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Encuentro con el hijo de Lucifer

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Pana
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Sinopsis

*Jesica es una chica de dieciséis años, con un carácter un tanto loco y exuberante. Cada noche, desde pequeño, es víctima de terribles pesadillas llenas de sangre, gritos, dolor y desesperación. Si no fuera por ese chico misterioso con cabello del color de la noche y ojos rojos como dos rubíes ardientes, Jesica haría todo lo posible para escapar de sus turbulentos sueños. Esa mirada penetrante, la voz profunda y extrañamente familiar, un niño que creció con ella en sus pesadillas. ¿Habrá una pizca de verdad en esos ojos rubí?, ¿o es sólo una ilusión creada por el delirio de su mente mágica? A los ojos de los demás, Jesica aparece como una chica extraña con cabello gris perla y emociones siempre turbulentas. Una chica que llegaba repentinamente de un lugar misterioso, siempre perdida en sus pensamientos, con una sonrisa en los labios intercalada con una expresión sádica desconocida. Lo que nadie sabe es que Jesica esconde un importante secreto sobre su naturaleza, un secreto que, de ser revelado, la llevaría a la muerte y que la obligó a abandonar su mundo mágico y a su familia, llevándola a esconderse en la Tierra. — Uno no puede ignorar su naturaleza — Esta es la primera regla y el destino no permitirá excepciones ni siquiera con ella cuando, persiguiendo a un extraño en su casa con una sartén en la mano, descubrirá por sí misma que no está ligada a la magia sólo gracias a su secreto, sino que Es uno de los seis elementos: el agua. Cuenta la leyenda que una criatura celestial surgirá de lo prohibido, trayendo consigo el comienzo de una nueva era. Los siglos han sepultado la profecía, dejando sólo un tomo pesado y polvoriento, con páginas amarillentas y tinta desgastada por el tiempo. Lo que nadie sabe ni en el Cielo ni en el Infierno es que entre las almas humanas comunes de su dimensión se esconde una grácil criatura celestial de sólo diecisiete estrellas: Castro, de donde la joven toma su segundo nombre. La criatura prodigio, después de pasar trece estrellas en las sombras, será recogida por los guardias angelicales. Silver Castro finalmente tendrá la oportunidad de reencontrarse y, contrariamente a todos los rumores terrenales, tal vez sea el hijo de Lucifer quien la libere de su prisión eterna. De hecho, los únicos recuerdos que tiene de su pasado se remontan a sus primeras cuatro estrellas de vida, pasadas en la oscuridad por todos y que culminaron con la trágica muerte de su madre. Silver, más allá de esta pequeña parte de su vida, sólo conoce sus dos nombres y la única certeza que posee es la recomendación que su amada madre le dio un momento antes de abandonarla en Castro: — Nunca muestres tu magia, esconde tus alas cuando se muestren, pero sobre todo, nunca reveles mi nombre —

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Capítulo 1

Observo en silencio el océano.

Amo el mar, siempre lo he apreciado, hasta el punto de dejarme encantar por él, de quedarme horas y horas observando el reflejo azul del cielo en la superficie clara de sus aguas.

Vengo aquí a pensar, a distanciarme de los sonidos turbulentos y fútiles que me rodean y concentrarme únicamente en mí mismo, en lo que el débil sonido provocado por el mar logra sacar de mi alma.

Me siento en la playa como de costumbre, cierro los ojos con delicadeza y escucho las olas romper en la orilla y contra las rocas.

Cuando los vuelvo a abrir, el mar parece agitarse, las olas aumentan cada vez más y el viento empieza a alborotarme el pelo con energía.

Intento alejarme, pero cada intento de moverme parece ser en vano y esto es suficiente para que mi conciencia tome conciencia de estar en una pesadilla más, sin posible vía de escape.

Veo que las olas aumentan y se acercan, así que cierro los ojos y me repito palabras de consuelo una y otra vez, esperando que la conciencia sea suficiente para devolver mi mente a la realidad.

Entonces, de repente sucede: siento su figura emerger del caos, acercándose a mí, llevando consigo el habitual aura de misterio y oscuridad que percibo desde hace algún tiempo, sin poder hacer nada más que siempre hacerme la misma pregunta.

—¿Quién eres?— susurro. No está muy lejos, pero a pesar de ello su rostro está cubierto por una sombra.

—No tienes que tenerme miedo— murmura con su voz persuasiva, apenas susurrada al viento.