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Parte 3 : Distancia entre nosotros

Caminamos por el corredor y nos sentamos en un banco que estaba junto a la habitación de mamá, conversando de cosas triviales, para que el tiempo pasara más rápido.

Hasta que llegaron los médicos, para hacer las rondas, ambos nos pusimos de pie cuando el medico se acercó a nosotros.

_ ¿Ustedes son familiares de la señora María de Luca?, Yo soy el doctor Wells.

_ ¡Si! Yo soy Madelein su hija

_ Miré, señorita con honestidad, no hay mucho que podamos hacer en este punto, sin un trasplante, lo único que resta es enviarla a casa, y hacer su estancia allí lo más cómoda posible, así pueden pasar semanas, hasta incluso meses, no es tan malo como suena, pero como le dije antes, hay que tomar la realidad de la situación.

_ Y para el trasplante ¿cuánto cuesta ponerla en la lista de espera?

_ Poner su nombre en la lista de espera, tiene un costo de $180 mil dólares , aparte del procedimiento que debemos realizarle, que tiene otro costo, pero siendo realista, aunque, ustedes cuenten con esa suma, no garantizamos que el riñón llegue a tiempo. Pero si ustedes desea hacer el depositó, la oficina de admisiones está arriba. Mañana vendré a ver cómo sigue y le daré el alta para que valla a casa, es todo.

El doctor se alejó por el pasillo, dejando tras de sí la dureza de sus palabras, ambos nos sentamos en silencio sin decir nada, Noah sostuvo mi mano en todo momento.

¿Alguna vez tuvieron esa sensación en el cuerpo, esa descarga de adrenalina, una especie de frenetismo que te corre por todo el cuerpo?, te hace querer actuar no sé, romper todo, gritar, o hasta incluso salir corriendo. Pero por más que quieras hacerlo, no puedes moverte, tu cuerpo no se mueve, creo que así es la impotencia, no poder hacer nada ante tal situación, y esa sensación amarga en tu pecho, por algo que sabes que no está en tus manos.

Dejé caer mi cabeza sobre su hombro, con todo el peso de mis pensamientos que no cesaban, mis ojos empañados de lágrimas, con esta persona sentada junto a mí que se convertía, en este sórdido momento en un soporte, en un amigo, solamente estando allí.

Al ver a mi padre caminando por el pasillo a relevarme, ya iban a dar las 17. Noah se levantó para darnos privacidad, de reojo lo vi caminar hasta el teléfono público, sacó de la billetera algo que parecía una tarjeta personal, lo observé hablar con alguien por teléfono, sus ojos se encontraron con los míos, un instante, y se volteó, dándome la espalda.

Mientras hablaba con mi padre, comunicándole lo dicho por el doctor Wells, pude ver la decepción en sus ojos, sentía que mi corazón se partía en dos al ver llorar a papá.

Fuimos a la habitación de mamá, nos quedamos un instante, mi madre estaba despierta y hablaba, siempre con ese encanto divertido haciendo reír a mi padre. Lo que hizo mas amarga la escena.

Luego una enfermera, pasó diciendo que ya había terminado la visita y solo debían quedarse los acompañantes, fue momento de irme, me despedí de mi madre con un beso en la mejilla, abrasé a mi padre y salí del lugar.

Al abrirse el ascensor, en planta baja entraron unos doctores y yo Salí; el hospital se tornaba algo obscuro, el sol estaba ocultándose y todavía no encendían las luces en algunos pasillos. Había poca concurrencia, ya era algo tarde y las visitas iban a casa.

Empujé la puerta de salida para abrirla, y ahí estaba, El primero esperando en el estacionamiento, montado en su motocicleta, tenia las manos en los bolsillos, de su campera de cuero impecable, al caminar por el aparcamiento me rebasaron, corriendo indiscretamente unas jóvenes de unos 14 o 15 años que salían de una visita, cuando se acercaron a la zona donde esperaba este joven galante, sobre la Ducati negra, ambas mantuvieron la compostura, y al pasar junto a él este les regaló una sonrisa, ambas chicas enrojecidas comenzaron a reír, mientras seguían caminando volteaban a verlo encantadas.

Cuando yo me paré junto a él, este encendió la moto haciéndola rugir con el acelerador, recargué mi mano sobre su hombro, y mi pie sobre el estribo dándome una elevación que me permitiera subir. Arrancó la marcha, al acercarnos a donde ambas jovencitas esperaban ser recogidas, Noah tomó mi mano que descansaba sobre mi pierna y las posó sobre su cintura, acelero la marcha con fuerza.

El trayecto fue grato, un ambiente cálido se percibía, las luces de neón de algunas tiendas cobraban vida, la avenida repleta de autos

La calle vibrante, pequeños bares y restoranes comenzaban a recibir sus primeros clientes, una sensación repentina de confort salió a la luz, apoyé. mi cabeza sobre su hombro cerrando los ojos, todo a mi alrededor se percibía tan lleno de vida, y eso se sentía bien…

La moto se detuvo en casa, yo me bajé y permanecimos así, sin decir nada un instante uno frente al otro, sus ojos permanecían fijados en mi. Di unos cuantos pasos hacia atrás poniendo distancia entre nosotros, agité mi mano para despedirmé y entre a casa, solo hasta que cerré la puerta escuché el encendido de la moto.

No podía permitirme sentir nada, por todo lo que Sucedía en este momento en mi familia, y sobre todo, por El primero, no podía dejar de lado todo lo que él era, o todo lo que él representaba, no era una buena persona.

Como podía saber si esta persona que yo veía actuar errática y cruel en el colegio era un acto de humo, o lo era el joven que se metía a mi cuarto por la ventana.

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