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5

Cuando llegué a mi habitación estaba Paty ahí, se estaba acomodando su top blanco frente al espejo.

—Hola —saludé al llegar. A pesar de todo sería mi compañera de cuarto y no quería empezar con un ambiente tenso desde ya. Paty parecía de esas chicas góticas que eran doble cara. Algo dentro de mí me decía que no me confiara mucho.

—Ana, qué bueno que llegas —se giró a mi. Su tez era morena y su pelo tenía colochos—Hoy no tuvimos la oportunidad de conocernos mejor.

Me senté en mi cama y tomé mi computadora.

—Creo que no —arrugué la cara.

—Bueno, estoy en segundo año al igual que Taylor y Vilma.

—Eso es genial —me senté en la cama al estilo indio y puse la computadora en mi regazo. Planeaba ver alguna película mientras pasaba la noche. Quizás llame a Noel o haga video llamada con el. Lo extrañaba mucho.

—¿Irás a la fiesta? Estará genial.

—En realidad no soy mucho de fiestas, el ruido demasiado alto me provoca dolor de cabeza —negué poniendo los labios en una sola línea.

—Pero puedes estar alejada del ruido, el lugar es grande así que no te afectará mucho. Créeme. Todos irán y no me gustaría que mi compañera de cuarto se quede sola en su primera noche aquí.

—No es tan malo.

—¿Qué estudiarás?

—Psicología.

—Genial, yo estoy estudiando derecho. ¿Viste a Henry Meal hoy? Vino a dar una conferencia a los de tercero. Qué suerte tienen. Quizás venga en esta semana a dárnosla a los de segundo.

—¿Henry Meal?

—Sí, es el abogado más prestigioso de California. A su corta edad ha ganado muchos casos. A parte de guapo es muy popular.

—Me pareció haberlo visto —achiqué mis ojos. Ha de ser el chico con el que choqué hoy.

—Sí, lastima que tiene esposa —se miró sus uñas.

—Bien por el —encendí la computadora.

—Vamos, Ana, será divertido. Solo una hora aunque sea —me cerró la computadora y puso sus manos juntas.

—Es que yo... —intenté negar de nuevo.

—Por favor, te presto ropa —se puso de pie abriendo su ropero.

—No, no es necesario —también me puse de pie acomodándome el pantalón. Me quedaba muy apretado y me empecé a sentir incómoda. —Iré pero usaré algo cómodo.

—Está bien, al menos ya logré que fueras —sonrió— ¿qué te pondrás? —se tomó el derecho de abrir mi ropero y rebuscar. Había dejado mi ropa muy ordenada hoy y me molestó un poco que Paty la desordenara. Sufría de TOC y lo que hacía me provocaba ansiedad.

—Solo usaré un vestido —me apresuré a sacar un lindo vestido de flores que me llegaba más arriba de mis rodillas.

—¿Estas segura? —me preguntó no tan convencida. Lo pude ver en las expresiones de su cara.

—Claro, te dije que usaría algo cómodo —cerré mi ropero para que Paty no siguiera desordenando mi ropa.

—Está bien, me terminaré de maquillar mientras te cambias —se sentó en su escritorio. Tenía un espejo frente a él y mucho maquillaje encima. Donde se supone que habrían libros y notas, ella tenía maquillaje. —Cuéntame más de ti —pide, echándose rubor en sus mejillas— ¿tienes novio?

—Sí tengo —me quité los zapatos, luego el pantalón y de último la Camisa.

—¿En serio? —me dio una mirada rápida mientras sonreía— Eso es genial, ¿cuánto tiempo tienes de estar con el?

—Casi tres años —respondí mientras me ponía el vestido. Era de tela fina, muy cómodo. Me sentía bien. Acomodé un poco el brazier porque me estorbaba usarlos pero no podía andar por la vida mostrando mis pezones en la ropa.

—Es mucho tiempo —admitió.

—Cuando estás con la persona correcta el tiempo es lo de menos, simplemente disfrutas del momento. El tiempo pasa a segundo plano.

