Capítulo 1 El despertar.
Algo hervía en mi interior, algo desgarraba mi cuerpo, algo extraño sucedía dentro de mí, podía sentir que mi cuerpo ardía, ¿pero ¿cómo podía estar sintiendo algo? Si había muerto ¿o no?
Un dolor desgarrador me atravesó y un grito ahogado salió de mis labios, me doble sobre mí para tratar de apaciguarlo. Mi organismo se sentía pesado como el plomo, algo o alguien acaricio mi frente, limpiando gotas de sudor que bañaban y humedecían mi cabello, escuche unos pasos a mi alrededor y luego un susurro…
—Vamos, despierta abre tus ojos, contempla tu nueva vida y anda conmigo en la oscuridad.
Su voz profunda, grave y pausada me parecieron tranquilizantes, el dolor poco a poco fue disminuyendo, el ardor fue apaciguándose, pronto todo mi cuerpo se sintió liviano, tranquilo. Intente abrir mis parpados, pero no lo logre, de pronto mis labios y mi boca se secaron y sentí una sed horrible, una sed que desgarraba mi garganta.
Mis ojos se abrieron como platos cuando no pude resistirla más y un jadeo escapo de mis labios. Percibí un fuerte olor a sangre a mi alrededor, también olía a humedad, a tierra mojada, a bosque. Mi nariz inhalo un poco más y el olor a sangre acrecentó mi sed, sentí mi cuerpo moverse por voluntad propia sentándome de golpe.
Logre distinguir en la penumbra que me encontraba en una habitación con altos ventanales, la luz de la luna se colaba por una de ellas iluminando una parte de la misma. Un suelo de madera cubierto de una fina capa de polvo me dejo ver huellas.
A mi lado un movimiento me distrajo atrayendo mis ojos hacia el lugar allí de pie se encontraba un hombre, un alto y apuesto hombre, sus ojos brillaban con un ligero tono rojizo en la oscuridad.
Sentí poco a poco como su presencia fue haciéndose más fuerte como si deseara que todo mi ser lo percibiera y pronto sentí miedo, sentí pánico de ese hermoso ser que se encontraba mirándome en la oscuridad, de sus labios se desprendió una sonrisa; una sonrisa que me asusto, su presencia se hizo aplastante, deje de mirarlo y una voz en mi cabeza me sobresalto.
—Shhh tranquila no tengas miedo, dime ¿qué se siente morir?
No era mi voz la que escuchaba, no sabía de dónde provenía, pero estaba segura que la había escuchado en mi cabeza. Pronto la sed nuevamente rasgo mi garganta y un gemido escapo de mis labios, llevé mis manos a mi cuello y sentí mi piel helada.
De alguna forma no sentía frio. La risa del hombre a mi lado me distrajo de mis pensamientos, una risa fría, macabra que me helo la sangre haciendo que un escalofrió recorriera mi espalda. Este hombre se acercó lentamente a mi mientras lo hacía sentí como el aire a mi alrededor se hacía pesado.
Como su presencia captaba toda la atención de mi cuerpo y el miedo que sentí cuando lo noté, creció. Una pálida mano se acercó a mi rostro, su contacto era frio. Giro mi cara hacia él y la tenue luz rojiza del fuego a mi espalda ilumino su rostro.
Un rostro hermoso que me cautivo de inmediato, su cabello negro despeinado con mechones en todas direcciones alguno caía en su frente, dándole un aire juvenil, sus ojos azules poseían un brillo maligno, una línea más oscura rodeaba todo el iris dando más intensidad a estos, estaban enmarcados por unas espesas, lindas y perfiladas cejas negras.
Su nariz solo podría describirla una palabra, perfecta, sus labios carnosos y rosados incitaban a besarlos, una barba incipiente cubría su rostro dándole ese aire rebelde, su belleza me tenía hipnotizada, simplemente había dejado de parpadear para no perderme ni por instante la magnífica criatura que tenía delante y digo criatura porque ningún humano podría tener tal belleza, una belleza diabólica.
Nuevamente una puntada en mi garganta me recordó aquella desesperante sed que poco a poco se estaba haciendo insoportable, el hombre se sentó a mi lado y me tendió una copa que llevaba en una de sus manos, sin decir palabra alguna solo la puso frente a mí cerca de las mías.
Un dulce aroma inundo mi nariz y un gemido escapo de mis labios, la sed aumento y me desespero, arrebate la copa de sus manos y me la tome de un salo tirón. En cuanto el líquido toco mis labios sentí el más maravilloso éxtasis que jamás había experimentado en mi vida.
Mis músculos se llenaban de una cálida y maravillosa energía, sentí como mi corazón comenzó a palpitar más velozmente, mi cerebro se nublo con una sensación extraña, separe mis labios del cristal y mire a los ojos de él, su sonrisa era amplia; hermosos dientes blancos brillaban, una sonrisa perfecta. Lo afilado de sus colmillos llamo mi atención, luego su profunda voz me saco de mi estado de admiración
—Siente como la muerte te despierta, siente como el precioso y dulce sabor de la sangre te abre las puertas a tu nueva y oscura vida, ¿qué se siente abrir los ojos y ser una criatura de la oscuridad?
