Librería
Español
Capítulos
Ajuste

Familia

Suelta mi boca de pronto. Tan rápido como la tomó la deja ir pero no me deposita en el suelo, me sostiene contra él, fuerte, conciso.

—¡¿Que rayos estamos haciendo?!

No contesto. Le dejo que esconda el rostro en mi cuello y analice lo que ha pasado. Yo aún no me lo puedo creer a pesar de sentir sus dientes aún clavados en mis labios. Como me saboreo la lengua con la suya. Cada gemido desesperado y el corretear de sus manos por mi espalda...fue perfecto. No consigo salir de esa escena. Mi mente se ha quedado en bucle.

—Has dicho que asumiera haberte provocado —le reclamo esperando obtener más...mucho más de su fiereza —.¡Mírame!

Tomo sus mejillas en mis manos, intentando que vuelva a entrar al juego pero lo no lo hace, más bien me mira serio...alejándose del ambiente sensual de antes.

—Es mi mejor amigo, Helena —lamenta pero me estira entre sus dientes el labio inferior, se ve que me desea —. No puedo acostarme con su hija. No provoques que algo así pase. Por favor.

—Nadie tiene que saberlo, Adrian —propongo.

—Yo lo sabría —me pone en el suelo y abre las manos en la pared detrás de mí, como si estuviera haciendo una flexión —. Y probablemente no podría parar...

Mis ojos se cierran ante semejante confesión y no sé que puede haber dentro de su cabeza para concluir algo así pero me encanta. Ha dejado ver que él también está sintiendo deseo por mi y uno evidentemente fuerte. Enloquecedor.

Me llevo una mano al pecho para sentir la piel arder bajo mi palma. Ha sido muy intenso. Me toco los labios y sonrío...ese hombre será mío, y yo suya. Pronto.

(...)

—¿Podrías parar el coche para estirar los pies? —protesto. Estoy enfadada.

—Queda media hora, Helena. ¡Aguanta!

Le miro mal y resoplo bajando la ventanilla. Prendo un cigarro y para suavizar el ambiente se lo ofrezco y me pone los labios para que se lo acomode entre ellos. Eso hace que los dos nos serenemos. Es tan sexy. No puedo parar de pensar en él.

Prendo el siguiente para mi.

—No deberías fumar —espeta.

—Pero lo hago. Me gusta...no es un vicio más sí un placer.

Hacemos silencio ante mi declaración y en solitario los dos nos sonreímos sin más. En el fondo somos parecidos y nos leemos la mente...es increíble como se siente estar con él.

Para cuando amanece, ya estamos entrando a la finca Douglas...

Volver a estar en casa de la familia es maravilloso. Hace tanto no venía a aquí que me resulta más encantador aún...a pesar de que ahora es la casa de Eiza y Adam, nunca deja uno de sentirse en su hogar aquí. Es maravilloso.

La propia Eiza nos recibe. Me quedo recostada en el coche viendo como Adrian la alza en brazos y dan vueltas sobre sus pies mientras ríen abrazados, siento unos celos abrumadoramente incómodos.

Luego de no sé cuantos besos, ella me reconoce y con el cariño que la caracteriza me saluda cálidamente y es su esposo quien se va con Adrian adentro. Nosotras nos quedamos bajando mis cosas y las del señor que me dejó tirada por su super amiga. Estoy que ardo.

—¿Cómo fue el viaje? —pregunta tomando una bolsa —. Menudo madrugón.

—Fue silencioso pero...intenso. Como todo en él —murmuro más para mi misma.

Subimos a las habitaciones y dejamos a los gemelos haciendo un café en la magnífica cocina americana que tiene la casa. Al final del pasillo den segundo piso queda mi habitación.

—Los dejaré en esta porque con los niños de mi hija América abajo, no podrán descansar igual.

—Cómo, ¿nos...?¿Juntos Adrian y yo? —casi grito.

—No, obvio no —la veo sonreír de soslayo —. Estarán uno al lado del otro pero compartirán baño. Lo siento, son las habitaciones más tranquilas pero no tienen baño en suite.

