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1

— ¡Deja de moverte o te juro que te rompo el vestido nervioso!

—¡Meyling, hay mucha gente!— digo saltando mientras veo por la pequeña ventana.

—¡Ya Cali, quédate quieto, solo falta un botón más!— soltar un suspiro cansado.

Dejo de moverme y luego me las arreglo para apretar más mi cintura.

—¿Siéntate?— Soy curioso.

—¡Al final!— dice mi hermana, poniéndose de pie.

Tomo los costados de mi voluminoso vestido y corro descalza hacia el espacioso espejo de la habitación. Miro mi cuerpo y sonrío ante el orgullo de mí mismo. Me gusta.

El escote tiene un corte en forma de corazón, una variedad de perlas, lentejuelas plateadas y gotas adornan todo el espacio, expandiéndose por igual en mi pecho y brazos, haciéndolo lucir bastante hermoso.

La parte inferior es bastante voluminosa y la tela es absolutamente suave y esponjosa.

Mi cabello está recogido en un moño a la altura de mis cejas, varios mechones rebeldes caen a los lados de mi peinado en ondas y una variedad de gotas adornan los bordes de las horquillas que se posan alrededor.

Mis labios son de un color rosa bajo y el brillo solo los hace resaltar más. Mi rostro tiene una ligera capa de maquillaje, mis pestañas son bastante llamativas por su tamaño, en resumen, Magdalena hizo un gran trabajo.

—Te ves hermosa Cali...— Me doy la vuelta y miro a Meyling.

Mi hermana me mira con cariño y ahí noto que está a punto de llorar. Me acerco a ella rápidamente y la abrazo.

—No llores Meyling o me harás llorar de todos modos—, le digo sollozando.

Me aprieta la cintura y sin poder evitarlo derrama lágrimas que son cuidadosamente limpiadas por mis dedos.

—Mírame, parezco una niña pequeña y chillona—, se ríe en medio del llanto. —¿En qué momento crecimos tanto?— Te vas a casar... Y yo me quedaré sin mi querida hermana mayor, sin mi Cali mandona e irritante...

La miro con cariño y beso su frente.

—Siempre estaré contigo Meyling, nunca te dejaré—. Siempre estaré ahí cuidándote... Seguiré siendo la irritante y mandona de siempre...

Ella asiente limpiándose el maquillaje de corrida.

—¡Ya es suficiente, no voy a amargarte el día! ¿Dónde está el maquillaje?— voy a arreglarme la cara...

Ambos nos reímos y nos abrazamos de nuevo, en ese momento la puerta se abre a toda prisa.

—¡Ya lo han entregado listo!— La pelirroja corre hacia mí con mucho esfuerzo gracias a sus tacones.— —¡Siéntate Cali!— Me ordena abrir la bolsa con cuidado y concentración.

Hago lo que me dice y tomo asiento.

Sus manos arreglan mi cabello con cuidado y lentamente comienza a ponerse el velo.

—Eso es todo, es suficiente—, dice con orgullo.

Me pongo de pie y miro de nuevo mi anatomía en el espejo. El velo es bastante hermoso y simple.

—¡Dios pensó que nunca se darían por vencidos!— Toco mi pecho sintiendo una carga menos.

— ¡Por no mencionar! ¡Esa señora me escuchó perfectamente! ¡¿Cómo diablos pudo olvidar la fecha?! —hace una olla indignada.

Es cierto, la señora que tenía que darme el velo confundió las fechas y se olvidó por completo de darme el material. Tanto a mí como a Magdalena ya Meyling casi nos da un infarto así que mientras Meyling terminaba con mi vestido, Magdalena le pidió a Adrian que la llevara a la residencia de la modista y bueno, gracias a ella todo está listo.

—¿Qué pasa con los tacones?— pregunta la pelirroja mirando mis pies descalzos.

—¡Oh casi lo olvido!— Corro al armario y saco la caja blanca que tiene un moño en el medio.

Lo abro y tomo asiento para ponerlo uno tras otro. Me pongo de pie y sonrío ante la emoción.

—¡Estás preciosa!— Magdalena grita de emoción.

Le devuelvo la sonrisa y ahí es cuando la puerta se abre de nuevo. Mi madre y mi padre entran a través de esto.

Cuando me ven, ambos ponen una cara muy sentimental.

—Ay mamá...— Me acerco a ella para abrazarla y es cuestión de segundos que solloce.

—Oh, cariño, te ves muy hermosa—, dice, apretándome contra ella.

Es cuestión de segundos para que mi padre nos abrace a los dos y Meyling se una a nosotros. Nos separamos lentamente y limpiamos las lágrimas de mi madre.

¡Odio ser tan sentimental!

—Mamá, no llores o me vas a hacer llorar a mí también—, le digo, limpiándome los ojos.

—¡Ay, no, no, no!— grita Magdalena. —No voy a permitir que mi trabajo se rompa, así que no te atrevas a llorar Charlie—, me amenaza.

Todos nos deleitamos con tu comentario. Mi madre toma mi rostro con ambas manos y me da un beso en la frente.

—Tu padre y yo te trajimos un regalo—, dice emocionada.

Abro los ojos con emoción mientras ni mi madre toma la cajita que le llega a mi padre. Cuando lo abro, me tapo la boca ante la sorpresa.

—¡La cadena de la abuela!— Grito de emoción.

Ella asiente siempre con esa hermosa y cariñosa sonrisa maternal. Se pone detrás de mí y pone la pequeña cadena alrededor de mi cuello.

—Lo usé en mi boda y ahora será tuyo, cariño—, sonríe.

Toco ligeramente la joya y no puedo evitar sonreír aún más.

Alguien llama a la puerta y luego la abre. A través de este entra Adrian, viste un traje color plomo bastante formal.

—Lamento interrumpir, pero ya era hora...—, dice en voz baja.

Magdalena se para frente a mí y me da el ramo de flores y luego me besa en la mejilla y se va con Adrian. Toma la mano del pelinegro y luego ambos se retiran del lugar.

—Los vemos ahí—, dice mi madre abrazándome de nuevo. Toma la mano de Meyling y nos dejan solos a mí ya mi padre.

Me sonríe y noto cierta nostalgia en su rostro. Tomo su mejilla con cariño y le sonrío.

—¿Hay algo mal?— Pregunto.

No, está bien, hija. Es que todavía no puedo asimilar que mi hija se va a casar...

Lo abrazo con mucho cariño y él me corresponde del mismo modo.

—No estaré tranquilo hasta que respondas mi pregunta Charlie...—

Lo miro dudoso.

¿Estás seguro de hacer esto? ¿De verdad amas a ese chico? — Acaricia mi cabello.

Mi cara está aliviada y no puedo estar más segura. Asiento ligeramente.

— Papá, te lo digo muy sinceramente, estoy completamente seguro de que daré este gran paso. Marcos es el hombre con el que quiero estar y formar una familia. Sé que no confías en él, lo sé perfectamente, pero te aseguro que es un buen hombre, tiene un corazón de oro como tu papá, es el indicado...

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