5. CONTACTO
Hacía más de una semana que estaba en el bosque, sus hermanos no habían dado señales de vida y comenzó a temer lo peor. Cada día que pasaba, al no ver a ningún animal cerca de la cabaña, a no ser los pájaros, mariposas y aquellos dos ciervos. Comenzó a sentirse más segura fuera en el bosque, e inició a bañarse en la hermosa cascada que quedaba justo detrás de su cabaña.
Había observado que cuando comenzaba a quitar su ropa, ambos ciervos desaparecían. De alguna manera sentía que la acompañaban. Desde que ella estaba ahí, venían a diario y se pasaban el día, sobre todo el más grande. Por eso, en vez de bañarse completamente desnuda como el primer día, lo comenzó a hacer con ropas, pues vio que el ciervo mayor permanecía a su lado de esa manera y eso la hacía sentir segura.
Ese día había decidido acercarse a ellos. Tomó unas ramas frescas de una planta que sabía le gustaba, y paso a paso se acercó. Ellos la miraban moviendo solo las orejas de vez en cuando. El ciervo pequeño cuando sólo le faltaba un paso para llegar salió corriendo, no así el grande que avanzó a su encuentro y para su sorpresa comió de la rama que llevaba en su mano.
Se quedó muy quieta, para no asustarlo, mientras lo veía comer toda la rama. Era realmente un animal muy hermoso, el pelo le brillaba hermosamente y extendió su otra mano acariciando los cuernos. Este contacto la hizo sentir muy feliz y sin darse cuenta, comenzó a tararear una canción, vio como él levantó la cabeza y la miró con sus ojos rojos. Se asustó, ¿sería un brujo o un demonio? No tenía conocimiento que los ciervos tuvieron los ojos rojos. Jamás había visto uno con ese color, dio la vuelta y salió corriendo. El ciervo no la siguió, solo se quedó en su lugar observando cómo se alejaba asustada, sin comprender que había sucedido.
—¿Qué crees que pasó Oryun? No hice nada, solo la miré ¿por qué se asustó y huyó de esa manera? —preguntó el príncipe a su amigo sin comprender lo que había pasado. —Hasta me comí su rama que sabes no me gusta.
—No lo sé, tu mascota es una humana extraña.
—Tengo que darte la razón, con los otros humanos con los que nos hemos relacionado ha sido mucho más fácil. No tengo idea de porqué se asustó, solo la miré porque comenzó a cantar una linda melodía que cantaba mi abuela cuando vivía, me emocioné mucho.
—¿Y pusiste tus ojos rojos?
—Creo que sí, sabes que no los pongo, lo hacen solos cuando me emociono o enfurece algo.
—Tienes que aprender a controlar eso, papá tiene razón. Debes aprender a controlar todos los inmensos poderes que posees. A lo mejor se asustó por eso mismo, ¿has visto algún animal de los que ellos acostumbran a ver, con los ojos rojos? ¡No! De seguro que pensó que eres un demonio que es así como los pintan.
—¿Crees que fuera por eso?
—Estoy seguro. Ahora acompáñame a ver si ya murieron los humanos que la acompañaban para enterrarlos.
—¿Y mi humana?
—¡Haz la barrera! Además, que no creo que salga ahora con el susto que se llevó por ver tus ojos rojos, ja, ja, ja... Sí que es entretenida tu mascota, ja, ja, ja...
—¡Deja de decirle así! Está bien, vamos a poner la barrera para ir a verlos.
Luego de emitir un sonido que anunciaba que iban de cacería y que alejaba a todos los animales. Se elevaron en el cielo y pusieron una barrera protectora alrededor de la cabaña, que impedía que nadie extraño pudiera entrar ni su humana podría salir. Volaron a la montaña donde en una cueva permanecían los tres hermanos de Esthela.
—¿No dijiste que iban a morir?
Preguntó el príncipe Erick al entrar a la cueva y ver a los tres todavía envueltos en una energía sanadora, lo cual significaba que estaban vivos. Oryun los revisaba entre sorprendido e incrédulo. Sus cuerpos de a poco se estaban regenerando muy bien, aunque permanecían dormidos.
—Oye Erick, ¿no te parecen muy extraños estos humanos?
—¿Por qué lo preguntas? ¿No dijiste que le habías untado de tu baba para regenerarlos? Es eso, está funcionando al parecer.