—Suenas muy romántica. ¿Lo eres? —se giró a mi.

—Quizás un poco.

—Lo supuse.

Paty se puso de pie y se dirigió a mi.

—¿Te sientes cómoda? —me miró de pies a cabeza.

Asentí.

—Te falta algo de maquillaje.

—No es necesario.

—Vamos, solo un poco.

En eso alguien abre la puerta del dormitorio como si nada. Era Taylor, el chico que parecía atrevido.

—¿Estas lista, Paty? —le preguntó mientras se recostaba en la pared.

—Ya casi estamos listas —le responde ella mientras toma rubor y me echa en mis mejillas. Solo espero no estar quedando demasiado maquillada.

—Date pprisa, Vilma está abajo con Dalton.

—Está bien —responde— Dalton es el novio de Vilma —me dice Paty a lo bajo.

Bajé la mirada y me mordí el labio.

—¿Y Taylor es tu novio? —me atreví a preguntar.

Taylor rió. Creo que me había escuchado.

—No, solo somos amigos —respondió Paty.

Asentí.

—Listo.

Tomé mi celular y los tres salimos. Taylor me miraba extraño. Caminamos por el pasillo y bajamos las escaleras, como había dicho Taylor hace unos minutos, Vilma estaba abajo con Dalton, su novio.

—Al fin, llegaremos tarde —nos había dicho Vilma mientras me miraba. —Qué bueno que te decidiste en venir, Ana.

—Ujum.

Nos dirigimos escaleras más abajo, empecé a ver las olas que se formaban en la piscina reflejadas en la pared. Había música alta, de alguna banda de rock. Había mucha gente con vasos rojos, también habían muchos bañándose o lanzándose a la piscina. Estoy segura de que la directora o director de este lugar no permitirían esto.

—¡Hola! —se apareció un chico. Era delgado, alto que tenía un vaso rojo en su mano y un cigarrillo en la otra. Se notaba que estaba muy borracho. —¿Quien es tu amiga, Paty? —se acercó a mi. Pude sentir su aliento asqueroso así que lo empujé con mi mano.

—No me toques —demandé.

—Bryant, déjala —intervino Paty.

—Me cae bien tu amiga —se volvió a acercar, pero esta vez no hice nada yo sino Taylor, se interpuso entre el tipo y yo y lo miró demandante. Bryant se intimidó, miró a Taylor con algo de temor. —Lo siento, hermano, no sabía que venía contigo.

—Solo lárgate, Bryant —demandó Taylor. Me sorprendió que me defendiera.

Bryant se fue al fin. Paty y Vilma se dieron miradas cómplices, seguro también les había sorprendido que Taylor me hubiera defendido.

—Vamos a por algo de tomar —Taylor se dirigió hacia unos chicos con bebidas.

Respiré profundo y los seguí.

Estando minutos en la fiesta me sentía incómoda, noté a Paty discutir con Bryant, creo que ella le estaba pidiendo algo que Bryant no le quiso dar. Paty se enojó y se dirigió hacia nosotras.

—¿Qué pasó, Paty? —me atreví a preguntarle.

—No es nada. Bryant es un imbecil, tengo ganas de... —apretó los puños y se controló— Quiero un trago.

Yo me sentía como pez fuera del agua, estaba aburrida solo mirando a gente tomar y divertirse. En el fondo me gustaría ser como ellos, divertirme sin que me importe nada. Ellos se ven felices, pero sé que no lo son del todo. Todos y cada uno tienen algo que los molesta.

—¿Aburrida? —Taylor se acerca a mi, tiene un vaso rojo en su mano.

—Un poco.

—Se nota. Tu cara me dice que no eres de este tipo de lugares.

—Y no lo soy —acomodé mi cabello.

—Disculpa si el idiota de Bryant te molestó.

Lo miré achicando los ojos. Taylor no parecía del tipo que se disculpara y menos con una extraña como yo.

—¿Qué?

—Nada. Es solo que me sorprende que digas “disculpa”.

—¿Por que?

—No pareces del tipo que las dice —me encogí de hombros.

