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¡Tú no cambias, Alondrita!

Pov Regina.

Me encontraba en el auto de Pau, de camino a la boutique Catalina Ceballos, la más importante de Bogotá. Movía mi cuerpo al ritmo de la música, vamos ¿A quién no le gusta un buen vallenato?, Paula giro el volante a la derecha y después detuvo el auto por la luz roja del semáforo.

-¡Oye, Regina!, Cuéntame... ¿Qué tal es el chico con el que vas a salir esta noche?-Paula giro su rostro para verme, alzó las cejas repetidamente y me hizo una cara pícara.

Pensé en el chico con el que iba a salir hoy, a decir verdad no estaba nada mal, digo, fue lo mejor que pude conseguir en estos días y no hablo precisamente del físico, si no de lo intelectual, como se dieron cuenta hace un momento, hay muchos pervertidos en las redes sociales, ¡Que Dios nos agarre amparados!

-Es alto, de cabello castaño, musculoso, tiene tatuajes, una linda sonrisa y sabe de literatura-Paula torció la boca de lado y alzó ambas cejas.

-Se escucha que es atractivo... ¿Tendrás sexo con él?

-¡Oh, Dios...Paula, claro que no! ¡Qué cosas dices!-le dije con mis ojos saltones y ventilando mi rostro con las manos- ¡Por supuesto que no!, Solo quiero tener una charla agradable, nada más-Le dije esperando que mi rostro dejará de arder.

-Vamos Regina, tienes 25 años, tú y yo sabemos que a esa edad todos tenemos esas necesidades, una buena cogida te reinicia la vida.

-¡PAULA!-Le recriminé y ella estalló de la risa.

-No te hagas, Regina, te vi ese día que fuimos a Cartagena, como le veías el paquete a los chicos, aunque...también vi cómo le mirabas el trasero a las chicas... ¡Oh por Dios! ¡Regina eres gay!-Paula me dijo de lo más emocionada, mis mejillas estaban ardiendo, me estaba muriendo de la vergüenza.

-No, yo no...-Le respondí, pero Paula me seguía viendo con la misma cara pícara.

-No tendría nada de malo si es así, sabes que yo te apoyo y si eres bisexual, piensa que se amplía tu menú-Paula seguía y seguía, escondí mi rostro entre mis manos.

-Paula, ¡Ya, Marika, ya!-Le dije cansada de escuchar sus boberías.

-¿Sabes qué?...hoy dale miel a la hojuela, déjate querer-Paula era o se hacía la sorda, porque por más que le pedía que se detuviera no lo hacía.

El semáforo se puso nuevamente en verde y Paula siguió conduciendo, yo aproveche y le subí el volumen a la radio para que Paula no volviera con sus mismos cuentos.

Paula estacionó el auto en el estacionamiento de la boutique, ambas salimos al mismo tiempo y caminamos hacia la entrada de la ya antes mencionada. Cuando entramos la recepcionista nos saludó, verifico en la computadora el nombre de Paula y nos pidió que pasaremos adelanté, la diseñadora nos estaba esperando.

-¡Paula!-La diseñadora saludo a Pau con un beso en la mejilla y un abrazo.

Cuando ellas se separaron del abrazo, la diseñadora llamada Carol, me miró, sonrió y se acercó para saludarme de la misma forma que saludo a Pau.

-Tu vestido ya está listo, Pau. Solo necesitaré que te lo pruebes por si debemos hacer unos pequeños ajustes y luego tú hermosa dama de honor deberá dar su punto de vista-La diseñadora nos dijo y ambas asentimos.

Me senté en uno de los bancos que estaba afuera de los probadores para esperar a que saliera Pau, no sé preocupen los vestidores son lo suficientemente grandes para que quepa una novia con vestido de princesa de Disney.

Al término de unos minutos Paula salió portando su hermoso vestido blanco, la tela era de seda, tenía un descote de corazón en la parte de sus pechos, el vestido se pegaba muy bien a su cuerpo, lucía como toda una princesa.

Me quedé ida viendo el vestido de Pau y automáticamente mi mente empezó a formular una fantasía, me imaginé a mí con un vestido igual de hermoso, estaba sujetando el brazo de mi padre y sonreía encantadoramente, saludaba a mis amigos, a mi familia y a mi hermana que me veía con veneración mientras caminaba hacia el altar y veía a un chico de espaldas esperándome, "acá estoy amor", le dije con una sonrisa, "Regina" "Regina"

Sentí que sacudieron bruscamente mi cuerpo y salí de mi fantasía. Miré a Paula y a Carol apenada.

