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Primera noche

En todo el camino, mis amigos y yo nos la pasamos platicando hasta que llegamos a la universidad.

Cuando las clases terminan, me despido de mis amigos, regreso a mi casa y cuando llego, veo al abogado sentado junto a mi mamá, esperándome.

—¿Listo para irnos?—pregunta el abogado con entusiasmo

—Aún no, voy a empacar lo necesario—respondo, subo rápidamente a mi habitación.

—Tengo una pregunta, abogado—dice Ana con tono curioso

—Dígame señora—voltea a verla.

—¿Es segura esa cabaña?—inquiere Ana un poco preocupada

—Sí señora—asevera el abogado

—Y tengo otra pregunta—dice Ana apenada

—Dígame.

—¿Sabe que hacía mi hermano en esa cabaña?—inquiere Ana

—No señora, él jamás comentó lo que hacía en esa cabaña—miente el abogado

—Entiendo.

Empaco algunas de mis cosas y le coloco la correa a mi perro.

—¿Listo para irnos amigo?—pregunto con una sonrisa

Emi ladra de alegría y hace movimientos juguetones.

—Esta bien amigo, entonces vámonos—tomo mi maleta y la correa de mi perro.

Salgo de mi habitación y bajo las escaleras.

—Ya estoy listo.

—Muy bien, entonces despídete de tu familia, yo te espero en el auto—dice el abogado, se levanta y sale de la casa.

—Adiós hijo—dice mi madre con cariño, me abraza.

—Adiós mamá—la abrazo—despídeme de mi hermana—dije con voz cálida

—Sí hijo, cuídate—deja de abrazarme.

—También cuídate mamá—le sonrió unos segundos y salgo de la casa.

Meto mi maleta a la cajuela y me subo al auto junto con mi perro, cierro la puerta del auto y el auto arranca, empieza a alejarse de la casa.

Estuve viendo por la ventana del auto todos los lugares por los que pasábamos.

Pasan unos minutos y llegamos a nuestro destino, bajamos del auto, saco la maleta de la cajuela y nos acercamos al jet.

—Falta hacer un pequeño viaje en tu jet y llegaremos a la cabaña—informa el abogado

—Esta bien abogado—dije

El abogado sube al jet, cargo a mi perro y subo al jet junto con mi maleta.

Me quedo sin palabras al ver mi jet por dentro, tiene la comodidad más lujosa que jamás había visto en mi vida.

—¿Te gusta tu jet?—pregunta el abogado con una sonrisa, me mira.

—Sí—respondo con una expresión sorprendida

—Me alegra que te gusté, toma asiento y disfruta del viaje.

Tomo asiento y dejo mi maleta a mi lado, acuesto a mi perro en mis piernas y me coloco el cinturón de seguridad.

El abogado también se sienta y se coloca el cinturón de seguridad.

El jet no tardó en despegar y me asusté un poco; jamás había viajado en un jet.

Pero en todo el viaje estuve tranquilo y relajado.

Tardamos 2 horas en llegar a nuestro destino, el jet aterriza, no muy cerca de la cabaña, los dos nos quitamos el cinturón de seguridad, bajo a mi perro de mis piernas y bajamos del jet.

Veo que el lugar está despejado de árboles y solo hay unos cuantos.

—Sígueme Fernando—ordena el abogado

Asiento y el abogado me guía hacia la cabaña, veo todo a mi alrededor mientras caminamos.

Después de tanto caminar, llegamos a la cabaña, se ve que ha estado abandonada durante mucho tiempo.

Me arrepiento de quedarme en este sitio, pero ya no puedo echarme para atrás.

El abogado saca la llave y abre la puerta, me da la llave y me muestra la cabaña por dentro.

Tiene tres habitaciones y un pequeño baño, un cuarto es la cocina, el otro cuarto es la sala de estar y la última es la habitación, con una cama, una mesa de noche y un armario.

El sitio está un poco descuidado, pero es perfecto para pasar dos semanas en este lugar.

