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Eres nuestra, capitán

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Ronnie
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Sinopsis

Perséfone Creuse acaba de ser ascendida al rango de capitán, un logro y una meta cumplida para ella. A sus veintitrés años es considerada como la mejor agente y soldado de la FICE – organización a la que pertenece – y nadie duda de su liderazgo, ya que es determinada y decidida a la hora de actuar. Claro que esto no es todo. También es considerada como la mujer más hermosa de toda la organización y todos los hombres que la ven caen rendidos a sus pies y un grupo de amigos no va a ser la excepción. Thomas, Jem y Sebastián, los nuevos coroneles de la central de Moscú, caerán en las redes de Perséfone, pero ¿Con cuál se quedará? ¿Elegirá a uno solo o se quedará con todos?

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Capítulo 1: El ascenso

– Es un gran honor para mí condecorar a una de las mejores tenientes de la FICE. Como ya será de su conocimiento, la teniente fue asignada a una misión de alto riesgo en Afganistán, lugar en el que estuvo sola seis meses para desmantelar una red de tráfico de armamento militar, misión de la cual no está de más decir que fue totalmente cumplida y terminada en tiempo récord – dijo el presidente de la organización.

Esta misión, más las otra que ha realizado solo son la prueba de que debe ser ascendida, por lo que, teniente – me señala –, le informo que le ha sido conferido el rango de capitán.

Yo quedo en shock. Ahora soy capitán. No me lo puedo creer.

– Muchas gracias, presidente Thorne – le digo mi agradecimiento más honesto –. De verdad, me siento alagada por este ascenso. Voy a ser lo mejor que pueda para que todos estén orgullosos y además hacer a la FICE una de las mejores organizaciones en solución de situaciones de casos externos de las naciones.

Tras mis palabras, todos comenzaron a aplaudir. Miré hasta donde se encontraban mis soldados y amigos y pude ver su cara de orgullo y felicidad.

– Ahora, todos vuelvan a sus labores – aviso el comandante – y usted nueva capitán, vaya a mi oficina para asi hablarle de sus nuevas labores – yo asentí y lo seguí hasta su oficina.

Al estar allí, el comandante de la sede en la que nos encontramos y de la que somos parte, la cual se sitúa en Rusia; me informa que mi equipo va a seguir bajo mi mando y algunos van a ser ascendidos a tenientes y otros van a ser sargentos.

Para suplantar sus cargos, me van a asignar a más soldados entrenados y soldados rasos que están uniéndose a las filas después de su preparación en la escuela militar de la FICE.

Una vez terminamos de hablar acerca de mis nuevas ocupaciones, me informa que todos los capitanes, comandantes y generales de la central deben encontrarse en la pista de aterrizaje para darle la bienvenida a los nuevos coroneles que lideraran en la misma.

Es inusual que sean tres coroneles, pero por lo que tengo entendido y se me informó, ninguno de los tres se separa del otro. No son hermanos. Son amigos y fueron entrenados para complementar a los otros dos, lo cual los hace únicos.

Es bueno que hayan sido asignados a nuestra central y además tiene mucha lógica. La central de Moscú es considerada la mejor de toda la organización. Tiene a los mejores agentes, soldados, generales y muchas cosas más, por lo que me parece lógico que, coroneles tan prestigiosos y reconocidos como ellos, hayan sido incluidos en el equipo elite de la organización.

Cuando llego a la pista de aterrizaje, diviso a mi equipo de capitanes, recientemente ascendidos. Me acerco a ellos e inmediatamente me abrazan con alegría.

– Ahora si podemos decir que somos el escuadrón más eficiente y productivo de la organización – dijo feliz una de mis tres mejores amigas Kea.

Las otras dos eran Kira y Nyx. Las tres nos conocimos en la escuela militar y desde entonces hemos sido inseparables.

– Estuve escuchando por los pasillos que los demás escuadrones quieren deshacerse de nosotros – dijo mi hermano mellizo a mi lado. Apolo. Mi mano derecha.

–¿Cómo se supone que lo van a hacer? ¿Matándonos mientras dormimos? Son tan idiotas que seguro piensan hacerlo así – dijo Egan el mejor amigo de mi hermano. Es como un hermano más para mí.

– De verdad serian idiotas porque al parecer no se entrenaron que nosotros en realidad casi ni dormimos – dijo Nyx.

Los seis cuando llegamos a la central estuvimos en el mismo escuadrón. Según nuestros superiores, consideraron que éramos un equipo muy fuerte debido a nuestra notoria y fuerte conexión. Cuando nuestro capitán murió, ascendieron al teniente Matthews a capitán y él junto al resto de la central decidieron ascenderme a mi directamente a teniente.

En ese entonces tenía dieciocho y me había impactado mucho el ascenso. Les pregunte la razón de él y me dijeron que no habían visto a alguien como yo desde que la abuela May había estado en las filas de la FICE.

La abuela May, en realidad es la tia de mi padre, Locke Creuse, un importante agente de investigación informática en la organización. Él se unió a ella cuando tenía veintiún años. No tuvo entrenamiento militar, pero es una persona de rápido aprendizaje y en seis meses logro aprender todo lo que era necesario para ser un buen hacker. Hoy es el hacker más solicitado en la organización, para seguimiento y acompañamientos en las misiones.

Él y mi madre, la cual es una reconocida agente de campo del espionaje de la FICE, también forman parte de esta central, pero han decidido junto a la abuela May y el abuelo Joe – esposo de la abuela May – ir a visitar a mi tío Colin – el padre de Egan – a la central de Los Ángeles, además, también querían asegurarse de que Atenas y Hero estuvieran sido bien entrenados por el antes nombrado. Aunque saben que es uno de los mejores entrenadores militares que la organización puede tener, mi padre sabe como es su mejor amigo de consentidor con nosotros.

– Sean idiotas o no, ellos no importan. Lo que importa es quienes somos y no nos vamos a dejar ridiculizar por aquellos que se creen mejor que nosotros, cuando no es asi – dijo Kira.

– Como sea, muchachos. Alinéense porque ya están por llegar los nuevos coroneles – les dije para que no nos tomaran por desprevenidos o desordenados, ya que se escuchaba la cercanía del jet.

– Si, mi capitán – dijeron todos al mismo tiempo haciendo la usual seña de respeto militar y tomando posiciones.

No pasaron ni cinco minutos cuando aterrizo el jet militar de la organización. De él, comenzaron a descender los soldados que los acompañaban. Los mismo se formaron en línea para que pasaran entre ellos.

Cuando bajaron los coroneles se escucharon una serie de suspiros. El mío no fue la excepción.

Esos hombres parecen dioses.