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Capítulo 1

El viento golpeaba fuerte los árboles y el cochero luchaba con las riendas para mantener a los caballos en línea, el viento furioso aullaba cada vez más, enviando un escalofrío por mi espalda, a través de la ventanilla del carruaje vi ojos brillantes en el bosque, la luna. En el cielo brillaba lleno de vida, parecía no temer a la tormenta, el cielo era desgarrado por relámpagos a cada segundo y el sonido de la lluvia se hacía cada vez más fuerte al golpear el techo del carruaje.

-¡Señora Rosa! ¡Tendremos que parar aquí, hay una posada justo más adelante, en cuanto amanezca nos dirigiremos a casa del duque!- gritó el cochero

Simplemente golpeé la parte delantera del carruaje en respuesta y pronto detuvo el carruaje en la posada. Salí y pronto una mujer vestida con ropa inferior a la mía vino a saludarme, entré a la posada donde la chimenea ardía intensamente y el El resplandor de velas y lámparas llenó el lugar de luz.

-Muchas gracias -digo agradeciendo

-Siempre es un placer, querida –dijo dulcemente.

Ya era tarde en la noche, las luces de la casa se estaban apagando y solo la chimenea y la luz de las velas de mis habitaciones parpadeaban, haciendo pequeñas sombras en la habitación, estaba distraído escribiendo en mi diario todo lo que me había pasado hoy, cuando Escuché golpes en la puerta.

-entre

-Perdón señora por la hora de la noche, traje algunas mantas más para la señora – dijo amablemente la señora

-Muchas gracias -digo agradecido, desvío la mirada hacia una vista en la ventana y a lo lejos veo un castillo, rodeado de altos árboles y aún con el ruido espantoso de la lluvia se escuchaban los aullidos de los lobos en el distancia. - Es tan hermoso - digo distraídamente

-¿El castillo, señora? -me preguntó la señora

-todo aquí, Transilvania es hermosa, llena de bosques misteriosos y vida -digo mirando el castillo que yacía a lo lejos

-Cuidado señora, a veces la belleza nos lleva por caminos desconocidos donde quizás no haya vuelta atrás…-dijo misteriosamente y en tono temeroso.

-Yo no creo en estas cosas, señora – digo cortésmente

-¿No cree usted en seres de otro mundo, señora? -ella preguntó

-no, estas cosas son solo supersticiones mi señora – digo y miro nuevamente al castillo, hipnotizado – ¿quién vive en ese castillo? -Pregunto

-Dicen que el castillo tiene una historia muy triste, solo lo abren para bailes reales, fiestas entre nobles – dijo acercándose a la ventana cerca de mí y mirando el castillo – me da frío ver ese edificio antiguo, muchos Dicen que está embrujado, otros dicen que el conde que vive allí... - hace una pausa y me mira con una mirada que apretó mi corazón en una enorme agonía - es un demonio - añadió

Sacudo la cabeza y me levanto, alejándome de la ventana y avivando el fuego, luego ella se levanta y me mira.

-Lo siento señora, no quería molestarla con esas historias -dijo

-de ninguna manera me molestó señora, como le dije, no creo en ese tipo de mitos ni supersticiones -hablo cortésmente

-Creo que la señora quiere descansar, por favor perdóneme, discúlpeme -Dijo dulcemente y luego salió de mi habitación.

Miro la vista por unos momentos más y luego me levanto alejándome de la ventana, apago las velas dejando solo la chimenea que ardía intensamente, me acuesto en la cama cubriéndome y pronto me caigo. Dormido, escuchando el sonido de la lluvia y los lobos aullando a lo lejos.

En el castillo:

Parado en la ventana sintiendo el viento golpear su rostro y escuchando a los lobos aullar, sus manos estaban detrás de su espalda y su postura era altiva, una mirada oscura y misteriosa en su rostro, ahí estaba, Daniel.

-Señor...-Dijo un hombre, ya un poco avanzado de edad, entrando a la habitación donde solo las velas y la chimenea iluminaban el lugar.

-¡Hablar! -respondió la figura sombría parada en la ventana

-Le traje su bebida, mi señor –dijo el hombre, pareciendo no tener el más mínimo miedo.

-Déjala ahí Greenfield -Dijo Daniel sin el más mínimo interés

-Mi señor, ¿está todo bien? - preguntó Greenfield

-Sí, es que estoy cansado de todo esto –dijo

-Si me permite, señor –dijo Greenfield, acercándose -¿Cansado, mi señor? -preguntó

-Lo tengo todo Greenfield, por un momento me encantó que la gente temiera mi nombre, me encantó la sensación de miedo que les causaba…Soy el hombre más rico de toda Transilvania, pero al mismo tiempo no tengo nada. ..tal vez lo único que me queda son las sombras - Dijo alejándose de la ventana y tomando la copa plateada y bebiendo el contenido rojo que allí contenía.

-No siempre tenemos todo lo que queremos, mi señor –Dijo Greenfield desanimado

-Necesito estar solo Greenfield, por favor vete –dijo Daniel, colocando la taza sobre la mesa con tal brutalidad que hizo estremecer a Greenfield.