—No lo soy.

—Pero lo acabas de hacer conmigo.

—Me caes bien.

—Ah. Qué suerte.

Bryant estaba muy ebrio, cantaba a todo pulmón y molestaba a los chicos. Incluso empujó a uno a la piscina, el chico salió de inmediato del agua y se dirigió a Bryant dispuesto a golpearlo. Pero otro chico los detuvo. Parecía que Bryant estaba drogado, si seguía molestando a la gente acabaría metiéndose en problemas.

Miré para ambos lados en busca de Paty pero no la vi.

—Es la verdad. Eres demasiado inocente, Ana —se acercó más— Pero las que parecen inocentes son... —no terminó la oración.

—¿Son que?

Sonrió de lado y no respondió.

—Olvídalo. Iré por otro trago.

Se fue, dejándome sola.

Esto es demasiado, me voy. Me puse de pie y empecé a caminar hacia la salida, pero alguien me tomó de la cintura y me enganchó a su hombro.

Grité un poco en el momento en que hizo eso, llamando la atención de la mayoría.

—¡Bájame! ¿Que haces? —noté que era Bryant.

—¡Vamos al agua! —gritó y grité en el momento en que nos lanzó al agua. Caí al fondo así que nadé hacia la superficie. Al salir, mi cara de enojo era obvia. Nadé hacia la orilla, Taylor estaba ahí esperándome.

—Nada, Ana —me alentó Taylor. No era buena nadadora pero hacía el esfuerzo.

—¡Ven, pajarito, el agua está rica! —escuché a Bryant.

Ese chico era nefasto.

Al llegar a la orilla Taylor me ayudó a subir. Mi vestido estaba empapado, yo lo estaba. ¿Qué fue lo malo? Que era tela fina y con agua se ponía transparente. Taylor me miró de pies a cabeza así que intenté taparme. ¡En realidad todos me miraron! Algunos chicos hasta silbaron. Me sentí desnuda.

—Ponte esto —Taylor se quitó su chaqueta de cuero y me la puso.

—Gracias —lo miré.

—No es nada. Ven, siéntate aquí —nos dirigimos a unas bancas y me senté. —¿En donde está Paty?

—No lo sé.

—Tampoco veo a Vilma.

—Quizás están en el baño.

Bryant salió de la piscina y subió las escaleras que dirigían a los dormitorios. Al menos me sentí aliviada porque se había ido.

—Iré a buscarlas, espérame aquí.

Taylor se fue también.

No estaba Vilma, ni Paty y ahora Taylor se iba. Dalton estaba con otros chicos bañándose en la piscina. Noté que minutos después el chico al cual Bryant había lanzado de primero a la piscina se puso de pie y se fue escaleras arriba también.

Recordaba bien el camino así que me podría ir perfectamente a mi habitación.

—Hola, ¿eres Anabella? —me dijo una chica. Usaba lentes, era baja y un poco gordita.

—¿Si?

—El chico de allá te manda esto —me enseña un vaso rojo humeante— Es té, se quiere disculpar por las actitudes de su hermano.

Miré al chico el cual se supone me había mandado un té caliente. Estaba sentado del otro lado, estaba mojado, tomaba de su vaso rojo y solo estaba en short. No estaba nada mal la verdad. Pero no aceptaba bebidas de extraños.

—Gracias —la tomé para no parecer maleducada. Miré que dos chicas más se dirigieron escaleras arriba, yéndose. Creo que todo mundo se está yendo ya.

—De nada —la chica se fue con su grupo de amigas. Me puse de pie y avancé hacia las escaleras también, pero en eso, unos gritos de mujeres nos ponen en alerta a todos. La música se apaga, los demás se miran alarmados y se dirigen escaleras arriba también. Avanzo para ver qué pasa. Hay gritos y murmullos.

—¿Qué pasa? —decían unos.

—Está muerto.

—¿Como pasó esto?

—Llamen a la policía.

En cuanto avancé abriéndome paso entre la multitud hasta llegar al lugar, me quedé estática y en shock.

