Capitulo 2
Sebastián terminó su cena, se limpió la boca con la servilleta muy tranquilamente y ella ni siquiera tocó su comida.
Sebastian empujó su propia silla lejos de la mesa y se puso de pie...
Sebastián - Ven conmigo.
Le tendió la mano, Nathalie se la quedó mirando con enorme desprecio.
Nathalie - No voy a ir a ninguna parte contigo.
Nathalie respondió y Caroline retiró los platos y observó asustada esa escena, comenzando a rezar mentalmente. Sabía que Sebastian no permitiría que una afrenta como esa pasara desapercibida y también temía que Nathalie no fuera una niña indefensa y luchara para deshacerse de él.
Sebastian - ¡No me hagas tener que arrastrarte a esa habitación niña, como tú he domesticado a muchas otras potrancas!
Estaba rojo de rabia.
Nathalie - Bueno, te atreves, ¿crees que puedes esclavizarme? ¡Eso es lo que vamos a ver!
No soportó escuchar ese insulto y fue a levantarla, Nathalie lo mordió en el brazo y lo bañó con jugo en la cara.
Respiró hondo con odio y la vena de su cuello quería saltar, sentía que si atrapaba a esa chica en ese segundo haría una gran locura.
Caroline se llevó la mano a la boca con asombro ante esa escena, temiendo que allí sucediera alguna desgracia.
Sebastian - Ahora quita de mi camino a esa pantera o te juro que la acabo, llévatela ya Caroline...
Gritó como un loco y salió al dormitorio, entró dando un portazo desde adentro, maldiciendo y derribando todo lo que vio frente a él.
Después de ese lamentable episodio, pasaron unos días, las otras dos chicas se enteraron de lo sucedido y el apodo de pantera se quedó para siempre.
Sebastian aún estaba enojado con Nathalie, pero ya no se había metido con ella, andaba a escondidas esperando que se calmara el polvo y que ella se adaptara mejor a su nueva situación como su empleada y amante.
Caroline todavía estaba tratando de convencer a Nathalie de que lo mejor era ceder ante él y tratar de aceptar su destino, pero ella se mantuvo firme, siempre fue muy astuta y había pensado en algo para escapar de ese hombre.
Nathalie - No podemos darnos por vencidos, sé que si él cree que pasó me dejará en paz.
Caroline - Me temo que se entera y te lastima.
Nathalie - No le tengo miedo y sé que lo vamos a lograr. ¡Ahora consigue lo que te pedí!
Caroline - Está bien, pero ten cuidado.
Había observado que el jefe era muy aficionado a la bebida ya veces llegaba borracho y eso sería perfecto para su plan.
Un día, como era de esperar, llegó borracho al bar del señor Abraão, era el momento adecuado para actuar, Caroline lo ayudó a acostarse como siempre lo hacía, esperó a que se desmayara definitivamente y le quitó toda la ropa, cubriendo con una sábana y luego llamó a Nathalie, que había traído un poco de sangre de pollo para ensuciar la sábana y engañarlo, se acostó a su lado.
"Tenía miedo de que se despertara y quisiera lastimarme, pero en el estado en que se encontraba, no había nada que pudiera hacer... aunque lo intentara".
Sebastián - ¡Dios, qué dolor de cabeza más horrible!
Era el amanecer y se despertó sorprendido de verla en su cama, Nathalie se despertó asustada y salió corriendo de la habitación.
Sebastián - ¡Nathalie espera!
él gritó.
Cierra la puerta por fuera apoyándose en ella y piensa "tiene que pensar que dormimos juntos".
Se llevó la mano a la cabeza tratando de recordar lo que pasó anoche, nada que pudiera recordar, pero notó la mancha de sangre en su sábana.
Sebastian - Maldita sea, deseaba tanto ser su primer hombre, pero no así, ni siquiera recuerdo nada. ¡Idiota, idiota, eso es lo que soy!
Nathalie le dice a Caroline que la primera parte del plan funcionó.
Nathalie - Creo que lo creyó.
Caroline - ¿Y eso qué te garantiza que él se irá?
Nathalie - Pensarás que yo era suya y no lo sé, pero tengo que creer que después me dejará vivir en paz, eso es todo lo que quiero. Incluso si termino trabajando aquí, no quiero que me toques.
Esa tarde, Sebastián estaba delegando algunas tareas en los peones cuando sintió un fuerte dolor de cabeza y se desmayó.
Los transeúntes lo llevan a la casa grande y de inmediato llaman al médico para que vaya allí, este pide que se lleven a Sebastián a la ciudad lo más pronto posible para hacerle pruebas en la ciudad pues su estado parecía inspirar atención.
Días despues...
Se enteró que tiene cáncer avanzado y que le quedaría poco tiempo de vida, quedó desolado y si era un hombre amargado ahora aún más y sacó todo su odio hacia las chicas.
Los medicamentos que tomaba terminaron con su virilidad, nunca más volvió a tocar ninguno y sintió que ese era su castigo. Pero al menos lo que lo consolaba era haber sido el primer hombre de Nathalie, quien era su favorito, al menos él pensaba que lo había sido.
Pero aunque no pudiera tenerlas, las mantuvo allí a su lado, nunca liberaría a ninguna de sus ahijadas.
Pasaron tres años y cada día empeoraba, ya no podía caminar y languidecía en la cama, a veces gritando de dolor. Les pidió que llamaran urgentemente a su abogado y le estaba llevando unos documentos para que los firmara.
En su testamento dejó todo lo que era suyo a su hermano bastardo, Celso Hernández quería irse de este mundo al menos haber logrado perdonarlo, quien había sido expulsado por su padre antes de que el anciano muriera para vivir fuera del país con su madre. .
Le pidió al abogado que no dejara salir de la finca a ninguna de las niñas por ningún motivo, que las mujeres de su vida siguieran bajo vigilancia, hasta que llegara Celso y él decidiría su futuro. Ese sería un regalo más que le dejó antes de irse. Se sentía en deuda con su hermano, ya que fue expulsado de casa a una edad temprana y repudiado por su padre.
Sebastián murió tiempo después y el abogado contratado por él cumplió con todas sus determinaciones.