1. EL CLUB
Gael miraba el hermoso paisaje que tenía desde la ventana de su oficina, todo era amplio y luminoso, la vista del gran club campestre.
Las hermosas piscinas con sus toboganes, sus zonas verdes, zonas recreativas. Estaba orgulloso de lo con gran esfuerzo había construido, después de que su familia le hubiera dado la espalda sólo porque le gusta divertirse viendo mujeres, disfrutar de ellas, apostar dinero, sabía que era la oveja negra, pero esos vicios por los que su familia no quería a volver a saber de él, fue su mina de oro, lo que lo llevó a ser uno de los hombres más ricos y poderosos, tenía tanto, pero muchas veces se sentía sólo, y odiaba esa sensación.
Seguía disfrutando de sus placeres sin que nadie le dijera absolutamente nada, en especial que ahora podía hacerlo de gratis. En especial disfrutar estar dentro de un coño bien caliente y dispuesto para él, las mujeres era lo más delicioso que Dios había podido haber creado, por eso estaba soltero.
Tenía mujeres muy hermosas y sexys trabajando para él, pero su regla de oro era no volver acostarse con una, porque con las que lo había hecho, querían tomarse atribuciones que no debían.
Rachel e Indiana eran las únicas dos mujeres con las que había roto esa regla, pero tampoco era de palo, ¿que podía hacer cuando ellas se presentaban en la habitación, le hacían sexo oral y se desnudaban para él? Absolutamente nada, Pero de los años que tenían trabajando con él, sólo había ocurrido unas ¿cinco veces? La verdad no tenía la cuenta exacta, pero sí sabía que esas dos mujeres juntas en la cama era puro fuego. Así que no tenía alguna queja, sobre su trabajo, como de sus trabajos extras.
Unos golpes en la puerta lo distrajeron y sacaron de sus pensamientos.
—Adelante. — dijo girándose para observar quién entraba. Un Manson algo enojado y estresado entró. —¿Qué pasa? — dijo divertido al ver a su guardaespaldas, mano derecha y su mejor amigo.
—Cada vez son más los clientes — Gael asintió — y menos bailarinas — eso lo hizo fruncir el ceño.
—¿Qué dices?.
—Pasa que ya tres han encontrado el amor y pues sus respectivos hombres no quiere que siga trabajando en este lugar. — Gael se levantó enojado.
—El club del deseo no es un lugar vulgar, ni un putero, si una persona se gustó y quiere sexo pues adelante, mientras que paguen la cantidad que está indique, yo no obligo a nadie y si algún cliente se quiere pasar de listo lo saco a patadas del lugar, y la cantidad que se cobra por estar con ellas, es casi exclusivo para mis chicas, yo solo me dejo un 20% de esa cantidad, las mujeres aquí salen adelante, se les paga muy bien, tiene propinas muy generosas y el extra por si se llegarán acostar con alguien, ¿cuál es el problema de que sigan aquí? — dijo muy enojado.
—Ese es el problema Gael, sus hombres no quieren venir y ver como sus mujeres bailan en lencería mientras que otros hombres se las comen con la mirada. — Gael puso los ojos en blanco, era algo estúpido. —Lo sabrás cuando te enamores — Gael no pudo evitar carcajearse al oír a Mason.
—Eso no va pasar jamás. Pero aún así es ilógico, aquí conociste a Jenny, te enamoraste de ella, te casaste y ambos siguen trabajando aquí, ella sigue bailando como el primer día.
—Eso es diferente, la amo, la respeto y confío en ella, es sólo un trabajo más, además ella nunca aceptó acostarse con nadie, los clientes la respetan. — Gael volvió a sentarse.
—Bien, entonces coloca el anuncio que se necesita mujeres hermosas para bailes exóticos.
—También necesitamos a alguien para la limpieza, Lili no da abasto sola, desde que Luis renunció.
—Bien hazlo.
—En dos meses el club cumple 7 años. ¿Qué vamos hacer?
—Aún no lo sé, siempre se hacen fiestas o bailes, estoy cansado de lo mismo, me gustaría algo diferente, el problema es que aún no lo sé y el tiempo corre en mi contra.
—Pues yo te recomiendo que te apresures a pensar.
—Ya lo sé, le pediré alguna idea a Indiana y Rachel.
—Hmm, sabes que esas mujeres te van a traer problemas, se pelean por ti — Gael volvió a puner los ojos en blanco.
—Eso no es cierto. Ellas nunca me han dado problema en los dos años que tienen trabajando para mí, además siempre que compartimos cama lo hacemos los 3, así que no tienen porqué discutir. — Mason hizo una mueca de asco.
—Espero que las cosas no se te salgan de control. Ahora me iré a trabajar y a buscar a las nuevas chicas. — Gael no respondió, dejó que su amigo por así decirlo, saliera de su oficina, suspiró algo profundo pensando en las palabras de Mason, sabía que algo de razón tenía, no era tonto, miraba la rivalidad que había en ambas, siempre buscan que él escogiera a una sola, pero no escogería a ninguna, eran hermosas y tener sexo con ellas eran increíble, pero, era solo eso, sexo, además las veces que había ocurrido era porque ellas se colaban en la habitación, él nunca las buscó y sabía que tampoco lo hubiera hecho, aunque a Rachel desde un principio llamó bastante su atención, claro hasta que vio como realmente era. Sacudió su cabeza no quería pensar más en eso, por el contrario quería usar su cabeza para hacer algo diferente para su fiesta, eran 7 años, los cuales los primeros dos fueron muy difíciles, pero nunca se dio por vencido, sabía lo que quería y lo había logrado.
Siempre había hecho fiestas elegantes o un baile de máscaras, siempre lo mismo, nunca había hecho nada que no fuera eso.
Luego de trabajar un par de horas, se levantó y decidió ir a su penthouse, su lugar era ahí, estaba en el último piso, el cual era todo para él.
A pesar de tener su cocina, sala, comer, nunca las usaba, pero lo que sí le gustaba y si usaba era sus terrazas, tenía una que daba en su habitación y la otra en la sala, desde el piso 40 en donde quedaba su lugar se podía ver todo el lugar, por el que había trabajado, por las noches las luces le daban al lugar un efecto fantástico, como de ensueño. Ahí se sentía el rey de su mundo un mundo que le encantaba y que además era suyo.
Se preparó para una nueva noche, como siempre su aspecto era perfecto, las mujeres lo violaban con sólo la mirada. Con clientas no se oponía a tener una noche loca. Usaba una habitación especial que tenía en donde se encontraban las habitaciones exclusivas para el placer, las cuales eran muy lujosas.
Era un poco cansado, ya que su día empezaba a las ocho de la mañana, le gusta ver que sus huéspedes estuvieran bien atendidos, que la cancha de básquet, voleibol, tenis, fútbol, estuvieran perfectas las áreas verdes bien cuidadas sin basura, y las piscinas bien limpia, también había pequeñas chozas, donde las personas podían hacer sus barbacoas. Todo el día viendo y haciendo lo llevaba muy ocupado, a las cinco subía a su penthouse para descansar un poco, volver a darse un baño y prepárese para bajar al club, la vida nocturna ahí empezaba a las siete de la noche y acababa a las 2 de la mañana, pero no le importaba era feliz había cumplido uno de sus sueños.
Aunque se sentía pleno profesional sentía que algo le faltaba, pero trataba de no pensar en eso, solo en disfrutar de su vida y en vivirla.