2-Un golpe de Realidad
La mañana había llegado dulce demasiado dulce y aunque había Sido así de perfecta desde hace 8 años aún no me acostumbraba al calor de mi cama, las risas al despertar, los besos y abrazos a cada orden del día, quinientos años haciendo todo lo posible por mantenerme al margen de los mortales y su fragilidad me habían enseñado a que todo con ellos era hermoso, cálido y perfecto, pero también todo era efímero, los humanos eran frágiles a comparación de la mayoría de los seres sobrenaturales, su fuerza física era algo realmente deplorable y vergonzoso, su resistencia a las enfermedades irrisorio y la fragilidad con que sus cuerpos podían romperse, explotar o calcinarse hacía que mi especie, y otras, decidieramos que debíamos mantenerlos lo más lejos posible de nuestros corazones, una bruja amaba, yo me había enamorado cada vez que yacía con un hombre, humano, vampiro demonio, licántropo, pero una bruja se comprometía solo una vez en la vida, el muy conocido "hasta que la muerte los separe" era ley para nosotros, una bruja casada no puede dormir ni procrear con otra persona que no fuera su compañero de sangre o esposo en jerga humana, y dependiendo de la fuerza del compañero si uno moría el otro podría tener la misma suerte, esa era la principal razón por la que no había apurado mi relación con Noah, pero cuando me pidió que fuera su esposa no pude negarme, mi magia lo había elegido como compañero mucho antes que yo si quería lo notara en mi propio corazón, Noah era un mortal de pies a cabeza … nuestra unión lo ponía en peligro constante, aquello me torturaba cada noche antes de quedarme dormida entre sus brazos.
-¡mamá!, ¡Mamá! - la dulce voz de mi hija me llamó del otro lado del mesón de la cocina sacándome de mi reflexión.
-Lo siento cariño, ¿que necesitas?- pregunté a la pequeña brujita exigente que me miraba con un mohín infantil.
-¡la mermelada por favor! - exigió la pequeña y entendí que tal vez había estado bastante tiempo tratando de atraer mi atención, deje la taza de café sobre el mesón y camine a la nevera, escuché los pasos de Noah salir de la habitación en la plata superior, cruzó el pasillo y venía bajando las escaleras, "traté" de abrir el frasco de mermelada sin éxito cuando éste entró en la cocina, le miré e hice un puchero levantando el recipientes, dos hermosos hoyuelos enmarcando una bella sonrisa, humanos y su fragilidad masculina… tan adorable y tierna de nutrir, sonreí cuando nuestras bocas se encontraron en un suave beso que entregaba una silenciosa promesa de mucho más cuando estuviéramos en soledad.
-¡¡Iugh!! - Se quejó Caroline pero recibió el frasco recién abierto por su padre tomando completa atención a sus tostadas ahora.
-Acabo de hablar con Mauris- el humano jefe de mi esposo, el dueño de la firma arquitectónica- a tu pedido hoy trabajaré desde casa.- dijo sirviéndose café en su taza.
-yo tampoco iré a la escuela papi - dijo la pequeña desde su taburete con una sonrisa radiante. Noah me miró rápidamente con una expresión incógnita en su rostro, ambos éramos sumamente estrictos con la educación de Caroline, que faltara al colegio sólo era permitido si estaba enferma y bueno … es una bruja… NUNCA se había enfermado.
-¿A qué va este repentino ataque de flojera?- pregunto sospechoso Noah… mi brillante mortal, nada se le escapaba, perspicaz tanto dentro como fuera de la cama. En este caso la excusa menos probable era la más acertada para el sentimentalismo humano.
aunque eso era exactamente lo que deseaba soltar…
-Nuestras Vacaciones familiares fueron hace meses - dije levantándome de hombros, pude ver el segundo exacto en el que las sospechas de mi futuro esposo fueron reemplazadas por ternura y pasión, joder… Noah hacía que sintiera culpa de manipular con sus emociones, pero lo cierto es que las viejas costumbres no se van tan rápido - supongo que echo de menos un poco de contención familiar, quedarnos en casa, jugar … - explique y Noah no necesito más, me robó un beso y asintió satisfecho, solo un día, entonces los sumiría en un hechizo para ponerlos a dormir y me los llevaría, era eso o que mi cerebro decidiera funcionar mejor buscando una forma para sobrevivir a la amenaza que viene sin tener que decirle que soy nieta de Lucifer y que le he mentido desde que nos conocimos. Volví mi atención al café en mi taza.
-¡Perrito grande! ¡Perrito grande! - mi atención se fijó unos segundos en mi hija que exclamaba aquello con una extraña inocencia y apuntaba hacia el enorme ventanal junto a la puerta de entrada, ambos de completo vidrio que se podía ver hacia el extenso jardín.
