ESCENAS QUE NO GUSTAN
ESCENAS QUE NO GUSTAN
Clara sabía que lo que acababa de pasar entre ella y el “novio de su hija”, simplemente debía quedarse entre ellos dos, no sabría la reacción de Angelina al enterarse en las condiciones en las que su novio tuvo que auxiliar a su madre, aunque a ella, no la encontró en una situación diferente.
Después de la llamada que recibe John por parte de Angeline, llega a la discoteca en donde quedó en recogerla, como si hubiese vivido un dejavu, estaba casi que en las mismas condiciones en las que recogió a su madre.
Estaba bastante ebria, con un vestido demasiado sugestivo, y casi que inconsciente.
- ¡Mi amor! Qué bueno viniste ¡hip!, pensé que no vendrías ¿en dónde estabas? – Le dice haciéndole gestos de burla, está demasiado ebria ni siquiera puede conectar con lo que dice.
- ¿Nos vamos? - John la mira con molestia, aunque él sabía que ella era bastante libre, le molestaba la idea de tener que recogerla siempre en ese estado.
-Ay no, quedémonos otro poquito, ya me siento mejor, mira que la fiesta hasta ahora empieza- ella sale hacia sus amigos y empieza a celebrar de nuevo.
- ¡Angelina! ¡por favor! Vámonos, no te voy a dejar aquí ni un solo segundo más ¿entendiste? -John sube el tono de voz, ella se queda mirándolo intrigada, jamás en la vida habia dado la más mínima explicación, y en esta ocasión no sería la excepción.
- ¿Cómo es que me estás hablando?, mira John – le dice ella meneando su cabeza en tono despectivo- ni siquiera a mi padre le doy explicaciones o le obedezco ordenes, sabes que, ya no me quiero ir contigo, me quedare en la fiesta un par de horas más, así que lárgate.
-Pero Angelina, mira en el estado en que estas, no puedo dejarte así, ¡ni loco! - John la toma de la cintura y la levanta en sus brazos, contra su voluntad ella comienza a gritar y patalear, en uno de sus golpes, lo lastima en su entrepierna, haciendo que él la suelte de inmediato.
-Mie**** Angelina ¿pero en que estás pensando?, sabes que ¡haz lo que te de la bendita gana! ¡eres una malcriada!, ah, pero te advierto, no te atrevas a volver a llamar, terminamos. -John sale enfurecido del lugar, mientras que Angelina se ríe divertida en compañía de sus amigos, para él la relación que hasta ahora se estaba formalizando entre ellos dos, ya estaba tocando su fin.
Mientras tanto Clara llegaba a su casa, debía golpear porque habia perdido sus llaves en el bolso que le fue robado, sentía vergüenza de sí misma, pero esa noche estaba decidida a enfrentar al canalla de su esposo.
-Hasta que por fin te dignaste a llegar Clara Sotelo- Ricardo hecho una furia le abre la puerta, ella simplemente lo mira de reojo y sigue derecho
- ¿Por qué estas vestida de esa manera? ¿Dónde está el vestido? ¿y tus cosas? - se acerca y la jala del brazo, mirándola en tono amenazante, ella puede sentir como su corazón se acelera, el pánico la recorre, aunque se negaba a admitirlo, él le generaba miedo.
-Me robaron – Clara solo puede responder ese par de palabras
- ¿Te robaron? A ver cuéntame todo, porque todo esta muy sospechoso Clarita, ¿en qué andas?
Clara sabía que debía mentir inmediatamente, y en un acto de rebeldía mostrar que él también era culpable de lo que le había pasado.
-Cuando tú me dejaste ahí botada sin poderme mover por mi tobillo, un hombre con un cuchillo se acercó y robo mis pertenencias, tuve que buscar ayuda en ese horrible barrio en donde me dejaste, dos mujeres que trabajaban por la zona me brindaron auxilio.
- ¿Te brindaron auxilio dos mujeres de esa zona?, pero esa zona es peligrosa Sara, ellas no lo iban a hacer a cambio de nada
-Justamente eso te iba a decir, les di mi costoso vestido a cambio de su ayuda- Clara jamás le habia mentido a su esposo, pero en esta oportunidad era necesario que lo hiciera, o posiblemente tendría un problema peor. Ahora necesito acabar de organizarme y tomar un baño
-Son las 4 de la madrugada, no necesitas un baño a esta hora yo te veo perfecta, además querida quedo algo pendiente entre los dos- Ella lo mira sin poder creer su descaro, hacia un par de horas la habia golpeado, y habia dejado a su suerte, ahora quería acostarse con ella, Ricardo era el cinismo en pasta.
- ¿Pendiente? No entiendo- ella trata de evitar a toda costa lo que no quiere.
-Si Clarita ¿crees que ese cuerpito que te he hecho y todo lo que te he dado se paga solo con tu compañía?, eres mi esposa por más de 25 años, ahora quiero estar contigo, yo jamás pierdo el deseo.
Ella simplemente se resigna y se deja llevar por él hasta su cuarto, para ella hace mucho tiempo el deseo se habia perdido, su esposo solo la tomaba como el juguete que tenía, no sentía el verdadero amor que ella necesitaba.
-Ay Clarita, desde que eras una simple jovencita me has encantado- Aunque Ricardo era mayor que ella tan solo por diez años, estaba en una edad que se comportaba de manera repulsiva, haciendo que ella sintiera cierto asco por él.
-Gracias- ella le responde sin más ganas, el simplemente se desabotona su pantalón frente a ella, abre sus piernas y sin ni siquiera sentir fragilidad por ella, desfoga sus ganas en su cuerpo, solo bastaron unos pocos minutos para que él estuviera satisfecho, pero ella ni siquiera sentía un toque de placer, así se habia convertido en los últimos años, a pesar de la edad que tenía, jamás habia conocido la excitación que le daba un orgasmo.
Mientras tanto Ricardo habia vuelto a su apartamento, en ese momento pensaba que por fortuna para él, Angelina no acepto irse con él, pues habia olvidado recoger de su sala el vestido de Clara y sus zapatos, donde ella hubiera ido evidentemente habría descubierto que algo estaba pasando, en su soledad y con el frio de la madrugada los recogió, pero no pudo evitar pasar el vestido por su nariz, Clara tenía un olor tan peculiar, pero que era tan especial a su olfato, sintió una leve excitación en su cuerpo. Sin embargo, sabía que estaba realmente confundido, por fortuna para él, esa noche la relación con Angelina habia terminado, no habría necesidad de volver a frecuentar a esa familia.
A punto de dormir un par de horas antes de volver al trabajo de nuevo, el timbre de su puerta suena desesperadamente, por un momento su corazón palpito pensando que tal vez Clara se habia devuelto, pero su cara de sorpresa fue abrumadora cuando vio a Angelina en su puerta.
- ¡Baby! Perdóname- ella empuja la puerta sin tan siquiera mediar palabra, John trata como puede de ocultar la ropa de Clara, fue víctima de sus propios nervios.
- ¿Qué haces aquí Angelina? - Él todavía estaba molesto por la escena que le habia hecho hace un rato
-Lo pensé bien y pues no voy a perder a mi novio por una simple borrachera, me quiero quedar contigo ¿sí? - Le puso una voz de niña mimada, independiente a cualquier situación, para Carlos Angelina era la mujer más hermosa que habia tenido en su vida, así que sin pensarlos dos veces se abalanza sobre ella, la hizo suya durante toda la noche, el olor de Angelina, le recordaba el olor de Clara.