Capítulo 4
—¡Propongo verdad o reto! —propuso Michí, mirándonos a Andrew y a mí con una mirada y sonrisa maliciosa. El hombre que se encontraba a mi lado se echó a reír. Pues sabía lo que significaba.
La pelirroja quería tendernos una trampa.
Tome de mi mojito mientras no le quitaba de vista a esos ojos llenos de picardía.
—Eso está tan pasado de moda—dije.
Michí no se dejó embaucar por mi comentario. Esa mirada esmeralda se volvió entusiasta, muchos más que unos segundos anteriores. Todo porque creía fervientemente que Andrew y yo estábamos escondiendo y por esa razón nos negábamos a ese tonto juego.
—¿Acaso tienes miedo, Jacky? —preguntó mientras su sonrisa crecía todavía más, pero pude darme cuenta demasiado tarde que la mirada de Michí estaba llena de maldad—, ¿algo que tengas que esconder? ¿Un amante misterioso no tan misterioso? —pausó por un segundo y volteó a ver al hombre a mi lado—. ¿Andrew? ¿Te gustaría eso que eso pasará?
De pronto, todas las miradas de la mesa estuvieron sobre mi mejor amigo, incluida la mía.
Más por curiosidad que por otra cosa.
El chico con sonrisa coqueta volteó a verme un segundo para después voltear a ver a Michí.
—¿Ha empezado el juego? ¿Quieres la verdad? —preguntó Andrew de vuelta.
Me removí inquieta en mi lugar, Andrew colocó una mano en mi pierna, dándose cuenta de mi incomodidad. Fue como un interruptor. Al instante me calmé.
Volteé a ver a mi mejor amigo.
—No ha empezado nada. No tienes que responder...—
—Si, si, tienes que responder—dijo Michí, con una mirada fija en la mano de Andrew—, ¿Y bien? ¿Te gustaría eso?
Andrew alzó su vista para verme directamente a los ojos. Él abrió la boca queriendo responder a Michí. Y la volvió a cerrar cuando su celular empezó a sonar de repente.
Bajo la vista al aparato en la mesa.
—Es trabajo, tengo que responder—dijo Andrew y se empezó a reír cuando se dio cuenta de que era fulminado por la mirada de todas, en especial de Michí. Ella se encontraba tal frustrada por la exacta interrupción que terminó inclinándose sobre el sofá para tomar la botella de Tequila.
—Necesito esto con urgencia—dijo la pelirroja cuando vio que Andrew se alejaba unos metros y miró a Yeni con malhumor—, o tendré que estrangular a tu hermano por haberse ido en el momento perfecto.
La chica de ojos azules solo la miró con una sonrisa de arrogancia.
—Tendrás que ser más astuta—comentó ella—. Nadie puede acorralarnos a menos que queramos.
Michí me miró irritada.
—Tú eres mi amiga, ¿Dónde queda decirme la verdad?
Crucé mis brazos mientras me dejaba caer en el sofá.
—La verdad de qué —pregunté de vuelta—, solo estás viendo cosas donde no hay nada.
Michí bufó audiblemente. No creyendo mis palabras. Lo que radicaba ser el problema de sus decepciones.
—Debí traer a Dylan. Al menos tendría con que entretenme.
Negué con la cabeza, divertida.
—Sí, debiste—hice una pausa—, hablando de eso, ¿Por qué no trajeron a sus hombres?
—Porque nos queríamos parecer demasiado ansiosas.
—¿Ansiosas? —cuestioné sin entender al comentario de Michí.
De pronto, todas las chicas se miraron entre sí. Volteé a ver a cada una de ellas, pero todas desviaron la vista rápidamente, como si estuvieran hablándoles el señor Supremo y no yo. Mi último recurso fue Yeni.
Ella me devolvió la mirada sin revelarme nada.
—Ni siquiera me preguntes. No tengo idea de nada—contestó la hermana de Andrew justo a tiempo de que su hermano estaba llegando a nuestra mesa.
