Capítulo 3. El inicio de un despertar. Parte 2.
Amelia.
Normalmente, de entre mis hermanos, soy la menos problemática, salvo cuando hay un enfrentamiento, a campo abierto, entre los cuatro herederos Miller, en ese caso la mansión familiar, se convierte en un animado y bélico episodio de Juego de Tronos, donde hay de todo, alianzas, traiciones, amenazas, como en esa gloriosa serie, nadie sabe quién es el primero que muerde el polvo, sólo se sabe que el conflicto se acaba cuando la reina de dragones, la diosa Miller, hace que su más fiel verdugo, mi padre, ejecute su orden. Aunque esto no lo considero yo conflicto, es más bien, supervivencia entre hermanos que se aburren.
En general, y sin que sirva de precedente, sólo me meto en verdaderos problemas cuando sigo las locas ideas de la terrorista de Connelly Blake, gesto que no habla muy bien de mí carácter tranquilo, que una niña cuatro años más joven que yo, me meta en estos líos, lo responde todo.
- “¿No quieres saber a dónde han ido los chicos? ¿Y qué están hablando?”- dijo esta con una sonrisa cautivadora, como si fuera un dulce ángel.
- “No me engañas, ¿Quién es? Dímelo, ¿Quién es esta vez? ¿Qué amigo de tu hermano ha vuelto a despertar tu vena acosadora?”- le dije mirándola seria mientras cruzaba los brazos.
Ella sólo amplió su sonrisa, confirmándome mis sospechas.
- “¡Olvídalo!, no voy a ningún lado, Betty Boo.”- le dije seria, e intenté huir.
- “¿Ni siquiera para saber qué opina mi hermano tras verte así?”- dijo esa bruja pelirroja, usando un golpe bajo, que lo definió todo.
Ni se cómo ocurrió, ni como acabé aquí, escondida en la parte de detrás del celador de la piscina, junto al enrejado que daba a la ventana, desde allí se podía escuchar todo lo que se hablaba, dentro del celador. Sólo sé que, por un momento, estuve a punto de regresarme, no entendía que hacía allí, y por qué siempre me dejaba convencer por esa terrorista pelirroja. Pero una pregunta que hizo Gary, con la segura intención de molestar a mi hermano Roy, me detuvo.
- “Bueno ¿Qué pensáis del cambio tan espectacular que ha hecho Amelia, esta noche? Si este cambio es definitivo, Roy, tiene que ir más al gimnasio, porque no vas a dar abasto, seguro que, desde ya, durante la fiesta, le van a llover peticiones de citas, y se van a multiplicar los buitres que la van a acosar.”- dijo Gary, y un gruñido de disgusto, se oyó alto y fuerte.
Conocía ese sonido, normalmente lo solía provocar Ailan, en su hermano gemelo. Lógicamente ante la diversión que suponía burlarse de mí, lo mal que lo estaba pasando el Rey Arturo, el resto de los chicos, animados por su reacción, comenzaron a hablar de que me veían muy atractiva, que de lo más seguro era que muchos más chicos, en el instituto, me verían igual, que seguramente la veda para cazar a Amelia Paola Miller había comenzado, e incluso algunos, comentaron que serían capaces de jugarse la vida, y su integridad, con tal de salir con esa nueva yo, al menos una vez.
Los gruñidos roncos de advertencia se sucedían con cada vez más fuerte, ante cada comentario, hasta que, al final, alguien inesperado, intervino con una actitud indiferente, dejándolos callados a todos. Al mismo tiempo que terminaba por aniquilar mis esperanzas futuras.
- “Pues que quieres que te diga, ver vestida Amelia así, no le pega, se ve como artificial, para mí entender, ella siempre será como una niña, mi hermana pequeña, es normal, ahora está jugando a convertirse en adulta, pero no es ella misma, suele ser algo machona, así que, por una vez que se vestía con un vestido seductor, eso no cambiara su interior…”- dijo un serio y beligerante Angus, sólo otro gruñido de Roy, esta vez algo menos furioso que las anteriores veces, hizo que este se callara.
Oir esto fue como cuando estás en un dulce sueño, y despiertas de repente, justo en el mejor momento del sueño, como cuando estás ciego, y te quitan la venda de los ojos. Simplemente se me rompieron las ilusiones, quedaba claro que para Angus Blake nunca me vería como una mujer, como esa tal Penélope, por mucho que me … “disfrazara”, como dice el dicho, “Por mucho que la mona se vista de seda, …”, pero los más gracioso de todo esto, era que, en el fondo, yo todo esto, ya lo sabía.
- “No le hagas caso, Amelia, ese idiota no sabe reconocer algo bueno, aunque le golpe en esa narizota tan altiva que tiene, a veces no entiendo cómo podemos ser hermanos de los mismos padres, este estúpido debe de ser adoptado, seguro.”- me dijo Connelly, cuando vio mi cara, y como me levantaba de donde estaba agachada, con cierta sensación de derrota, la derrota de una guerra en la que ni siquiera había participado, y que ya había perdido.
- “No importa, Betty Boo, si esto yo ya lo sabía en el fondo.”- le dije aguantándome las ganas de llorar, mientras sentía que me dolía el corazón, siempre se dice que los desamores adolescentes suelen sentirse como los más dolorosos, por ser los más descontrolados, justo ahora, lo entiendo.
Esa noche, tras fiesta, ya sola en mi habitación, lloré todo lo que llevaba conteniendo, desde que escuché esas palabras, en el fondo, la culpa era mía, nunca debí aspirar a algo que me era inalcanzable, yo era como era, como decía él, algo masculina en mi forma de vestir, tranquila, con mi propia forma de ser, no tenía por qué cambiarla, y menos para gustar a un hombre.
Fue en ese mismo momento, el que determino mi futura relación con Angus, sustancialmente no cambio mucho, pero lo que, si pasó a destacar, fue que deje de recurrir a él, para todo como solía hacer antes. Mis llamadas semanales acabaron, así como mi manía, casi patológica, de preguntarle todo lo que tenía que ver con mis tareas de clase, cuando tenía una duda.
No fue muy difícil, la verdad, los primeros meses estaba aún muy dolida, y en cierta forma me daba vergüenza tropezarme con él, mientras aún recordaba sus palabras, pero luego, cinco meses después de mi cumpleaños, Roy y Angus se fueron Stanford a estudiar económicas, Ailan a una universidad en Londres, a estudiar diseño y arquitectura, y Gary se fue a estudiar interpretación a la Escuela Superior de Danza, Música y Artes Escénicas de Juilliard, aquí en Nueva York. Así que muy pronto, nuestros encuentros se limitaron a fiestas, vacaciones y eventos familiares, aunque muchas veces hasta eso yo lo evitaba, cuando me gradué, y comencé la universidad en Boston, para estudiar fisioterapia, ya casi, nuestros encuentros, era uno o dos al año, como mucho, anulé mis recuerdos con mis estudios, y pensé que con eso era suficiente, pero me equivoqué.
Todo cambio siete años después, en Londres, la noche que, todo el resentimiento que yo tenía dentro, y que ni sabía que había guardado todos esos años, salió a la luz, cambiándolo todo, cambiándome a mí.
Ocurrió en una fiesta que celebraba mi familia, en la víspera de Navidad, para presentar a la novia de mi hermano Roy, Hanna Müller, una fecha que cambio también la forma que todos tenían de verme incluido el propio Angus, todos excepto mi familia, que ya conocía la guerrera dormida que llevaba dentro, y que sólo ellos habían visto en ocasiones, pero que ahora vería el mundo entero.