D O S
D O S
Cuando miras una serie de Netflix y te quedas pegada. Es algo parecido lo que me pasa.
Duré horas sin darme cuenta y me acosté tarde.
Hoy son las ocho pasada las diez y es hora de entregarle el café a mi jefe.
Sólo le pido a Dios que no me corran.
Entro a la empresa, todos están inmersos en su quehaceres y eso me estresa más porque se que voy tarde.
Entro al ascensor y por mi bella suerte el señor Uzcategui entra también.
—Va tarde señorita...
—Si señor... culpa mía. —obvio que era mi culpa estúpida. Solo me pasa a mí y a nadie más.
—¿Y eso se debe a... ?
—A horas viendo Netflix...
...Es normal que me sinceré con mi jefe o ¿siendo otra debería inventar una buena excusa para que no me despidan? Rayos y relámpagos.
Creo que debo trabajar en eso...
Él sólo muestra una sonrisa— Es muy sincera señorita... al menos de una excusa.
Y sale del ascensor y yo tras de él.
Me dirijo a la pequeña cocina del área y le llevo el café al jefe. Por lo visto no soy la única que llega tarde, miss simpatía no ha llegado.
Le entrego el café y hago el trabajo que le corresponde a otra. O sea a la secretaría.
Duré todo él día sacando copias, subiendo y bajando del ascensor.
Es agotador. Necesito alimentarme, no me dio tiempo de desayunar por culpa de Netflix.
—Voy a almorzar.
Le digo a Stefanía, respondió con un "ujum"
Tomé mi ruta, ascensor, planta baja y afuera. Libertad
Voy para la cafetería y todo está como imagino unos que otros trabajadores y aquí estoy yo pidiendo lo de siempre.
—Lo de siempre querida Nechi... —fue más una afirmación que una pregunta.
—Lo de siempre Mau...
Pasa por mi lado y se pierde en la cocina de la cafetería.
No me había fijado en la elegancia que dicta el lugar, es neutral y a la vez acogedora. Todo de madera y cristal.
Las meseras están vestidas elegantemente, su uniforme es rescatado.
Aunque Mauro siempre me atiende pero no usa su uniforme.
—Aquí está su pedido mi damisela...
—Gracias... Mauro, tu no llevas uniforme. —Que observadora soy.
—No me gusta usarlo, el jefe no se molesta...
—Que bien por ti.
Se retira y degluto mi submarino, cada día me trae un sándwich diferente. Me limito por el más económico ya que mi ingreso no me lo permite y se que se ha dado cuenta y por eso me da ésto.
Disfruté de toda la comida, tenía mucha hambre, sólo veía a Mauro cuando alzaba la vista y me respondía con un guiño.
Debo admitir que es guapo, atento, educado.
Desde que lo conozco se ha limitado a ser sólo mi amigo aunque nunca me ha pedido el número celular, siempre está al pendiente de mi. Es majo.
Me voy a mi puesto de trabajo y me dirijo a mi área, no he entrado bien cuando la miss me dice:
—Saca estas copias.
No le respondo sólo lo tomo y me dirijo al cuarto donde se sacan. Es un departamento donde se encuentra el director del área, una oficina para secretaría y que comparto con ella y un cuarto donde están las impresoras, ese departamento se comparte con otras áreas que trabajan enlazadas a estas.
Escucho hablar a la Miss.
—Si señor Lovecraft.
¡Oh Oh..! uno de los jefes de los jefes...
Agudizo mi sentido de la audición.
—Me puede decir porqué el informe no está corregido cómo lo ordene.
—Señor fue la nueva asistente.
Yo escuchaba la conversación en la sala de impresos
Yo me equivoqué
Está crazy esa mujer.
—Bueno, si es tan incompetente para el trabajo despidela —sentenció
¿Qué...?
—Como ordene señor Lovecraft..
Kimi irdinis siñir livecrif
¿Que se cree?
Salgo con las copias y sólo veo a la señorita Stefanía.
—Debemos hablar... —dice descaradamente.
—La escucho —me cruzo de brazos, antes orinada por un perro que estúpida.
—El señor Lovecraft vino y sentenció que ya no la necesitamos, está despedida. —me reí con gracia fingida.
—¿Cómo? ¿Por? Conozco las leyes debe haber una excusa para eso... Dígame cuál es y me voy.
—No seas abusadora tu no eres nadie más que una simple asistente para hablarme de esa forma. Asi que estás despedida.
¿Y que se cree ella la reina de Canadá?
Es una secretaría...
Se-cre-ta-ri- a
—Ok... entonces iré a la oficina de éste señor para que me lo explique y veremos cómo dijo un ciego.
—¿Estas loca? estás despedida.
—No, me lo tiene que decir él.
Caminé rápido, salí de esa oficina para dirigirme a la otra planta ¿Qué se cree?.
—Detente —me ordenó. Todos en la sala nos veían.
—Ok, entonces busquemos una solución...
—La corporación LC&H, ya no la necesita ¿No te queda claro?
—Lo que no me queda claro es porqué ya no me necesita ¿Por...?
—Es incompetente...
—Incompetente... —saboreo con acidez su respuesta mediocre— si he hecho mi trabajo, copias y mas copias, mandados y ordenar las cosas.
—No digo más. Nadie aquí quiere escucharte.
—Tranquila señorita me dirijo a recursos humanos para que me diga la orden directa de eso.
—Ok, vaya a...
—¿Qué sucede? —pregunta el señor con quien tropecé ayer.
—La señorita me despidió injustamente... —hablo con desesperación.
—Esa es una acusación grave... —cuestiona él.
—Pues pregúntele por qué, sí lo permite va contra la ley.
—Ahh yo eh... el señor Lovecraft así lo decidió señor Holmes.
Señor Holmes... Mmm
—¿Y por que Aarón lo decidió así?
—Por... pues... por su falta de diligencia.
—Claro en base a ¿qué? —es indignante. No llevo cuatro semanas aquí y ya me quieren botar, necesito el empleo para mantenerme.
—Ah pues... —no sabe cómo defenderse, pues su bases son mentiras.
—Pues, solucionamos esto. Usted señorita...
—Kipling..
—Señorita Kipling... será transferida a otro puesto, que le parece asistente del área de dirección de construcción.
—Ella no está capacitada para esa área.. —habla la chillona mentirosa.
—Estudio ingeniería... me falta para graduarme pero tengo algo de conocimiento y he hecho muchos cursos y talleres... Con tal de que no me despidan hasta de conserje.
Se asomó una sonrisa en sus labios, es consciente. Hablaba en serio, necesitaba pagar mis estudios.
—Muy bien señorita... vamos hacía allá, busque sus cosas.
Dirección de construcción...
What to fuck como dice mis compañeros de clases.
De asistente... es un avance.
Comete esa Stefanía.
Si las miradas matasen no vendría mañana a trabajar. La señorita Stefanía me enterrara en estos momentos.
Lo sigo y me lleva a dos plantas más arriba y el área es más amplia.
Hay más oficinas, más secretaría.
—Bueno señorita Kipling, por la hora ya no va hacer nada aquí. Mañana usted directamente se viene a esta área y ella... —señala a una mujer se ve amable— ella es América y trabajará con usted... América —se dirige a ella— se que con tu nuevo embarazo necesitarás ayuda... ella será tu mano derecha y tú la mía.
Embarazada... espero que las hormonas no la paguen conmigo.
—Mucho gusto querida... —me saluda
—El gusto es mío, soy Venecia —la saludo.
—Tenemos todas las nacionalidades reunidas... —fue un mal chiste de mi jefe que sólo se río él.
¿Tengo que reírme para que no me despidan?