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Parte 2: Un camino a ciegas

Tres semanas antes El primero y el entrenador habían tenido una pelea a golpes en el vestidor. El entrenador lo echó del equipo, del puesto de Core back, privándolo de ir a las prácticas, pero no le dijo nada a la directora sobre el incidente, porque todos sabían en el vestidor que el entrenador se acostaba con algunas chicas del equipo de porristas, si se supiera eso, seguro implicaría cárcel para el entrenador, por acostarse con menores. A Noah no le importaba eso, después de todo era problema de las chicas, solo lo diría si el entrenador lo fastidiada mucho, como haciéndolo que lo expulsen de la escuela, alejándolo de las becas universitarias. Pero el entrenador solo lo suspendió del equipo y le dijo que solo volvería si le pedía disculpas, cosa que no iba a pasar, o que subiera sus calificaciones de todas sus clases por encima del promedio, cosa que tampoco iba a pasar, aunque el equipo lo necesitaba. O al menos eso se rumoraba en los pasillos.

 Al menos que alguien fuera su tutor y lo ayude con las clases, eso tampoco iba a pasar, ya que sus amistades no eran, aplicados al estudio y los que sí, eran todos los que él y sus torpes amigos molestaban todo el año. Básicamente adiós a fútbol universitario y ni hablar a la NFL.

Hasta que se topó con mi cámara. Pero ¿cómo supo que era mi cámara? Seguro la encendió y vio las fotos que me había tomado en el verano usando traje de baños. Podía negarme, pero corría el riesgo de perder la cámara ¿y si tiene mis fotos?, que todos las vean. Voy a pensar que no encendió la cámara y por ende no vio las fotos reveladoras

 

_ Primero ¿Cómo supiste que era mi cámara?, ¿la encendiste?

_ ¿Qué?... ¡no! Fui a la oficina de la directora y le pregunté a Christine si alguien reportó una cámara, y me dijo Madelein Pérez. Y bueno aquí me tienes.

_ Okey acepto, dame la cámara.

En ese momento comenzó a llover muy fuerte, él me dio la cámara y la guardé en mi mochila para que no se moje. Empecé a caminar evitando la motocicleta atravesada, dando por terminada la conversación, “chantaje”, sentí el sonido de la moto encendiéndose mientras yo doblaba la esquina, me disponía a caminar hasta casa, largas cuadras bajo la lluvia torrencial y ya tenía hasta los calcetines empapados, pero lo único que me importaba era, llegar rápido.

Escucho la frenada en seco, de la motocicleta y voltee estrepitosamente

 

_ Subí, que te llevaré a casa

_ No. Dije mientras seguí caminando quería alejarme de él

_ Vamos, subí que te llevo, acaso no te preocupa que se mojen tus preciados libros, o incluso la maldita cámara, ¿Qué? Me vas a decir que tienes miedo de mí, hoy no muerdo. Dijo con una risa irónica.

_ No, estoy bien caminando.

_ Vamos… no seas tan necia, dijo perdiendo la paciencia

 

Tenía buenos argumentos, tuve que apoyarme en su hombro para subir a la motocicleta, aceleró con fuerza, pero yo no quería agarrarlo de la cintura para sujetarme.

La lluvia caía hacia nosotros y te nublaba la vista, cuando entramos a la avenida principal de la pequeña ciudad se detuvo en una gasolinera junto a un surtidor.

 

_ Bájate, tengo que cargar gasolina

 

Bajé sin decir palabras, caminé unos pasos para alejarme de él, de pronto la gasolinera se llenó de autos y personas que corrían por la lluvia de granizo que se había desatado, en todo ese caos y los autos tocando sus bocinas, me sentí perdida, aturdida. Pensé en mi madre, ella estaba sola en casa esperando a que yo llegue de la escuela para cuidarla, tenía que hacer la cena para cuando mi padre llegue, muchas cosas por hacer, y yo aquí varada por la lluvia torrencial.

En ese instante interrumpiendo mis pensamientos, él se me acerca por detrás con la moto a la par y me toca el hombro.

 

_Tendremós que quedarnos hasta que deje de llover.

Su cara era inexpresiva. Yo lo miré sin responder, que más podía pasar, ambos chorreábamos agua, nos quedamos uno junto al otro sin decir más.

Había un aroma fresco en el aire, creo que era su perfume, se mezclaba con el olor a tierra mojada. Noah que estaba montado en la motocicleta, jugaba con la mini bola de billar número ocho, que colgaba del llavero sobre el tanque de gasolina que tenía entre las piernas, yo estaba parada junto a él de brazos cruzados sin decir palabra. La lluvia no cesaba, los autos transitaban por la calle, levantando el agua, que se acumulaba en el pavimento, salpicando por doquier. 

