Capítulo 3 Morir en vida.
Laura.
Baltazar se encarga de cargarme, ya que mis padres se largaron apenas termino la lucha.
— Resiste Laura, ¡Dima!, es hora. — de repente un torbellino aparece frente a nosotros, provocando que quede aturdida, un brujo de aire.
— Bebe esto, tu sangre está contaminada, es el primer paso para que el hechizo de localización de los Lumber se rompa. — quisiera preguntar tantas cosas, ¿a qué se refiere con que estoy contaminada? ¿esa es la razón por la que mis padres no me quieren? ¿no soy una bruja completa? pero lo único que viene a mi mente es que quizás fuera mi propia familia la que me envenenara y si ese fuera el caso, Baltazar lo sabía.
Luego de beber la pócima, mi cuerpo es levantado en el aire, no es magia son los brazos de Dima que me observa maravillado, mientras aspira fuerte el aroma que desprende mi cuerpo.
— ¿Qué rayos haces con mi hermana? — Baltazar se nota molesto.
— Huele muy bien, huele delicioso. — me ve de igual manera que Víctor lo hizo durante todos estos años y de forma instintiva me alejo.
— ¿Por qué la sientes de esa forma si tú ya tienes compañera? — pregunta aún más molesto Baltazar y un cierto alivio cruza por mi cuerpo, por un momento pensé que este brujo depravado podía ser mi compañero.
— No lo sé, pero será un problema si otros la huelen como yo.
— Dima, la gente de Víctor viene por ella. — informa mi hermano y eso hace que Dima reaccione, me toma nuevamente en sus brazos y comenzamos a elevarnos, maneja el aire, no lo puedo creer.
Podía sentir que la felicidad aguardaba por mí detrás de las grandes puertas, casi podía tocarla, casi.
La alegría que me causo el creerme libre fue efímera, estaba tan cerca de poder ser libre y feliz de que una vez por todas quizás podría tener un futuro mejor, pero el destino se había encaprichado en destruirme.
Víctor apareció frente a nosotros en plena huida, no me dolió cuando mi cuerpo se estrelló contra la pared del callejón, lo que me causo un enorme dolor, fue ver el cuerpo de Dima ser golpeado con tal brutalidad que estaba segura de que lo había matado, una muerte más que cargar en mi espalda.
— Tu esperaras por mí. — Víctor me vio a los ojos, y mi cuerpo quedo inerte, solo podía escuchar como mi hermano y su amigo eran llevados a alguna parte, aún estaba en el callejón, deseaba ponerme en pie, buscar a mis padres para que al menos ayuden a Baltazar, moriría de pena si mi hermano muriera por mi causa, ya demasiado dolor le he causado, y sé que mis padres si lo ayudaran, lo necesitan, Baltazar es un brujo muy poderoso, pero entonces oí unos pasos acercarse.
— Pero mira que tenemos aquí. — la voz del lobo eriza mi piel, es uno de los que acompañaba al Alpha con el que luche. — Hueles muy bien. — acota con una sonrisa. — Hueles a calentura. — trato de no hacer arcadas al verlo bajar a mi altura solo para olfatearme.
— No sé de qué hablas, pero debes ayudarme… — las carcajadas forzadas que salen de sus labios me hielan la sangre. — Por favor. — suplico tratando de encogerme ante su contacto, ya que está acariciando mi mejilla magullada, pero no logro moverme, y no lo haré gracias al poder de Víctor.
— Shhh, linda brujita, sabes algo, desde que te vi en la jaula mi polla se calentó. — mi estomago se retuerce y mis ojos se empañan dificultándome ver con claridad, como puede ser que este hombre no me tenga ni un ápice de misericordia, sé que estoy muy lastimada, mis pulmones recién se están curando, ¿Cómo puede ser que no le dé pena? — A pesar de que eres una bruja, eres mujer, al fin y al cabo.
— No, no, no, por favor, te lo suplico. — mi pedido se pierde en la mano del lobo, la cual muerdo, por lo que recibo un nuevo golpe, que abre aún más el corte en mi mejilla, aunque no es eso lo que me aturde, sino, sus ojos que cambian de color, él también es un Alpha.
— Será mejor para ti que cooperes, no creo que tu cuerpo soporte que te tome como el animal que soy.
Siempre me sentí impotente, toda mi vida fue miserable, pero jamás sentí la desesperación como ahora, no era dueña de mi cuerpo y gracias a la fuerza de este Alpha, ni siquiera puedo gritar mi dolor, mi pena, mi humillación, cuando desgarra mi ropa y tomándome desde atrás simplemente me penetra.
— Mierda, sí que eres estrecha. — gime en mi oído y yo lo único que quiero es morir, el dolor de mi vagina no es nada a comparación del que siento en mi corazón, toda la vida soñé con este momento, con tener algo bueno que ofrecerle a mi compañero, pero ahora este Alpha acaba de destruir lo único que podría hacerme especial. — Si, maldición, sí. — su mano en mi boca me ahoga de a momentos ya que casi tapa mi nariz, no le preocupa en lo más mínimo el matarme, aunque quizás debería hacerlo, ya no quiero vivir, ya nomas.
— Por favor. — murmuro con la poca fuerza que me queda, pues mi cuerpo esta herido en demasía entre la lucha que acaba de tener, y la forma en la que este Alpha está tomando mi cuerpo, al fin libero mi boca, pero solo fue para poder tomar mi cadera con ambas manos y clavarse aún más profundo en mí, siento sus garras enterrarse en mi cadera, pero no es lo único que siento, ya no me queda fuerza ni para gritar y aunque lo haga, sé que nadie va a ayudarme, estoy sola, siempre lo he estado.