—Sí, lo hice y te dije que no había funcionado. Tampoco le puse esa energía sanadora, no sé hacerlo. ¿Cómo es que la tienen? Y es verde, nunca antes la había visto de ese color ¿y tú? Ven a ver, no creo que sea mi baba quien los esté curando.
—¿Qué quieres decir? No les veo nada raro.
—Ven, mira como su sangre corre a gran velocidad y es como si ella fuera la que los cubrió y los está sanando, sobre todo de este grande. ¡Ven acércate! Mira, es él quien emite esa energía verde desde su frente. Parece que se cortó su mano y untó a los demás con ella y a él mismo.
El príncipe Erick se acercó despacio hasta estar al lado de Lotha. En efecto, su amigo tenía razón. Se podía observar la piedra filosa a su lado manchada de sangre y como se había cortado por varios lugares sus brazos y cubierto a los demás con su sangre. ¿Qué significaba eso? ¿Qué tipo de humano era este y por qué despedía esa energía sanadora y protectora al mismo tiempo?
—¿Será uno de esos llamados brujos poderosos? —preguntó Oryun observándolo con curiosidad. —Si lo es, ¿por qué no se defendió aquel día?
—¿Huelen a mí humana? ¿Serán familia de ella?
Se acercó y comenzó a olerlos, sí, olían a su humana. Definitivamente ellos eran familia de ella o al menos vivían juntos. Por lo que tomó a Lotha que era el más fuerte de los tres e interesante y lo envolvió en una poderosa energía regeneradora solo utilizada con los dragones, y que a la vez podía definir qué especie sobrenatural era.
—¿Qué haces, mi príncipe? ¡Lo volverás inmortal! —gritó asustado Oryun al ver como Lotha se iluminaba completamente.
—No, solo trato de saber qué tipo de ser es y si funciona mi energía en ellos. ¡Mira cómo la absorbe!
Exclamó realmente sorprendido de ver como Lotha absorbía toda su energía, y no solo eso, se conectaba con él comenzando a sanar a gran velocidad. ¡Eso era imposible! Ningún humano del que tuvieran conocimiento era capaz de algo como aquello. Asustado, lo volvió a colocar en su lugar y dejó de envolverlo en la energía sanadora desconectándolo de él. Aunque Lotha seguía sanando ahora envuelto en una poderosa energía verde con la cual envolvió a sus hermanos.
—¿Qué crees que sea? Humano no es, ninguno es capaz de asimilar la energía sanadora de la manera que lo hizo, solo los dragones tenemos esa capacidad y algunos seres sobrenaturales, pero no siento que sea un dragón. Además, se conectó conmigo y sentí como absorbía de mi energía vital, y mira cómo protege aún en su situación a esos chicos. ¡Admirable!
—¿Crees que sean dragones ocultos entre humanos y de alguna manera no puedes reconocerlos? Eso haría a tu humana una dragona y no tiene rasgos de serlo. Nos hubiésemos dado cuenta.
—No, no siento en ellos la conexión que como su príncipe encuentro con todos los dragones de nuestro imperio. Puede que tenga sangre nuestra, o no sé. Ser otro tipo de humano poderoso. Mira cómo continúa regenerándose, y no solo eso. ¿Ves la energía que ha desplegado cubriendo a los pequeños? Definitivamente ellos son sobrenaturales, pero no puedo definir a la especie a que pertenecen, a no ser que sean de esos humanos que desarrollaron la magia que dice mi abuelo robaron a nuestros ancestros.
—Puede ser, aunque ¿no se supone que la reconocerías? Creo que es su hermano mayor, por eso los protege así. ¿No te dije que eran diferentes? ¿Entonces qué hacemos? ¿Los llevamos para la cabaña con tu humana?
—No, déjalos aquí para que se recuperen solos. No sabemos si lo irán hacer o no. Luego vendremos por ellos y si están bien, los llevaremos con ella, sería bueno que la cuidaran cuando no esté. Cuando subamos al palacio, trataremos de investigar si existen humanos capaces de soportar nuestra energía sanadora. Le preguntaré al abuelo personalmente sin que papá se entere. No olvides que tenemos prohibido relacionarnos con humanos y es lo que hemos estado haciendo desde que bajamos. Si es así, los sanaré y los llevaré con ella.