 Miré mi reloj, ya iban a dar las 18, casi no quedaba luz en el cielo y no dejaba de llover torrencialmente, moría de los nervios quería que deje ya de llover para ir a casa.

_ Escúchame Noah, tengo que irme no puedo esperar más tiempo.

 

Y así me eché a andar, no me importaba que estaba lloviendo tenía que llegar a casa, de inmediato, sentí el encendido de la moto y un par de bocinazos

 

_ Ehy, Ehy. Detente, que carajos te pasa. Dijo Noah mientras frenaba con la motocicleta detrás te mí.

_ Tengo que irme, ya es tarde, tendría que haber llegado a casa a las 17pm. Dije mientras me volteaba

_Ya sé el por qué.

Yo lo miré sin responder

_ Vamos, yo te llevo

_Pero está lloviendo, ¡no!, mejor tu quédate a esperar que pare la lluvia, ya me acercaste hasta aquí, es todo, así ya no te mojarás

_ No seas tan necia, creí que eras más lista que esto, pero haces un berrinche de niña, dije que te puedo llevar, pero si te pones así, has lo que te venga en ganas.   

_ De acuerdo, pero solo estoy aceptando porque tengo que llegar, lo que menos quiero es estar cerca de ti.

_Tu tampoco me agradas niña.

 

 

 

Sin más opción me subí a la motocicleta, y él arrancó de golpe haciendo que me sujetara de su cintura por temor a caerme hacia atrás, y partimos camino a casa bajo la lluvia, después de unas cuadras noté que aún me sujetaba a su cintura y me solté espantada.

 Noah iba muy rápido, esquivando autos y pasándose los semáforos en rojo, haciendo que los autos frenaran de golpe para  evitar chocarnos, la lluvia caía de lado, todo el camino sentí una angustia muy grande, no sé si era a causa de haberme tardado tanto, o permitir que este extraño me trajera, ¡sí! Lo veía en la escuela, se rumoraban entre los vecinos de la pequeña ciudad sobre su comportamiento errático, los Chismes estudiantiles, pero no lo conocía, solo tenía de él comentarios despectivos y palabras sucias que me gritaba cuando yo pasaba junto a él por el corredor, era un patán, y la verdad me daba miedo, ¿Por qué mierdas me había buscado por ayuda?

Al llegar a casa ya era de noche, no llovía, se escuchaban las gotas que caían de los tejados, bajé de la moto. Él me miró mientras colocaba el casco sobre su cabeza

 

_ ¡Ah por cierto ese! Traje de baños, te quedaba de maravilla. Lo dijo riéndose mientras giñaba el ojo, se puso el casco sobre la cara y arrancó.

Me quede atónita, ¡si había visto las fotos! Y yo que pensaba no ayudarlo, ya tenía mi cámara. Pero con esto, iba a tener que ayudarlo.

Entre a la casa esperando un torbellino de reclamos por la hora en la que había llegado, en cuánto pasé el recibidor estaba mamá sentada en el sofá mirando televisión y mi padre preparaba la cena, de inmediato me acerqué a mi padre, que estaba en la cocina.

_Hay papá lo siento… te juro que quise llegar antes, pero la lluvia me detuvo

_ Hija no te escuché entrar, no te preocupes hoy salí antes del trabajo a las 16pm, no había mucho para hacer, aproveché y como tu madre se sentía bien la ayudé a levantar de la cama para que se diera un baño y luego tomamos un té en la sala.

_Bueno papá me cambio esta ropa empapada y preparo la mesa.

La luz entraba por la ventana del pasillo, ya era viernes y dejaba atrás ese incidente con El primero, seguro solo lo había hecho para molestar, en fin, eso no me importaba, nadie había mencionado alguna burla, relacionado con fotos el día de ayer.

 

Asique todo era definitivamente una broma, yo suspiré relajada mientras iba a mi última clase.

Por desgracia teníamos juntos esta clase y algunas más los primeros días de la semana, pero conforme pasaran los días será todo normal.

Al ingresar al gran salón, miréde reojo, y él estaba lo suficientemente lejos, no me preocupo.

La clase fluía con normalidad, hasta que el señor Thomson salió por unos momentos al pasillo, y en ese tiempo se armó un conjunto de ruidos, bancos arrastrándose por el piso, risas, voces que murmuraban aprovechando la ausencia del profesor de idiomas, todos los jóvenes vibraban los últimos minutos de clases, que se habrían paso a un fin de semana más.

Yo me mantuve inmóvil, continúe leyendo mi libro de Jane Austin.