—¿Qué te parece Fernando?—pregunta el abogado con una sonrisa

—Me parece un lugar muy cómodo y agradable—respondo con sinceridad

—Me alegro, los sirvientes te trajeron comida suficiente para las dos semanas—informa el abogado

—Se los agradezco.

—Si necesitas algo, te voy a dejar mi número—toma un libro del estante y saca su pluma de su bolsillo, escribe su número, rompe la hoja y me da el papelito, se da la vuelta y se va sin antes despedirse.

—Adiós abogado—aparece una sonrisa en mi rostro por unos segundos y cierro la puerta.

Vuelvo a darle otro vistazo al sitio y me pongo a pensar.

¿Por qué mi tío me ocultaría un sitio muy lindo?.

Dejo de pensar y me pongo a limpiar toda la cabaña, la cabaña se ve más linda, limpia.

Cuando terminó de limpiar, me dejo caer en el sillón y suspiro cansado.

Descanso un poco viendo televisión, empieza a oscurecer y me pongo a desempacar mi maleta en la habitación, guardo mi ropa en el armario y todo lo que traje.

Recibo una llamada de mi madre en ese momento y contesto.

—Hola mamá.

—Hola hijo, ya estás en la cabaña, ¿Verdad?—indaga con tono preocupado

—Sí mamá—respondo

—Ay que alivio, solo te llamé para eso, ya que me preocupé un poco—confiesa mi madre

—Esta bien mamá.

—Y dime, ¿Qué te parece el lugar?—pregunta mi mamá con voz cantarina

—Me parece un lugar agradable mamá—respondo con sinceridad

—¿En serio?, ¿No podemos hacer una videollamada para que me la muestres?—pregunta Ana con tono curioso

—Claro mamá-—cambio la llamada normal a videollamada—listo—dije con una sonrisa

—Espera, le voy a hablar a tu hermana.

—¡Sara ven!—grita Ana

Paola sale de la cocina rápidamente y se acerca a mi madre.

—¿Qué pasa mamá?—pregunta Paola con tono preocupado

—Tu hermano nos mostrará la cabaña—responde Ana

—Oh, a ver—mira con atención la pantalla del celular.

Les muestro la cabaña completa y ellas se quedan sin palabras.

—¡Qué hermoso es por dentro!—dice Ana con emoción

—Lo sé mamá.

—Ahora menos entiendo porque nuestro tío nos lo ocultó—dice Paola con fastidio

—Digo lo mismo—dije

—Quedará como un misterio hijos—opina Ana

Escucho un golpe seco debajo de la cabaña.

—¿Escucharon eso?—pregunto con una expresión confundida

—No hijo, ¿Qué cosa?—pregunta Ana con tono confundido

—Acabo de escuchar un golpe debajo de la cabaña—dije un poco asustado y confundido

—De seguro es tu imaginación hermano—opina Paola

—Sí, puede ser—dije no tan seguro

—Oh, ese golpe lo provocó algún animalito—opina Ana

—Sí, también puede ser.

—¿No te da miedo estar solo en la cabaña?—pregunta Paola con una sonrisa de lado

—No estoy solo Paola, recuerda que traje a emi conmigo—respondo con tono serio

—Bueno, tienes razón, pero, ¿Aun así no te da miedo?—pregunta Paola

—No sara—respondo

—No vayas a empezar con tus cuentos de fantasma Paola—dice Ana con una expresión seria

—¡Ay!, me descubrió—dice Paola fingiendo tristeza

—Bueno, ya tengo que colgar, quiero dormirme temprano—dije con tono cansado

—Esta bien hijo, descansa—dice Ana con una sonrisa

—Descansa hermano y que no te coma el coco—dice Paola con tono burlón

—Que graciosa—dije con tono sarcástico

—Ya no soy un niño, ¿Recuerdas?.

—Lo sé, pero aun así eres un miedoso hermanito—se ríe.

—Puedo decir lo mismo de ti—dije con fastidio

—Chicos basta, adiós hijo—espeta Ana, cuelga la llamada.

—Mi hermana siempre de inmadura—dije con fastidio, ruedo los ojos y suspiro.

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