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Capítulo 3.- Escondiendo su identidad.

Para una madre lo primordial eran sus hijos, siempre y cuando no fueran usados como tarjeta de puntos.

No es que no la quisiera o le gustara llevarle siempre la contraria a su madre, solo que Valentina era una chica diferente; nunca le gustaron las opulencias, ni ser el centro de atención de los lugares donde fuera, Para ella todas las personas eran iguales y capaz de lograr sus sueños sin necesidad de pasar encima de los demás. Por el contrario, su madre era una persona que hacía valer su apellido, infundiendo una diferencia abismal entre ambas personas.

— ¿Cuándo tienes pensado marcharte? —pregunto su padre mientras ignoraba el comentario de su esposa, que no estaba ayudando a entender a su pequeña hija.

«Uno más que la ignora ¡Bravo, señor! Hasta que se puso los pantalones con su mujer y le planta cara para que deje de hacer de las suyas a como se le dé la gana»

Valentina no era la típica chica consentida por su familia, simplemente era muy diferente a sus hermanos desde pequeña, ella prefería abrirse camino sola que depender de ellos a menos que de verdad lo necesitara con urgencia.

—Hoy por la tarde, ya tengo mis cosas empacadas, solo me falta meterlas al coche y listo.

Agradecía de sobra que su papá no las juzgara como su madre. Por eso la comunicación con él fluía de manera natural y directa, sin importar la situación, ni el lugar donde se encontraban.

Al saberse ignorada por su esposo y su hija, la señora Anne Zamora, salió como alma que lleva el diablo «adiós que le vaya bien y no regrese», tirando a su paso todo lo que encontraba «tornado a la vista, ¡corran!»

Una reacción normal en ella cuando las cosas no salían como quería; ya tendría tiempo de platicar con su esposa, ahora lo importante era platicar con su hija y su estancia en la universidad por los próximos cinco años, donde él no la tendría a su alcance.

—Creo que será mejor que vaya con mamá, en lo que ustedes se ponen al día.

— ¡No Alberto! Tu madre tiene que entender que no puede mandar en la vida de tu hermana y tratar de manipularla como lo ha hecho con ustedes. Termina tu desayuno, después hablaré con ella. Está llevando todo esto al límite y me está cansando su forma de actuar, sus arranques ya me desquician. Sigo sin comprender porque tu hermano y tú dejan que ella decida por ustedes siempre.

— ¿De verdad soy su hija papá? —pregunto una Valentina un poco triste, para que su padre dejara de cuestionar a su hermano.

En todo lo que llevaba de vida, no recordaba una ocasión en la que su madre la apoyara o por lo menos le diera unas palabras de aliento. Siempre trataba de imponer su voluntad a costa de lo que fuera. Si no sucedía la hacía sentir mal, para su madre era mejor que su hija quedará en vergüenza, antes de permitir que se había equivocado.

— ¿Por qué no me habías dicho la decisión que tomaste, señorita? Sabes que puedes contar siempre conmigo —dijo su padre tratando de cambiar el tema, no era momento de tocar ese tema, no cuando ella estaba a punto de marcharse de casa y desconocía lo que el destino les tenía preparado.

Pablo, el hermano mayor de Valentina, se encontraba bajando las escaleras hace algunos momentos, pero se detuvo a mitad del camino para escuchar toda la plática que su hermana mantenía con su madre. En el fondo de su corazón estaba feliz por la decisión que su pequeña tomo.

Llego a la mesa, tomo una manzana y siguió su caminar, era un chico muy serio y hermético que no le gustaba meterse en los problemas de la familia, suficiente tenía con los de la empresa, así que paso de largo ante el espectáculo; después se encargaría de buscarla para refrendarle su apoyo.

—Llego el momento de partir, debo bajar mis cosas, es mejor que me marche cuanto antes de esta casa que ya no siento como mía desde hace muchos años. Tengan buen provecho, los quiero —dijo Valentina levantando también una manzana del frutero, para enfilar camino a su cuarto.