 

 

 

 

 

 

Parte 2: Un camino a ciegas

Tres semanas antes El primero y el entrenador habían tenido una pelea a golpes en el vestidor. El entrenador lo echó del equipo, del puesto de Core back, privándolo de ir a las prácticas, pero no le dijo nada a la directora sobre el incidente, porque todos sabían en el vestidor que el entrenador se acostaba con algunas chicas del equipo de porristas, si se supiera eso, seguro implicaría cárcel para el entrenador, por acostarse con menores. A Noah no le importaba eso, después de todo era problema de las chicas, solo lo diría si el entrenador lo fastidiada mucho, como haciéndolo que lo expulsen de la escuela, alejándolo de las becas universitarias. Pero el entrenador solo lo suspendió del equipo y le dijo que solo volvería si le pedía disculpas, cosa que no iba a pasar, o que subiera sus calificaciones de todas sus clases por encima del promedio, cosa que tampoco iba a pasar, aunque el equipo lo necesitaba. O al menos eso se rumoraba en los pasillos.

Al menos que alguien fuera su tutor y lo ayude con las clases, eso tampoco iba a pasar, ya que sus amistades no eran, aplicados al estudio y los que sí, eran todos los que él y sus torpes amigos molestaban todo el año. Básicamente adiós a fútbol universitario y ni hablar a la NFL.

Hasta que se topó con mi cámara. Pero ¿cómo supo que era mi cámara? Seguro la encendió y vio las fotos que me había tomado en el verano usando traje de baños. Podía negarme, pero corría el riesgo de perder la cámara ¿y si tiene mis fotos?, que todos las vean. Voy a pensar que no encendió la cámara y por ende no vio las fotos reveladoras

_ Primero ¿Cómo supiste que era mi cámara?, ¿la encendiste?

_ ¿Qué?... ¡no! Fui a la oficina de la directora y le pregunté a Christine si alguien reportó una cámara, y me dijo Madelein Pérez. Y bueno aquí me tienes.

_ Okey acepto, dame la cámara.

En ese momento comenzó a llover muy fuerte, él me dio la cámara y la guardé en mi mochila para que no se moje. Empecé a caminar evitando la motocicleta atravesada, dando por terminada la conversación, “chantaje”, sentí el sonido de la moto encendiéndose mientras yo doblaba la esquina, me disponía a caminar hasta casa, largas cuadras bajo la lluvia torrencial y ya tenía hasta los calcetines empapados, pero lo único que me importaba era, llegar rápido.

Escucho la frenada en seco, de la motocicleta y voltee estrepitosamente

_ Subí, que te llevaré a casa

_ No. Dije mientras seguí caminando quería alejarme de él

_ Vamos, subí que te llevo, acaso no te preocupa que se mojen tus preciados libros, o incluso la maldita cámara, ¿Qué? Me vas a decir que tienes miedo de mí, hoy no muerdo. Dijo con una risa irónica.

_ No, estoy bien caminando.

_ Vamos… no seas tan necia, dijo perdiendo la paciencia

Tenía buenos argumentos, tuve que apoyarme en su hombro para subir a la motocicleta, aceleró con fuerza, pero yo no quería agarrarlo de la cintura para sujetarme.

La lluvia caía hacia nosotros y te nublaba la vista, cuando entramos a la avenida principal de la pequeña ciudad se detuvo en una gasolinera junto a un surtidor.

_ Bájate, tengo que cargar gasolina

Bajé sin decir palabras, caminé unos pasos para alejarme de él, de pronto la gasolinera se llenó de autos y personas que corrían por la lluvia de granizo que se había desatado, en todo ese caos y los autos tocando sus bocinas, me sentí perdida, aturdida. Pensé en mi madre, ella estaba sola en casa esperando a que yo llegue de la escuela para cuidarla, tenía que hacer la cena para cuando mi padre llegue, muchas cosas por hacer, y yo aquí varada por la lluvia torrencial.

En ese instante interrumpiendo mis pensamientos, él se me acerca por detrás con la moto a la par y me toca el hombro.

_Tendremós que quedarnos hasta que deje de llover.

Su cara era inexpresiva. Yo lo miré sin responder, que más podía pasar, ambos chorreábamos agua, nos quedamos uno junto al otro sin decir más.

Había un aroma fresco en el aire, creo que era su perfume, se mezclaba con el olor a tierra mojada. Noah que estaba montado en la motocicleta, jugaba con la mini bola de billar número ocho, que colgaba del llavero sobre el tanque de gasolina que tenía entre las piernas, yo estaba parada junto a él de brazos cruzados sin decir palabra. La lluvia no cesaba, los autos transitaban por la calle, levantando el agua, que se acumulaba en el pavimento, salpicando por doquier.

