Librería
Español
Capítulos
Ajuste

Capítulo 8

-¿Alguna vez te dijeron que a veces eres desagradable?- El detective Roger le pregunta a su colega.

-Mis hijos, todos los días, pero al menos yo no me emociono como ustedes-.

-No es del todo cierto que me deje atrapar por las emociones-.

Él vuelve a reír y ella lo desafía con una mirada aguda.

-Kim, eso no es cierto, soy diplomático, y resolveré este caso, y el anterior, encontraré a estos asesinos y los encerraré por el resto de sus vidas-, dice con firmeza el detective.

-Buena suerte, mientras tanto me tomo un café- responde ella.

-Yo quiero uno también.-

-Ok, entonces te espero en la máquina-.

-Pero, quise decir que deberías...-

El detective Roger acaba de decir las primeras palabras cuando la puerta se cierra detrás de él; Kim se fue sin siquiera escuchar lo que tenía que decir.

-Tráemelo- finaliza, sacudiendo la cabeza y luego jugando con la insignia en sus manos.

-Vámonos- le susurro a mi amigo.

Me teletransporto fuera de la habitación a la acera.

Sam me sigue y casi me cae encima.

Nos reímos espontáneamente y nos alejamos unos centímetros el uno del otro.

-Estábamos a punto de chocar, deberíamos aprender a coordinar el transportador-, le digo.

-¿Cómo supe que íbamos a terminar en el mismo lugar?- pregunta riendo.

-Al menos no terminamos en diferentes lugares-.

-Sí, hubiera sido peor-.

Nos miramos y sus ojos, iluminados por una alegría que me hace feliz, por un momento parecen los de un ser humano. Ninguno de los dos dice nada hasta que suspiro.

-¿Qué significa todo esto? ¿Cómo alguien podría haberle drenado la vida?- Pregunto.

-Algún humano ciertamente no podría haberlo hecho, pero sabemos que no es eso-, responde Sam.

-¿Pero que pasa?-

Miro hacia arriba y dejo que la ansiedad tome el control total de mi cuerpo.

Aaron lo habría sabido seguro y si estuviera aquí nos echaría una mano, porque el deseo de ser el único villano del pueblo es aún más fuerte que su indiferencia.

-No lo sé, pero realmente desearía que Justin y Aaron estuvieran aquí para decirnos que no va a pasar nada-, dice Sam con nostalgia.

Baja la cabeza mientras me concentro en la angustia de mi estómago; me recuerda cómo Justin me abandonó y cómo, sin ningún interés, nunca me envió ningún mensaje.

A él no le importo, no le importa que pueda quedarme dormida con la constante necesidad de despertarme y encontrarlo a mi lado, así como no le importa romperme el corazón y pisotearlo con su desinterés.

-A mí también me gustaría-, susurro, mordiéndome el labio inferior, conteniendo mi tristeza con poco efecto.

Voy a casa e inmediatamente me encuentro con la mirada preocupada de mi padre.

-Pero, ¿dónde has estado toda la mañana? Después de lo de anoche, tenía miedo de que estuvieras en problemas-, dice, caminando nerviosamente en mi dirección.

-Hablé con Claire, tal vez ella nos ayude a descubrir qué pasó-.

-¿Y lo hizo?- pregunta papá.

-¿En tu opinión?-

Ante mi irritación, no tardo en comprender.

-Pero estudiaste ocultismo en la universidad, ¿verdad? ¿Alguna vez has visto algo así?- Yo le pregunto.

Papá ha dedicado toda su vida a estudiar fenómenos paranormales y yo lo descubrí hace apenas dos semanas; Voy a necesitar tiempo para digerir y aceptar que, hasta ahora, toda mi vida ha sido un montón de mentiras.

-Siempre he tratado de alejarme del tema de la posesión, es complicado y también muy peligroso, lo siento bebé- responde, acercándose a mí para acariciar mi rostro. No lo dejaré, doy un paso atrás y lo miro indispuesto.

-Pero no te rindas, puedes hacerlo solo, usa tus poderes para descubrir la verdad- continúa, dándose cuenta de que no tengo ningún deseo de recibir afecto de ella ahora.

-No, no entiendes, sin Justin me siento… Ni siquiera podría describirlo, me hizo descubrir lo que era y ahora que no está aquí no me siento capaz de hacer nada-.

Me desespero.

Ya no uso mis poderes, a veces incluso me da miedo y no creo que sea fuerte, ya que mi energía me está abandonando lentamente.

-¿En serio? ¿Estás culpando a Justin por tu fuerza? Él simplemente te puso en el camino correcto, el resto fue obra tuya, así que saca ese valor que vi en tus ojos cuando te enfrentaste al lado oscuro, porque pronto podría servirte, -dice con vehemencia.

Un torbellino de pensamientos negativos me atrapa, se meten en mi cerebro, lo controlan y me debilitan, dejándome indefenso.

La fuerza que una vez fue parte de mí, ese destello de adrenalina y emoción que descubrí con Aaron, se está desvaneciendo por completo, dejando lugar a la vieja y asustada Zoe Evans.

-No sé si puedo hacerlo-, respondo.

No le doy tiempo a objetar, corriendo escaleras arriba rápidamente.

-¡Zoe, tienes que creer en ti misma!- gritar.

Creer en mí mismo, ya no sé ni lo que significa y, en verdad, no creo haberlo hecho nunca.

Me encierro en mi habitación y doy un portazo con rabia, pensando en lo horrible que es esta Navidad, como todos, desde que mi madre decidió matarlos a los dos.

Camino hacia el espejo y miro mi reflejo, esperando que en cualquier momento encuentre todas las respuestas que necesito, que Aaron aparezca aquí y me provoque como siempre lo ha hecho, y luego me diga que de todas las amenazas que existen no habrá nadie peor que él en el mundo, porque no lo soportaría.

De repente, mi reflejo parece perder forma y la negrura de mis ojos parece adquirir mayor intensidad; Me estoy convirtiendo en un demonio una vez más.

Frunzo el ceño y doy un paso atrás en estado de shock.

Mi reflejo se llena de arrugas y aparece un corte ensangrentado en mi mejilla.

Inmediatamente me toco la cara, aterrorizada de que esto realmente pueda estar sucediendo. Estoy bien, no tengo ninguna lesión y esto lo hace aún más macabro e inexplicable.

Una sonrisa aparece en mis labios en el espejo y mi versión alternativa comienza a reír.

Ahora ya no soy yo.

-No es posible…- mascullo, asustada, sin dejar de retroceder.

Doy otro paso y mi cuerpo choca con el de otra persona.

Grito instintivamente y no vuelvo la cabeza de inmediato, como si una parte de mí supiera que algo terrible me espera a mis espaldas.

Me doy la vuelta y me encuentro frente a una niña de mirada apagada y rostro pálido.

Sus ojos son negros, como los míos, pero tienen algo frío en su interior, que me impide mirarlos sin sentir terror.

-Tengo que tomar su alma-, dice.

Descarga la aplicación ahora para recibir recompensas
Escanea el código QR para descargar la aplicación Hinovel.