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Cuatro

natan

Ya voy por el quinto vaso de esta bebida que no se ni el nombre, los muchachos dijeron que estaba bueno, y yo solo di mi aporte, termino el quinto vaso y empiezo el sexto, no es suficiente para emborracharme, pero jodido, sé que lo estoy.

"¿Con qué idiota estás enojado?" - Pregunta Tacto.

— ¡Nada puf! ¡Estoy un poco aburrido! - responde.

"¿Aburrido de tantas mujeres haciéndote suave?" - refuerza.

Miro alrededor de la habitación donde estoy hablando con Tato y veo varias chicas mirándome, bailando e insinuándose, miro a algunas y les devuelvo la sonrisa, tal vez una de estas chicas me haga olvidar a Helena, necesito sácala de mi cabeza hasta ayer, o me vuelvo loco.

Termino de beber otro vaso y tomo otro, y ahora estoy empezando a sentir que mi cabeza da vueltas.

"¡Y ahí, tontos!" - Célio se detiene junto a nosotros.

- ¡Y ahí! - Te saludo.

- ¡Y ahí! ¿Dónde está Kawan? - Tato pregunta por nuestro amigo.

— ¿De verdad crees que iba a venir a una fiesta sin Helena? - responde Celio sonriendo.

- ¡Vacas! - dice Tato y los tres sonreímos.

— ¡Entonces Nathan tengo que decirte algo hermano! Ayer me quedé con Iara, quería decírtelo en persona para que no te enteres por otra persona. - me dice Célio con aprensión.

— ¿Quién es Yara? - pregunto sin entender de lo que habla.

- ¡Ese es el tipo! - dice Tato tocándome levemente el hombro.

— ¡La rubia de la pelea con Leo! - Célio refuerza y recuerdo. — ¡Oh, estoy en! ¡Tranquilo hermano! - Respondo, ni me acordaba que se llamara así.

- ¡Belleza! ¡Hablando de eso! ¡Le echaré un vistazo y vuelvo enseguida! - Célio va al pie de las escaleras donde lo espera la rubia y los dos suben juntos, a una de las habitaciones, me imagino, termino mi vaso, y tomo otro, el trago me hace feliz y me olvido Elena.

- ¡Oooooo! - La chica de cabello castaño se me acerca.

— ¡Ay! - respondo con mi sonrisa traviesa.

— ¡Tainan me está llamando! ¡Hasta luego! - Tato me deja a solas con la chica, y ella me jala para bailar con ella, un baile muy sensual, debo admitirlo, la chica se frota contra mí de manera sexy y en poco tiempo mi polla ya está dura.

'¿Quieres ir a dar un paseo?' Pregunto susurrando en su oído.

- ¡Aceptado! - se va de la fiesta conmigo de la mano y me lleva tambaleándose a un rincón oscuro de la pared de la casa de Tato, y empezamos a enrollarnos, la chica sabe donde besar y sabe donde tocar para excitar a un chico, yo como También hago lo mejor que puedo, no puedo quedarme abajo.

- ¡Vaya, qué atrapada! - comenta emocionada.

- ¡Aún no has visto nada! - Agarro a la chica y nos besamos, hasta que ella empieza a gemir.

— Vamos… vamos… ¿a otro lugar? - pregunta la chica metiendo su mano dentro de mis shorts, y cierro los ojos para disfrutar del placer, pero...

¡Realmente no debería haber cerrado los ojos! La imagen de Helena vino clara a mi mente, regando las plantas, con todo mi cuerpo mojado, me puse duro como una piedra.

Y en ese momento tenía dos opciones, aliviar la cachonda que estoy sintiendo por culpa de Helena con otra persona, o sincerarme con la chica que tengo enfrente y conmigo misma y decir que no me puedo quedar con ella pensando en otra persona , como lo he estado haciendo toda la semana.

En cierto modo, esto no me diferencia realmente de mi padre.

¡Helena está sola en casa! ¿Qué clase de hombre se casa con una mujer así y la deja sola para salir de noche?

¡No debería haber salido de casa! ¡Yo quiero volver! Quiero volver con Helena.

- ¡Perdon no puedo! digo alejándome de ella.

- ¿Que pasó? ¿No le gusto? - pregunta incrédula.

- ¡No eres tu, soy yo! - me mira molesta. — Sé que es la frase más cliché que hay, pero es la verdad, yo... yo...

- ¡Como otro! - Dice finalmente comprendiendo, y realmente no puede negarlo más.

- ¡SU! ¡Si me gusta! ¡Ella no saldrá de mi cabeza! - Yo confieso.