Qué bonita mañana, que bonita mañana, no esperaba que las cosas salieran tan mal con su madre, pero era una decisión que nadie podía cambiar, ni siquiera ella. Las horas pasaron muy rápido «demasiado rápido para mi gusto», Valentina llevo sus cosas a su coche acomodándolas de la mejor manera, era buena jugando tetris, así que fue pan comido meter una cuantas cajas con sus propiedades.

Todos pensarían que se llevaría muchas cosas de su casa para vivir con la comodidad a la que estaba acostumbrada, pero la realidad era todo lo contrario. Ella solo tomo lo indispensable, lo demás lo dejaba en el lugar y con las personas que lo habían comprado.

Desde la ventana su madre observaba furiosa como se marchaba sin despedirse, mientras su padre la despedía desde la puerta de la casa con el corazón en la mano. A su hermano Alberto no le gustaban las despedidas, así que salió antes de que ella se fuera con el pretexto de que alguien lo esperaba en la oficina

«Cobarde, mejor di que no quieres chillar»

— ¿Ya se fue tu hija o espera que hagamos una fiesta para despedirla?

—Sí, se acaba de marchar.

—Solo espero que no se llevara todas las cosas que le compramos, si tanto quería marcharse de casa y empezar una vida lejos de nosotros, lo mínimo que puede hacer es dejar…

— ¡Cállate! ¡Cállate! ¡Me tienes cansado! No puedo creer que estés diciendo semejante estupidez, cuando sabes que la primera culpable para que Valentina se marchara de esta casa de esa forma eres tú, y aun así sigues poniendo el dedo en la llaga. ¿De verdad no te cansas de maltratar a tu hija? ¿Acaso no te duele ni un poquito?

— ¿Mi culpa? Se fue porque quiso, nadie la está obligando a nada; ella y su tonta idea de ser independiente.

—Eres imposible, pensé que algún día cambiarias, pero veo con tristeza que solo te has vuelto peor de lo que ya eras. Te aseguro que a partir de hoy todo en esta casa cambiara, empezando por nosotros.

— ¿Qué quieres decir?

—Ya te enterarás Anne, por lo pronto déjame informarte: Valentina no se llevó nada de su cuarto, solo tomo sus libros, trofeos, algunas fotos y la ropa que tanto le gusta a ella. La ropa que tú le compraste sigue estando en el closet con todas las etiquetas, así que no puedes decir que se llevó algo de esta casa que también era y seguirá siendo su casa. Evítame la pena de escuchar de nuevo comentarios absurdos en contra de tu hija, te guste o no lo es y lo seguirá siendo hasta el día que se muera.

«Ahora, si se enojó el señor, ya era justo y necesario. Aplausos para él»

Con el corazón en la mano y llena de tristeza, Valentina salió de su casa sin mirar atrás para empezar una nueva vida, lejos de la persona que en lugar de amarla y protegerla le había hecho tanto daño por muchos años. Como las clases no habían iniciado formalmente, no podía acudir a la residencia, tampoco podía darse el lujo de gastar sus ahorros en un gran hotel; la mejor opción hasta el momento era acampar en el bosque por tres días, servía que disfrutaba de la naturaleza que la rodeaba, al cuarto día se dirigiría al campus para hacer su registro y le fuera otorgada una estancia permanente por los próximos años.

Los días en el campo no fueron tan malo como esperaba, su fiel amigo servía como cama y refugio al mismo tiempo. La fecha de presentarse en la universidad llego más pronto de lo que canta un gallo, al ser la primera alumna en llegar le daba una pequeña ventaja de elegir el lugar de preferencia.

—Hola, soy Valentina, me he postulado para obtener una residencia con ustedes por los próximos cinco años.

—Hola Valentina, bienvenida a la universidad, un gusto poder conocerte, ¿Cuál es la carrera que piensas estudiar? —pregunto la chica de recepción mientras le mostraba una agradable sonrisa, algo que pocas personas hacían con ella.

