Sinopsis
Esta es la historia de una amor extraño, tan extraño como sobrenatural, ya que es el amor que surge entre un humano y un ser inmortal y etéreo al que todos desprecian y maldicen pero al que todos abrazan al final del día. Esta es la historia de David, un joven médico que amaba su profesión y que un día lleno de frustración maldijo a la muerte por hacer lo que hacía, sin pensar en el sufrimiento de los que se quedan atrás, tras la partida de un alma a lado de la muerte. Esta es la historia de la muerte que cansada de ser maldecida y odiada, decidió mostrar a uno de tantos por qué hacia lo que hacía, haciéndole comprender que ella no lastima a nadie, simplemente viene por aquellas almas que han llegado a ocaso de sus vidas, unas largas y otras cortas, que para ella todos son iguales, buenos o malos, al final todos recorren el sendero de la oscuridad junto a ella. Es la historia de un hombre que tras comprender lo solitaria que era la existencia de un ser inmortal y etéreo como la muerte, se enamoró; es la historia de un ser inmortal que aprendió a amar y a llorar, tras crearse un cuerpo material y dar a conocer su verdadero nombre. Pues aunque no lo sepa nadie, la muerte no fue llamada así antes, no siempre fue llamada Muerte, Parka, calaca o flaca, antes de todos esos nombres por los que hoy la llaman su nombre fue Tasia.
Prólogo
-Hola, buenas noches, mi nombre es Tasia
-Buenas noches Señorita, ¿en qué puedo servirla?
-¡Yo soy quien te va a servir a ti! ¿no me has llamado tú acaso? Pues bién aquí estoy. - dijo la bella y extraña mujer
-Yo creo que se ha equivocado señorita, ¡yo no he llamado ni enviado a buscar a nadie!
-En eso te equivocas, tú me has mandado venir ¿no eres acaso el Doctor David Ramírez Cortez, el mismo que lleva años llamándome?
-En efecto, ese es mi nombre, pero yo no he llamado a nadie y menos en estos momentos tan difíciles, le deben de haber jugado alguna broma, no necesito ninguna mujer y menos a una dama como usted.
-Estas Equivocado, yo no soy una mujerzuela, estoy aquí por tus lamentos; ya me cansé de que me maldigas cada vez que pierdes a un paciente…