –mi amigo Joel me pregunta mientras continúa abanicándose–. Te conozco muy bien.

— Si, ya lo sé ven vamos a mi oficina a conversar –me tumbo en mi silla y al mirar mi escritorio observo los sobres con las cuentas pendientes por pagar del centro, lo que aumenta mi ansiedad–. Mis padres quieren que participe en el Star Beauty este año

Logro ver como las comisuras en los labios de mi amigo se curvan hacia arriba, él es diseñador de modas, estilista, maquillador, además tiene un gusto exquisito para vestir y un cabello envidiable para cualquier mujer.

— ¿Lo harás? –se frota las manos sonriendo, sé que la idea de encargarse de mi imagen en un concurso de belleza lo entusiasma demasiado, para él yo soy una muñeca con la que se podría divertir mucho.

— Lo haré por el premio, entregarán un millón de dólares ¿Sabes lo que haría con ese dinero aquí en el centro? Mi padre amenazó con sacarme del testamento si no lo hago.

— Jugada astuta, sé que no te agrada la idea, pero esto nos serviría de trampolín –fruncí mi entrecejo mirándolo confundida–. Podrías dar a conocer tu trabajo en el centro, ahora los concursos están enfocados en las labores sociales que hacen las candidatas, para que no sean vistas como unas lerdas que no tienen una sola neurona.

— Escuché hablar de los Walker en un pasado, quien lo presidia era un misógino superficial, créeme, se comenta que Teressa pasó por su cama.

— Pues no sería inteligente, menos en los tiempos en los que ahora vivimos, estoy consciente que buscan dinero es obvio, pero para llegar a eso deben hacer las cosas bien, aprovéchalo, nos vamos a divertir mucho, además con mi ayuda te aseguro la victoria amiga mía.

— Viéndolo desde ese punto de vista no puedo negarme, además están las cuentas –levanto los sobres con las deudas que se acumulan en mi escritorio -sintiendo el peso de la frustración sobre mis hombros.

— Entonces no se diga más, ¡Que emoción! Por fin podré vestirte como una muñequita de porcelana tengo unos diseños de vestidos únicamente para ti –junta sus manos aplaudiendo con emoción–. Pero algo más te pasa, aparte de todo esto

Suspiré con pesar, Joel sabía leerme a la perfección, no le había contado lo que me sucedió cuando salí a correr por el lago Michigan hace unas noches, suele preocuparse de más.

— Hace unas noches, salí a correr un rato, era muy tarde, me concentré en la música y en el frío golpeando mi rostro, me descuidé y de la nada salió un hombre con un cuchillo –el rostro de Joel palideció–. No sé qué me pasó, no pude defenderme, me congelé, pero por suerte apareció un hombre y me salvó.

— ¿Y cuál es el problema? Además ¿En qué ciudad crees que vives niña? ¡Esto es Chicago! –se altera alzando su voz.

— Yo estaba asustada, quise agradecerle al chico que me salvó, luego todo se derrumbó cuando me comporté como una idiota –Joel me miró sin entender mis palabras–. Ese valiente caballero… tenía su rostro cubierto por una capucha que tenía en su sudadera, la razón por la que se ocultaba es que tenía un parche en el ojo y dos cicatrices marcaban su frente y una de sus mejillas, ¡Por dios! Hubieses visto mi cara de espanto y luego salí corriendo como una imbécil, no quiero ni imaginar cómo lo hice sentir.

— A ver, calma –mi amigo se removió en la silla, colocando las palmas de la manos sobre el escritorio–. la noche estaba oscura, te habían atacado, estabas muerta de miedo, si a mí se me presenta alguien con esas características que describes después de semejante susto mínimo me desmayo.

— Me sentí muy mal después y no puedo dejar de pensar en él.

— ¿Se veía tan mal? –mi mente me llevó a la imagen de mi salvador.

— La verdad es que no, era alto y muy musculoso aún con la sudadera sus hombros se veían anchos y brazos fuertes y…

— Te gustó –Joel sonríe con picardía–. Conozco cuando te gusta un hombre, este con parche y todo te gustó.

— Eso da igual no voy a volver a verlo, después de mi reacción seguramente le quité las ganas de salir al mundo de nuevo.

(...)

Las deudas del centro comienzan a acumularse, el monto era mayor a lo que yo esperaba y los ingresos cada vez eran menos, no iba a poder pedir otro préstamo al banco ya tenía dos, comenzaba a preocuparme, Joel ya me había hecho un préstamo también el mes pasado para comprar los víveres y los productos de primera necesidad para los niños y las chicas además del pago del personal.

Definitivamente participar en el concurso era la única salida que me quedaba, miré por la ventana y veía a los niños divirtiéndose en el patio todo lo haría por ellos.

Una Semana Después.-

Los dueños de la empresa Walker organizaron una fiesta para que los patrocinadores conocieran a las candidatas elegidas para el concurso, los medios eran los invitados principales, fuimos hospedadas en el St. Regis De Chicago, lujo y esplendor.

Me vi en el espejo por última vez.

— Te ves hermosa amiga –Joel termina de colocar el fijador sobre mis rizos perfectamente peinados–. Perfecta.

El vestido en color negro se ajustaba perfectamente a mi silueta, tenía el cuello alto de una sola manga con una abertura del lado izquierdo dejando al descubierto mi pierna completa, tacones a juego, maquillaje sencillo mi se enfocó en resaltar mi mirada.

— Ok, hagamos esto.

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