—Tengo que irme—dijo Andrew mirándome.
—¿Algo urgente?
Mi mejor amigo sonrió levemente.
—Lo normal.
Asentí, entendiendo a que se refería.
Andrew se inclinó y besó mi mejilla.
—Nos vemos en la casa, hermosa—susurró en mi oído.
Todas se despidieron de Andrew cuando esté dijo que iba a retirarse.
Una vez a solas, Michí volvió hablar.
—Ni siquiera a su hermana se despide como contigo, ¿acaso no te das cuenta de eso, Jacky?
Miré a Michí de forma irritada, intentando decirle que dejará el tema en paz.
—A Yeni no le gusta las muestras de afecto.
—Eso es correcto—secundó Yeni.
Michí ni siquiera la miró.
—¿Cuándo vas a dejarte de tonterías? —expuso, ya sonando enojada—. ¿Acaso nunca vas a voltear a ver a Andrew como hombre? Él te quiere.
—Yo también lo quiero.
—Sabes que no me refiero a eso, a él le gustas y no como amiga, Jacky,
Pese a lo exasperante que era la pelirroja con sus comentarios, había algo que nunca iba a cambiar conforme pasaran los años y eso era la hermandad que sentía por ellas. Las amaba demasiado y confiaba en ellas.
Pero, aun así, eso no quería decir que tuvieran razón en todo.
Como en esta ocasión.
Quedé mirando a Michí, igual de enojada que ella.
—Dios...—interrumpió Mayte en un quejido cansado mientras tocaba su abdomen abultado—. Dereck está pateando demasiado.
—Sí, muchísimo—contestó Albina sonriendo e intentando distraer la discusión principal—, solo te quedan pocas semanas.
Mayte sonrió con ternura y amor al lugar donde se mantenía resguardado su bebé.
Todas hicimos lo mismo, en especial Michí.
—¿Te estás animando a tener un Dylancito, Michí? —preguntó Johana con sorna y al mismo tiempo no, sobre todo al darse cuenta de la mirada de anhelo en sus ojos verdes.
Michí soltó una risita nerviosa y volteó a verla.
—Aún no, me encanta seguir cogiendo con Dylan
Nos reímos, incluso yo.
—Puedes seguir haciéndolo—dijo Mayte mientras tomaba de su jugo y hacía un gesto de dolor mientras se acomodaba en el sofá y continuaba diciendo—: De verdad que sí, al menos eso no me ha detenido.
—Prefiero esperar.
Nos volvimos a reír cuando vimos la cara de pánico en el rostro de Michí.
—Dejemos ya el tema, no queremos escandalizar a nadie—dijo Johana mirando a la pareja en la mesa contigua que nos quedaba viendo con censura en sus ojos.
—¿Qué mira, señora? —cuestionó Michí con una sonrisa maliciosa—. ¿Acaso su esposo no la pone en cuatro?
—Cálmate, Michí—reprendió Johana, mirando a la pelirroja—. Estamos en el restaurante, se supone que aquí es más controlado,
Albina a su lado comenzó a reírse.
—¿Controlado? ¿Has visto eso? —dijo la morena apuntando con su cabeza en dirección a una pareja que se encontraba cogiendo en seco sobre la pared. Pero en todo caso estaba permitido, pues el lugar en donde ellos estaban haciendo su espectáculo era en la parte del bar del lugar. La única razón de que pudiéramos ver toda la escena era por el vidrio transparente que separaba el restaurante del bar.
Nos reímos levemente.
—Bueno, creo que es hora de brindar por lo que hoy hemos venido—empezó a decir Michí mientras me veía con una sonrisa. —. Felicidades por tu ascenso, Jacky.
Todas tomamos nuestra bebida y chocamos nuestros vasos.
—Gracias.
—Aunque...—empezó a decir Michí—, debo decirte que estás cometiendo un error enorme con Andrew.
—No lo dejarás en paz, ¿verdad?
—No.
Suspiré.
—Bien, pregunta.