—Eso es verdad, si mi papá también se entera me mata. Me lo advirtió la última vez, que me alejara de ellos. ¿No serán los dragones desaparecidos? Esos que tanto mencionan ellos y que buscan.
—No lo creo, te dije que no siento en ellos la esencia de dragón, es algo muy diferente y que no conozco.
Dijo un conjuro envolviendolos en una esfera de energía y manteniéndolos dormidos, luego selló muy bien la cueva para que nadie pudiera encontrarlos. Y se dirigió de regreso a la cabaña, dónde Esthela aún no había vuelto a salir por miedo a que la atrapara el demonio.
—No podemos volver a ser ciervos, ella se asustaría.
—¿Y qué propones?
—Vamos a permanecer siendo dragones a su lado sin que nos vea.
—A mí no me vio con mis ojos rojos. A lo mejor si logras mantenerlos de un mismo color y no te le acercas, ella se convenza de que no somos unos demonios y confíe de nuevo en nosotros —sugirió Oryun.
—No es mala idea, de todos los animales, el que más me gusta es el ciervo. Me hace sentir menos incómodo, por no tener que esconder mis cuernos.
—Vamos a hacer lo que te dije. Ya verás que te pierde el miedo.
—¿Cuántas horas nos quedan hasta la noche nuestra y el baile? No quiero enfurecer a papá por no asistir.
—Deja sacar la cuenta, no ha pasado ni una hora nuestra desde que vinimos, recuerda que es un mes del tiempo de los humanos y solo han pasado siete de sus días. No te preocupes, de seguro papá me llama. No quiero perderme el desfile de hermosas dragonas. Pero deja que saque la cuenta en tiempo humano.
—Eran las dos de la tarde cuando vinimos, lo que nos da una media de seis horas hasta el inicio del baile, entonces son seis meses humanos y solo han pasado siete días, tenemos mucho tiempo aún —sacó cuentas el príncipe ante la mirada sorprendida de su amigo. —¿Qué me miras así? Que no me guste sacar cuentas no quiere decir que no pueda hacerlo. Vamos a ver que hace mi humana.
Por otro lado Florian en el condado, estaba muy furioso de que hubiesen perdido a Esthela y a sus hermanos, estaba hablando con su padre de todo lo sucedido.
—¿Y dices que era muy bella de ojos verdes? ¿Estás seguro de eso?
—Sí papá, la mujer más hermosa que he visto en mi vida y tenía los ojos verdes. ¡Todos ellos tenían los ojos verdes! Nunca antes les vi ese color. No se la quité en la iglesia, porque Lotha me lo impidió.
—¡Debiste venir a avisarme enseguida! ¿Sabes cuántos años llevo buscándola? ¡La necesito urgente! No puedo perder esta oportunidad. ¿Y sus padres? ¿Qué hiciste con ellos?
—Mis hombres le dieron muerte.
—¡Sus cuerpos, tráeme sus cadáveres!
—¡Se quemaron junto con todas sus pertenencias! ¿Para qué quieres el cuerpo de esos viejos?
—¿Estás seguro que se quemaron? Ve ahora mismo a ver si es verdad, sino recupéralos y traémelos, y deja vigilada la casa, estoy seguro que ellos regresarán por sus padres.
—¡Están muertos te dije! ¡Algo invisible en las tierras de nadie, nos los arrebató y se los llevó con él!
—¿Los viste muertos? ¿Y a qué te refieres con algo invisible?
—No vimos que era, solo una enorme fuerza invisible nos atacó y salimos huyendo.
—¿Una fuerza invisible? No puede ser, ¡son ellos! ¡Son ellos los que he estado buscando todo este tiempo y estaban ocultos en mis narices! ¿Cómo no la sentí?
—¿Quiénes son ellos papá?
—¡Vete ahora mismo a traerme el cuerpo de los viejos! ¡Asegúrate de encontrar sus restos que dudo mucho que los encuentres!
—¿Qué quieres decir papá? ¡Te dije que se quemaron!
—Florian, por una vez en tu vida ve a hacerme caso sin preguntar nada, y si llegas a encontrar a Esthela no te atrevas a tocarla, me la traes directo sin ponerle una mano encima.
—¡No! ¡No te la daré, es mía!
—¡Florian…! ¡No te atrevas a tocarla o te mataré!