- ¡Niña de suerte! Está bien, romántico, gracias por tu sinceridad, me voy. - Dice alejándose, pero su camino se ve interrumpido.

- Sara! ¿Qué... qué estás haciendo? - Miro hacia un lado y veo de nuevo a los tres chicos que pelearon conmigo al principio de la semana, por la mirada en sus caras, están queriendo lo mismo, pero esta vez parece ser por esta chica que está conmigo.

¡Mierda! — ¡Savio, no tenemos nada más! Nosotros terminamos. - dice la chica.

— ¿Y a la primera oportunidad sales con el primero que aparece? - pregunta el ex.

— ¡Nathan no es cualquiera! - Responde y el tipo me mira con odio.

"¡Será cuando le rompa la cara!" - me amenaza y pongo los ojos en blanco, parece que se olvidó de la última paliza que recibió.

Siguen discutiendo y lo único que quiero es irme de esta fiesta.

—¡Natán! - Tato se acerca a donde estoy.

"Hermano, ¿qué está pasando?" - Celio llega poco después.

— ¡El tipo que comparte a Ino con la rubia! - se burla la ex de la rubia.

— ¡Respeta a la imbécil Iara! - grita Celio nervioso.

"¡Miren aquí, ustedes tres!" ¡Esta es mi casa y no quiero ningún alboroto! Si quieres pelea, ¡busca en otro lado! - Tacto les regaña.

"¡Tato, estoy goteando, hombre!" ¡No me siento muy bien! - Le digo a mi amigo, realmente no quiero problemas, quiero irme a casa.

— ¡Hermano, pero ahora que es medianoche! - se queja Celio.

— ¡Es en serio hermano! ¡No estoy bien! ¡Me voy! - Yo insisto.

— ¡Mierda! Lol - de nuevo Leo me provoca.

— ¿Es esta la ropa interior patética por la que me quieres cambiar, Sara? - se ríe burlonamente el Savio.

Podría regresar y golpear a estos idiotas de muchas maneras, pero hay un imán llamado Helena que me aleja, y empiezo a tambalearme para salir de la fiesta. Pero luego escucho un ruido de puñetazos, el tipo Léo fue por Célio y los otros dos hicieron lo mismo, y Tato fue a ayudar y también se metió en la pelea, y yo no podía irme y dejar a mis amigos en esta falda ajustada, entonces regresé y me metí en la pelea, la gente de la fiesta vino detrás de nosotros y comenzó a gritar, después de varios golpes y patadas, los tres derribamos a los muchachos.

Alguien llamó a la policía y cuando escuchamos el sonido de la sirena todos salen corriendo, incluso Tato que desaparece en el auto con su novia, y finalmente logro salir de esta maldita fiesta y volver a casa.

El camino a casa está más lejos de lo que imaginaba, incluso sería más fácil si todo no hubiera estado dando vueltas, pero no me rindo, sigo con mis pasos tambaleantes, y con la fuerza del odio logro llegar a casa.

Ya estoy haciendo ruido, porque apenas puedo abrir y luego volver a cerrar la puerta, y para subir las escaleras, subo dos escalones y retrocedo tres escalones, y termino tropezando con la mesa de café y cayendo.

—¡Natán! ¡Dios mio! - Helena me ayuda a subir y subir las escaleras y me acuesta en mi cama.

- ¡Todo está funcionando! ¡Creo que voy a vomitar! - Corro al baño y empiezo a vomitar, y mientras tiro el repugnante contenido en el inodoro, siento la suave mano de Helena en mi espalda, me acaricia y me reconforta, haciéndome sentir mucho mejor. — ¡Mira cómo estás! ¡Ven aquí! - me quita la camisa y me lleva bajo la ducha y siento el agua fría caer sobre mi cabeza.

Empujo a Helena bajo la ducha conmigo y la abrazo y, aunque lo intento, no puedo ocultar mi erección, la miro directamente a los ojos y siento su respiración jadeante justo a mi lado.

- ¿Qué es este Nathan? - Pregunta Helena asustada.

— ¿Se quedará Helen conmigo? ¡Estoy loco por ti! - Ruego rogar.

"¡Natan no dice eso!" - me regaña.

"¡Helena, me estás volviendo loco!" ¡Dame una oportunidad! ¡Por favor! - Le suplico.

"¡Natan, estas no son cosas que un hijastro pueda decirle a una madrastra!"

"¡Al diablo con esto de la madrastra!" ¡Yo te quiero! ¡Estoy loco por ti! ¡No puedo más, Elena! - digo desesperada.

