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Cap. 3 Arrogante

Voy camino a la oficina de mi nuevo jefecito, es raro desde la secundaria que no sentía mi cuerpo temblar por presentar mi trabajo, no sé qué me espera al entrar a esa oficina, pero estoy segura que nada bueno, está claro que será un problema este doctorcito. Espero que su humor haya cambiado porque si no habrá serios problemas, porque esta vez no me quedare callada ante su forma tan grosera de tratarme.

Nunca había estado en esta parte de la clínica, al no tener jefe no había la necesidad, así que me voy asombrando por la gran oficina que tendrá, se ve bastante elegante y moderna, hay un escritorio fuera que me imagino será de su secretaria, aunque ahora que lo pienso, no se quien sea, vaya que soy despistada no me había percatado de eso, ahora no se si esperar a que llegue y me anuncie con él, o toco directamente, baya encrucijada, la entrada de la oficina es de dos puertas bastante amplias, color café caoba, esto parece un cementerio todo está en total silencio que hasta escalofríos me dan, pero en vista de que no se ve ni una alma por aquí me aventuro a tocar, tal vez ni el este, con eso de que como ya vimos hoy, ser puntual no es lo de él.

Doy dos toques un poco leves, no quiero que se vaya a molestar, pero nadie da respuesta, estoy ya me tiene bastante ansiosa así que ahora doy dos más, pero estos ya bastante fuertes, cuando de repente la puerta se abre abruptamente.

Dr. Roberto —¡¿Quién carajos toca así?! — Grita al abrir la puerta y yo doy un pequeño salto hacia atrás asustada por su grito.

Verónica —Perdón Dr. fui yo, ya había tocado y nadie me contesto, ya llevo rato esperando aquí afuera, esperaba a que su secretaría me anunciara, pero no está, así que por eso decidí tocar, disculpe si fui algo tosca —Veo que deja escapar un fuerte suspiro, tensa la mandíbula y me da una mirada de bastante odio, que me hace pasar saliva, creo que se molestó.

Dr. Roberto —Pase —Da media vuelta y se dirige a una pequeña oficina que está dentro de su oficina, ahí se encuentra una mesa un poco larga se ve que es una pequeña sala de juntas, ya que solo se ven seis sillas, está llena de papeles regados por toda la mesa, definitivamente el orden no es lo de él por lo que veo, lleva solo unas horas y ya tiene un desastre, no creo que así se la hayan entregado —¿Va a seguir ahí parada admirando mi oficina?, tome asiento por favor y vayamos directo al grano que como ve estoy bastante ocupado y no se en que mundo viva usted señorita, lleva ya tiempo aquí y no sabe que en esta oficina por el momento no hay secretaría y para la próxima vez controle su fuerza me irrita el ruido y sus toques en verdad me sobresaltaron —No pues que delicado salió

Verónica —Disculpe no fue mi intención irritarlo y solo llevo unos días aquí, no es como que ya me sé todo el movimiento de la clínica, de echo es la primera vez que vengo a esta parte, así que desconocía que por el momento no contaba con una secretaría —Solo se escucha un mmm de su parte y se pone hacer espacio en la mesa.

Dr. Roberto —Está bien, dejemos esto así, solo por favor hasta que no tenga secretaría y usted tenga que venir a verme por algún asunto le voy a pedir que mejor me mande un mensaje de que ya viene, eso debió haber hecho para así esperarla, no quiero que la próxima vez me tire la puerta —Que tipo tan mas sentido, hace demasiado drama por unos toquecitos un poco fuertes, ni que yo tuviera súper fuerzas para de verdad tirarle la puerta, lo que si quisiera es tirarle la mandíbula de un gran golpe, se lo está ganando con esa actitud, pero por el momento eso solo quedara como una fantasía en mi cabeza.

Verónica —No tenga cuidado Dr. no volverá a pasar y cuente con mi mensaje, solo será tan amable de darme su número, porque por si no lo recuerda apenas nos conocimos hace un par de horas y no cuento con su número — Lo digo con un tono de voz baja y melosa, pero sin que se deje de notar el sarcasmo.

Dr. Roberto —Tiene razón disculpe, no recordaba, es que usted tiene la habilidad de ser tan... digamos familiar que uno siente que ya lleva años conociéndola, un par de horas que llevo tratando con usted y ya me ha `provocado derramar bastante bilis, por los corajes — Que mentiroso, solo hemos hablado en dos ocasiones, ¿Cuáles corajes le he hecho pasar?, está bastante desquiciado este hombre.

Verónica —Disculpe Dr. creo que exagera un poco solo hemos conversado en dos ocasiones y no sé, que es exactamente lo que le ha molestado, pero bueno espero que ya aclarados los puntos en lo sucesivo todo mejore, teniendo su número y sus horarios ya no tendrá más problemas.

