Capítulo 1
—Margot, como siempre todo estuvo excelente.
—No tiene que agradecer, es mi trabajo señor Lombardo.
—Lucio muchacha, te he dicho que puedes hablarme de usted —Sonríe calidamente —. No sé que haría sin ti, este viejo loco ya no puede con tanto trabajo.
—¿Ha pensando en tomar un descanso? —Asiente —. ¿Y por qué no lo hace?
—Por qué solo le confiaría mis responsabilidades a mi hijo Alex, pero el prefiere seguir trabajando en Nueva York.
Trabajar como asistente del señor Luciano Lombardo ha sido plácido desde el primer día.
Es un hombre muy humilde y noble, a pesar de toda la riqueza que tiene. De cierta manera me enorgullece trabajar para el y ser su mano derecha en todo.
Termino de recoger todas las carpetas en la sala de juntas y colocarlas sobre la mesa.
Los demás empleados y socios se han retirado a esta hora y yo solo termino de acomodar todo en su lugar como siempre.
—Margort, puedes retirarte luego de terminar con las carpetas, debo retirarme quede se cenar con mi esposa.
—Qué pasen buena velada señor Lucio y le da un saludo a la señora Alejandra de mi parte.
—Cuenta con ello , que pases buen Domingo y espero sigas manteniendo esa esencia tan linda.
Toma su maletín y sale de la sala de juntas dejándome completamente confundida. Sus últimas palabras sonaron a un despido.
“Debo estar loca”
Tomo las carpetas y camino con ellas al cuarto de archivos guardando carpeta oor carpeta.
Al terminar, tomo mi bolso y salgo en dirección a mi casa donde me espera mi cómodo sofá y mi tarro de helado de chocolate.
Salgo rápidamente de la empresa y camino unas cuadras donde apenas y llego abordar el autobús de camino a casa.
Luego de un largo recorrido llego a mi piso, al entrar veo a Paloma tirada en el sofá buscando algo que ver en el netflix.
—Llegaste más temprano de lo habitual —Se sienta —. ¿Cómo estuvo tu día?
—Bastante bien, el señor Lombardo me dejó ir temprano luego de una exitosa reunión.
—Que bueno, así decidimos si preparar la cena o pedir comida italiana o China.
—Me decido por comida Italiana.
—Ya la pido.
Se levanta del sofá y toma el teléfono marcando el número del restaurante que siempre pedimos comida.
Camino a mi cuarto a deshacerme de mi ropa y a tomar una ducha para poder relajarme y pasar la noche tranquilamente juntas.
Llega la comida, disponemos a cenar mientras terminamos de ver la serie que veía cuando llegaba.
Al terminar limpiamos todo y nos disponemos ir a nuestras habitaciones a dormir.
***
El olor a tocino y huevos revueltos hacen que me levante rápidamente de la cama.
Observo el reloj y ya son pasada las nueve de la mañana. Los domingos suelo levantarme más temprano para ir hacer ejercicio al parque, pero hoy las sábanas se me pegaron y las ganas de hacer fit no amanecieron conmigo.
Al salir,Paloma se encuentra en el desayunado revisando sus redes mientras desayuna.
Tomo una tasa y me sirvo algo de café y me siento a su lado tomando un sorbo de ella.
"Justo lo que necesitaba"
Doy un brinco al escuchar un estruendo a mi lado.
—¿Qué diablos te pasa? —Miro a Paloma a mi lado quien a dejado caer su tasa al suelo —. Paloma, ¿Estás loca?
Mira fijamente su teléfono y su cara palidece.
—Margot... —Susurra y me mira horrorizada —. Debes ver esto.
Me entrega su teléfono y al ver lo que hay en el dejo caer mi tasa y llevo mi mano a mi pecho por la impresión.
SUFRE FATAL ACCIDENTE EL EMPRESARIO LUCIO LOMBARDO
El empresario iba a bordo de su camioneta la cual era conducida por su chófer cuando esta terminó cayendo al vacio de la carretera al norte de la ciudad.
El chófer de este murió al instante pof la gravedad del accidente y se desconoce el estado de salud del empresario hasta el monento.
—¡Dios!, esto no puede estar sucediendo —Susurro suavemente —. Debo saber como esta.
