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Capítulo 6. ¿Estaban locos?

Por Kelly

El contador comenzó a enumerar todas las empresas de las que éramos dueños.

Yo estaba asombrada, había marcas muy conocidas que yo no sabía que esas empresas me pertenecían.

El campo era mucho más grande de lo que pensaba, o a lo mejor fueron comprando campos vecinos.

Nuevamente me sentí destituida.

El escribano estaba allí para dar fé sobre la veracidad de las cláusulas que los difuntos habían dispuesto.

—Llegó la hora, tengo dos cartas, una para cada uno de ustedes, escritas de puño y letra por sus respectivos padres y también el listado de sus deberes para acceder a la herencia.

Me moví inquieta en mi silla.

—Si primero la quieren leer en silencio, no hay problema, luego las tengo que leer en voz alta para que el otro sepa, con seguridad, a qué atenerse.

—Es una locura, parece una amenaza.

Digo yo bastante enojada, están dando varias vueltas, cuando todo tendría que ser más simple.

—Prefiero leerla para mí.

—Yo también.

Dijo el señorito desagradable.

Me extendieron la carta.

La tomé con mis manos temblorosas, no sabía que pensar.

Corroboré que sea la letra de mi padre.

No tuve dudas sobre eso.

No era muy larga.

Por un momento y solo por un momento, me tranquilicé.

Hasta que comencé a leerla.

Querida hijita:

Antes que nada, quiero que sepas que todo lo hago por tu bien, para que no quedes sola y expuesta el resto de tu vida.

Sé que desde que tu madre falleció, yo fallé muchas veces como padre, era ella quién me guiaba y hacía que funcione todo.

Quiero que sepas que el dolor al perderla fue inmenso e intenso y que la amé hasta el último día de mi vida, como te amo a vos.

Quise que tu vida fuera hermosa y siempre tuve la sensación de que no pude lograrlo.

Hija mía, quiero que sepas que te adoré toda mi vida y que cuando naciste, trajiste a nuestra vida el cielo.

(A esta altura mis lágrimas caían sin poder contenerlas, suspiré profundamente antes de seguir leyendo)

Amor, recorrimos juntos el mundo y compartir esos momentos con vos, fue unos de los mayores placeres de la vida, porque tenía tu calidez a diario y también toda tu atención.

Ahora ya sos una mujer, una mujer hermosa, sensible, delicada, emotiva y mucho más frágil de lo que te gustaría ser.

Te encanta aparentar esa dureza que en realidad no existe en vos.

Sos una mujer única y culta como pocas personas lo son, con una inteligencia prodigiosa.

Simplemente quiero decirte que te amo.

Quizás no le encuentres sentido a mis próximas líneas, pero créeme que estoy seguro de que no me equivoco al decidir por vos.

Solo busco tu felicidad y te aseguro que la vas a encontrar.

Desde este momento y por seis meses, tenés que vivir en el campo, sin salir de él, salvo por casos extremos.

(Releí las líneas porque no tenían mucho sentido)

Luego tenés un mes para quedarte o irte a donde desees.

Ahora sí creo que te voy a sorprender.

Dentro de exactamente siete meses, te vas a casar.

(Si antes releí las líneas, en este momento las miraba sin comprender, decidí seguir leyendo para enterarme que quería decir.)

Te vas a casar con Rodolfo Orellana Coutol.

—¿Estaba loco?

(Dije en voz alta.)

No sólo casarte, tienen que hacer vida de pareja y tener hijos, no solo uno.

Solo así vas a estar segura de tener a tu lado un hombre que te respete y te proteja, el amor entre ustedes va a surgir, de eso no me cabe la menor duda.

Tu fortuna es inmensa, con Rodolfo tenés un hombre de verdad a tu lado, no un cazafortunas disfrazado de buen samaritano, sos inteligente y hasta ahora te sacaste de encima a los que pudieron estar a tu lado por motivos mezquinos.