-Regina, ¿Qué te pasa? Te quedaste ida y además estás llorando-Paula me dijo preocupada.

Sonreí tímidamente, quizá me gano la emoción de ver esa escena proyectada en mi mente.

-Es solo que te ves muy... ¡Hermosa!, Pareces una princesa salida de un cuento de hadas, estoy segura que Julián quedará perplejo al verte-Le respondí sincera, Paula me dio una cálida sonrisa y me abrazó.

______________

Me encontraba en mi trabajo, en la biblioteca ordenando unos libros, cuando de repente encontré uno que no había visto antes.

Kama Sutra, leí que decía la portada del libro la cual era de color rojo y tenía unos muñequitos en una posición muy rara, ¡Oh Santo cielo!, Pronuncié cuando abrí el libro y vi que tenía a una mujer y a un hombre en varias posiciones sexuales, sentí como mi cara empezó arder, me persigne y cerré rápidamente el libro, yo no debí ver eso, ¡No debí!

Continúe con mi trabajo de ordenar libros, a decir verdad, hoy solo vinieron dos personas a la biblioteca y es muy triste, cuando mire el reloj antiguo que estaba en la pared me di cuenta ya eran las seis de la tarde, quedé con Jasón, así se llama el chico con el que saldré, que la cita será a las 8 de la noche, él me dijo pasará a traerme a mi departamento y no le vi ningún problema.

Pov Alondra.

Entre a la casa de mi padre y lo saludé con un abrazo y un beso en la mejilla, al parecer mi papá estaba practicando golf en el jardín, él me pidió que lo acompañará a jugar un rato, ya que su mejor jugadora se marcharía en unos días.

-¡Te voy a extrañar mucho, hija!-mi papá me dijo mientras me entregaba el palo de golf.

Lo miré e hice un puchero.

-También te voy a extrañar papá, pero espero que me vayas a visitar, al igual que yo vendré a visitarte a ti-Le dije colocando la bola en el césped.

-Lo sé, hija-papá me dijo mientras estaba apoyado en el palo de golf- pero si te soy sincero por otra parte me alegra que te vayas para Colombia.

Abrí mis ojos como platos y abrí mi boca indignada, mi papá se rio al verme.

-No pienses mal, es solo que acá en Europa tu vida no es la que deseo para ti Alondra, sales cada semana en las revistas con un rumor nuevo y además Joaquín ya sospecha que te estás acostando con su esposa.

Sonreí al saber lo tremenda que soy.

-Papá, vida solo hay una y es para gozarla, además los chismes para mí son publicidad y con respecto a Joaquín, no es mi culpa que sea un inepto en la cama y que no sepa satisfacer las necesidades de su esposa.

-Alondra, Alexa tiene 33 años y tú apenas tienes 23, ¿Te das cuenta la diferencia de edad?

Golpeé la bola y logré meterla en el hoyo.

-Papá, a mí no me importa la edad, lo que me importa es el placer.

-¡Alondra!

Me reí al ver la cara de mi padre.

-Es que para que te diré mentiras, si tú ya me conoces, además con Alexa tenemos encuentros de vez en cuando, no es que sea de todos los días-Le dije viendo como el golpeaba la bola y luego me daba una mirada de reproche.

-No quisiera que Joaquín llegará hacerte daño, sé que yo jamás lo permitiría, pero es mejor evitar ese tipo de problemas, solo espero que tu madre si pueda controlarte, porque yo con lo consentida que eres, nunca pude.

-Es que soy tu única princesita-me acerque a él y plasme un corto beso en su mejilla. Amo demasiado a mi padre.

-Extraño verte enamorada, hija-Mi papá me dijo y yo rodeé los ojos.

-Papá, nunca me he enamorado enserio, pero admito que es una etapa muy linda, pero sin embargo es mucho mejor disfrutar de la soltería-Le respondí y el miró al cielo pidiendo una respuesta de porqué le mando una hija tan linda como yo.

-Pero te confieso que estoy feliz de volver a ver a Barbie-Le dije a mi papá quien sonrió ampliamente.

-¿Bárbara López?...esa chica es muy linda, de hecho, si no me equivoco con ella te diste tu primer beso cuando tenías diez años, mucho antes de venir a Europa conmigo, ¿Cierto?-mi papá me preguntó y yo asentí.

-Sí, he visto sus fotos en instagram y está mucho más hermosa-Le dije a mi papá sacando mi celular para mostrarle la foto.

-¡Esta guapísima, hija! ¿Es tu nueva conquista?-Mi papá me preguntó.

-¿Tú qué crees?-Sonreí traviesa.

-Tú no cambias, Alondrita, ¡No cambias!

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