Capitulo 5. No puede follalar
Lukas subió las escaleras furioso por descubrir que la chica nueva resulto ser la hija de la esposa de su padre, y encima de que era una niña. Paso toda la maldita noche pensando en ella para que terminara siendo quien era.
—Mierda —musita cabreado.
Al entrar en su habitación camina directo al cuarto del baño, necesitaba tomar una ducha para concentrarse en lo que realmente era importante, sin embargo bajo el agua de la regadera no lograba sacarse de la cabeza esos ojos marrones y esa cara pecosa.
Los labios de Dana eran tan carnosos y apetitosos que despertaba el deseo en cualquier hombre… pero Lukas bate esos pensamientos de su cabeza debido a que su polla estaba reaccionando a pesar de que el agua que le caía encima estaba helada.
Era increíble que tan solo con un pensamiento de ella se excitara, eso no le sucedía con otras mujeres, Dana le provocaba ciertas emociones que no conocía. Pero no, ella no estaba para él, era muy niña y no debía olvidarlo.
[…]
Después de pasar toda la mañana buscando un empleo, al fin encontró uno; no era el mejor de los trabajo, pero la paga era buena y eso le bastaba. Comenzaba al día siguiente así que tenía oportunidad de hacerle la mención a su madre.
Era importante que Kristine supiera que ella no pensaba quedarse mucho en esa casa y ahora menos que ese Lukas le tenía puesto los ojos. De solo recordarlo le erizaba todos los vellos del cuerpo.
Por la tarde la joven llego a la casa, pero encontrándola completamente sola. Su madre no estaba, ella suspira y decide subir a su habitación. Mientras que va a mitad de las escaleras, la puerta principal se abre lo que la hace mirar hacia abajo.
Para su mala suerte era Lukas, ella al verlo siente que su cuerpo se estremece.
—¡Hermanita! —le dice con tono de burla.
—No me llames así —ella sigue subiendo los peldaños como si nada, pero Lukas le irrita que ella lo ignore así que la sigue.
—¿Qué es lo que te molesta? ¿Qué seamos hermanos? ¿O que sepas que no podemos follar por ese hecho? —pregunta a sus espaldas.
—Eres un arrogante de lo peor, no me interesa hablar contigo —Lukas sonríe un poco mientras le mira el culo.
—No puedes tratarme de esa manera, ¿te olvidas lo que somos?
En ese momento Dana se da la vuelta hecha una furia, pero al hacerlo se topa con el pecho de Lukas llevándola a retroceder dos pasos. Dana mira sus intensos ojos azules brillar más de la cuenta y sospecha que en esos momentos a ese hombre le vale mierda su pequeña mentira de ser menor de edad.
—Tú no eres mi hermano.
—Y lo agradezco profundamente —musita con voz ronca mientras da un paso hacia ella, Dana empieza a retroceder al sentir la amenaza —. Hubiera sido un desperdicio total que fueses hermana mía.
—Estás loco.
Dana lo ve sonreír con maldad y su cuerpo tiembla, relame sus labios ante la cercanía de Lukas y continúa retrocediendo. Lo mejor era que se echara a correr lo antes posible.
—Existe algo en ti que me atrae mucho, Dana. Y aunque seas una chiquilla, no dejo de sentir ese jodido deseo de cogerte toda la noche.
—Soy muy joven para que me estés diciendo esa clase de cosas.
—Lo que me indica que eres virgen —Dana ensancha la mirada al sentirse expuesta —. ¡No me equivoque!
La pelirroja queda arrinconada contra la puerta de su cuarto una vez más y ese hombre a tan poca distancia de ella que la hace tragar saliva en seco. Mira sus ojos y él los de ella, su respiración se hizo rápida y sospecho que se desmayaría en cualquier momento.
—Si mi madre llega y nos ve en esta situación tendrás muchos problemas, Lukas.
—Nunca está a esta hora en casa.
Dana baja la mirada al ver que Lukas levanta la mano y con los nudillos acaricia su mejilla hasta que su pulgar roza sus labios semi abiertos.
—Debes detener esta locura, ¿Quién demonios te crees?
—Un buen hermanastro.
