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Capítulo 5

—Ya no pudimos establecernos. Después de más de diez años corriendo, escondiéndose y viviendo menos de un mes en cada lugar, las opciones se acabaron. -Ajax partió la carne en pequeños trozos que cabrían en la boca de un bebé. Y los colocó en una sartén a un lado —Mi lobo no siempre podía controlarse, no podía transformarme por falta de magia, pero tenía frecuentes arrebatos de ira y yo tenía muchas ganas de cazar. Por eso se me ocurrió la idea de ir a una tierra mágica para tratar de apaciguar a mi lobo que solo había salido una vez en su vida, y esa fue la mejor elección, ya que aparentemente no había nadie allí.

Áyax llevó las pieles a la orilla del lago para lavarlas y luego las colgó de un árbol cercano para que se secaran. Tomó el plato de carne y caminó hacia la cima de la montaña. Eniel recibió una mirada y siguió a su líder mientras subía toda la montaña hasta llegar a una cueva en la cima.

La cueva era más pequeña que la ubicada en la base de la montaña, la de abajo parecía poder albergar una sala de reuniones y ésta parecía una sala grande, pero ambas tenían las mismas paredes. Sin embargo, en la esquina derecha, de la cueva de arriba, brotaba un chorro de agua caliente, que se mantenía contenida entre las rocas, formando un lago, en el que Áyax sumergía la olla con la carne.

—¿Por qué vives ahora en cuevas? ¿Después de lo que pasó con el castillo no quisiste construir otro?

— Nada más pisar la nieve por primera vez descubrí la importancia de una familia unida. La prioridad era mantenernos con vida y no desperdiciar recursos y tiempo en edificios que eran consumidos por un elemento que nunca antes habíamos visto. —El lobo negro señaló con su barbilla a la montaña llena de cuevas a diferentes niveles. —Esta idea se me ocurrió después de leer uno de los viejos diarios de mi padre, tratando de saber más sobre su vida. Y las cuevas brindan a las parejas más privacidad para reconstruir sus familias. Pronto te abriremos una cueva en la montaña.

-Hermano. —Eniel se dio cuenta de que Ajax no lo interrumpió para obligarlo a usar el título de líder que le dieron, Alfa. — ¿Qué pasó ese día contigo? No recuerdo mucho, sólo una guerra al sur, en la frontera, entre lobos y magos. Los que no vieron lobos, mujeres y niños, que se quedaran atrás mientras los lobos peleaban, yo era un niño y pedí ir, aunque todavía no tenía mi lobo, pero como estaba cerca de despertar, Tenía diez años y pensé que se despertaría si peleaba. -Ajax suspira, sacudiendo la cabeza ante mi estúpida idea. -Fui, pero ya nos conocían en esta segunda guerra y usaron fuego, nunca antes había entrado en contacto con el fuego.

—Ninguno de los nacidos en el hielo conoce el poder del fuego. Y aquellos que lo saben nunca se recuperan por completo. —El Alfa respondió sucintamente con la oscuridad amenazando con consumir sus pensamientos. La olla siguió cocinando la carne y los hermanos bajaron de la montaña volviendo a las pieles colgadas. El viento frío agita las hojas, pero no molestó a los guerreros sin camisa que pasaron y se inclinaron ante Ajax quien simplemente siguió el camino con las pieles en las manos hasta una parte más lejana. -

—Vi morir a papá y la espada del Maestro Mago quedó incrustada en su corazón, vi el horror de la guerra y el fuego consumiendo el castillo, tuve miedo. -Ajax detuvo sus movimientos, sin dejar de mirar las pieles que cosía en su regazo mientras su hermano hablaba. - No recuerdo muchas cosas después, solo mi lobo huyendo y despertar sin ropa cubierto solo por una manta azul con una chica de ojos negros que me recordaba a los tuyos ofreciéndome un plato de comida. Luego le devolví su ayuda golpeando a algunos niños mayores que la lastimaron después de la muerte de su padre.

Ajax se puso de pie y levantó la manta, colocándola de lado, midiendo el largo de la tela.

—Y qué…-intentó sobresaltar Eniel. – ¿Qué te pasó…ese día? —El lobo de ojos rojos levantó la cabeza, mirando fijamente a Eniel.—

—La Maestra Bruja intentó matarme. Nuestro padre intervino y murió en mi lugar y yo me convertí en el Alfa. Prendieron fuego al castillo y sacaron a todos de la frontera, más al norte. Tuve que dejar a nuestro padre en las ruinas del antiguo imperio. Como ocurre con los compañeros nuestra madre murió poco después. — Luego se sentó para continuar con lo que estaba haciendo. — Estaba seguro de que tú también estabas entre los muertos, salvé a los que pude y no tuve el valor de volver allí y tratar de encontrar tu cuerpecito entre los muertos. Los líderes y ancianos del consejo no tuvieron la oportunidad de regresar con nosotros.

—Ájax…Hermano. —Eniel no podía hablar, porque no podía imaginar lo que sería tener que superar solo la muerte de tus padres y aún tener la fuerza para ser el líder de una nación desolada. —

—Reconstruí nuestra vida aquí. Estamos a salvo. Lo único que quiero para mi pueblo es tranquilidad. La luna proveerá. Nuestra madre agua nos guía. No tenemos motivos para querer irnos, la montaña es nuestro hogar. Contamos con un sistema de entrenamiento funcional para la protección. -Comenzó a explicar. -Todos los integrantes de la manada se dividen en grupos que cada día realizan una función, el último día cazamos los Ecals que producimos y las personas dentro del mismo grupo se intercambian, así todos realizan todas las funciones, cada vez con diferentes personas.

—¿Crees que… todos me aceptaron bien? —Preguntó la rubia, insegura de ser dejada de lado. –

—Ustedes ya eran familia antes de que nacieran muchos aquí. Pero para considerarte mi guerrero, primero debes entrenar a nuestro ritmo para que ambos puedan comprender mejor la dinámica aquí. Lucius es mi asesor y será el encargado de atenderte. —

-¡Hermano! -Eniel se levantó emocionado y abrazó a Ajax quien permaneció quieto, desconcertado hasta que lo soltaron.-

—Pues llegaste el día de la cacería, como regalo ofrecido por la Diosa del agua, hoy hay banquete entre los nuestros. —Ajax asintió pacíficamente y volvió a coser usando un hueso afilado para hacer los puntos.-

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