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Capitulo 2

Apenas comenzaron a caer las primeras gotas de lluvia cuando Jhon Wilson entro a un recibidor, pudo ver claramente seis columnas que parecían ser la base de aquella magnífica construcción. El hombre que los había recibido los guio por un pasillo hasta una estancia donde una chimenea estaba encendida y la cual brindaba una calidez que rápidamente hizo desaparecer el frío del cuerpo de Rose.

Su padre depositó su cuerpo sobre un sofá no muy cerca del fuego, Rose por nada del mundo podía apartarse de su tanque de oxígeno por lo que estar cerca del fuego no era una gran idea.

—¿Como te sientes?—cuestiono su padre enseguida. Él sabia que Rose podía enfermarse fácilmente, uno de los indicios más obvios era que sus mejillas comenzaban a enrojecer y uno que otro estornudo se hacía presente, para alguien inexperto, eso no era un indicador de algo grave, pero al tratarse de Rose todo podia ser grave. Su padre inspecciono su rostro, el color de sus mejillas era normal, pero no queria tomarse aquello a la ligera, penso que una vez que fuera por sus pertenenecias la revisaria con mayor detenimiento.

—No te preocupes, me encuentro perfectamente—respondió forzando una sonrisa, no se sentía mal, apenas habia estado unos segundos afuera, pero le preocupaba que su salud empeorara conforme transcurriera el tiempo, pero no exactamente por el clima afuera, sino por el lugar, su cuerpo debia adaptarse a ese cambio tan brusco de hogar, si es que a eso se le podia decir hogar.

La estancia era sumamente grande, Rose observo a su alrededor, no con admiración, pero si con intriga. Se preguntó que tipo de hombre sería aquel que vivía ahi, pues su hogar no parecía ser del todo agradable si vivía en las montañas lejos de todo, pensó que tal vez aquel sujeto debia ser un ermitaño o un asocial que le disgustaba las ciudades, pero por su mente no paso la idea de que aquel sujeto disfrutaba del campo o algo parecido. Por como era su hogar, lo unico que penso Rose fue que ese hombre debia ser alguien sombrío.

Las gotas de lluvia se fueron intensificando mas y mas, Rose pudo escuchar como las gotas golpeaban contra los ventanales de la estancia y el agua resbalaba por el vidrio hasta desaparecer de su vista.

Mientras tanto su padre iba y venía del auto hasta la entrada del castillo, por suerte él no era como Rose, él podía mojarse sin que temer por su vida, pero el agua estaba lo suficientemente helada  como para ocasionar que tuviese un resfriado, sin embargo, él rezo para su adentros para que eso no sucediera, pues de enfermarse sabia que no podria acercarse a Rose y por ahora él era el unico que sabia como atenderla de forma eficiente, la habia mantenido viva dos años despues de todo cuando los medicos que la habian atendido practicamente ya la habian desausiado.

Maldijo una vez al empleado que observaba desde la puerta para evitar mojarse y se pregunto porque razon no acudia ayudarlo si se suponia que era un empleado de su amigo, por alguna razon supuso que su falta de interes en hacer su trabajo era por el hecho de que eran extranjeros.

Habia escuchado que en Rumania algunos locales les disgustaba ver o tener visitas de extranjeros por el simple hecho de que la vida en Rumania no era como en otros paises. Rumania era conocida por ser parte de la vieja europa en donde muchas costumbres y tradiciones seguian conservandose, asi que pensaban que un extranjero solo servia para una cosa cosas, gastar sus dolares en su pais.

En el interior del castillo, se abrio una puerta y de ahi emergio una figura masculina que habia dejado de trabajar debido a que la lluvia interrumpia su creatividad, necesitaba silencio absoluto para concentrarse. Sumergido en sus propios pensamientos habia olvidado que tendria visitas y que probablemente ya estaban en su propiedad esperándolo, así que lo abandono todo y camino por los sombríos pasillos de su fortaleza.

