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5. EL MATRIMONIO (El chantaje)

Pasaron los días y por las tardes Marian, Pedro y Manuel se reunían con primos y amigos, sus padres le decían a ella que era una mujercita para andar jugando juegos que solo eran para hombres, que ella solo debía aprender los labores del hogar para atender a su casa y su esposo cuando se casará.

¡Por Dios! ¡papá! Puedo hacer mucho más, ni siquiera me dejas estudiar, quiero aprender, déjame ir a la escuela, por favor papá, ¡sí!, ¿me dejaras?

- ¡Dime!, ¿para qué? Si pronto te casaras, tu deber será atender a tu esposo, tu casa y los hijos que llegues a tener.

Tu esposo te proveerá todo lo que necesites, no necesitas estudiar, aprende las cosas de cocina, a limpiar tu casa, lavar ropa, coser ropa, preparar pozol, aliñar un pollo y toda las cosas de comida; así que todo lo que necesitas saber es como llevar una casa y no letras, respondió su padre Mario Otilio.

¡Yo no me casaré pronto! ¡entiéndeme! ¡No quiero a Josué! ¡No puedes obligarme! desesperada gritó Marian a su padre.

¿Por qué aceptaste ser su novia? Si dices que no lo quieres, entonces… no comprendo …

¡papá! Yo no lo acepte, el inventó eso a mamá, es una mentira.

Pero he dado mi permiso para que te visite y no me retractare, aceptarlo u no después de que se traten lo decidirás tú. Con voz firme respondió el padre de Marian

Meses después de las visitas que realizaba Josué al rancho, este se decidió a platicar formalmente con los padres, pese a que Marian de varias maneras lo había rechazado; y Josué sentía que era la única manera que ella no podría objetar a casarse con él, por lo cual Josué ya iba “decidido a todo”.

Buenas tardes señores, aquí vengo nuevamente a visitarles mi propósito es obtener su consentimiento para casarme con Marian, por eso hoy estoy aquí para podérmela llevar a la ciudad y hacer los preparativos para la boda.

¡Queeeeé! -grito Marian- eso no puede ser, yo no he dicho que deseo casarme contigo y para eso yo debo estar de acuerdo. ¿Qué es lo que te pasa Josué?

¡Marian! Sabes bien que estoy completamente enamorado de ti, nos llevamos bien igual, así que, si no lo haces, en este mismo momento sin importar nada “me mataré”, o te casas conmigo, o me muero porque yo sin ti no puedo vivir, dijo Josué acercándose a un árbol con una cuerda para lastimarse, dio la casualidad que estaba enrollada ahí con una bolsa que era donde cortaban la fruta

Al mirar esto, los padres de Marian la jalaron hacia donde estaban ellos para hablar a solas.

¿Qué significa todo esto Marian? – Reprendió su padre –

¿Estas jugando u qué?

¡Papá! ¡En serio! ¡No se que le pasa! ¡está loco! – desesperada y aguantando las ganas de llorar dijo Marian –

Por favor hija, hazle caso; no es un mal muchacho mira hasta donde está dispuesto a llegar por ti, no querrás llevar su muerte en tu conciencia – dijo la madre de Marian-

Es que acaso no te basta todo este tiempo que te ha dedicado, te gusta que te esté rogando y encima traes problemas con tu actitud tan terca, que te crees que eres para desaprovechar una oportunidad así para ti, -dijo muy enojado el padre de Marian-

¡pero papá! Tu habías estado de acuerdo en que yo decidiera con quien casarme y aparte todavía estoy muy chica.

¡pero nada! Grito don Mario, si te di oportunidad de tratarlo para que creciera ese sentimiento, de todas maneras tendrás que casarte y él es buen partido para ti, saldrás de aquí y tendrás mejores oportunidades, acaso ¿no es eso lo que has pedido todo el tiempo? – Aún muy molesto cada vez más respondía el padre de Marian. –

¡Papá! Por favor no me envíes con él, ‘no quiero estar con el’, por favor, por favor papá -llorando amargamente- suplicaba la chica a su padre.

¡Josué! Por favor deja de jugar con tu vida – suplico llorando Marian- ¡deja de asustar a mis padres! ¿no ves lo que estas ocasionando? No te amo Josué por favor, ‘déjame tranquila’

Este último al ver la reacción de los padres de la chica, sonrió para sus adentros y se armó de más valor para responderle:

Te amo Marian, sé que me quieres, casémonos y seamos felices de lo contrario aquí mismo me quitare la vida y no podrás ser feliz nunca en tu vida llevando mi muerte en tu conciencia, “no comprendes que nadie te hará más feliz que yo”

-Si me amaras no me harías esto- llorando y derrotada al mirar a su padre enojado y su madre llorando Marian se tiró al suelo de rodillas pidiendo perdón por lo que estaba sucediendo y aceptando su destino.

Pues su padre ya tenía decidido que para evitar la muerte del hermano de su cuñada que se tendrían que casar y mucho menos permitir que tal atrocidad sucediera en su casa

¡Mamá!, ¡Papá! ¡por favor! perdónenme por lo que sin saber he ocasionado, me iré con Josué, tampoco deseo cargar con la muerte de el en mi conciencia.

Y así con lágrimas en sus ojos Marian fue a su cuarto a preparar sus cosas para la partida de su casa. Mientras ella alistaba sus cosas Josué daba con lujo de detalle de cómo se efectuaría su boda mientras que los padres de Marian asentían a lo acordado.

'Ese día fue el más triste para Marian', "pero la noche fue todavía más horrorosa y peor de triste para ella", al entregarse por primera vez a un hombre que no amaba, en el cual en inicio solo fue el gusto porque él era guapo y creció con el trato la amabilidad por lo cual tenía algo de cariño, que ahora deseaba odiar o ya estaba odiando, pero no debía hacerlo debido a que ya era su mujer y con quien formaría su familia y para ella no tenía caso guardar esos sentimientos que empeorarían solo su vida de hogar.

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