
Sinopsis
La mujer que salvó con gran esfuerzo desapareció después de una noche romántica juntos. ¿Cómo podía simplemente huir? Cuando se reencontraron, ella se había transformado de manera asombrosa en una mujer exitosa. A pesar de su calidez hacia los demás, se mostraba fría con él y le decía: "Señor, ¡no nos conocemos!". Él respondió acercándola y susurrando: "Recuerdo cada centímetro de ti y no me importaría conocerte mejor". La trataba como un tesoro, colmándola de afecto infinito: "No vuelvas a huir. ¡Cásate conmigo y me aseguraré de que quienes te traicionaron se arrepientan!". Con una sonrisa seductora, ella dijo: "Sí". Sabía que él realmente se preocupaba por ella. Un hombre dominante y tierno a la vez, que la había hecho olvidar cómo escapar.
Capítulo 1: Así que esto es lo que tienes para mi cumpleaños
"Susan, ¿me estabas buscando?"Aurora arrastró su largo vestido mientras abría la puerta. Pero antes de terminar la frase, la imagen en la cama la dejó sin palabras.
"Ah... Hayden, no, me duele..."
No podía creer lo que oía. ¿Esa voz seductora pertenecía realmente a su mejor amiga, Susan Simmons?
Aurora se quedó paralizada, incapaz de asimilar la escena ante sus ojos.
¡Su novio estaba acostándose con su mejor amiga en su propia cama!
Las largas piernas de Susan rodeaban la cintura de Hayden, mientras que su rostro estaba cubierto de sudor.
"Aurora..." Susan apoyó su pálida mano sobre el pecho musculoso del hombre, como si intentara apartarlo, pero su gesto dejaba entrever una sutil falta de resistencia.
"¿Aurora?" Hayden alzó la mirada, confuso, alternando entre la chica bajo su cuerpo y la que estaba de pie en la puerta.
"Hayden Alvarez, ¿esta es la 'sorpresa' que tenías para mí? ¡Vaya, qué maravilla!"
Aurora sintió una oleada de asco. Tomó una almohada que había caído al suelo y la lanzó con todas sus fuerzas contra los dos traidores.
Hoy era su cumpleaños número dieciocho.
Anoche, ese mismo hombre le había prometido con dulzura que le tenía preparada una gran sorpresa para su fiesta. Y sí que lo era, vaya que sí...
Susan soltó un grito y se apartó de inmediato, mientras Hayden la cubría con su cuerpo.
"Aurora, lo siento... Fue Hayden… Él insistió… Yo no pude detenerlo…" Las lágrimas rodaban por el rostro de Susan, dándole un aire de víctima a pesar de su traición.
Aurora sintió náuseas.
"No hace falta que te justifiques. Ahora es todo tuyo, haz con él lo que quieras."
Reprimiendo sus lágrimas, Aurora se dio la vuelta y salió del cuarto de un portazo.
"¡Aurora!" La voz de Hayden la persiguió, pero ella siguió adelante, huyendo en un frenesí de desesperación.
No alcanzó a ver la fugaz expresión de triunfo en el rostro de Susan.
Corrió sin rumbo, con las lágrimas nublándole la vista. Ni siquiera había tenido tiempo de procesar el dolor cuando, de repente, dos hombres aparecieron de la nada y se abalanzaron sobre ella.
"¡Déjenme! ¿Quiénes son ustedes? ¿Cómo se atreven a tratarme así en mi propia casa?", gritó Aurora, forcejeando con todas sus fuerzas mientras la arrastraban a una habitación.
Uno de los hombres le tapó la boca con la mano y le dedicó una sonrisa siniestra.
"Señorita Montgomery, le aconsejo que se quede callada y coopere… Así seré amable con usted. De lo contrario, la pasará muy mal.
¿Dónde estaba la gente del pasillo?
Aurora luchó con desesperación, y de repente, entre los movimientos bruscos, vio a su hermana Ivy de pie en la esquina del corredor.
Sus ojos se llenaron de esperanza al instante.
"¡Mmmph! ", intentó gritar, pero su boca seguía cubierta.
La joven, vestida con un dulce vestido rosa de princesa, se acercó con una sonrisa angelical.
"Aurora, es hora de que aprendas a disfrutar de la adultez."
Aurora sintió como si le hubieran dado una puñalada en el corazón. Su cuerpo se debilitaba, con un calor extraño recorriéndola de pies a cabeza.
¡Estaba drogada!
Desde la copa de champán que Ivy le ofreció hasta el mensaje de Susan y la carrera desesperada que la llevó directo a esos hombres.
Todo había sido una trampa.
Uno de los hombres sacó su teléfono y se burló.
"Desvistámosla y tomemos unas fotos antes de divertirnos."
"Tómate tu tiempo. Yo cerraré la puerta", respondió el otro, acercándose a la entrada.
Aurora, sintiéndose al borde del colapso, supo que tenía que luchar.
Con las pocas fuerzas que le quedaban, agarró una lámpara y la estrelló contra el hombre más cercano. Luego, se arrastró como pudo hasta la ventana entreabierta.
Era el segundo piso.
Sin pensarlo dos veces, ella saltó.
Los arbustos amortiguaron su caída, evitando lesiones graves, pero su cuerpo seguía débil y el efecto de la droga se intensificaba.
Sabía que no aguantaría mucho más, así que siguió huyendo, tambaleándose bajo la lluvia.
Llegó hasta el jardín trasero de la mansión, alejado de todos. Se obligó a seguir adelante, sus piernas apenas sosteniéndola.
Tropezó en la carretera.
Los pasos de sus perseguidores se acercaban.
Justo cuando ella estaba a punto de rendirse, vio cómo un hombre descendía de un auto.
Sin pensarlo, se arrojó contra él.
"¡Ayúdame! ¡Por favor, ayúdame!"