Capítulo 9: pastillas raras
{...Narra Jeff...}
Mire por donde mire se me dificulta el no pasar por alto lo bien que les ha quedado esta fiesta, tiene millones de detalles por todos lados, además las luces que cambian de colores según el ritmo de la música es lo que más me ha gustado, también la decoración es bastante buena y la cantidad de licor es alucinante, lo único malo es lo complicado que es encontrar a Taylor en medio de toda la gente.
Puede estar en problemas ahora mismo y yo no sabría cómo ayudarlo por culpa de no saber su paradero, dudo mucho que se haya ido del recinto al ser un poco temprano para acabar con la fiesta, pero o bien está vomitando en el baño o simplemente está aceptando cosas nuevas que de seguro chicos fiesteros le deben estar ofreciendo.
Esta clase de fiestas son divertidas aunque también suelen ser peligrosas para adolescentes, tiene recién 18 años, aún sigue siendo un niño comparado con todos los que hemos venido a su fiesta, además sus expresiones igual que todo su cuerpo es la de un tierno adolescente.
Cuando mi mente se deja llevar se me dificulta no imaginarlo con ciertas vestimentas que lo harían ver muy adorable. Si fuera mi novio definitivamente le regalaría ropa para comérmelo vivo en la cama, de sólo pensar las cosas que le haría mi corazón late más deprisa y siento como mis mejillas se ponen calientes junto a todo mi cuerpo, pensé tener controlado este lado pervertido, pero creo que ha despertado mi antiguo yo.
Tengo 22 años, casi 23 y aún no he podido hallar un novio o novia que me haga sentir feliz antes de hacerme sentir amarrado, la mayoría de exnovias o novios me aburrían antes de cumplir un mes.
No he durado más de un mes con una persona, la mayoría es porque no terminan de gustarme, al principio son dulces y permisivos, pero luego se vuelven controladores e igualmente celosos, me es irritante, la primera vez está bien, la segunda ya no me resulta tierno, sin embargo a la tercera ya no lo soporto y los termino de inmediato tras ellos intentar atraparme.
Muchas chicas intentaron quedarse embarazadas para amarrarme a un niño, por una parte me gustaba la idea de tener un hijo, me gustaría ser padre muy joven, pero cuando pensaba en cómo sería su madre las ganas se me esfumaban como agua en el desierto.
No digo que tener celos es algo completamente malo, hay veces en la que también lo he tenido, sólo que en menor cantidad y con más estilo, no me gusta estar celoso, pero cuando la persona de verdad me importa es algo inevitable para algunas circunstancias.
Escuché unas risitas detrás de mí que me resultaban familiar, cuando me giré me sorprendió ver a Jace y a Erik tan cerca del otro en público, sin duda ellos ya se están llevando mucho mejor, aunque si los padres de Erik se llegan a enterar una fuerte demanda le puede llegar a mi querido amigo Jace, espero que eso no pase o estará en problemas muy serios con la ley.
Me alegra que Taylor ya tenga 18 años por esa única razón, si tiene la mayoría de edad no tendría que preocuparme por temas legales.
X: Hey ¿Ya ha surtido efecto lo que te he dado? –oí decir cuando la música se detuvo un instante, me giré de inmediato viendo lo que mi presentimiento me decía, era Taylor drogado.
–¡Hey! –me acerqué– ¿qué le has dado? – tomé a Taylor de los hombros viéndolo a los ojos, parecía estar perdido en otro mundo– ¿Taylor? –levantó su cabeza– ¿estás bien?
–Sí... esa pastilla me hace sentir...– fue diciendo mientras una sonrisa se iba formando en sus labios sin acabar su oración– Dale una a mi amigo– le pidió al chico– tiene que sentir esto.
–Ni lo sueñes, largo de aquí– dije al ver al chico sacando una pastilla para mí.
–Que aguafiestas...– se apegó a mi pecho, mi cuerpo no reaccionaba, sólo lo abracé sintiendo los latidos de su corazón muy cerca del mío, Taylor me devolvió el abrazo susurrando en un tono bajito un "Estoy mareado".
No me quedó de otra más que llevarlo a casa, era demasiada fiesta por hoy, o por lo menos para él lo era, le pedí las llaves de casa a Rick diciéndole que ya nos íbamos, tener a Taylor ebrio y bajo los efectos de pastillas no podía ser nada bueno, por supuesto Rick me entregó las llaves de inmediato y además me avisó que probablemente no llegarían a casa muy temprano, la bebé estaba siendo cuidada por una niñera con habilidades necesarias para cualquier tipo de problema, de todas formas Laura y Rick querían divertirse luego de mucho tiempo. Yo los entiendo, después de todo son jóvenes.