Lukas observa los labios de Dana y no resiste tanta tentación junta, se inclina hacia ellos y termina por plantar un beso fiero en ellos. Introduce su lengua en el interior de la boca de la pelirroja deleitándose de tanta dulzura.
Envuelve su cintura con el brazo mientras que con la mano libre rodea su cuello. Durante el beso, Lukas muerde el labio de Dana lo que provoca que ella diera un respingo. La joven ejerce presión con sus manos sobre sus brazos para intentar separarlo, pero no lo consigue.
El rubio lo que hace es afianzar el agarre manteniéndola sujeta justo en el lugar donde él quiere. Entre tanto chupa su boca con ímpetu provocando que su polla reaccione, ya estaba tan duro que su pantalón se rompería.
Al separarse un poco de ella consigue coger un poco de aire, abre los ojos y nota que Dana mantenía los suyos cerrados. Sus mejillas se sonrojaron y sus pecas se vislumbraban aún más. El CEO muerde sus propios labios al ver tanta inocencia junta.
Roza el pulgar contra los labios de ella consiguiendo abrir un poco más su boca, puede ver los dientes de Dana y parte de su lengua lo que lo lleva a introducir su dedo en el interior de su boca hasta sentir la textura suave y tibia de la lengua de esa niña.
Lukas suelta un ronco gemido de placer al palpar la lengua de Dana, muerde con un poco más de fuerza sus propios labios hasta empezar a deslizar la mano por la cuerva de su cuello, baja la mano un poco más hasta coronar la silueta de una de sus tetas.
Eran voluptuosas y firmes, aprieta un poco notando como ella gime, pero del susto. Eso lo impulso a besarla de nuevo mientras que con la mano empieza a descender por el costado de su cuerpo sintiendo la estrecha cintura de ella.
Lentamente filtra la mano por debajo de la blusa de ella logrando palpar su tersa piel, afianza el beso entre tanto se aferra a su teta. Pero en ese momento ella posa una mano sobre la suya para detener sus intenciones.
Dana intenta separarlo, pero él se lo impide y lo que hace es pegar su cuerpo con fuerza contra la pared.
La pelirroja abre los ojos al sentir la rudeza de Lukas, sin embargo en vez de estar espantada, se sentía como idiota. La joven siente como ese rubio frota su cuerpo con las manos amasando sus tetas y apretándolas como si se conocieran de toda la vida.
La experiencia de ser tocada de esa manera era indescriptible para ella, nunca nadie la había tocado en su vida y jamás se lo imagino que fuese con tanta fiereza. De pronto, una de las manos de Lukas comenzó a descender hasta la pretina de sus vaqueros lo que la llevo a tensar el cuerpo.
Rápidamente y con manos habilidosas el rubio soltó el botón de su pantalón y bajo la cremallera, y de la nada escurría sus dedos por debajo de la liga de su pantaleta.
—¿Qué estás haciendo? ¡No!, esto no está bien y encima estamos en el corredor… por favor detente.
—Eso es fácil de resolver…
Dicha aquellas palabras abre la puerta de su cuarto y la hace entrar al mismo, en cuestión de nada Dana estaba tumbada en la cama con Lukas encima y con una mano introduciéndose dentro de su pantaleta.
—No, espera…—gime tratando de separarlo —. Esto no está bien, Lukas… ¡ahhhh! —jadea arqueando su cuerpo cuando el dedo de ese hombre se desliza por el centro de su coño.
—¿Por qué está mal? ¡Lo estas disfrutando! —gruñe contra su boca al mismo tiempo que empieza a frotar su coño suavemente.
—No, no, no… —gime alejándolo, pero también acercándolo —. No podemos… nosotros…
—Nosotros no somos nada, Dana.
El rubio muerde su mentón para finalizar chupándolo, empieza a dejar regueros de besos por su cuello sin parar de masturbar su coño. Ella estaba tan húmeda y caliente por dentro que su dedo se deslizaba fácilmente en su interior.
—Joder, que buena estas Dana —gruñe contra su boca abierta.
El CEO jala su labio inferior consiguiendo que ella arquee su cuerpo hacia él, mira las facciones de Dana notando en ella goce, pero también miedo. Sonríe puesto que le excitaba hacerla experimentar algo nuevo en su vida.