Ahí estaba Bryant tirado en el piso, había sangre a su alrededor, tenía un golpe fuerte en la cabeza. Bryant tenía sus ojos abiertos que me miraban a mi. Bryant estaba muerto.

—¿Qué está pasando?

Miré para ambos lados en busca de Paty o los demás.

—Ana —Paty apareció detrás de mi, mirando a Bryant y llevándose una mano a la boca.

—¿Qué mierdas pasó aquí? —Taylor fue el primero en avanzar hacia Bryant. No lo tocaría porque sus huellas quedarían en el cadaver— Seguro se cayó y se golpeó la cabeza —nos explicó. Los que habíamos éramos aproximadamente quince personas en total. Éramos los que seríamos testigos de lo ocurrido. Pero ni Taylor, ni Paty, ni Vilma ni el otro chico estaban cuando esto pasó. ¿En donde estaban y qué hacían?

—Tenemos que llamar a la policía —dijo una chica.

—No haremos eso. Tendremos problemas todos, esta fiesta es ilegal, nos pueden expulsar de la universidad. La mayoría somos mayores de edad y podemos ir a la cárcel incluso.

—No iremos a la cárcel porque no hemos hecho nada —dijo el chico que me mandó el té, es su hermano— Es Bryant ¡mi hermano! —se quiso acercar pero Taylor no lo dejó.

—¡No lo toques, imbecil! Tus huellas quedarán aquí.

Sentí unas lágrimas caer por mis ojos. No podía creer que esto estuviera pasando.

—¿Qué haremos entonces? —quiso saber alguien más.

—Haremos lo siguiente: limpiaremos este lugar, los vasos, la ropa, quitaremos todo y dejaremos a cómo estaba. No toquen nada más. Hay muchas huellas en este lugar porque es una universidad y cualquiera puede venir. Bryant se emborrachó solo en la piscina, se drogó, resbaló y se golpeó la cabeza. En la mañana lo encontrarán.

Las demás chicas lloraban.

Yo tenía miedo. Ni siquiera podía opinar nada por el miedo. Miedo de meterme en problemas. La imagen de Bryant no salía de mi cabeza. Había algo más, lo sentía.

—¡Vamos! A trabajar.

Todos empezaron a hacer lo que Taylor mandó. Me quedé ahí un momento mientras los demás limpiaban.

—Ana, ¿estás bien?

—No —respondí.

—Ven, Bryant estaba muy borracho.

Todos limpiaron el lugar, lo dejaron como si no hubiera una fiesta desenfrenada antes. Paty y Vilma hablaban en una esquina. Todos susurraban, todos murmuraban. Todos parecían sospechosos. Sabía que Bryant no se había caído. Ni siquiera había sangre en el filo de la pared.

—Me quiero ir —me quité la chaqueta de Taylor y se la di— Le dices a Paty que estaré en la habitación por favor.

—¿Quieres que te acompañe?

—No, iré sola.

—Está bien.

Avancé a las escalera sintiendo la mirada de Taylor en mi espalda, al subirlas Bryant seguía tirado ahi. Analicé un poco su cuerpo, busqué sangre en el filo de la pared, donde se supone que se golpeó al caer. Miré detrás para cerciorarme de que no había nadie y me acerqué el mueble en donde estaban los trofeos de natación. Como supuse, faltaba uno. La mayoría de los trofeos tenían punta, perfectos para causar una herida grave en la cabeza. ¿Pero donde está ese trofeo? La muerte de Bryant no había sido un accidente sino un asesinato. Y la persona que lo hizo se llevó el trofeo con el.

Pudo ser cualquiera. Pudo ser alguien que no estuviera en la piscina en el momento en qué pasó. Pero también pudo ser alguien de afuera. Antes de irme me detuve en seco al ver algo en el piso. Es un piercings.

Mierda, como los que usa Paty. Sin embargo, no era la única que los usaba. Tomé el piercing con la tela de mi vestido y me fui corriendo de allí. Mañana por la mañana encontrarían el cuerpo de Bryant y todo parecería un accidente.

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