Capítulo 2
Nunca imaginé que organizar una fiesta fuera divertido o que me pudiera interesar pero, para no pensar en Justin, habría buscado cualquier tipo de distracción, incluso la más tonta, si tan solo me hubiera permitido tomar mi mente. fuera de ese chico.
-¡Maldita sea si es pesado!- Sam se queja.
Se vistió para la ocasión, con un vestidito rojo y recogiéndose el pelo en una cola de caballo.
-¿A quién le dices? Al menos voy a tener buenos músculos- bromea mi padre mientras colocan la sartén que contiene el pavo en el centro de la mesa.
Lo observo atentamente, luego respiro su olor; no es lo que esperaba pero la comida parece comestible.
-Te has superado a ti mismo, de verdad-, le digo sorprendido.
-Aún no has visto el pastel que hice siguiendo la receta de la tía Claire; necesitaba unas ancas de rana para darle sabor pero no tuve tiempo de encontrarlas, así que nos conformaremos con vainilla- responde Sam, sonriendo como su hermano. haría después de dar tal respuesta.
Mi padre y yo la miramos asombrados por sus palabras.
-Era una broma, la tía Claire es una bruja y, a veces, sus hechizos tienen ingredientes muy extraños, pero los pasteles no lo son-, se disculpa con una risita.
Al darse cuenta de nuestras expresiones aún perplejas, se pone nervioso.
-Lo juro-, agrega tímidamente.
-Ok, olvídalo. Tenemos el pavo y tal vez el pastel también, ahora no hay regalos e invitados... diría yo- asevero.
No he invitado a mucha gente, solo familiares y, de hecho, en este caso es solo mi padre.
-Claire no ha respondido a ninguno de mis veinticinco mensajes, así que no creo que venga-, responde quien, avergonzado, se toca la nuca.
-¿Cómo? ¡Pero no puede dejarnos así! Justin ya lo ha hecho y luego Aaron, no lo acepto de él también- espeta Sam furioso.
Cuando oigo mencionar a esos dos chicos, se me hace un nudo en la garganta y me pongo rígido.
Ambos se han ido y no sé con cuál debería estar más enojado, sinceramente.
Tal vez con Justin, quien me rompió el corazón cuando decidí dejarme ir, o con Aaron, quien fingió querer ser mi amigo y luego desapareció sin dejar rastro.
-Lo siento Sam, pero estamos hablando de tu tía, la conozco bien y es la persona con menos espíritu navideño del mundo-, dice papá.
-Esta Navidad debe ser diferente diferente, ella nos salvó del lado oscuro de Justin, pensé que había cambiado-. Apenas contiene su ira.
-Lo sé pero...-
interrumpo a mi padre, impaciente.
-¿A quién le importa? Está bien, tal vez seamos solo nosotros tres, o tal vez pasemos una triste Navidad viendo a Mamá, perdí el avión por enésima vez, pero al menos estaremos juntos y esto es lo único que importa-. a mí hoy-, declaro, fingiendo entusiasmo, para darles algo de positividad.
En realidad, solo espero que se abra la puerta y que Justin y Aaron entren aquí y me digan que todo estará bien y que espero que las cosas vuelvan a la normalidad.
-Es realmente deprimente-, responde Sam.
-¿Sabes lo que va a ser deprimente? No te comas ese pavo; prácticamente nos está llamando, así que sentémonos-, le digo.
Tomo asiento en la mesa bajo la mirada preocupada de mi padre.
-No tengo mucha hambre, en realidad-, susurra Sam, sonando casi asqueada ante la idea de comerse el pavo que ella misma preparó.
-Aquí vamos.-
La insto y me río nerviosamente, luego miro a mi padre que no dice una palabra.
-¿En serio? ¿Quieres hacer eso?- Pregunto desesperadamente.
Ninguno de los dos habla y Sam cruza los brazos sobre el pecho.
-Está bien, entonces me lo comeré yo solo-.
Por ahora mi paciencia ha llegado a su límite.
Empiezo a comer dando grandes bocados que apenas puedo masticar.
-No tienes idea de lo que te estás perdiendo, este pavo es fabuloso-, le digo fingiendo que no voy a vomitar.
Es soso y falto de sal, por no hablar del relleno que seguramente seguirá crudo.
-Zoe, tienes que exteriorizar tus emociones-.
Papá trata de convencerme sin quitarme los ojos de encima.
-Lo haré, solo dije que me encanta el pavo-.
Sonrío astutamente.
El pavo es malo y esta navidad también pero si lo dijera se preocuparían por mí y no quiero darle tanta carga.
-Te refieres a la historia de Justin: se ha ido y aún no has dicho una palabra al respecto-, responde Sam con tristeza.
-Mh, nunca he comido un pavo tan bueno- sigo diciendo dando un mordisco aún más grande, evitando escuchar lo que están diciendo.
El plato desaparece de la mesa antes de que pueda cortar otro trozo.
-¡Oye, esto no es justo!- Le grito a Sam que acaba de usar sus poderes para sacar comida del camino.
-No es justo que lo guardes todo dentro-, dice ella.
Estoy empezando a cansarme de esta sesión no solicitada con la psicóloga y, pronto, les escupiré toda la rabia que he guardado en las últimas semanas.
-¿Quieres que hable sobre cómo me siento? ¿Cómo me hace sentir haber perdido a mi novio? No creo que te guste-. Me pongo de pie después de limpiarme la boca.
A mi tampoco me gusta y no me atrevo a imaginar como se sentiría saber lo que siento; la ira y el dolor me devoran por dentro y me despojan de todo lo bueno que me queda.
-De hecho, no me gustará, es por eso que Sam te estará escuchando- responde papá sonriéndole.
-¿Cómo lo siento?- ella pregunta desconcertada.
-Buena suerte.-
Él la ignora y le da una palmada en el hombro.
-Lo necesitarás-, luego susurra con una mueca en su rostro, antes de salir corriendo a la sala de estar.
Sam y yo nos quedamos solos y ella está nerviosa por mi padre.
-¡Increíble!- exclama sacudiendo la cabeza.
-No le habría dicho nada de todos modos, odia a Justin y está contento de que hayamos terminado-.
-Zoe, no necesariamente ha terminado, Justin regresará pronto-.
Sam se expresa confiado.
-¿Y qué te hace pensar? No viste la expresión de su rostro cuando se subió a ese auto, no viste cómo me miró al despedirse...-
Las palabras se atascan en mi garganta y sofocarme por muy dolorosos que sean.
Es como si no pudiera aceptarlo, mi corazón se niega a creer que Justin ni siquiera ha intentado pelear.
-Puede que se haya despedido de ti, pero nunca nos dejaría para siempre; es nuestro héroe, le importa demasiado como para desaparecer-.
Se ríe en un intento de enmascarar su miedo evidente.
A veces, me pregunto si Justin es realmente un héroe o si hace todo lo posible para sentirse bien, aterrorizado por el terrible castigo que le sobrevendrá algún día si lastima a las personas.
-No quiero que sea un héroe, solo quiero que esté aquí-.
Levanto la voz sin siquiera darme cuenta.
Sam me mira con pesar.