Me levanto rápidamente y camino a mi habitación. Al entrar me cambio de ropa lo más rápido y busco mi bolso.
—¿A dónde vas? —Me intercepta antes de salir.
—Necesito ir al hospital, saber como está el señor Lombardo.
—Ni siquiera sabes en qué hospital está Margot.
—Paloma, soy su asistente personal, por favor, hablamos luego.
Tomo las llaves del auto de la mesita justo en la entrada y salgo a toda prisa.
Manejo hasta el centro de la ciudad, donde se encuentra el hospital privado donde se atiende la familia Lombardo.
Me estaciono y entro rápidamente al hospital acercándome a recepción y preguntando por el señor Lucio.
La recepcionista me da la información del piso donde se encuentra, subo al elevador y am llegar al piso cuatro veo en la sala de espera a la señora Alejandra junto a una chica y dos guarda espaldas del grupo del señor Lucio.
—Señora Alejandra.
Susurro suavemente acercándome y al verme se levanta limpiando sus lágrimas.
—Margot, —Se levanta y me abraza —. Gracias por venir.
—Apenas supe lo ocurrido vine, ¿Cómo esta el señor Lucio?
—Hace algunas horas salió de cirugía, esperamos pronto nos den respuesta.
—¿Su condición cuál es?
—Hasta ahora no nos dan razón de ella —Su voz se quiebra volviendo a llorar y la abrazo —. No estoy lista para que nos deje.
—No lo hará, el señor Lucio es fuerte ya lo verá.
—Mamá, ¿Qué sucede?
Me separó de ella al escuchar una voz varonil, al girarme quedo paralizada al encontrarme un hombre rubio, de ojos claros y semblante serio frente a nosotros.
Sus ojos me miran fijamente y su rostro luce cansado, pero sin expresión alguna.
—¿Le sucedió algo a mi padre?
—No hijo, aún no nos dan respuestas de su estado de salud.
—Disculpe, ¿Pero quién es usted y que hace aquí?
El tono con que lo dice es bastante grosero para mi gusto, lo miro fijamente y aguanto profundamente las ganas de responderle.
—Ella es la señorita Margot Campbell, la asistente personal de tu padre.
Me mira de arriba abajo y me extiende su mano. Lo miro fijamente y nota mi duda en estrechar su mano.
Finalmente lo hago de la manera más seria.
—Margot, él es Alexander Lombardo nuestro hijo mayor.
Así que este es el idiota hijo del señor Lucio que prefiere trabajar en Nueva York.
Lo Observo fijamente y me doy cuenta que es unos años mayor que yo.
Retiro mi mano rápidamente al darme cuenta que la estado sosteniendo más tiempo de lo normal y garraspeo.
Un doctor se acerca a la señora Alejandra y ellos rápidamente ponen atención a lo que les va decir.
Camino al final del pasillo y saco mi teléfono marcadole a Paloma y contándole que llegue al hospital.
Al terminar me acerco al elevador y veo un mapa del hospital, busco la cafetería y veo que está en planta baja.
Al bajar y llegar a ella pido un café y salgo rápidamente de esta, mi teléfono suena, abro mi cartera para sácalo, levanto la mirada y es demasiado tarde cuando impacto contra un hombre derramando mi café sobre su pecho.
—¿Qué diablos le pasa?
Levanta la mirada y llevo mis manos a mi boca al darme cuenta que se trata del hijo del señor Lombardo.
—Lo siento, no fue mi intención.
—¿Acaso no se fija cuando camina?
—¿Disculpa? —Replicó en shock —. Usted venía viendo su teléfono y ni siquiera se fijo quien venía en frente.
—¿Y usted es ciega para no verme y hacerse a un lado para evitar chocarnos?
¿Qué? ¿Este idiota quién diablos se cree?
—¿Esta insinuando que fue mi culpa?
—No lo estoy insinuando señorita, lo estoy afirmando.
—Pensé que era inteligente como su padre, pero ya veo que es un imbécil.
Ruedo los ojos y sigo mi camino por pasillo.
Este idiota ¿Qué se ha creído?
Luego de caminar por varias horas todo el hospital tratando de calmarme, tomo el elevador y regreso a la sala de espera del piso donde se encuentra el señor Lucio.
Al llegar el semblante de la señora Alejandra es mucho más tranquilo.