— No lo puedo creer, si eras una brujita virginal. — informa con burla, dejando caer mi cuerpo una vez más al piso sucio de aquel callejón, como si fuera un objeto el cual desecha luego de ser usado.
— ¿Por qué? — indago con la voz rota, como mí misma alma, ¿Por qué yo?
— Porque eres una sucia bruja, ¿acaso nadie te lo dijo? — sus ojos rojos me ven con burla, mientras a mí ya no me quedan lagrimas que verter. — Los lobos y los brujos no se llevan, ustedes nos consideran perros, y nosotros… los vemos como las cucarachas que son. — acompañado de su insulto su saliva cae en mi cara, me acaba de escupir, como si realmente fuera basura, como si no valiera nada.
— Te odio. — esa palabra sale de mi como si mucho le importara a ese maldito, lo que ocasiona que rompa a reír.
— No me debes odiar a mí, sino a Ciro, gracias a él estas tendida en este callejón, pero para que veas que no soy tan hijo de puta como él, como premio por dejar que estrenara esa linda vagina tuya, te puedo asegurar que Ciro no vivirá mucho, acabare con la manada rosas y espinas en cuanto asuma como Alpha.
— Por mi pueden matarse los dos, maldito perro. — es lo último que digo, ya que pateo mi cabeza y la oscuridad cayó sobre mí.
Mi conciencia se perdió en la oscuridad a causa del dolor, nunca había sentido algo así, estaba desconectada de mi cuerpo, estaba perdida en mi mente y lo que más me altero era que no estaba sola, ¿quién era esa entidad que me hacía compañía en la inconciencia y trataba de reconfortarme? ¿Quién soy?
Al abrir mis ojos de golpe, me di cuenta de que ya no estaba en el club, tampoco en el callejón, era una residencia lujosa de cristal y madera, estaba segura de que era la casa de Víctor y solo me basto unos minutos para confirmarlo.
Las horas que pasaron sirvieron para que mi cuerpo se cure, o casi, ya no hay huesos rotos, pero si las marcas que quedan luego de cada lucha, aunque lo que más quisiera en este momento es que mis heridas empeoren y caiga en la inconciencia nuevamente, así no sentiría, ni seria consiente de nada, sé que lo que sucedió en ese callejón y lo que vendrá a continuación, dejara una marca en mí que jamás podre borrar, y odio no poder hacer nada para evitarlo, no soy rival para un vampiro como él, me imagino que al ser tan antiguo y de la realeza debe ser casi indestructible, si Dima con todo el poder que mostro poseer no fue capaz de ganarle, ¿qué posibilidades tengo yo de vencerlo en una lucha cuerpo a cuerpo?, sino pude vencer a un futuro Alpha, no podría hacer nada en contra de Víctor.
Jamás entendí porque mi familia me desprecia, en estos 23 años de vida, lo único que eh recibido de ellos son golpes y malos tratos, desde mis padres a mis hermanos, es como que a sus ojos no valiera nada, como si mi sola presencia los molestara, me privan de aprender sus hechizos, dicen que no merezco saber los secretos de los brujos, pero ¿es que acaso no soy una bruja?
Durante años eh tratado de escapar de su desamor, golpes y humillaciones sin éxito alguno, siempre saben encontrarme, estaba segura de que tienen un conjuro sobre mí, ahora Baltazar y Dima me lo habían confirmado, solo soy un objeto, alguien a quien usan para ganar peleas y así obtener dinero, de todos ellos soy la única con el poder de sanar rápido, aunque casi nada puede dañarme, o eso creía hasta hoy que me enfrente con esos malditos de Risto y Ciro. Pero juro que pagaran por mi desgracia, no soy oponente para un vampiro antiguo, pero si para dos futuros Alpha y la próxima vez que la diosa lo ponga en mi camino, no tendré piedad, como ellos no la tuvieron conmigo.
— Veo que ya estas mejor mi dulce Laura. — El hombre alto de modales antiguos y caballeroso se deja ver ante mí y no puedo evitar temblar.
— Víctor, por favor. — trato de pedir una vez más, sintiendo las lágrimas agolparse en mis ojos.
— Shhh, pequeña, no gastes tus energías, es inútil, sabes… podrías ahorrarte todo esto, si decides ser mi esposa, todo será distinto, jamás tendrías que subir nuevamente a la jaula, solo tendrías que estar a mi lado, ser tratada como una dama, que es lo que eres. — Su oferta es buena, no lo dudo, pero aun así no puedo, no quiero, sé que en alguna parte de este mundo mi compañero espera por mí.
— No siento nada por ti, esa es la verdad, sé que estoy destinada a alguien más, lo siento dentro de mí, algo me dice…
— Tu estas destinada a mí, ¿por qué no lo puedes ver? Solo tienes que amarme y todo mejorara para ti, me cautivaste del primer momento que te vi, cuando eras apenas una niña. — me informa mientras, se acerca a paso de humano, mi estómago se retuerce por su comentario, trata de tocar mi rostro, algo que logro evitar, a la vez contesto a su propuesta, si así se le puede llamar a lo que dijo.
— Yo no puedo amarte, ¡ni tampoco quiero! — me gustaría gritarle lo mucho que me repugna.
— ¡Silencio! si así quieres que todo suceda, así será. — toma mi rostro y lo aprieta, provocando que un gemido de dolor salga de mis labios, retiro lo dicho, no solo ese maldito Alpha pudo dañarme, es más que obvio que un vampiro también puede hacerlo.