Caminé calle arriba con los pasos lentos de Taylor viendo como de vez en cuando se distraía o apresuraba sus pasos cuando veía a un bebé en los brazos de su padre o madre, vimos alrededor de cuatro bebés y a todos les dijo lindos, además felicitaba a los padres, eso no era malo, los padres se sentían orgullosos por su creación, eran lindos, pero gracias a eso se nos hacía cada vez más difícil llegar a casa, aunque lo conseguí, no sé cómo, pero lo hice.
Lo llevé hasta su habitación, yo estaba un poco cansado del día así que me iría a la cama luego de dejarlo en la suya, sólo que cuando encendí la luz de la habitación Taylor empezó a llorar por no sé qué cosa y terminé consolándolo, no me molestaba, tener su cabeza apoyada en mi pecho y sus manos aferrándome con sus brazos era algo que no podía molestarme, sin embargo, cuando me miraba a los ojos con lágrimas bajo ellos, me resultaba demasiado adorable, Taylor definitivamente es muy lindo.
–¿Sabes? Es la primera vez que la paso tan bien en mi cumpleaños– me acariciaba mientras yo acariciaba su cabello– y también es la primera vez que un chico me acaricia como tú lo estás haciendo– dejó escapar pequeñas risitas– ¡estoy muy feliz! –me abrazó con fuerza.
–Me alegra que te sientas de esa forma Taylor– levantó su mirada, observé sus labios por un pequeño instante antes de desviar la mirada– será mejor que ya me vaya a dormir– me alejé de él viendo como bajaba su mirada en busca de algo en sus bolsillos.
–Un chico me dijo que estas pastillas son para dormir– se metió una a la boca y luego me ofreció una a mí– no tengo sueño así que...– dejó caer la pastilla en mis manos, yo la mire con cierta desconfianza, pero aun así me la tomé dándole las buenas noches.
Caminé a mi habitación con calma, Taylor se daría una ducha antes de dormir por lo que mi mente no dejaba de imaginarlo desnudo en la tina, la idea no era mala, por eso también me di una ducha antes de dormir, sólo que al dejar caer el agua por mi cuerpo este se sintió raro, no me preocupé ni nada por el estilo, pero me notaba un poco raro o por lo menos mi cuerpo lo estaba.
Cuando salí me puse un bóxer negro para dormir y me metí bajo las sábanas sintiendo como mi cuerpo se estaba comenzando a calentar, mis ojos se abrieron exageradamente al sentir mi entrepierna dura.
¿¡Era una de "esas" pastillas!? Me pregunté llevando inconscientemente mis manos a mi entrepierna, estaba muy dura, no pude evitar pensar en Taylor mientras me iba tocando y para no manchar con semen mi bóxer, me los quité en medio de jadeos y leves gemidos, se sentía bien, pero me dolía un poco tocarme ¿por qué? No lo sé, estaba tan erecto que llegaba a doler, necesitaba satisfacerme lo más rápido posible, pero entonces recordé a Taylor tomando la misma pastilla que yo, en ese instante mi corazón comenzó a bombear sangre más rápido.
Me senté en la cama viendo como a los pocos segundos en los cuales me pensaba en si debería salir de la habitación en su búsqueda, llegaba él en mi búsqueda.
–J-Jeff...– susurró con la respiración acelerada– creo... que...– sus piernas lo dejaron caer al suelo, me levanté enseguida para ayudarlo viendo su cuerpo mojado y desnudo arrodillado justo frente a mí– nnngh...– llevó sus manos a su entrepierna.
Mi cuerpo no se movió, lo miré desde lo alto apreciando como se tocaba mientras se mantenía arrodillado con las piernas un poco abiertas y dobladas apoyando su trasero en el suelo, la posición me resultaba placentera y no quería levantarlo, se estaba tocando, jadeaba y gemía mientras que yo podía verlo.
Taylor levantó su cabeza con las mejillas un poco sonrojadas antes de posar sus ojos en mi pene y sonrojarse aún más, levantó su trasero del suelo arrodillándose como era debido antes de llevar mi pene a su boca.
–¡Taylor...! – dije llevando mis manos a su cabeza.
Mirar hacia abajo era increíblemente placentero debido a que apreciaba como una de mis fantasías estaba siendo realizada, Taylor miró hacia arriba mientras seguía tocándose, no parecía un experto en esta clase de placeres, pero lo estaba haciendo muy bien, cerró sus ojos metiéndose mi erección de forma más profunda en su boca, mi respiración comenzó a acelerarse mientras mis caderas realizaban un pequeño movimiento de pelvis, quería tocarlo más adentro, pero sabía que no podía presionarlo, de todas formas es su primera vez, o eso creo.