—¿Ya sabe algo del señor Lucio?
—Acabo de salir de su habitación —Sonríe —. Ya despertó, esta aturdido aún, pero espero pronto pueda hablar.
—¿Su condición cuál es?
—Los médicos lo ven fuera de peligro por el momento, de seguir así pronto regresará a casa para recuperarse.
Observo mi reloj y ya ha caído la tarde, mi cuerpo esta bastante cansado por todo el agetreo del día y sin duda tengo una oficina que atender mañana.
—Si necesita algo de mi solo hágamelo saber.
—Yo no cariño, pero Lucio necesita que te hagas cargo de una misión muy importante durante su ausencia.
—Lo que sea, solo dígamelo.
—Nuestro hijo se a hara cargo de la presidencia de la empresa y necesitamos que tu como mano derecha de Lucio y saber todo sobre sus manejos lo ayudes en todo lo que necesite durante este tiempo.
Esto debe ser una maldita broma.
***
Llego a casa totalmente estresada del solo pensar el día que mañana me espera alado de ese imbécil.
Al cruzar la puerta, sale de su habitación Paloma acercándose a mi.
—¿Cómo está tu jefe?
—Su condición al parecer es estable, gracias a Dios está bien.
—¿Entonces por qué traes esa cara?
—Por qué desde mañana tendré que trabajar con el imbécil de su hijo quien tomará su puesto mientras se recupera.
—¿El señor Lucio tiene un hijo?
—Si, uno bastante patán y estúpido.
—¿Lo conoces? —Pregunta asombrada y asiento.
—Lo conocí hoy y me cayó como piedra en el estómago.
—Margot, no puedes expresarte mal de tu jefe.
—Por andar de distraído chocamos y el muy idiota tiene el descaro de culparme.
Espetó totalmente enojada y ella ríe frente a mi negando.
—Debes entender que no esta bien con todo lo que esta pasando con su padre, quizás solo el estrés lo hizo actuar así.
—Di lo que quieras es un imbécil.
Ruedo los ojos y camino en dirección a mi cuarto.
—Pues, solo recuerda que ese imbécil es tu nuevo jefe y te tocará soportarlo quieras o no querida.
Ella tiene razón, lastimosamente es mi maldito trabajo tener que aguantarlo.
***
—Tú padre te necesita más que nunca Alex , por eso debes hacerte cargo de la empresa.
—Eso no tienes ni que decírmelo mamá, acabo de renunciar a mi trabajo en Nueva York.
—Tú padre estará contento cuando despierte y sepa que estarás llevando la empresa.
Acaricia su rostro delicadamente tratando de no tocar sus raspones.
Papá luce bastante mal y no es para menos después de aquel accidente.
Nadie ha podido explicar que sucedió para que el auto perdiera los frenos de esa manera y se fuera al vacío.
Hubiéramos querido que nadie muriera, pero lastimosamente el chófer de papá se llevo la peor parte.
—Alex, deberías ir a descansar. Mañana debes presentarte en la empresa y tendrás mucho trabajo.
—Tú hermana tiene razón hijo, ve a descansar.
—No se preocupen, estoy bien.
—Mamá—Alanna llama su atención —. ¿Qué tan buena es la asistente de papá?
—Tiene toda la confianza de tu padre y es una muchacha muy inteligente, eficiente y respetuosa.
—Lo último no mucho. —Susurro a lo bajo.
—¿Dijiste algo hijo?
—No, nada madre.
—¿Te gustó? —Me cuestiona Alanna.
—¿Qué?
—Te vi como la mirabas, te gustó la chica.
—Estás loca, ¿Cómo puedes pensar algo así en un momento como éste? —Señaló a papá.
—Eres un mujeriego Alex —Réplica y mamá niega —. No te hagas el tonto.
—Alanna, suficiente —Espetó serio —. No estoy para estas bromistas.
—Alanna, es mejor que dejes en paz a tu hermano.
Me acerco a mamá, dejo un beso en su frente y salgo de la habitación caminando hacia la cafetería.
Suelto mi saco y veo la mancha de café sobre mi camisa por culpa de esa mujer y niego.
No sé como puede ser la asistente de papá siendo tan torpe y distraída.
Vaya días los que me espera alado de esa mujer...