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Capítulo 5: Mujer, esto es lo que pides a sí misma

Por fin, el coche se detuvo en la orrilla del mar. Hedi bajó de inmediato y cerró la puerta del coche.

Hizo todo lo posible para salir de este lugar rápidamente.

Dentro del vehículo, la ropa del hombre se volvío desordenada.

La guapa cara todavía permanecía seria pero el sudor cayó por su mejilla y le hizo que se viera más atractivo.

Senda la cogió de las manitos y le preguntó con voz ronca, -Mauren López, ¿sabes qué estás haciendo?-

-Yo...yo no lo sé.- ella le contestó moviéndose la cabeza.

Senda cerró los ojos, -¿Sabes quién soy?-

Nunca hubo considerado él que en un día como ese momento no podía controlarse a causa de una chica.

Pero, hacía falta que supiera quién estaba frente a ella.

Mauren respiraba irregularmente y le dio la mirada extraviada.

¿Quién era? -Eres Senda.-

-Muy bien.- la soltó Senda finalmente, y se levantó la mano para quitar la camisa de manera elegante.

Era la primera vez en prestarse a desnudarse ante ella desde la vida anterior hasta la presente.

Mauren se sorprendió mucho, ya subo que Senda era un hombre atractivo, pero no podía imaginar que en ese momento él no solo tenía el encanto, y era como la magia.

Pero, ¡qué terrible era su mirada!

En sus ojos serenos, la calma se sustituyó por la pavorosa cuerldad.

Este era el auténtico Senda Pérez.

La indiferencia era su camuflaje, pero el carácter real era como un lobo.

Mauren se asustó por su aspecto de cazar, y casi la mitad del calor de su cuerpo desapareció.

Ella no pudo soportar el temblor retrocediendo, -Yo no...-

-¿Cómo? ¿no acabas de tener prisas?- diciendo Senda la tiró hacia atrás.

La chica lanzó un grito y se resistió con las manos.

La temperatura del cuerpo de Senda era más caliente que el suyo.

-Ya estoy bien.- el hombre ante ella era peligroso y terrible. Una vez que se metió con él, nunca quería escaparse de él.

¡Dios Mío! Él era Senda Pérez, qué se hubo pasado a ella a provocarlo.

El cuerpo de ella todavía estaba caliente, pero se sentía muy fría, por miedo.

La memoria del pasado emergió en su mente y se estremeció por la peligrosa del hombre.

¿Por qué no huyó lejos?

-¿Ya me has provocado y ahora me quieres rechazar?- Senda le cogió la barbilla y le levantó la cara. El ambiente entre ellos quedaba más tenso en un instante.

-Chiquitura, ¿me quieres engañar? ¿eh?

-No... no es eso...- Mauren pugnó para repelerlo, pero fracasó.

-Lo siento, me he equivocado, Senda, déjame...-

Mauren tenía mucho miedo y ganas de huirse, pero no le quedaba ningún remedio.

-Una duplicidad.- Senda dijo con una expresión hosca, -Mujer, ¡esto es lo que pides para tú misma!-

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