Era evidente que ella jamás en su vida había pasado por algo así, pero sobre todo, le excitaba saber que él era el primero en su vida.
Frota con un poco más de insistencia el clítoris de su coño sintiendo que se hincha más de lo usual y se lubrica mucho más que antes. El CEO acelera las penetraciones hasta ver como ella coloca sus labios en una perfecta “O” tan erótica, tan genuina, tan inocente y tan llena de placer.
La polla de Lukas iba a explotar en cualquier momento mientras la miraba correrse en su mano, estaba seguro de que era su primer orgasmo y era él quien se lo estaba propinando.
—¡Ahhhh! ¡Ahhh! —su cuerpo arqueado le daba la ventaja de que pudiera penetrarla con más fuerza —. ¡Ahhhhhhh! —grita al final al mismo tiempo que sus mejillas se tornan de un rojo pasión.
Lukas no se pierde detalle de ella y aunque le pareciera increíble, le satisfacía que ella consiguiera ese orgasmo. Por primera vez en su vida una mujer le daba realmente placer.
Al extraer la mano nota que estaba empapada de los fluidos blanquecinos de ella, sin pensárselo dos veces lleva su dedo a su boca para saborear la esencia de esa mujer y tal cual como sospecho era muy dulce y apetitosa, de esas de las que provocaba repetir una y mil veces.
Levanta la vista para ver el rostro de Dana, ella se mantenía con los ojos cerrados.
—¿Qué pasa? —se acomoda sobre ella sujetando sus muñecas por encima de su cabeza —. ¿Arrepentida?
—¡Eres un idiota! —Lukas sonríe.
—¿Por provocar tu primer orgasmo? ¿De verdad me odias por eso?
—No debiste hacerme esto.
—La naturaleza del ser humano es así, Dana…
Dana lo oye, pero también siente una presión en su vientre bajo que la hace tensarse. Ahora que ella había tenido un orgasmo, pensó que le tocaba a ella, era como cuando su amiga mantenía sexo con su novio y le contaba ciertas cosas.
No creía estar lista para ese paso…
—Cuando pruebes el resto, no te sentirás tan culpable.
Lukas levanta su blusa hasta la altura de sus tetas y de inmediato descubre uno de sus pezones el cual se lleva a la boca para saborearlo.
—¡Oh, mierda! —Dana arquea su cuerpo al sentir que ese hombre le muerde la teta, era como una tortura, pero deliciosa.
El rubio empezó a chuparle la teta cual bebé, se aferró a ella con ganas mientras jalaba su pezón y hacia círculos con su lengua alrededor de la aureola. Estaba tan erecto y olía tan delicioso que su polla estaba que explotaba.
Entre tanto se comía su pezón frotaba su polla contra su coño haciéndole sentir la fuerza y dureza que le esperaba. Pero en ese momento rememoro algo importante, Dana era menor de edad.
< Mierda, ¿Por qué demonios tiene que serlo?>
Piensa en su padre y en lo que diría si se enteraba que se había cogido a la hija menor de su mujer, él ya era un hombre y ella apenas una niña. Apretando la mandíbula se aleja un poco de ella, con la respiración agitada ve su cuerpo sedoso y apetitoso.
No podía coger con ella, por más que lo deseara, no era correcto. Una cosa era proporcionarle un orgasmo, y otra era que follaran. Traga saliva justo cuando ella abre aquellos ojos marrones para verlo a la cara.
Dana era tan hermosa y sensual, esa chica no se imaginaba que esa inocencia que irradiaba volvía loco a cualquiera. Deseaba devorarse ese cuerpo, pero no era correcto. No hasta que cumpliera la mayoría de edad.
—¡Dana! ¿Hija, estas allí? —pero la voz de Kristine interrumpe sus pensamientos, ambos miran hacia la puerta y luego se miran a la cara.
—¡Mi mamá!
Lukas maldito la hora en la que Kristine llego a casa antes de lo provisto, era de imaginarse que estaría más en la misma debido a la visita de su hija.
—¿Dana?
—Sí, un momento…—grita la chica aun con Lukas metido entre sus muslos.