Bajo los peldaños de las escaleras y vio las maletas sobre la alfombra frente a la puerta, pero en vez de avanzar hacia donde su empleado observaba hacia el exterior, desvio la mirada hacia el pasillo donde se alcanzaba a ver una luz, la que provenia de la chimenea de la estancia. Avanzo hacia ese lugar, y al llegar encontro una figura femenina sentada.

Su cabello era castaño, su tez blanca y delicada, el hombre detuvo su andar, al ver a Rose contemplar el fuego, estaba cansada, había sido un largo viaje en el que apenas había podido pegar el ojo, asi que sus ojos somnolientos comenzaron a cerrarse poco a poco mientras el fuego danzaba para ella.

Giro hacia la entrada de aquella habitación al percatarse que había una persona parada frente a ella, era alto y fornido, Rose parpadeo varias veces para no quedarse dormida, pero su vista le estaba fallando.

—¿Papá?— pronuncio tallandose un poco los ojos  para poder ver claramente a la figura que la observaba y al volver la vista hacia él, se quedo boquiabierta— ¿Quien eres tu?

El hombre no respondio, él estaba aun mas impresionado que Rose, trataba de entender como aquello era posible, se preguntaba como es que la hija de la mujer de sus sueños se parecia tanto a ella y no solo eso, le impacto que la fragil joven que lo miraba con cautela tuviera los mismo ojos que su Emily.

La expresión de los ojos de aquel hombre provoco que un estremecimiento subiera por la espalda de Rose. Era evidente que estaba asombrado, casi paralizado, pero un segundo despues se recompuso.

—Tú debes ser Rose—pronuncio acercándose confiadamente hacia ella. A Rose le impresiono lo bien que hablaba su idioma, pero pensó que debia ser difícil para él esconder su acento rumano. Ella asintio poniéndose rígida debido a su cercanía— eres...

Hizo una pausa al estar frente a ella, se dio cuenta de que fruncía el ceño extrañada, era obvio nadie los había presentado aun y quizás había cometido un error al aproximarse tan deliberadamente hacoa ella, asi que se agachó para estar a su altura y desde ahi contemplo su belleza.

Aunque la había asustado, Rose entendió al ver sus ojos llenos de melancolía que no era una mala persona y que tal vez en Rumania no conocía lo que era el espacio personal por lo que no dijo nada, pero trato de mantener una pequeña distancia entre los dos.

—Tus ojos... son iguales a los de ella— soltó el hombre con dolor.

—¿Quién es usted?—se animó Rose a preguntar. Fue entonces que lo observo con detenimiento. 

Sus ojos le parecieron algo fuera de este mundo, eran entre verdes y grises, no pudo describir cual era el color que podia ver en ellos, las facciones de su rostro estaba bien definidas, al estar tan cerca pudo contemplar el tono de su piel e incluso cuan tersa la tenia. Trago saliva al darse cuenta lo atractivo que era aquel hombre, inevitablemente se sonrojó, nadie la habia observado como ese hombre y por supuesto, no habia visto a un hombre asi de cerca a menos que fuera su padre.

—¿Elias?—pregunto Jhon Wilson detras de él. Elias se levanto de su sitio y al girar reconocio al hombre que le habia arrebatado al amor de su vida.

Hizo un pequeño gesto de desden hacia él, ni siquiera Jhon lo noto, él estaba ocupado tratando de reconocer al hombre frente a él, evidentemente ya podia ver al joven extranjero que con una blanca sonrisa y un susurro que podia hacer caer a cualquier mujer que deseara. En vez de eso vio a un hombre, alto fornido, de cabello onsulado y un leve indicio de barba sobre su menton.

Llevaba puesto traje en tono gris, un pantalón y un chaleco que le ayudaba a estilizar su musculatura, no podia creer que era él, pero si reconoció esos ojos llenos de oscuridad que su difunta esposa le habia expresado muchos años atrás que le daban un poco de miedo.

—Jhon—pronuncio en cierta elegancia.

