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Capítulo 2

Marlena apagó su teléfono celular y lo puso de nuevo en su bolsillo, luego se volvió hacia Jo. Los dos intercambiaron una sonrisa de complicidad.

-Entonces, sin más preámbulos, me gustaría invitar al escenario al invitado de hoy, quien amablemente optó por participar en nuestro programa de orientación. Virginia Beatrice Winslow-Haven, rectora de Venor University.-

Un susurro de aplausos entusiastas saludó a la mujer que, con pasos lentos y medidos, se preparaba para unirse al director Hammer en el escenario. Marlena la miró. No pudo evitar sonreír, aplaudiendo quizás un poco más vigorosamente que los demás. Virginia Winslow-Haven era exactamente como Marlena siempre la había imaginado, si no mejor. Todo en ella, desde la forma en que se movía, su maestría para caminar con tacones, hasta su cándida mirada al frente, exudaba poder. Virginia Winslow-Haven era dueña del aire y del espacio que la rodeaba, en un radio de al menos cien metros. Era hermosa, quizás la mujer más hermosa que Marlena había visto en su vida. Y estaba segura de sí misma. Y ella era audaz. Y tuvo éxito.

Virginia Winslow-Haven era todo lo que Marlena sería algún día.

-Gracias, director Hammer- estalló una vez que llegó al podio, dedicándole al hombre una cálida sonrisa. Este último pareció casi sonrojarse, pasándose una mano por la cabeza calva. Entonces la mirada de la mujer se movió hacia la audiencia frente a ella. Marlena, por un segundo, deseó que él pudiera verla, en esa multitud de cientos de rostros anónimos.

-Wow- suspiró Virginia Winslow-Haven -Siempre es maravilloso ver una audiencia llena de rostros hambrientos de jóvenes dispuestos a darlo todo e imaginarlos como la próxima generación de mentes brillantes que algún día contribuirán al desarrollo de nuestra sociedad.-

La pantalla en el escenario detrás de ella se iluminó, mostrando diapositivas de una presentación de PowerPoint. En el primero, el logo de la Universidad de Venor parecía mirarlos desde arriba. Marlena dejó que sus ojos recorrieran el lema en cursiva, que ya había memorizado. No estaba en latín, a diferencia de las otras universidades. Estaba en italiano vulgar. Una cita de Dante Alighieri. "No fuiste creado para vivir como brutos, sino para seguir las virtudes en el conocimiento".

-Antes de empezar a hablar de los cursos y ofertas que ofrece nuestra escuela, me gustaría hacer una premisa- prosiguió Virginia Winslow-Haven -Como saben, de todas las solicitudes de admisión que recibimos cada año de todo el mundo, sólo el tres por ciento recibe una oferta. Hay una razón para eso. Cuando mi bisabuelo, Reuben Winslow-Haven, fundó la Universidad de Venor, tenía un objetivo muy específico en mente. No solo quería mentes listas para aprender. Para eso, nuestro país ya ofrece excelentes universidades. No. Quería mentes divergentes y creativas, listas para crear su propio camino desde cero. Personalidades brillantes que no tienen miedo de salir de la caja. Jóvenes dispuestos a encontrar un lugar en el mundo, a costa de luchar con uñas y dientes. Así que hoy estoy aquí, frente a ustedes, con una pregunta.-

Marlena, en el borde de la silla, completamente colgada de sus labios.

-Les pido que--

-¿Te follaste a otra chica ?-

Los ojos de toda la sala de repente se dirigieron a la chica que, en la fila del medio, se había levantado bruscamente. El rostro de Lucy Bower estaba tan rojo que se mezclaba con el papel tapiz de las paredes. Sentada cerca, Marlena podía ver su teléfono celular agarrado entre sus dedos, abierto en Instagram.

Jo apretó los labios y se volvió lentamente hacia ella.

-Maldita sea, Marlena...-

Brian Day, sentado a su lado, se hundió lentamente en el respaldo de la silla. Empezó a jadear como un pez. con los ojos muy abiertos y una frente sudorosa.

-Um... ¿n-no?-

De repente, otra chica, unas filas más atrás, también se puso de pie.

-¡Brian, juraste que le habías hablado de nosotros!-

Marlena se llevó una mano a los labios para no reírse. Las cosas iban mejor de lo que había previsto.

-Espera- una tercera chica saltó de debajo del escenario -Así que yo era la única, ¿eh? Tú, hijo de...

-¡Chicas!- la interrumpió la directora Hammer, tomando de nuevo el micrófono -¿Podemos llevar esta discusión fuera del gran salón?-

El Cerdo no tuvo que repetirlo dos veces. Se puso de pie de un salto y, con la expresión de quien está listo para abordar un vuelo a Perú, se apresuró hacia la salida de emergencia. Las tres chicas corrieron tras él gritando.

"¡No puedo creer que alguien con un pene más pequeño que el dedo gordo del pie me haya engañado!", gritó Lucy Bower, antes de cerrar la puerta detrás de ella.

El salón de clases quedó en silencio. Jo negó con la cabeza, suspirando.

-¿Satisfecho?- murmuró entre dientes.

Marlena sonrió.

Desde lo alto del escenario, Virginia Winslow-Haven no parecía particularmente perturbada por la interrupción. Se aclaró la garganta y volvió al micrófono.

-Como te decía, te pregunto...- esa cálida sonrisa comenzó a iluminar su rostro nuevamente -¿Hay alguien entre ustedes que esté seguro de tener todas las credenciales para poder sobrevivir a las altas expectativas de la Universidad de Venor?-

Y sin dudarlo un segundo, Marlena fue la única en la habitación que levantó la mano.

El trabajo del artista es siempre ahondar en el misterio.

- Francis Bacon

Su padre no estaba contento.

-Solo digo que si uno es lo suficientemente flexible podría atravesarlo fácilmente.-

Marlena suspiró pacientemente, mirando la ventana del dormitorio. No solo no era lo suficientemente grande para que pasara un ser humano de tamaño completo, sino que no podía abrirse más de un tercio, dejando solo una pequeña rendija para que entrara el aire.

- ¿ Quién , papá? ¿Quién es lo suficientemente flexible para cambiar?-

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