Michí no sonrió con malicia, en vez de eso, me quedó mirando con seriedad.
—¿Por qué no has intentando con él?
—Porque no nos vemos de esa manera.
—Ay por favor, Jacky—dijo Michí con exasperación—, la única diferencia entre Dylan y yo, y tú y Andrew es que nosotros hemos cogido. Espera, ¿lo han hecho al menos?
—¿Acaso no me escuchaste bien? No nos vemos de esa manera.
Michí me miró irritada y volteó a ver a las chicas.
—¿Le creemos?
—No necesito que me crean, estoy diciendo la verdad.
Nadie hablo por varios segundos, hasta que Yeni lo hizo.
—¿Por qué estás segura que mi hermano no te ve esa manera?
—Porque lo sé.
—¿Pero te gustaría?
Me quedé pensado un momento, la verdad no había surgido ningún momento así entré nosotros. Aso que no sabía si iba a gustarme de todos modos.
Me encogí de hombros.
—No ha surgido un momento y no creó que suceda—contesté sincera.
—¡¿Qué no ha surgido el momento?! ¡Qué gran mentira! —dijo Michí riendo sarcástica. —¡Andrew vive contigo desde hace cuatro años y lo más importante, todo el tiempo te está besando y tocando! ¡Obvio que ha aparecido el momento!
—Tranquila, Michí—dijo Mayte tocándole el brazo, pero ella no la vio porque me veía a mí, enojada.
La miré del mismo modo.
—¿Qué es lo que deseas escuchar? —siseé a Michí—. ¿Qué lo deseó? ¿Qué me muero porque me coja? ¿Qué me mojó con sólo verlo? ¿Qué me pongo nerviosa cada vez que me ve?
—Sí, eso es lo que quiero. Quiero ver a la Jacky enamoradiza—dijo Michí con dureza.
Tense mi cuerpo.
—Quiero ver a mi amiga de antes—concluyó mirándome con enojo.
La observé por un rato hasta que decidí pararme e inclinarme sobre la mesa con ayuda de mis manos.
—Amo a Andrew, no te imaginas cuanto—dije viendo esos ojos verdes—, pero no como quieres.
—Eso es porque no lo intentas.
—Tal vez si, tal vez no—dije asintiendo. —Pero no pienso arriesgar lo que tengo con él, por algo tan absurdo como "el amor"—me enderece mientras hacía comillas con mis dedos—, ya no creo en eso, ni siquiera Andrew cree en eso.
—Jacky...—
—Así que deja que vivamos nuestras vidas como lo creamos mejor.
Me alejé de ellas mientras escuchaba que me llamaba Johana. Pero no me detuve. Ahora no deseaba hablar con ninguna de ellas porque era obvio que estaban de acuerdo con Michí. El silencio de todas lo dijo todo.
Era por esa razón que ya casi no salía con ellas.
Siempre insistiendo en lo mismo. ¿Acaso no se daban cuenta que solo incomodaban a Andrew?
Quizás lo mejor era que saliera con alguien más. Eso les haría comprender que Andrew solo era mi mejor amigo.
Crucé las puertas de cristal y me dirigí al bar.
Apenas me senté en el taburete, pedí una bebida al barman. El chico me sonrió y de inmediato me sirvió el vodka que me pedí anteriormente. Le sonreí mientras le daba el primer sorbo a mi bebida.
—Una chica bella totalmente sola—dijo una voz detrás de mí—, ¿acaso el mundo se ha vuelto loco?
Giré mi rostro para ver al hombre que se atrevía a interrumpir mi tranquilidad, pero cuando pensaba despedirlo con un comentario tajante, me di cuenta de que ya lo había visto antes. Tenía un aire familiar.
—¿Te conozco? —pregunté sin tapujos.
El desconocido sonrió levemente mientras me miraba a los ojos.
—Puede ser—hizo una pausa y me miró sorprendido—, creo que te he visto antes.
Lo seguí con la mirada cuando se sentó a mi lado.