—Ciencias Ambientales.

—Perfecto, es una estupenda carrera, déjame buscarte en el sistema y te informo en un momento.

—Gracias, yo espero.

—Déjame informarte que las residencias por las cual te postulaste solo son otorgadas a nuestros mejores alumnos, es importante que durante el tiempo que estés en esta universidad no bajes tu promedio de lo contrario perderías la beca de la residencia y tendrás que mudarte a otro punto por cuenta propia.

—Eso no lo dudes, trataré de ser la mejor de la clase, de eso no tengas la menor duda.

— ¡Wow! ¡Wow! Valentina, déjame felicitarte. Eres la primera chica que veo con este puntaje, me alegro mucho que nos escogieras como tu primera opción de estudios, tus padres deben estar muy orgullosos de ti, «podrías informarle a su mamá, para ver si deja de tratarla de esa forma». Se te ha otorgado una beca del 100% para tu residencia en el edificio VIP, además de un descuento del 80% en cada uno de tus semestres.

— ¿En serio? No juegue conmigo de esa manera, soy muy sensible y me puedo poner a llorar o a gritar como loca de la emoción.

La universidad de Barcelona era prestigiosa en todos los sentidos, había estudiado su historia, principalmente en conocer el récord de personas importantes que se graduaron en ella; formar parte de sus estudiantes era un verdadero reto.

Cuando los resultados aparecieron en la bandeja de entrada de su correo, solo miro la parte que indicaba si había sido aceptada o no, al resto no le tomo importancia «mija, el chisme se lee completo o no se lee». Ahora se arrepentía de no prestar, toda la atención que se necesitaba.

—Nunca jugaría con algo así chica, ¿Acaso no viste los resultados en tu correo? Hemos hecho llegar una copia de ello a tu bandeja.

—La verdad, no del todo, solo leí que fui aceptada para la carrera que me postule, estaba tan emocionada que olvide leer el resto del correo. Creo que cometí un grave error al no hacerlo, espero que no me afecte en nada.

— ¡Vaya!, ahora comprendo todo. Déjame imprimirte una copia del resultado para que puedas leerla con calma, considero que te gustaría conservarlo como un gran recuerdo, solo recuerda leer los comunicados completos de ahora en adelante.

—Gracias, prometo que no vuelve a pasar —dijo valentina tartamudeando.

—Bien, Valentina, solo debemos llenar unos requisitos que nos pide el sistema para complementar tu registro no tomara más de cinco minutos. Esto lo debiste de hacer en cuanto te llego la carta de bienvenida, pero como no leíste las instrucciones, no estabas enterada de lo que seguía.

—Gracias, espero no estarte causando problemas con mi imprudencia, dime ¿Qué necesitas saber?

—Empecemos por tus apellidos y la dirección de tus padres, también voy a necesitar una tarjeta bancaria como respaldo para el pago de tus mensualidades, así como el número de contacto de la persona a la que llamaremos en caso de que te pasará algo.

— ¿Es necesario todo eso?

Valentina no quería que nadie supiera sus orígenes, por eso omitía siempre sus apellidos y todo lo relacionado con su familia.

—Por supuesto, debemos de complementar la información. Veo que estás un poco inquieta, si algo te preocupa lo podemos hablar sin problemas, estamos aquí para ayudarte, no para entorpecer tus estudios.

—No me gustaría que nadie supiera quien soy ni de dónde vengo, te garantizo que no tengo nada que ocultar ni tampoco estoy huyendo de ninguna parte, pero preferiría que se quedara en secreto.

—Mmm, no te preocupes Valentina, nuestro sistema es el más seguro de todas las universidades, te garantizo que nadie tendrá acceso a ellos, puedes estar tranquila, todo lo que quede registrado no se expondrá nunca.

No se esperaba nada de lo que estaba pasando, por lo que su corazón daba pequeños brinquitos de alegría. Por primera vez alguien la trataba bien sin importarle su aspecto.

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