-Como desee, mi señor – dijo Greenfield

Tan pronto como Greenfield salió de la habitación donde estaban, Daniel, abrumado por la ira y los pensamientos que ni siquiera él podía contener, saltó por la ventana del castillo usando sus poderes y apenas llegó al suelo se adentró en el bosque desapareciendo en las sombras. .

Por la mañana

Me levanté en cuanto vi que el sol quería salir, la lluvia continuó pero era más ligera, salí de mis habitaciones en cuanto hice mi cama... recogí mis maletas y salí a la cocina, donde olí café.

-Buenos días señora, sé que va a continuar su viaje, pero por favor permítanos ofrecerle un café, para que no pase hambre...-dijo dulcemente la señora.

-Es muy amable, muchas gracias -digo sonriendo

-Señora, este es mi marido Giuseppe -Dijo la señora tomando el café.

- Encantado de conocerle, Sr. Giuseppe - Le doy las gracias.

-El placer es mi señora -Dijo...Giuseppe era un caballero muy encantador, amable y educado al igual que su esposa y muy hospitalario.

-¿Seguirá lloviendo? -Pregunto mientras la señora me atendía -No creo que sea buena idea que mi cochero vaya bajo la lluvia -Hablo preocupado

-No te preocupes querida, John se cuidará muy bien, su misión es llevar a la dama a la casa del Duque Felipe y te garantizo que lo hará – Dijo la feliz dama

-¿Duque Felipe? - preguntó Giuseppe

-Sí mi señor, El Duque quedó encantado conmigo, cuando visitó a mi familia en Bulgaria, me pidió que fuera de visita, tiene una hija menor y me pidió que fuera a enseñarle todo lo que sé -digo emocionado

-Cuidado querida, el duque es un hombre grosero y brutal a veces -dijo Giuseppe -Incluso dicen que es algo fuera de lo común -terminó el caballero llenándose la boca con un trozo de queso

-Tiempo, Giuseppe, no molestes a la señora con estas cosas -dijo la señora reprendiéndolo.

-Está bien...-digo pero antes de terminar John entra y me mira.

-¿Nos vamos, señora Rose? El sol ya brilla bastante -dijo

-Ah si John vámonos – digo levantándome y arreglando mi vestido… - muchas gracias a los dos, fueron muy amables conmigo – digo agradeciendo

-No me lo agradezca señora, nosotros solo hicimos nuestra parte, es peligroso viajar en Transilvania de noche, la oscuridad nunca descansa -dijo Giuseppe levantándose

-¡Giuseppe Hombre! Ve a darle de comer a los animales – Dijo la señora regañándolo pero esta vez con enojo.

Giuseppe se marcha inmediatamente, refunfuñando.

-Muchas gracias señora -Le digo gracias y le doy un abrazo como forma de agradecimiento.

-Querida, sé que no crees en supersticiones, pero lleva esto contigo –dijo entregándome un pequeño crucifijo atado a un cordón de cuero -Que el mal permanezca lejos de ti –dijo tomando mis manos con mucha firmeza.

-Muchas gracias -Le digo gracias, a pesar de no creer en ello...Nunca fui muy religioso pero lo acepté como una forma de respeto.

-Continúe su viaje señora –Dijo cortésmente

Asentí y me subí al carruaje, observando a John cerrar la puerta, luego lo escuché azotar a los caballos y el carruaje comenzó a moverse.

Ya estábamos a mitad de camino cuando John detuvo el carruaje de repente, caí hacia adelante por el impulso y pronto vi la puerta abrirse.

-¿Señora Rosa? ¿Esta todo bien? -preguntó

-Sí John… ¿qué fue eso? -Pregunto, saliendo

-Los campesinos están agitados –dijo

-¿Por qué? -Pregunto

-Aún no lo sé, Madame Rose –dijo John, dirigiéndose hacia la multitud desesperada.

se podía oír a una mujer llorar y gente preocupada hablando asustada entre sí. Me acerco al lado de John y veo a qué se debía todo el alboroto, un hombre, un campesino de la finca cercana, estaba tirado en el suelo, tenía la ropa ensangrentada y el cuello desgarrado, había sangre por todos lados pero nada me asustó más que ver el campesino al que le falta la mitad del cuello.

-¡Dios mio! -digo asombrado -¿quién haría algo así?-digo y apoyo mi cabeza en el hombro de John

-¿Continúas tu viaje, querida?-preguntó uno de los campesinos.

-si lo estoy -digo aun asustada

-Entonces ve y nunca jamás viajes de noche a Transilvania, al parecer la edad oscura ha comenzado de nuevo-dijo

-¡Detente hombre! De atormentarla con tales historias...vamos, Madame Rose, vámonos - dijo John, inquietándose y arrastrándome de regreso al carruaje.

El resto del camino lo hice pensando en silencio, la imagen del campesino nunca abandonó mi cabeza, miré por la ventana viendo la puesta de sol y respiré hondo, luego el carruaje se detuvo y John abrió la puerta.

-Ya llegamos, Madame Rose –dijo sonriendo.

-Perfecto... -Digo bajándome del carruaje.

-Señora Rose, ¿está todo bien? -Preguntó Juan

-Sí soy John, muchas gracias por todo, regresa sano y salvo a casa -digo y lo abrazo, él sabía que el cuerpo en el camino me había asustado, nunca había visto tanta brutalidad.

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