-¿Qué mierda es eso…?- preguntó Noah y trague duro antes de fijar la vista más allá del vidrio, un grito se ahogó en mi garganta, aquello era imposible… sin precedentes… tres Licántropos, lobos gigantes venían corriendo en sus cuatro patas hacia nosotros, - ¡Caroline alejate de la ventana! - ordenó Noah en su ronca y gruesa voz y atravesó en solo un par de zancadas la sala para tomar a nuestra hija en brazos y sacarla hacia la cocina - ¡nena llama a control animal! - me ordenó, pero mi mente estaba en otro lado, en los millones de conocimientos adquiridos en mis cinco centenares de años, tratando de averiguar qué demonios pasaba, Noah había corrido escaleras arriba junto a Caroline, se que le había pedido que se quedara arriba, bajo corriendo con su escopeta de caza y se dirigía a la puerta, me obligue a moverse, ¡Noah no se debía acercar a los lobos, no podía salir del escudo! Presa del pánico, corrí hacia él y jalé del arma tomándole por sorpresa, logré quitársela y la arroje más allá del sofá.
-¡No!- exclamé en mi desespero.
-¡Mierda Aly! ¿qué sucede contigo?- exclamó molesto, pero ,¿qué podía decirle? Las palabras parecieron morir en mi garganta. Entonces cerré los ojos al escuchar el estruendo del choque cuando los enormes cuerpos caninos chocaron con los escudos, Noah se quedó atónito mirando mientras se me era incapaz de levantar el rostro, sentía el corazón en mi garganta, pánico, no podía mirarle … vergüenza.
-¿Qué demonios sucede? - preguntó Noah tomando su cabeza con ambas manos tratando de encontrarle sentido a lo que pasaba ahí, sin despegar la vista del escenario más allá del ventanal,
La vergüenza quedó en segundo plano cuando un trueno golpeó mis escudos, abrí mis ojos para no perderme de nada … un maldito trueno angelical desde el cielo … ¡Arcángeles!
-¡Hijos de puta!- la blasfemia escapó en un siseo. Vi a los lobos atravesar el espacio ahora - ¡me cago en tu madre Gabriel!- grité hacia el cielo, Noah me miraba como si me hubiera vuelto loca, y en parte lo estaba, no lo culpaba. Me tomó de la muñeca y trató de jalarme escaleras arriba con desespero y lo ví sorprendido al notar que no podía moverme.
-¿Nena que haces?, Hay que subir !!- exclamó con algo de pánico, me solté de su mano de un jalón y gruñi, Noah parecía aún más extrañado por el sonido que salía de mi pecho que por mis anteriores blasfemas. -¡¡¡ Aly muévete!!! - gruño tratando de tomarme en brazos ahora, no podía seguir escondiendome, máximo de diez segundos para el impacto de los lobos contra los vidrios, cerré los ojos y apreté de ellos desesperada, y al abrirlos Noah se quedó petrificado en su lugar…eran rojo, rojo sangre… su rostro pasó del miedo de perderme, la duda, incertidumbre, irá y entendimiento- ¿Que eres? - pregunto casi en un susurro con una voz tan fría que no encontraba al hombre que me había hecho el amor la noche anterior. Un nudo se hizo en mi garganta y con un simple movimiento de muñeca lance el cuerpo de Noah escaleras arriba al balcón. Tres segundos para el impacto.
-tormento…belicosas…- susurré y unos segundos después todo había acabado, los cristales se habían quebrado en cientos de navajas de vidrio y se habían lanzado contra los lobos sin piedad, sin fallo, la sangre explotó y salto de los cuerpos con cada puñalada del cristal, los, los tres lobos inertes cayeron al césped de mi jardín a casi treinta centímetros de los ventanales. No quería voltear, sabía que los ojos de Noah estaban mirándome fijamente, podía sentir su caliente mirada en la espalda, una ráfaga de viento se arremolinaba en la sala y un portal se abrió, Rick cruzó el portal junto a su séquito.
-oh vaya …- dijo mirando los cuerpos de los lobos y luego miró hacia arriba - mierda… - dijo probablemente al ver al Noah, se acercó a mí y tomó mi mano - ¿necesitas apoyo? - pregunto y yo negué con la cabeza, él pareció entender y rápidamente los magos de su escuadrón hicieron desaparecer los cuerpos antes de marcharse.
-Hay que volver a tierra Santa Alyssandre … - dijo Rick antes de marcharse y el portal desaparecer.
Me quedé de pie mirando a la nada, escuchando los pies descalzos de Noah bajar la escalera. Baje la cabeza y cerré los ojos.
-¿Qué eres? - volvió a preguntar y al levantar la mirada entendí nuevamente por qué había ocultado mi linaje tanto tiempo, un completo rechazo se leía en sus castaños ojos.