Creeme que lo hablamos mucho con Romeo y es la única manera que ninguno de los dos pierda las posesiones, es decir, el campo y las innumerables fábricas.

Todo va a ser tuyo y también todo va a ser de Rodolfo.

Simplemente me despido de vos, felicitándote por la elección de tu marido.

Te quiero.

No luches contra el amor.

Las cláusulas las lee el abogado, estás en tu derecho a rechazar todo, pero espero que el esfuerzo de mi duro trabajo, no haya sido en vano y que respetes mis deseos, que te repito, solo son para tu bien.

Te amo.

Volví a leer todo.

No estaba segura de haber entendido bien y cuáles eran las consecuencias sino me casaba con ese idiota.

¿Por qué pensaba mi padre que ese hombre me iba a proteger?

¿De dónde había sacado que me podía enamorar de él?

¿Acaso no lo conocía?

—¿Es una broma?

Digo y cada vez estoy más enojada con mi padre.

Me paro con la intención de irme.

—Señorita Kelly, aún no leímos las cláusulas y es importante que las conozca.

Los miré a todos con bronca.

—Definitivamente mi padre estaba loco.

Dije alzando la voz.

Estaba perdiendo toda la compostura.

Hasta ahora, Rodolfo estaba callado, pero no sabía qué decía su carta.

Tal vez era solo un deseo de mi padre y todo quedaba en la nada.

¿Casarme?

¿Con el hombre al que odio?

¿Con el que se cree perfecto todo el tiempo?

¿Con ese engreído?

—¿Esto lo organizaste vos?

Le pregunto a Rodolfo, con mucho recelo.

—¿Estás loca?

—Esto es una mierda.

Digo.

—Señorita, por favor, se calma.

—Mi padre no hizo otra cosa que cagarme la vida en todo momento.

Todos me miran asombrados.

—Pasemos a leer las cláusulas.

Dice el abogado y creo que quiere irse de allí lo antes posible.

—Luego de las cláusulas leemos las cartas en voz alta.

—¿Eso es necesario?

Pregunta Rodolfo y creo que también está bastante molesto.

Paso 1

Cláusula 1era.

Ambos, a partir de este momento, tendrán que convivir a diario durante seis meses, sin ausentarse del campo, salvo por una emergencia, están permitidas pequeñas salidas al pueblo.

Cláusula 2da.

Durante los seis primeros meses tienen que cenar juntos todos los días, en cualquier ala o sector de la casa, sin excusas.

Cláusula 3era.

Durante estos meses, tienen que compartir distintas actividades, todos los días, durante dos horas como mínimo, esto no incluye la cena.

Cláusula 4ta.

Si surgen eventos, tienen que ir juntos, como pareja, respetarse y volver juntos.

Cláusula 5ta.

Tienen que organizar la boda, juntos, ponerse de acuerdo y compartir todo lo que tiene que ver con los quehaceres campestres.

Paso 2

Pueden o no tomarse un mes de vacaciones, por separado o juntos, o quedarse en el campo, sin actividades conjuntas, pueden hacerlo, pero durante este mes no tienen obligaciones que cumplir.

Paso 3

Se casan el primer día del octavo mes.

Conviven como marido y mujer, durmiendo siempre en la misma habitación.

Paso 4

Tiempos:

Si conviven solo dos años y deciden separarse, solo le corresponde el 25 % a cada uno y el resto se donará a una institución benéfica.

Si alguno de los dos es infiel y eso es comprobable, el que es infiel percibirá sólo el 15% en lugar del 25 % nombrado anteriormente.

Si conviven solo tres años y deciden separarse, solo les corresponde el 35% a cada uno y el resto se donará a una institución benéfica.

Si alguno de los dos es infiel y eso es comprobable, el que es infiel percibirá sólo el 25% en lugar del 35 % nombrado anteriormente.

Si conviven sólo cinco años y deciden separarse, les corresponde la mitad de los bienes a cada uno.

Si alguno de los dos es infiel y eso es comprobable, el que es infiel solo percibirá el 35% nombrado anteriormente.