Su voz era música para mis oídos, pero sus palabras sonaban horribles.
¿La muerte, sangre, de que estaba hablando?
Poco a poco baje mis ojos hacia la copa de cristal vacía en mis manos y contemple en el fondo un líquido rojo, fui consciente del aroma que desprendía, era sangre…
Había tomado sangre y me sentía maravillosamente bien, mis ojos volvieron a su mirada que tenía ese brillo juguetón, pícaro y lo hacían ver aún más juvenil, aunque con un aire rebelde, me regalo una pequeña sonrisa que extrañamente me tranquilizo.
—Levántate, puedes acompañarme.
Su palabra fue una orden para mi cuerpo que inmediatamente se comenzó a desplazar fuera de la cama en la que me encontraba. Me pare frente a él, sorprendida. Era más alto de lo que esperaba, un brillo rojo apareció nuevamente en sus ojos y una vez más escuche aquella voz en mi cabeza.
—Soy Killiam, tu creador ahora caminaras en las tinieblas a mi lado y serás la reina de la muerte, despiadada, cruel, hermosa y poderosa.
No comprendía de dónde provenía esa voz, pero estaba casi segura que se debía al hombre frente a mí y estuve segura de ello cuando sus labios se movieron y su voz inundo el lugar.
—Aun estas débil debes beber más —me analizo como quien ve a un experimento— apenas y podrás seguirme el paso, pero debemos irnos. Estamos en territorio del Clan Gremory, —hizo una breve pausa y murmuro en tono divertido, burlón— no querrás encontrarte con ninguno de ellos en tu estado, así que iremos al pueblo y beberás hasta saciarte, luego nos iremos.
No entendía ni una sola palabra de lo que estaba diciendo, pero asentí, se movió con rapidez en la estancia apagando el fuego que estaba en la chimenea, camino hacia la puerta en total oscuridad y salió por ella. Comencé a andar con cuidado con temor de tropezar y caer, pero al instante me di cuenta que mis ojos podían ver claramente en la oscuridad.
Veía cada objeto en la habitación incluyendo la puerta abierta, me dirigí hacia ella y la atravesé. Me encontré en un pasillo largo y lleno de puertas, doble a la derecha hacia donde había ido Killiam, camine lentamente, sintiendo cada musculo tensarse al hacerlo.
Percibí la presencia de pequeños animalejos a mi alrededor, moviéndose en las sombras, escuché sus corazones latir, la sangre recorrer las venas. En cuanto ese pensamiento llego a mí una oleada nueva de insaciable sed se apodero de mi cuerpo, desgarrando y secando nuevamente mi boca y garganta.
Mis piernas temblaron ligeramente y caí de rodillas al suelo sosteniendo mi garganta, mi respiración se aceleró y comencé a hiperventilar, sentía que estaba asfixiándome, entonces su voz nuevamente hablo en mi cabeza.
—Cálmate, ponte en pie y continúa andado, ven a mi lado.
Siguiendo su consejo comencé a respirar más pausadamente hasta que tuve nuevamente el control de mi cuerpo, me levanté y seguí caminando, su voz aun me hablaba.
—No prestes atención a nada más a tu alrededor o perderás el camino, justo ahora todo es demasiado para tus sentidos —me explico y lo escuche con fascinación, porque su voz era completamente hipnótica.
—Puedes, ver, oír y sentir cada criatura por muy pequeña que sea a tu alrededor, ante tus nuevos ojos las cosas lindas te parecerán hermosas, un ligero olor será multiplicado y las sensaciones serán experiencias sublimes que te harán perder la cabeza sino lo controlas —su voz hizo una pausa y guiada por ella como si se tratara de un encanto continúe andando.
—Esta es la etapa más peligrosa del despertar, si cedes ante tus sentidos perderás el control y serás una bestia enloquecida guiada por su sed y no tendré más remedio que arrancar tu cabeza —esto último fue un susurro amenazante pero lleno de diversión— y créeme sentiré placer al hacerlo tanto como cuando tu sangre me llamo.
Descendí unas escaleras concentrándome en sus palabras, ya no lograba escuchar nada más a mi alrededor, pero en cuanto su voz se apagó en mi cabeza, regresaron los sonidos y las sensaciones de mi alrededor, sentía como los animales fuera de la casa se movían entre los árboles, podía sentir la brisa mover las ramas, estaba comenzando a perderme en el mar de sensaciones cuando su voz hizo eco a mi alrededor.
—Lexie concéntrate en mi presencia, sigue el olor de mi sangre, sigue el latir de mi corazón solo concéntrate, fija todos y cada uno de tus sentidos en mí, piensa en mí como en tu presa, yo calmare y saciare tu sed.
Sus palabras bastaron para que todo a mí alrededor quedara un total y absoluto silencio, mis ojos podían ver perfectamente en la oscuridad, podía percibir el olor a sangre una sangre que me llamaba, podía percibir su aroma, su poder, su dulzura.