—No es truco para ligar, realmente te estaba preguntando de verdad.
El hombre se acomodó bien en el taburete y me volteó a ver con una sonrisa traviesa.
—También habló en serio.
No era algo común de decir. Pero estaba curiosa de saber cómo iba a ir la conversación.
Me incliné sobre la mesa, para acercarme un poco más al hombre con nombre misterioso.
—¿En dónde me has visto?
—¿Qué me vas a dar a cambio?
Sonreí de verdad,
—Primero quiero saber que tan valiosa es tu información.
El hombre se mordió su labio y me miró a los ojos.
—Está bien, te diré.
Asentí, y esperé.
—Siempre he pensado que si el imbécil que tengas te hace llorar es mejor que lo dejes—dijo, quitando la sonrisa—además es más relajante hacer algo divertido en vez de hacer llorar a una chica hermosa—terminó diciendo con una sonrisa que recordaba perfectamente.
—Eres tu... -—sonreí cuando descubrí quién era él—, eres el chico de ese bar.
—Sí, soy ese chico del bar—tendió su mano—, mi nombre es Tyler Groves.
—Jacky—respondí. Tomé su mano con una sonrisa. Sentí como su pulgar acarició mi mano.
—¿Te gustaría divertirte conmigo ahora que no soy un desconocido?
Desvié la vista y observé a cuatro chicas mirándome con reprimenda mientras negaban con la cabeza. Como diciéndome que no lo hiciera, que no fuera con Tyler. La única que no me miraba como si estuviera haciendo algo mal era Yeni. Todas las demás, sí. Mis mejores amigas no sabían que Tyler no era por completo desconocido, ellas solo sentían que no debía de estar con alguien que no fuera mi mejor amigo.
—Por supuesto—contesté a Tyler antes de que me arrepintiera, volteando a verlo.
Media hora después, el hombre que me había hablado en el pasado, en un momento que no me sentía bien, y yo, decidimos salir del bar. Para "divertirnos". Todo mientras mis amigas me veían con enojo.
«Lo siento, chicas, pero tienen que entender que Andrew y yo no somos nada»
Él no me veía de esa manera.
(...)
Al contrario de Andrew, yo no tenía parejas de manera frecuentes. Por decirlo de una manera suave, y no decir que, desde David, había decidido renunciar a tener alguna relación romántica y por lo tanto no gastaba energía en ello. Sin embargo, había momento en que necesitaba un poco de liberación.
Por lo que era practica y salía en ocasiones cuando la frustración sexual se volvía insoportable.
Y aunque ese día, mi idea no era tener sexo con nadie, tampoco le puse peros a mi cambio de planes.
—¿Estás segura que no quieres a ir a mi lugar? —cuestionó Tyler cuando estuvimos frente a la habitación de hotel.
—Es un buen lugar—dije en vez de responder a su pregunta y eso era porque esto que iba hacer era sexo. No deseaba, ni quería conocer ningún lugar de Tyler. Mientas más simple fuera todo, mucho mejor.
Apenas se cerró la habitación del hotel, Tyler empezó a besarme.
—¿Lo conoces mucho? —preguntó sin aliento.
Lo agarré del cabello y volví a llevar mis labios a los suyos, para no tener que responder a sus preguntas.
Tyler se distrajo de inmediato.
Sentí sus manos subir por mis piernas para llegar a mi trasero y levantarme del piso. De inmediato, enrolle mis piernas en su cadera mientras me frotaba en su erección. Estaba dura y por lo que sentía de un buen tamaño.
Empezó a caminar hasta que llegamos a la cama para sentarse en ella, y así poder quedar yo a horcajadas encima de él.
Me quité la blusa, y en un segundo, empezó a chupar mi pezón endurecido.
—Sabes exquisita, Jacky—susurró Tyler lamiendo con suavidad.
Tomé su rostro entre mis manos para besarlo, ya que no deseaba que hablará.