- ¿Porqué me estas diciendo esto? - Está toda mojada, tan jodidamente caliente.

'¡Porque es la verdad!' ¡He deseado tenerte desde la primera vez que te vi! - Me confieso loco por pegar mi cuerpo al de ella.

—¡Natán! - intenta regañarme pero sigo declarándome.

— ¡Desde entonces este sentimiento no ha hecho más que crecer y lo único que quiero ahora es quitarte la ropa y recorrer con mis manos, boca y lengua todo ese delicioso cuerpo! - suspiro tratando de controlar mi excitación - ¡Tengo muchas ganas de tener sexo contigo Helena!

Ella me mira con la boca abierta, y aprieto los labios con los dientes para controlarme y no besar esa boca caliente en este momento. — Helena, lo siento si estoy siendo invasivo, es solo que...

- ¡Sí, Nathan, estás siendo invasivo! Solo te ayudaré porque estás borracho. - me regaña pero sigue ayudándome a tomar una ducha.

"¡No estoy borracho!" Hablo con voz ahogada.

"¡Sí, y no me voy a aprovechar de ti!" - Tomo sus dos manos y las coloco para que se deslicen desde mi pecho hasta mi abdomen.

— ¡Por favor, Helena, aprovéchate de mí! ¡Abusa de mí tanto como quieras! ¡Yo soy todo tuyo! ¡Úsame a voluntad! - Ruego rogar.

"¡Natan no pone las cosas difíciles!" - Dice tomando sus manos y alejándose de mí y aumentando la cantidad de agua que cae sobre mí.

Decido llamar su atención una vez más, me deshago de mis shorts y ropa interior, antes me vio casi desnudo y reaccionó al menos con la mirada, a ver qué hace ahora que estoy completamente desnudo.

La miro de cerca para ver su reacción, pero se pone roja y aparta la cara.

¡Mierda! Cualquier otra chica vendría hacia mí sin pensarlo dos veces, sin necesitar más esfuerzo de mi parte que una sonrisa, pero Helena, ella es diferente, estoy usando todas mis armas para seducirla y no puedo, ella se mantiene firme. , no cede ni por un momento.

¡Creo que esa es la diferencia entre una niña y una mujer real!

¡Helena es una joya rara que es difícil de encontrar!

Estoy muy celoso de mi padre por tenerla y yo no! Al rato me cae el agua encima, cuelga y me tira a la cama y me seca con la toalla, su toque es suave y delicado, y me excita, me cuida con dedicación y puedo ver el preocupación conmigo en sus ojos, y eso me hace aún más tonto por ella, me hace sentir un torbellino de diferentes sentimientos dentro de mí, unas ganas locas de follármela fuerte hasta desmayarme, pero también de acariciar y dar amor con delicadeza , y siento que mi pecho va a explotar.

¡La deseo tanto que hasta me duele!

Apenas termina de secarme, me empuja para que me acueste en la cama, y la jalo conmigo, lo primero que siento es su ropa mojada, luego la piel tibia de su cuello cuando me hinco la nariz, la aprieto con fuerza en la cintura, cierra los ojos y se muerde los labios, luego aprieta mis brazos y su mano camina sobre mi pecho, empieza a jadear y mi corazón se acelera de emoción, creo que me aceptará.

—¡Natán no! - dice Helena alejándose de mí, y la solté de mis brazos con facilidad, nunca evitaría que me soltara, pero confieso que casi lloro, estaba tan triste y devastada cuando se levantó.

-¡Helena por favor! ¡Duerme conmigo! - por millonésima vez, pregunto suplicante, seguro que no puedo ocultar mi cara de decepción por no conseguir lo que quiero.

- Nathan no podemos! - Trata de explicarme. - ¿Por qué? ¿Por mi papá? ¿Y dónde está el ahora? No podemos, pero ¿puede salir y engañarte en la cara? ¡Ven Elena! ¡Regresa en la misma moneda! ¡Quedate conmigo! - Me levanto de la cama y le vuelvo a mostrar mi desnudez, puede que ni se rinda, pero no me es indiferente, me mira de arriba abajo y veo el deseo en sus ojos, y eso es lo que me mata a mí también, porque Sé que quiere, pero en lugar de correr y entregarse a la pasión a mi lado, cierra los ojos, respira hondo y dice:

¡No soy como tu padre! ¡Y yo tampoco soy como tú! - cierra la puerta del dormitorio y sale corriendo, y yo caigo de espaldas en la cama, completamente derrotado.

¡Esta mujer me va a matar!

Ese fue mi último pensamiento antes de cerrar los ojos y sumergirme en la oscuridad.

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