Siempre hay una primera vez
“El lobo podrá cambiar de apariencia, pero nunca de intenciones.”
(Proverbio)
*Kurt*
—¿Qué hacías con esa chica? —Me pregunta Daciana provocando incomodidad en mí.
—Nada, sólo le traje su bolígrafo, lo dejó en su asiento. —respondo con firmeza.
Ella me mira con desconfianza, mis palabras no parecen convencerla por lo insiste:
—¿De cuando acá te preocupas por ese tipo de cosas? —El tono de su voz es recriminador.
No me gusta mentirle, ella sabe quien soy, pero por primera vez, le oculto lo que estoy sintiendo.
—No comiences, Daciana. Simplemente le entregué el bolígrafo. —Trato de suavizar mi tono de voz al ver que mi reacción abrupta provoca un efecto contrario al esperado.
—Más te vale que sea sólo eso y no que te guste esa insípida.
Su comentario saca de mí, el verdadero yo.
—¿Y si fuese así, quién piensa impedírmelo? ¿Acaso tú? —la confronto.
—No te atrevas a jugar conmigo, Kurt. Me conoces bien y sabes de lo que soy capaz. —responde amenazante.
La tomó de ambos brazos y la aparto de mí con fuerza.
—No me amenaces. Sé de lo que eres capaz, y sé que si descubres que me interesa otra, no dudarás en correr a los brazos de Greco.
—Así es —contesta irreverente.
—Entonces, vete ahora mismo y haz que te folle como lo hago yo. —esgrimo con severidad.
Ella se aleja de mí, intentando como otras veces manipularme con ello, pero por primera vez ninguna de sus amenazas parece importarme. Sólo deseo ir hasta la habitación donde está la nueva chica y sentir ese calor que emana como fuego de su cuerpo cuando la toco.
Nunca antes sentí un deseo como el que me provoca Kira con su presencia. Algo me dice muy dentro que ella me pertenece o tal vez, sea yo quien le pertenezco a ella.
Pienso en Daciana por unos segundos, recuerdo como comenzó lo nuestro. Ella estaba destinada a ser la mate de Greco, el Alfa de Starmoon, pero cuando nos conocimos en la última luna de lobos, quedé impactado con su belleza. Conquistarla fue para mí, apenas un reto; sólo quería apropiarme de ella y vencer a Greco demostrando que soy el heredero del alfa de la manada ‘Clair de Lune’.
Por suerte, ella me puso el camino fácil, rechazando a Greco ante la diosa lunar. Desde ese entonces llevamos un año juntos, y la verdad hasta ahora, no había mostrado interés en ninguna otra mujer de la manada. Elegí a Daciana como mi mate y así hemos estado viviendo durante este tiempo.
Sin embargo, algo cambió dentro de mí, cuando vi a aquella pelirroja entrando al instituto hace un par de horas atrás. Un inhóspito deseo de protegerla –incluso con mi propia vida– se apoderó de mí.
Siento un extraño impulso que me obliga a ir hasta su habitación, mientras mi lobo travieso, Tirón, me insta a buscarla:
—Ve con ella. —susurra.
—¿Cómo crees que voy a entrar a su habitación de esa forma? —increpo.
—No necesitas excusas, Kurt, eres el hijo del Alfa de la manada.
En eso, Tirón tiene razón. No tengo porqué pedir permiso para entrar o salir de cualquier habitación. Por lo que sin dudarlo, me dirijo hacia su dormitorio. Abro la puerta que por suerte no lleva seguro, entro y miro a todos lados, mas ella no está allí. Entonces, escucho el agua de la regadera cayendo y me aproximo hacia el baño.
La puerta está entreabierta, la empujo lentamente adentrando mi cabeza; frente a mí, del otro lado del la puerta de vidrio salpicada de agua y absolutamente desnuda, está ella. Contemplo su silueta, la redondez de su trasero y su espalda esculpida con delicadeza.
De inmediato, comienzo a percibir como mi cuerpo se tensa y rápidamente mi polla se endurece y palpita con fuerza. Excitado por el deseo de verla desnuda a plenitud, intento adentrarme; sin fijarme tropiezo con mi codo uno de los arreglos colocados en el mesón de mármol del lavabo que cae y se estrella contra el piso, me veo obligado a retroceder con velocidad.
—¿Quién está allí? —pregunta ella algo nerviosa mientras trato de ocultarme de ella.
Desde la puerta logro ver su reflejo en el espejo, ella toma la toalla y se cubre, me aparto con sigilo y busco salir de la habitación tropezando con Valkyria, quien amaga a gritar, cubro su boca y la obligo a salir abruptamente de la habitación.
—¿Qué haces aquí, Kurt? —interroga mentalmente.
—Vine a buscarte, pero me encontré con la puerta abierta. Pensé que estabas en el baño y cuando entré estaba la nueva. —respondo evitando que alguien pueda escuchar nuestra platica.
—¿La viste desnuda? —cuestiona.
—NO —gruño y ella sonríe.
—Sí la viste ¿eh?
—Sólo un poco —contesto.— sólo entra y di que eras tú. Prometo recompensarte luego.
—¡Vale! Pero no dudes que pienso cobrarte el favor.
Valkirya entra al dormitorio mientras yo saco mi camisa fuera del pantalón para ocultar mi erección inesperada. Definitivamente esa nueva me pone a mil.
Me apresuro a entrar a mi habitación, ya estando allí comienzo a desabotonar mi jeans, saco mi polla a punto de estallar. Mientras bisbiseo su nombre y recuerdo su enorme trasero, froto mi polla como lámpara de Aladín hasta ver que brota como néctar mis fluidos seminales lubricando mi mano por completo.
—Vaya a donde has llegado —afirma con tedio, mi lobo interno— Quién diría que el próximo Alfa de Clair de Lune terminaría masturbándose por una chica. Te estás enamorando. —canturrea.
—¡Joder! Qué no me he enamorado de nadie, menos de esa chica.
—Esto no lo habías hecho antes —Me recrimina.
—Siempre hay una primera vez y también una única. Ten por seguro que la próxima vez, llegaré en su boca.
Exhalo un suspiro mientras sacudo el resto de semen de mi polla.