—Que gusto me da verte—se aproximó un poco emocionado, verlo le trajo muchos recuerdos, pensó en darle un abrazo, por los viejos tiempos y también por lo que estaba haciendo por su hija, pero se abstuvo de hacerlo porque Elias mantuvo una expresión seria. 

—Lo mismo digo—respondio. Metio su mano dentro de su chaleco y de ahi saco un par de lentes que se coloco enseguida—No has cambiado nada.

—Pero tú, vaya que si—manifestó mirándolo de arriba abajo, al hacer eso noto a Rose detras de Elías ella trataba de observar el encuentro entre ambos hombres—¿Ya conociste a mi hija?

Elías giro, le echo una mirada, vio de nuevo lo que le había impresionado antes y entonces Rose elevo la vista y ambos cruzaron miradas.

—Sí, supongo—expreso Elías desviando la mirada y alejándose un par de pasos—¿Los han atendido bien?

John torció los labios y miro hacia atrás esperando que aquel anciano no estuviera por ahí escuchando.

—No sabría decirte con certeza—dijo John llevando la mano hacia su cabello medio canoso, no quería meter en problemas a ese hombre, pensó que tal vez de ser despedido sería muy difícil ser contratado por su edad así que decidió cambiar de tema—cuando hablamos por teléfono no mencionaste que vivías en un lugar así.

Elías apenas alzo levemente la ceja, se encaminó hacia un sofá y tomo asiento, desde ahí pudo tener una vista completa de Rose, luego extendió la mano indicándole a John que tomara asiento. Él se sintió un tanto ignorado, había descubierto que el carácter de Elías había cambiado demasiado, antes al menos se dignaba a sonreír, quizás por cortesía, pero ahora únicamente mantenía una expresión seria.

—En realidad es herencia, no vale la pena mencionarlo—dijo Elías desviando la mirada hacia el fuego, la mirada de Rose lo ponía un tanto nervioso, sentía que era Emily quien lo miraba y juzgaba.

—Oh, disculpa, es solo que es una herencia impresionante—manifestó Jhon volviendo la mirada hacia su hija, ella lo miro y sonrió, aunque al hacerlo la mascarilla se le desacomodó. Jhon levanto la mano y la coloco nuevamente en su lugar, luego tomo la orilla de la manta y la subió un poco, sintió que el calor de la chimena no era suficiente para mantenerla caliente.

Ver aquella escena le molesto a Elias, recordo por unos instantes que Jhon habia tenido las mismas atenciones con Emily, cosa que no queria ver. Torcio los labios y se aclaro la garganta.

—¿Cuando te vas?—cuestiono en seco. Aquella pregunta dejo helado a Jhon, aun no habia hablado con su hija respecto a su nuevo empleo y no sabia como iba a reaccionar. Giro hacia Rose y ella fruncio el ceño.

—¿Te vas?—le pregunto enseguida a su padre ignorando la presencia de Elias. Él cruzo las piernas y miro con atencion la escena, no esperaba causar discordia, pero se entretuvo viendo como la hija de Emily se molestaba con él por guardas secretos.

—Hablaremos mas tarde—le indico su padre, luego miro a Elias quien ahora mantenia una sonrisa satisfecha. Detras de él se situo el mismo anciano de antes, pero esta vez llevaba una pequeña bandeja con una copa, la cual Elias tomo sin dudar.

—¿Gustan beber algo?—cuestiono mirando a sus invitados. Jhon nego con la cabeza un tanto molesto con Elias por no guardar silencio, pero Rose asintio. Elias bebio un sorbo de vodka y luego miro con atencion a la fragil chica frente a él—¿Que deseas beber?

—Un té, si no es mucha molestia—respondio Rose en un tono dulce, mostrandose timida. Elias levanto un par de dedos indicandole a su empleado seguir la orden de la joven.

Se mantuvo sereno, pero dentro de si habia una lucha interna, habia engañado a Jhon para traer a la chica a su casa, no esperaba que se pareciera tanto a su madre, pero detras de ese engaño su objetivo era vengarse de Jhon Wilson por haberle quitado lo que amo con tanta pasion.

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