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Capítulo 5

-Gracias, eh. – dice el rubio.

-... y yendo a un lugar donde tienes que permanecer en silencio y mirar la pantalla, no habrías entrado en pánico. – le explico esperando que haya entendido mi razonamiento.

Ella me mira confundida pero asiente. – Está bien, digamos que podría ser bueno. –

-Lo siento, estaba buscando mi chaqueta. – Haely llega sonriendo como siempre. - ¡Ey! Hola Elsa, soy Haely. –

La pelirroja estrecha la mano que le tiende. - HOLA. – le sonríe.

-¡Vamos, entremos! ¡Están por empezar! – Haely está acelerada.

Elsa la sigue con una sonrisa en su rostro.

-¿Estás sonriendo? – me señala Jacks.

Lo elimino inmediatamente, poniendo mi habitual cara indiferente. - Absolutamente no. –

Ver la película va bien.

Durante la pausa comercial, Haely y Elsa no podían dejar de hablar y reír.

Estoy feliz de que se haya llevado bien con ella y de que se haya abierto a alguien.

Al finalizar la proyección salimos del cine.

-Al final la película no estuvo mal. - Yo digo.

Jacks me mira. – Hermano, lucías soñador en cada escena. –

De hecho, la película había sido realmente buena. Me encojo de hombros en respuesta.

-¡Pitufina! – Le llamo la atención. - Vamos. –

Ella y Haely estaban jugueteando con sus teléfonos móviles. Se están acercando.

-Está bien. - el responde. Se vuelve hacia la rubia. - ¡Nos veremos! –

Haely le devuelve el saludo.

Cuando ya estamos en el camino de regreso, y en un viaje hecho de silencio, digo algo.

-Al final no salió mal. –

Ella permanece mirando por la ventana. – Considerándolo todo, no. –

-Hablaste mucho con Haely. –

El asiente. - Es bueno. Inmediatamente encontramos un entendimiento. No sé cómo explicártelo. –

No es necesario que hagas eso, lo entiendo totalmente. Lo mismo me pasó a mí.

Me detengo frente a su casa.

Elsa sale del auto, pero se detiene antes de cerrar la puerta. - Gracias por hoy. Fue divertido. –

Elsa

Me encuentro solo en casa así que decido llamar a J.

Después de una infinidad de anillos vacíos decido simplemente dejarle algunos mensajes.

Le cuento cómo he estado pasando las últimas semanas, lo que está pasando en la universidad, cómo les va a Adam y a papá.

Yo: El otro día fui al cine con Jack.

Es el último mensaje que le envío antes de que mi teléfono se apague.

-¡Mierda! – silbido. No me di cuenta de que estaba vacío.

Lo conecto al cargador que tenía colocado al lado de la cama.

Mientras espero que se cargue, voy a la cocina a rebuscar en el frigorífico en busca de comida.

De regreso a la habitación, lanzan una manzana al aire y la atrapan al vuelo.

Mi mirada termina en el armario.

Dejo la fruta que ni siquiera había empezado a comer y abro las puertas.

Tomo la silla del escritorio y la uso para alcanzar algunos estantes altos dentro del armario.

Moviendo un par de edredones y abrigos gruesos, libero una caja gris.

Me las arreglo para ponerlo en el suelo con un ruido sordo. Pesa dos quintales y está cubierto de polvo.

Su interior está lleno de fotografías, algunos coches de juguete y una camiseta.

Tomo una de las fotos.

Representaba a una mujer pelirroja, más oscura que la mía, y tres hijos. dos hombres y una mujer.

Estaban sonriendo y el chico mayor hacía la señal de victoria.

Había sido tomada en un valle entre montañas.

Esa caja está llena de recuerdos.

Recuerdos que duelen.

Por eso mi padre no lo quería cerca y por eso sólo lo saco cuando él no está.

Mi padre tiene miedo de volver a sufrir.

Dejé la fotografía y recogí la camiseta.

Es más o menos de mi talla.

La tela ligera es de color rosa pastel con un estampado de flamencos.

La acerco a mi pecho y la abrazo con fuerza, inhalando su aroma. Es tan familiar. Siento que mis ojos hormiguean, las lágrimas quieren salir. Pero no lo dejo.

En ese momento escucho que se abre la puerta principal.

Mi padre ha vuelto.

Lo devolveré todo lo más rápido posible.

-¡Cicatriz! ¡Ya estoy de vuelta! - él gritó.

-¡Hola! – Lo saludo mientras cierro el armario.

Él mira por la puerta de mi habitación. – Oye, ¿quieres salir a cenar? –

Sorprendido por la pregunta, respondo inmediatamente: - Está bien. –

-Con el equipo. – especifica.