¡Joder!

No me parece buena idea. Saber que estaremos detrás de esta puerta, desnudos, mojados y al alcance del otro para mi...es una tentación y él no creo yo que se sienta muy feliz con la idea luego de lo que me dijo.

—Oye, Eiza...—ella me mira abriendo un armario para mostrarme donde acomodar mis cosas —..., yo es que creo que a Adrian no...no le va a gustar esto.

—Tú déjalo a mi cielo y disfruta de estos días en mi casa.

Hay una sonrisa perversa en su hermoso rostro o yo me estoy confundiendo.

Me instalo y cuando bajo nuevamente, me encuentro a los tres, —ella y los hermanos increíblemente idénticos —, sentados en un columpio mirando los valles mientras amanece.

Adam solo de verme me abraza otra vez, más efusivo que antes cuando solo me lanzó un beso y siento la mirada seria de su hermanito sobre los dos. No sé por qué.

Y así pasa toda la mañana, enfadado y mirándome. La familia va llegando poco a poco y cuando llega Amelie, nos abrazamos como si hubiesen pasado años de la última vez que nos vimos y le cuento todo, en pocos minutos la tengo al día de la situación de mi vida ahora mismo incluso, con su hermano.

—Ya sabes lo de Eiza —advierte —, cuidado ahí.

—Siii, que estaba enamorado de ella.

Resongo molesta. Ya lo sé. Todos lo sabemos y verlos tan amistosos justamente no me hace gracia. No sé por qué me siento posesiva con él. No que fuera mío.

—Mi hermano Adrian no estaba enamorado de Eiza, fue un encoñamiento que le sirvió para joder a Adam hasta que se conocieron y solucionaron todo —aclara pasándome una limonada —. Ahora Eiza y Adrian son mejores amigos, y mi cuñada es muy lista. Si nota que tienes algo oculto de esa magnitud se lo dirá y mis hermanos van a matarte.

—Necesito salir de esa mercancía antes de que vengan a por mi. Quiero mi revancha.

—¡Estás loca pero me sirve para otra cosa! —menciona riendo peligrosamente.

—No sé si me gusta esa sonrisa, Amelie.

Desde lejos siento que nos observan y no me atrevo a ver quien. Salimos a montar a caballo y ella confiesa en ese paseo que tiene un ligue nuevo. Un tipo peligroso que la tiene loca...y del que no consigue despegarse. Que además vendrá mañana a la finca. La muy loca le ha invitado.

—Yo sé a quien colocarle la merca —de repente suelta y casi me caigo de caballo.

—Tu padre te va a matar y a mi también. Y mi abuelo Carter...mi madre, de esta lo mato del disgusto.

—Nadie lo va a saber, se la damos a mi chico.

Ella es una atrevida mujer que ama los riesgos y algo así, no deberíamos estar haciendo. Pero el orgullo me puede y no voy a dar marcha atrás...

—Estas loca. Definitivamente. ¿A quién?

—Al tío que me estoy tirando. Es peligroso, ya te lo he dicho.

—Pero Amelie, ¿por qué estás con él entonces? —bajamos de los animales para conversar.

—Soy una Douglas querida, todos quieren estar conmigo...la historia de mi familia me precede.

—Y te lo tiras aun sabiendo eso —no es una pregunta

—Es buenísimo en la cama y además nadie me ha hecho o me lo hará jamas como él. Sin contar que perdí una apuesta y le debo ciertas cosas...

—Que puta eres —nos reímos acostandonos en el suelo —. No busques líos, Amelie que nos conocemos.

—Mira quien fue a hablar —se gira, me mira y seria como nunca confiesa —. Es el socio de mi hermano Adrian en un pub de juegos peculiares, mañana lo conocerás. Es también un antiguo amigo de Eiza...en fin, que todo queda en familia.

—Pero...¿te has vuelto loca...?

—Y no sabes cuánto.

Descarga la aplicación ahora para recibir recompensas
Escanea el código QR para descargar la aplicación Hinovel.