Sus manos fueron más allá, intentando quitarme mis pantalones de vestir. Sin embargo, con la posición era imposible de que lo hiciera. Me pare de golpe, aunque quiso detenerme para que no lo hiciera, pude alejé con determinación.
—¿Qué haces?
Me deshice del pantalón, y lo miré a los ojos.
—Desnúdate
Tyler me quedó viendo por varios segundos. Después, se levantó de la cama e hizo lo que le pedí. Fue cuando me di cuenta de que tenía razón sobre él en el pasado. Era demasiado dócil.
«No era el indicado para mí, pero eso no evita que podamos divertir un rato»
Cuándo quedó desnudo, me di cuenta de que tenía un tamaño decente. No era espectacular, pero era interesante.
—¿Quieres saborearme?
—Después —mentí. Sin importar si era apetitosa su falo o no, la verdad es que no deseaba chuparle el pene a nadie, sólo lo había hecho con una persona y esa persona me había traicionado.
Tyler no tenía la culpa, pero simplemente no podía dar más de mí a nadie.
El hombre de enfrente asintió para después empujarme hacía la cama e inclinarse para meter su cabeza en mi centro y poder saborearme cuando estuve acostada. Era algo hipócrita, lo sabía. Pero de cierta manera, sentía que no estaba siéndolo. Pues nunca obligaba si querían hacerme sexo oral. Era decisión de ellos.
Y era culpa de ellos, si creían que podían obtenerlo de mí.
No me tardé en tener mi orgasmo, el sexo oral siempre hacía que llegará demasiado rápido.
Abrí mis ojos para ver como empezaba a colocarse el condón. Eso me gustó de Tyler, ya que no hubo necesidad de que tuviera que dar mi sermón de siempre.
Tyler se colocó encima de mí. Entró de golpe y empezó acelerar las embestidas. Me arqueo para que entré más profundo y eso solo hace que se sienta un poco más.
Mejoró muchísimo. El placer me recorrió el cuerpo.
Y aunque intenté de mil maneras de que mi mente no pensará en él, fue imposible.
Esos ojos oscuros volvieron aparecer en mi memoria. «David»
Tyler se detuvo de golpe mientras su cuerpo se estremecía por completo. Signo de que había llegado. Su boca fue a mi cuello mientras yo abría los ojos y miraba al techo, un poco frustrada.
—¿Te gustó?
—Muchísimo—mentí de nuevo.
Tyler se acostó a mi lado, y supe que era momento de levantarme.
—Espera, ¿A dónde vas?
—Al baño—respondí sin mirarlo.
Tyler no tenía la culpa de que estuviera insatisfecha, él me había otorgado un orgasmo. Lo que era uno más que la mayoría de los hombres con quien me involucraba. Era solo que era decepcionante darse cuenta de que ni siquiera alguien de mi pasado había logrado quitarme a David de la cabeza.
«Maldita sea»
Entré al baño para darme una ducha. La necesitaba de manera urgente.
Media hora después estaba saliendo del ascensor y me empecé a dirigir a las puertas principal. Esperando dentro de mí que Tyler no buscará seguirme para continuar la conversación que había empezado. Su idea de vernos más seguido me asustó un poco, pero tuve que darle un poco de mérito por su valentía al preguntar. Casi nadie lo hacía. "Podemos seguir encontrándonos sin compromisos", había dicho cuando me había puesto mi ropa y buscaba escapar de la habitación.
"Tengo que pensarlo", fue mi respuesta. No era un no, pero tampoco un sí. Sin embargo, por la sonrisa de Tyler, él se lo había tomado más como un sí.
Apresuré el paso más rápido queriendo irme del lugar de una vez por todas.
—¿Jacky? —escuché que me llamaban detrás de mí.
Negué con la cabeza al darme cuenta de mi huida fallida.
—En serio, Tyler, nosotros no vamos a funcionar, si sigues insisten...—dije girando con una sonrisa, que esperaba fuera amable, pero la quité de golpe cuando vi esos ojos oscuros de nuevo. «David»