Dr. Roberto —Eso espero, señorita.

Después de aclarar los malos entendidos, me dispuse a pasarle mis archivos y de ir explicando uno por uno de los proyectos en los que el laboratorio estaba trabajando, en ese tema sí que nos entendemos, le voy dando mis puntos de vista, las mejoras que tengo pensadas por realizar y claro esperando su aportación y ver si podemos ponernos de acuerdo, el por su lado se ve muy interesado en mis propuestas y se ve que conoce del tema, me ha comentado su experiencia, ha trabajado en los mejores hospitales de Estados Unidos y hasta me sorprende que siendo tan joven tenga tanta experiencia y conocimiento, realmente es admirable. No me percate del tiempo transcurrido, hasta que sentí el rugir de mis tripas, fue que me di cuenta que no había comido nada y la cara que me puso me hizo ponerme roja como tomate, vimos la hora y nos percatamos que ya pasaban las nueve de la noche.

Dr. Roberto —Por lo que escucho, creo que alguien aquí tiene hambre, pero por lo visto nos falta bastante por terminar, ¿le parece si pedimos algo de comer y proseguimos? — Vaya pensé que diría que siguiéramos mañana, pero por lo visto también es un jefe sin conciencia, creo que no tengo opción, así que le avisaré a Hugo, que saldré tarde.

Verónica —Claro me parece bien para poder terminar pronto, ya es tarde y mañana hay que trabajar temprano — Le lanzo una pequeña indirecta por si no se había percatado de la hora, pero no responde nada, solo veo como hace una llamada pidiendo la cena.

Proseguimos con la explicación de los proyectos faltantes y tarda aproximadamente una media hora en llegar la pizza, que fue lo que pidió el jefe sin pedir mi opinión claro está, espero que por lo menos no hay pedido una de gustos extravagantes, no me gusta que tenga más de tres ingredientes, no me gusta mezclar sabores, una con piña y jamón estaría bien, a mi si me gusta mucho la pizza con piña, aunque los expertos digan que no es lo adecuado.

El jefe recibe la comida, hace espacio en el otro extremo de la mesa y pone las pizzas y solo indica que me acerque a comer, en lo que él se acomoda, quitando su saco y doblando las mangas de su camisa, la cual le queda bastante pegada a su escultural cuerpo, vaya que me quede pasmada al ver semejante escena, pero trate de disimular y solo corrí a sentarme a comer antes de que me viera como se me caía la baba la ver esa escena.

Dr. Roberto —Perdón no le pregunte de que le gustaba, así que pedí la que yo como siempre que es de jamón con piña, espero que le guste y si es de las que no les gusta con piña solo quítesela — No si lo de ser considerado y caballeroso es lo de él, vaya tipo

Verónica —Justo la que me gusta, afortunadamente, si no tendría que quedarme sin cena, eso de estarle metiendo mano a la comida no me agrada, pero gracias —No dejare de decirle su pésima manera de ser.

Dr. Roberto —Tiene razón me vi un poco desconsiderado, pero es que cuando le iba a preguntar cual quería la vi muy sonriente y entretenida escribiendo en su telefono y no quise molestar, pero ya que es de su agrado, cene para que podamos ya terminar con esto, por hoy —En eso tiene razón, me siento ya un poco cansada y solo quiero comer y dormir

Cenamos compartiendo más ideas sobre proyectos futuros, en ese tema si nos entendemos, en todo lo demás chocamos, bueno en el gusto por las pizzas coincidimos sí, pero por casualidad y no de la mejor manera, de ahí solo es sarcasmo. Creo que su viaje más, su bienvenida y las bastantes horas que tenemos ya aquí trabajando, también lo tienen un poco agotado, así que me indica que mejor prosigamos mañana, ya son cerca de las once de la noche y creo que es lo mejor.

Dr. Roberto —Bueno por hoy dejemos todo así, salgamos, y nos vemos mañana para continuar.

Verónica —Me parece perfecto Dr. hasta mañana que descanse. se adelanta abrir la puerta, me deja salir y sale el detrás de mí, él toma el elevador hacia la salida y yo me dirijo al pasillo que lleva al laboratorio a tomar mis pertenecías, cuando me dice —"recuerde la espero a primera hora, espero recuerde que es para mí a primera hora y no se

preocupe por el desayuno, aquí desayunamos juntos y le daré un espectáculo como el que le di en la cena para que se motive mejor" —Me quedo pasmada no sé qué decir, solo veo que se va con un sonrisa ridícula en los labios y se cierran las puertas del elevador,¿ pero que se ha creído este tipo arrogante?.

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