Si en el transcurso de ese tiempo ya tienen hijos, dentro de su matrimonio, ambos percibirán el 50 % del total de todas las propiedades y bienes, pero no pueden vender, por ningún motivo, nada de lo heredado.

Si hay niños de por medio, ustedes, no pueden abandonar la finca hasta que ellos lleguen a la edad de 18 años.

Si están separados, pueden convivir en las distintas alas de la casa.

De ninguna manera pueden traer a sus parejas, ya sean novios o amantes, a la casa.

Esperamos que los primeros seis meses se conozcan, se descubran y se enamoren.

Los amamos.

Sean discretos al hablar con terceros sobre el acuerdo matrimonial.

Se hizo un silencio fúnebre.

Lo rompió Rodolfo.

—¿Estaban locos?

Preguntó.

—¿En qué momento hicieron esta locura?

Les pregunta indignado.

—Este documento está fechado hace un poco más de dos años.

—¿Acaso no fue un accidente la caída del helicóptero?

Pregunta y yo estaba por hacer la misma pregunta.

—Definitivamente fue un accidente y usted lo sabe, vio los documentos de la pericia, también tenemos dos testamentos por separados, por si el fallecimiento de los difuntos distaba en el tiempo.

—Esto es una broma de mal gusto.

Digo yo.

—Es una realidad, señorita.

De pronto, recuerdo las fechas de los dos últimos exámenes de mi carrera.

—Lo siento, pero esto está mal y yo no puedo cumplir ni siquiera en permanecer desde ahora acá.

—Está estipulado en el testamento.

—Mi padre no hizo más que cagarme la vida, siempre quiso manejar la mía a su antojo.

—Lo lamento.

—No sea falso, no lo lamenta para nada, no le importa para nada, solo está acá para cobrar una millonada, por haberle dicho sí señor, a esos dos infelices.

—Me está faltando el respeto.

—No me puedo quedar.

—Entonces pierde todo.

Me frené.

—No voy a perder nada y a ustedes los voy a demandar ¿Vos estás en esto?

Le pregunto a Roberto.

—¿Estás loca?¿Para qué me voy a querer casar?

—Para quedarte con todo.

—Es una estupidez y el precio es muy alto, definitivamente no vale la pena casarme y menos con una mujer como vos.

—¿Qué querés decir?

—Hasta me acusaste de estar en esta locura ¿Quien mierda quiere casarse?¿Estar atado?

—No me importan tus problemas, pero yo tengo cosas importantes que resolver.

—¿Tenés cita en un spa?

Me dice con desprecio.

—¡Idiota!

Digo yo y levanté la mano para darle un cachetazo.

Él me agarra la mano en el aire.

—No soy un idiota y a mí no me vas a levantar la mano, sos una nena caprichosa y yo soy un hombre, si querés la mitad del campo y de las fábricas, te quedás acá desde ahora.

—Después decís que no estás metido en esta locura.

—No lo estoy y a mí también me parece una locura, pero voy a estudiar todo y a buscarle la vuelta para ver como zafo de casarme con vos.

—No entendés, yo tengo mi vida y el miércoles necesito estar en la capital y la otra semana también.

Digo yo y mis lágrimas fluyeron sin poder evitarlo.

Tenía casi un ataque de nervios.

—¿Acaso tenés que donar un órgano que estás así?

Me pregunta cargando.

—No, tengo que dar las últimas dos materias de mi carrera.

—¿Carrera de modelo?

Me pregunta con desprecio.

El abogado sabía que estaba estudiando.

—Idiota.

Le dije a Rodolfo.

—Señor…me recibo en 10 días, por favor…

Le digo yo, llorando a moco tendido.

—Vamos a pasar a leer las cartas y luego decidimos si hacemos esa excepción y si lo tomamos como algo de fuerza mayor.

—Lo es, solo me faltan dos materias, no puedo tirar por la borda, 5 años de facultad.

Pasamos a leer las cartas.

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