Miré mi reloj, ya iban a dar las 18, casi no quedaba luz en el cielo y no dejaba de llover torrencialmente, moría de los nervios quería que deje ya de llover para ir a casa.

_ Escúchame Noah, tengo que irme no puedo esperar más tiempo.

Y así me eché a andar, no me importaba que estaba lloviendo tenía que llegar a casa, de inmediato, sentí el encendido de la moto y un par de bocinazos

_ Ehy, Ehy. Detente, que carajos te pasa. Dijo Noah mientras frenaba con la motocicleta detrás te mí.

_ Tengo que irme, ya es tarde, tendría que haber llegado a casa a las 17pm. Dije mientras me volteaba

_Ya sé el por qué.

Yo lo miré sin responder

_ Vamos, yo te llevo

_Pero está lloviendo, ¡no!, mejor tu quédate a esperar que pare la lluvia, ya me acercaste hasta aquí, es todo, así ya no te mojarás

_ No seas tan necia, creí que eras más lista que esto, pero haces un berrinche de niña, dije que te puedo llevar, pero si te pones así, has lo que te venga en ganas.

_ De acuerdo, pero solo estoy aceptando porque tengo que llegar, lo que menos quiero es estar cerca de ti.

_Tu tampoco me agradas niña.

Sin más opción me subí a la motocicleta, y él arrancó de golpe haciendo que me sujetara de su cintura por temor a caerme hacia atrás, y partimos camino a casa bajo la lluvia, después de unas cuadras noté que aún me sujetaba a su cintura y me solté espantada.

Noah iba muy rápido, esquivando autos y pasándose los semáforos en rojo, haciendo que los autos frenaran de golpe para evitar chocarnos, la lluvia caía de lado, todo el camino sentí una angustia muy grande, no sé si era a causa de haberme tardado tanto, o permitir que este extraño me trajera, ¡sí! Lo veía en la escuela, se rumoraban entre los vecinos de la pequeña ciudad sobre su comportamiento errático, los Chismes estudiantiles, pero no lo conocía, solo tenía de él comentarios despectivos y palabras sucias que me gritaba cuando yo pasaba junto a él por el corredor, era un patán, y la verdad me daba miedo, ¿Por qué mierdas me había buscado por ayuda?

Al llegar a casa ya era de noche, no llovía, se escuchaban las gotas que caían de los tejados, bajé de la moto. Él me miró mientras colocaba el casco sobre su cabeza

_ ¡Ah por cierto ese! Traje de baños, te quedaba de maravilla. Lo dijo riéndose mientras giñaba el ojo, se puso el casco sobre la cara y arrancó.

Me quede atónita, ¡si había visto las fotos! Y yo que pensaba no ayudarlo, ya tenía mi cámara. Pero con esto, iba a tener que ayudarlo.

Entre a la casa esperando un torbellino de reclamos por la hora en la que había llegado, en cuánto pasé el recibidor estaba mamá sentada en el sofá mirando televisión y mi padre preparaba la cena, de inmediato me acerqué a mi padre, que estaba en la cocina.

_Hay papá lo siento… te juro que quise llegar antes, pero la lluvia me detuvo

_ Hija no te escuché entrar, no te preocupes hoy salí antes del trabajo a las 16pm, no había mucho para hacer, aproveché y como tu madre se sentía bien la ayudé a levantar de la cama para que se diera un baño y luego tomamos un té en la sala.

_Bueno papá me cambio esta ropa empapada y preparo la mesa.

La luz entraba por la ventana del pasillo, ya era viernes y dejaba atrás ese incidente con El primero, seguro solo lo había hecho para molestar, en fin, eso no me importaba, nadie había mencionado alguna burla, relacionado con fotos el día de ayer.

Asique todo era definitivamente una broma, yo suspiré relajada mientras iba a mi última clase.

Por desgracia teníamos juntos esta clase y algunas más los primeros días de la semana, pero conforme pasaran los días será todo normal.

Al ingresar al gran salón, miréde reojo, y él estaba lo suficientemente lejos, no me preocupo.

La clase fluía con normalidad, hasta que el señor Thomson salió por unos momentos al pasillo, y en ese tiempo se armó un conjunto de ruidos, bancos arrastrándose por el piso, risas, voces que murmuraban aprovechando la ausencia del profesor de idiomas, todos los jóvenes vibraban los últimos minutos de clases, que se habrían paso a un fin de semana más.

Yo me mantuve inmóvil, continúe leyendo mi libro de Jane Austin.

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