Capítulo 3
En España...
Celso Hernández estuvo casado durante 17 años con Lúcia, una mujer fútil y vulgar, tuvieron una hija llamada Luana, una jovencita de 16 años muy hermosa y educada.
Esa mañana Celso recibió una llamada del abogado de su hermano Sebastián comunicándole su muerte y la herencia, ya había sido incinerado y sus cenizas estaban en la finca esperándolo para que tomara posesión de todo.
En la hacienda Esperança, los vecinos fueron informados sobre el nuevo dueño de la tierra y también sobre su nuevo jefe...
Nathalie - Apuesto a que debe ser un anciano babeando y pervertido, lleno de adornos y engreído como lo era Sebastian.
Caroline - Es el hermano del difunto Sebastian, debe ser un hombre guapo y hasta joven también.
Caroline extrañaba a su dueño anterior y apuesto a que este también sería agradable.
Nathalie - No importa lo hermoso que sea, ¡no me toca en absoluto!
Nathalie era brutal y ya estaba llena de odio por el hombre que aún no conocía.
Dorothy - Bueno, me caeré en su cama y seré el favorito y todos verán.
Respondió uno de ellos haciendo reír a los demás.
"Con mucho costo logré deshacerme de los avances de Sebastian, ¿cómo será este nuevo dueño de la finca?" Natalia pensó.
??
Celso quedo paralizado por la noticia de esa muerte, Sebastian era muy joven y ni siquiera habia revelado que estaba enfermo ni nada por el estilo y les comunico a Lucia y Luana sobre el viaje, la esposa decidio no acompañar a su esposo ya que odiaba las fincas y este ambiente de velatorio.
Luana tampoco iría porque estaba en medio del período de clases, Celso se prepara para irse y le pide a su fiel empleado Túlio que lo acompañe en este viaje para que sea menos doloroso. La esposa y la hija vivían muy cómodamente y ni siquiera les importaba mucho esa herencia, porque nunca les faltó dinero en esta vida.
Luana - Suerte papá, esta vida de campesino no tiene nada que ver contigo.
Celso - En eso te equivocas, mi papi aquí ama la vida en el campo y quién sabe, tal vez hasta decida que todos podamos vivir allá.
Lúcia - ¡Puedes quitarte esta loca idea de la cabeza!
Partieron y muchas horas de vuelo después, llegaron a ese pueblito y tranquilamente tomaron un auto rumbo a la finca Esperança. El camino de terracería estaba polvoriento, pero traía ese sentimiento nostálgico que poco a poco se fue apoderando y dejando de lado el ambiente de velorio por la muerte del hermano que, aunque lejos, era sangre de su sangre.
Celso se sorprende al ver lo bien cuidadas que estaban esas tierras y tuvo que reconocer que su hermano las había hecho prósperas durante todos esos años. Poco recordaba de ese lugar, las pocas veces que su madre había ido con él a buscar a su padre y cobrar la pensión alimenticia.
Salen del coche, se acarician un poco la ropa para quitarse un poco el polvo y llaman a la puerta unos minutos después.
La joven corre con un paño de limpieza al hombro, pues unos segundos atrás estaba secando los platos.
Nathalie - ¡Caroline, déjame abrir la puerta!
Nathalie salió corriendo y abrió la puerta revelando a esos dos hombres grandes parados allí. Celso la miró de pies a cabeza, era una joven muy hermosa.
Celso - ¡Buenas tardes!
Dijo Celso sonriendo y Túlio también la saludó muy educado como siempre.
Natalia - ¡Buenas tardes!
Ella respondió tímidamente.
"Ese hombre era guapo, los demás tenían razón, era como Sebastián o mejor".
Celso - Mi nombre es Celso Hernández.
Extendió su mano para estrechar la de ella y ella lo hizo. Aunque un poco retraídos, se dan la mano mirándose a los ojos.
Nathalie - Pasa por favor, le pediré a Caroline que llame al abogado.
Se quedó en la finca desde la muerte de Sebastián para cumplir su deseo de que las cuatro niñas permanecieran bajo vigilancia hasta la llegada de Celso.
Vieron a Nathalie partir encantada, era una niña muy hermosa y educada, pensaron.
Llegó el abogado y tomó los papeles para que los firmara Celso, entregándole definitivamente los bienes de Sebastián.
