Capítulo 17: Hagámoslo otra vez esta noche

La conferencia de esta noche podría ser la más explosiva de todas, y Aurora estaba pensando en qué táctica utilizar para acercarse a Julian Barnet.

¿Pedir una cita? Una persona como él seguramente estaría ocupada, y sin tener una relación previa, conseguir una cita parecía imposible.

Aunque su empresa aún estaba en proceso de organización, Aurora siemple había tenido la costumbre a planificar con antelación; quería establecer su red de contactos antes de lanzarse a los negocios.

La conferencia comenzaría a las 19:30, y por supuesto, Aurora no tenía intención a asistir a ella.

Se quitó las gafas, se maquilló con un look más fresco, se puso un vestido negro, se recogió el pelo con elegancia y se calzó unos tacones de siete centímetros. Su aspecto resultaba elegante y sofisticada.

Lo programó de modo que pudiera acercarse a Julian en cuanto llegara o una vez terminada la conferencia. Tras pensárselo un momento, decidió tomar la iniciativa y acercarse a él en cuanto saliera del coche. Según la información de Asher, Julian era muy puntual, siempre llegaba pronto y nunca tarde.

A las 19:10, un Rolls-Royce Phantom, de edición limitada, apareció a la vista, mientras que los demás estudiantes ya se habían dirigido obedientemente al auditorio. Aurora sabía que el director y el decano estaban esperando para recibirlo en la parte trasera, así que su plan era interceptar el coche.

Era la primera vez que hacía algo así, su corazón latía desbocado mientras agitaba los brazos, y para su sorpresa, el coche se detuvo.

Aurora, que había pensado que seguramente fallaría, estaba algo incrédula; ni siquiera había jugado aún su baza.

La brillante puerta negra del coche se abrió lentamente, y un zapato de cuero de alta gama hecho a medida tocó el suelo, seguido de unos pantalones lisos y bien ajustados. "Señor, hola, espero no molestarle, soy...", se apresuró a decir.

Antes de que la persona pudiera salir por completo del coche, una voz familiar sonó: "Nada molesto, he venido expresamente a verte".

Al oír esto, Aurora se quedó estupefacta; el rostro familiar del hombre apareció ante ella. Hacía apenas unos días, ella lo tenía atado en una cama, torturándolo.

La sonrisa de Aurora se congeló; ¿él era Julian Barnet, el presidente? Su primer instinto fue huir lo más lejos posible.

"¡¿Cómo te atreves a correr?!" Julian la alcanzó rápidamente, agarrándola de la muñeca. Aurora sintió que realmente no debería haber venido a la universidad ese día; ¿cómo podía tener tan mala suerte?

Creyó que sus caminos no volverían a cruzarse, pero aquí estaban, encontrándose tan pronto.

"Señor Barnet", se giró, con la sonrisa tensa, al darse cuenta de que le había ofendido incluso antes de que su empresa se pusiera en marcha, cortando así su propio camino.

"¿Detuviste mi coche y ahora quieres huir?". La miró de arriba abajo; el vestido de seda negra hacía que su piel pareciera tan pálida como la nieve, sus pendientes oscilaban suavemente. Su cuello esbelto, sus delicadas clavículas y los tacones altos que realizaban sus piernas largas y rectas le recordaron cómo ella había encendido su deseo aquella noche; había cambiado tanto.

"Es que... paré el coche equivocado, señor Barnet. Le dije que ya desvinculamos, y lo de hoy fue solo un malentendido. Si está ocupado, no quiero retenerlo". Ella intentó retirar la mano, con un tono mucho más comedido que aquella noche. Al darse cuenta de su identidad, ¿cómo podía seguir actuando con tanto descaro?

De haber sabido que era él en el coche, ni siquiera con el valor se habría atrevido a provocarlo. Se lo había reprochado cien veces, pero Julian apretó más su agarre, sin soltarla.

"Señorita Montgomery, nuestro juego de esa noche fue muy ilustrativo. Lo que no sabía es adictivo. Únase a mí de nuevo esta noche", sugirió la seductora voz de Julian.