-Entonces no. –

-Vamos, solicitaron tu presencia. – me ruega. – También estarán sus niñas, para quienes las tengan. –

Sólo la idea de tener que pasar una noche entera con esos dobles gigantes en Attack on Titan me pone ansioso. Pero si puedo encontrar una salida hablando con Haely, Adam o Ty o, si es realmente malo, Jack, tal vez pueda hacerlo.

Derrotado le digo a mi padre: - Lo pensaré. –

Él me sonríe. - Bueno. La cena es a las siete, tienes cuatro horas. –

Cuando se va, me dejo caer en la cama.

Tomo mi manzana y la muerdo.

Intento reactivar mi celular. Cuando veo el logo de Apple doy un suspiro de alivio.

Cuando lo desbloqueé noté que había recibido al menos treinta mensajes.

Los primeros son de J.

J: espera, ¿¡a qué te refieres con que fuiste al cine con él!?

J: ¡Quiero saberlo todo!

J: ¿que película fue? ¿Romántico? ¿Un horror?

J: si, le dije que no intentara tocarte, pero la pregunta es legítima.

J: ¿te besaste?

Decido responder más tarde al montón de tonterías que dice mi mejor amigo.

Passo tiene el de Adán.

Adán: ¡Oye! ¿Vienes a cenar con el equipo?

R: Sé que el entrenador ya te lo ha dicho y que tú ya habrás dicho No pero lo intentaré de todos modos.

Decido responderle.

Yo: ya veremos.

Uno es de un número desconocido.

Dice: ¡Hola, Elsa! Soy Haely, los chicos me dieron tu número para convencerte de que vinieras con nosotros.

Finalmente está el de Jack.

Jack: Solo somos nosotros. Tú vienes.

Miro hacia el cielo.

Yo: No vendría sólo porque estás ahí.

Él responde de inmediato.

T: Sé que realmente has aprendido a amarme.

Yo: Eso es absolutamente falso.

T:vendrás hoy.

T: También le envié un mensaje a Jennifer.

De hecho, al cabo de un momento llega.

J: Ve a esa cena, Scar.

J: Odio estar de acuerdo con ese tipo.

J: Si no vas lo sabré.

Yo: Está bien. Voy allí.

Jack

Unas horas antes.

Llego al vestuario directamente desde la última lección.

-¡Ey! – Me saluda Jacks.

Le correspondo con un movimiento de cabeza.

-¿Cómo estás, Harrison? – es Max Volton, el recién llegado al equipo y también el más joven de nosotros.

-Como siempre. - Contesto.

Me quito la camisa para ponerme mi uniforme de entrenamiento.

-Hoy es viernes, ¿crees que estará Elsa? – me pregunta el chico.

Le respondo sin mirarlo, terminando de arreglarme. - Hoy no. –

-Oh. – dice decepcionado por mi respuesta.

Entonces lo miro. – ¿Te gusta la pequeña Elsa? –

Sus mejillas se vuelven rosadas. – ¿Incluso si lo fuera? –

-Ella es la hija del entrenador, Max. Está fuera de nuestro alcance. – responde Adán. Luego lo traspasa con su mirada. – Mira lo que tienes que hacer. –

Se vuelve del mismo color que los tomates. – No-no quiero hacer nada. – tartamudea.

Pongo los ojos en blanco. – Basta de balbuceos, vamos a entrenar. –

Me levanto y camino hacia la entrada de la pista.

Fue el propio entrenador quien propuso esta cena del equipo.

Para aumentar nuestro vínculo, dijo.

Y ahora me encuentro sentada en la mesa de un restaurante sufriendo las historias prostitutas de Alejandro.

Nuestro portero es de Canadá y es mitad española y mitad canadiense.

-No tienes idea de lo increíble que fui con eso. – me dice mientras bebe su cerveza. – Ah, señores, qué gran noche fue esa. Debería presentártela. - él sugiere.

Sacudo la cabeza. - No gracias. Prefiero encontrar a mis amantes por mi cuenta. –

Él se encoge de hombros. - Como quieras. –

Al final es incluso peor que yo cuando se trata de chicas. Tiene al menos uno diferente por noche.

-La única que realmente extraño es a ella. – dice señalando la entrada.

El entrenador por fin ha llegado y con él está Elsa.

Con su jersey negro y sus habituales vaqueros, cruza la sala escoltada por el camarero para acercarse a nuestra mesa.

-¡Elsa! Ven, te he reservado un asiento a mi lado. – Haely la llama

Ella camina hacia ella sonriendo. Él se sienta a su lado y empiezan a charlar como dos buenos amigos que se conocen desde siempre y no desde hace una semana.

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