Daniel - Su hermano, además de esta finca y una suma considerable en el banco, le dejó otro regalo.
Dice el abogado sonriéndole, sabía que no habría hombre en este mundo que se entristeciera de recibir semejante herencia.
Celso - ¿Y cuál sería ese regalo?
Daniel - Caroline entra y llama a los demás...
Fue al dormitorio y llamó a los demás, incluida Nathalie.
Daniel - Son tus empleados. Tu hermano quería que los cuidaras bien de ahora en adelante.
Dijo el abogado mirándolos a ellos y luego a Celso.
Celso - ¿Por qué tantas sirvientas?
Por supuesto que notó que eran hermosas mujeres jóvenes y todas siguiendo el mismo patrón.
Daniel - Te servirán como sirvieron a tu hermano en la cama y fuera de ella.
El abogado parecía un pervertido y Celso entendió bien el mensaje, eran todas jovencitas y lindas. Su hermano tenía un harén privado "¡qué sinvergüenza" pensó!
Nathalie - ¡En la cama, ni muerta!
Nathalie gritó, Caroline se tapó la boca con la mano, antes de decir más tonterías.
Caroline - Ahora volvemos a la cocina, discúlpenme caballeros.
"Como siempre, Caroline trató de convencerme de que me rindiera, ese hombre apenas llegó y ahora sabía que era el dueño de todos nosotros y no de nosotros, ¡ellos!"
Caroline se fue, tirando de la mano de Nathalie y los otros dos la siguieron como de costumbre, buenos perritos domesticados y subordinados a su amo.
Daniel - Lo siento señor Celso, este empleado es el más difícil. Nathalie era la favorita de Sebastian, quizás por su temperamento difícil, él la llamaba pantera.
Celso sintió cierta decepción y celos cuando supo que ella había sido una de las amantes de su hermano.
Daniel - Bueno, las cenizas de Sebastián están en el escritorio de la habitación que le pertenecía.
Dice el abogado, guardando los papeles firmados y su misión allí cumplida.
Celso - Gracias doctor.
dice Celso estrechándole la mano y el abogado se va.
En la cocina, Caroline seguía regañando a Nathalie.
Caroline - ¿Estás loca si este hombre nos echa a todos a la calle?
Nathalie - Sería un gran favor...
Dorothy - Pues me encantaría caer en su cama, que hombre tan elegante, guapo y fuerte que es.
Dorothy siempre fue la más atrevida y no fue ajena al encanto y la belleza del hombre.
Nathalie - Porque el único lugar donde quiero caer y muy rápido, es fuera de esta prisión.
Caroline - Deja de hablar y arreglemos la casa, el hombre ya llegó y es bueno para mostrar el servicio.
dice Caroline, aplaudiendo para que se levanten.
Caroline - Nathalie les lleva esta bandeja con café a la sala de estar.
Nathalie - ¿Y yo por qué? ¿Tiré una piedra a la cruz?
Caroline – ¡Lo despediste incluso antes de que llegara el pobre, ve y endulza su pico y sonríe!
Nathalie tomó esa bandeja y pisoteó con odio hacia la sala de estar.
Nathalie - ¡Licencia!
Preguntó y se dirigió a la mesa de café, se agachó para poner el café en las tazas, su vestido estaba suelto y con ese movimiento casi dejó al descubierto sus pechos llenos.
Sus ojos no pudieron evitar detenerse ahí, Túlio entonces sonríe y le da un codazo a Celso que también sonríe.
Nathalie - ¿Puedo saber qué es gracioso?
Preguntó y luego miró hacia abajo al ver que estaba a punto de mostrar sus pechos a ambos y se asustó tapándolo con la mano.
Túlio no pudo contener la risa y se echó a reír. Celso tampoco lo soportó y ambos se rieron de ella.
Nathalie - ¿Los dos tontos nunca han visto a una mujer en sus vidas?
Ella pregunta suspirando de ira.
Celso - Ni tan bonito ni tan enojado.
Deja caer la bandeja con todo sobre la mesa y sale, resoplando de rabia.
"Quería decirles muchas cosas a estos dos, ¿cómo pueden ser tan estúpidos?"
Celso - ¡Esta chica sí que es una pantera feroz, no hay duda!
Túlio - Lo bello es salvaje y salvaje.