Capítulo 2
Levanta la mirada en mi dirección y vuelve a subirse encima de mí, tiene la respiración agitada, luego presiona su entrepierna contra mí, haciendo que pueda sentir su falo duro, aparto la mirada enseguida, asqueada por lo que está ocurriendo, pero él me toma del rostro y me obliga a mirarlo.
— ¿Por qué no te quieres entregar a mí? Te prometo que lo vas a disfrutar mucho, tanto que me pedirás más.
— Te lo repito, no te conozco de nada, no quiero estar con alguien que se ha metido a mi casa a la fuerza y me trata de violar— Le respondo entre sollozos y pena, aprieto los dientes para no soltarme a llorar.
—No te quiero violar, Quinn… quiero que te entregues a mí…. — Me planta un beso forzado y brusco, luego se separa mí. — ¿Qué quieres que haga para que me dejes estar entre tus piernas?
—Primero que te quites de encima, hoy no me voy a entregar a ti por voluntad propia— Lo miro directo a los ojos, me da mucho miedo lo que estos reflejan. —Tendría que quererte para entregarme a ti.
—Bien— Se levanta y camina hacia la puerta. —Ya estas marcada, nena, eres mía y es mejor que no le entregues ese coño a otro, porque me pertenece, todo en ti me pertenece, no lo olvides.
Se va sin decir nada más, escucho como va escaleras abajo y luego la puerta principal se abre para después cerrarse. No entiendo que acaba de ocurrir, ni de porque se ha ido, así como así, estoy demasiado confundida, agradecida y perturbada, lentamente me voy sentando en el suelo para luego recargar mi espalda contra mi cama, pego mis rodillas contra mi pecho y me quedo pensando en que acaba de pasar. No he podido dejar de temblar por más que trato de hacerlo.
Ha pasado un rato para que pudiera tranquilizarme y apenas deje de temblar, me levante de mi lugar, tome un cambio de ropa y me fui al baño a darme una ducha. Cuando estoy lavando mi vulva, siento un ligero dolor, pero nada que no pueda soportar.
Estando ya duchada y cambiada, reviso mi teléfono y veo que tengo varias llamadas perdidas de mis papas, quiero devolverles la llamada, pero no me atrevo, seguramente me soltaría a llorar y no quiero preocuparlos ya que deben estar en carretera, tuvieron que ir a ver a mi abuela que se encuentra mal de salud y me dejaron sola en casa ya que se llevaron a mi hermana mayor con ellos.
Para no alterarlos, les mando un mensaje diciéndoles que estaba durmiendo y que lamento no haber contestado, mi madre enseguida contesta que es verdad, que se la había olvidado que mañana trabajo temprano, me deseo las buenas noches y dejo de escribir. Me quedo observando a la nada por un largo rato y luego parpadeo varias veces para salir de mi trance, sé que debo ir abajo para cerrar la puerta y acomodar las cosas de la sala, pero de tan solo recordar esos ojos negros tan penetrantes me da mucho miedo.
Respiro repetidas veces, camino por mi cuarto dándome ánimos, relajo los hombros y me digo a mi misma que tengo que bajar a poner seguro a la puerta y que tengo que levantar mi desastre porque mañana no me va a dar tiempo. Sacudo todo el cuerpo para alejar el miedo, todavía me tiemblan las piernas, pero por fin salgo de mi cuarto y enseguida enciendo las luces del pasillo, luego camino hacia las escaleras y ver la oscuridad hace que mi piel se erice.
Como si fuera una niña pequeña, me pego a la pared y cuando estoy abajo, corro hacia el interruptor y enciendo las luces de la sala, luego la del comedor, al ver el desastre que he dejado, suelto un chillido de fastidio, curvo levemente los labios y me pongo a levantar el desastre, una vez que termino, me voy a la sala y cierro la entrada principal, un rayo cae con fuerza haciendo que se vaya la luz, enseguida corro hacia mi cuarto y me encierro, no tengo ganas de seguir abajo por más tiempo.
Al día siguiente, me despierto con mucha dificultad, no pude dormir mucho anoche ya que me dejo muy intranquila, no solo el ataque, sino que la policía no hizo acto de presencia en ningun momento, pese a que la operadora me escucho gritar, le bastó con escuchar el nombre de Alexis Di Marco para no hacer nada ¿Quién será ese tipo? Espero que no vuelva a encontrármelo nunca más.
Me doy una ducha algo rápida, luego me pongo el uniforme del trabajo y me voy escaleras abajo una vez que me he puesto el bolso sobre mi hombro, llego a la entrada principal y quito los seguros, cuando abro la puerta, me encuentro con un enorme ramo de rosas, me hago un poco para atrás por la sorpresa que me ha causado encontrar eso en mi entrada, salgo un poco al porche y miro en todas direcciones, buscando a alguien, pero no hay nadie, regreso la vista a la vasija con el ramo y decido dejarlo ahí, no se quien lo puso en ese lugar, pero es mejor dejarlo quieto. Cerré con todos los seguros la puerta y me fui a mi trabajo.
En el camino no puedo dejar de pensar en lo que me dijo ese tipo anoche, esto hace que me ponga paranoica y no puedo dejar de mirar por encima de mi hombro a cada rato y cada vez que un auto pasa a mi lado, mi cuerpo se tensa y me aferro con todas mis fuerzas a mi bolso. Para cuando llego a mi trabajo, estoy echa un manojo de nervios y no dejo de temblar, me aterra la sola idea de que alguien me esté vigilando al punto que sabía que iba a estar sola anoche.
Durante mi trabajo, me toca atender a varias mesas, yendo y viniendo de un lugar a otro, ya me duelen los pies de tanto caminar y me siento bastante aliviada cuando la gente disminuye, haciendo que pueda darme un respiro mientras mi compañera atiende las dos mesas que están ocupadas.