Capítulo 2. Apuestas
Pasaron los días y volvieron a tener como materia, Inglés, cuya profesora era una mujer de unos cuarenta y cinco años, pero se vestía siempre dejando ver bastante de su agraciado y enorme pecho, cosas que a los chicos de su división los volvía locos.
—¡Desafío!
Gritaron.
—Le toca a Fredy cumplir el desafío.
—¿Qué tengo que hacer?
—Averiguar el color del corpiño de la profe de inglés.
—Fácil…
—Apuestas…
Todos votaron y eso se volcaba en una planilla junto con las estadísticas y también quienes ganan y quienes cumplían con los desafíos.
Entró la señora Marcela, era la profesora de inglés.
Fredy se le acercó, mojándose los ojos con saliva, simulando lágrimas…
—Profe, tengo un problema…
—¿No pudiste estudiar por qué…?
—Sí estudié...pero mis padres se quieren separar.
Es el mejor actuando, no hay dudas, la profesora lo abrazó y él también a ella, corriendo un poco el borde de la camisa a la altura del cuello, cuando la profesora estaba por apartarlo, se puso a llorar más alto, los demás no aguantaba la risa, entonces Fredy, cumplió su cometido.
—Gracias profesora, por escucharme, le pido que no lo hable con nadie, porque no quiero que los profesores me tengan lástima, ninguno es tan ...teto...tierna como usted.
—¿Estás bien Fredy?
—Sí, solo tuve un día negro.
Dijo en voz alta, para que sus compañeros escuchasen.
—¿Estadísticas?
—Si
Todo lo hablaban en clave y por ahora no los habían descubierto.
La tercera hora, la tuvieron sin profesor, por lo que escribieron las iniciales de todos los alumnos de esa división con los desafíos.
—Barbie, te toca a vos fijarse, de qué lado tiene acomodado su pene, el profe Charly.
—Uy, no…
—¿Estás segura que no?
—Sí, ya sé cómo..
En el pizarrón escribiendo B.C.P F.Q.
Cuando entró Charly, miró el pizarrón, le llamó la atención, pero no entendía de qué se trataba lo que estaba escrito allí.
—Desafío.
Gritan algunos chicos.
Charly presta atención a esa palabra, es una clave para algo, aún no sabe para qué.
Mira el asiento de Barbie y no la vé, frunce el ceño.
Mira mejor y ve su mochila, se queda tranquilo, ya va a aparecer.
Se da vuelta para borrar el pizarrón y varios chicos gritan.
—No profe, no borre, no terminamos de…copiar.
—Saquen una foto con el celular.
—Pero todavía nos faltan anotar algunas…estadísticas.
Charly dice.
—Yo saco la foto, por si necesitamos el pizarrón.
Sin darles tiempo, sacó una foto de lo que estaba escrito en el pizarrón, su intención era descifrar qué era eso del desafío, que obviamente tenía que ver con lo que estaba escrito allí.
El apuesto profesor se sentó en la silla, pegado a su escritorio y en cuanto movió sus piernas, chocó con algo o alguién…
—Barbie…¿Qué hacés acá?
—Es...un juego y no me dí cuenta que llegó, voy a...salir.
Barbie, se puso en cuatro patas, se acercó al profesor, se agarró de él y le tomó las rodillas, como para poder salir de allí abajo más fácilmente, movió sus manos en forma inocente, sin embargo, hizo que Charly recibiera cierta descarga y su miembro se movió un poco y creció... Ella miró su zona íntima y luego subió sus ojos, buscando la mirada de su profesor de fisicoquímica.
Charly se puso nervioso, hasta estaba un poco ruborizado...sentía un calor inmenso ante el contacto de su...alumna Barbie.
—Barbie, salí de ahí abajo, por favor.
—Si, Charly...digo…profe.
Él se movió dejando lugar para que pasé, pero Barbie le rozó nuevamente las rodillas y Charly trató de disimular el fuego que le recorría por dentro ante el roce de su alumna.
—Señorita...salga ya, por favor…Barbie…
Ésto último, Charly, lo dijo bajito, solo ella lo escuchó, salió debajo del escritorio un poco avergonzada.
Charly estaba totalmente incómodo ante la situación, pensando que Barbie se debe haber dado cuenta que ante su simple contacto, su miembro se despertó.
Desde que la conoció, él soñaba con ella, era la dueña de sus noches, pero no era solo sexo, estaba enamorado de Barbie desde el momento en que la vió.
Hacía tres años, fue a buscar a su primo Sebastian, que es profesor de matemáticas de ese establecimiento y en lugar de esperarlo dentro del auto, bajó a fumar un cigarrillo, cuando la división de Barbie salió, algunos de los chicos les arrancaron las mochilas a dos ó tres chicas, entre ellas estaba Barbie.
En ese momento salieron dos profesores, los chicos tiraron al suelo las mochilas y la de Barbie cayó en los pies de Charly.
Él quedó prendado de sus ojos, de su cara, su cuerpo era delgado, a través del guardapolvo no se le notaba demasiado, pero fue suficiente para que Charly cayera rendido a sus pies.
Sólo que era una jovencita y él, en ese momento tenía 22 años.
Cuando llegó Sebastián, le preguntó por los chicos que habían salido últimos.
—Son de tercer año.
—Entre ellos había una chica rubia, de ojos claros, que era una muñeca hermosa.
—Barbie, por cómo la describís, es Barbie, tiene 15, o 16 años.
—Dios, es preciosa, me enamoré.
—JAJAJA, dejate de joder, es una nena.
—Es verdad, pero…
Se calló la boca, tenía razón su primo, debe haber sido solo la impresión de ver a semejante ángel.
Sin embargo, esa noche no pudo dormir pensando en ella.
Volvió a la realidad cuando una chica la nombró.
—Barbie ¿Derecha o izquierda?
Notó que Barbie lo miró y bajó la cabeza, como…¿Avergonzada?
—Derecha.
Le contestó a la chica.
—Estadísticas y apuestas.
Gritó otra.
Barbie estaba ruborizada ¿De qué estarían hablando?
Terminó de dar la clase justo cuando tocó el timbre y no había llegado a la puerta cuando Loana, que había preguntado si derecha o izquierda, se acercó al pizarrón y escribió algo, estaba totalmente intrigado, volvió sobre sus pasos e hizo que buscaba el celular, que él sabía que ya lo había guardado.
En el pizarrón, Loana había escrito al lado de unas siglas...derecha.
¿Qué carajos era eso?
Barbie había dicho a la derecha…
Pasó una semana y cuando estaba entrando, escuchó hablar a los chicos.
—Hoy tenía corpiño rojo, pero se traslucía de su ropa, así que no hay apuestas ni desafíos con ella.
—Que tetas ¡Por favor!— gritó Oscar — Yo desde acá tengo la mejor vista.
—Me voy a portar mal, así me siento adelante.
Dijo otro de los chicos.
Charly tosió y todos enmudecieron.
Ésta vez entendió que estaban hablando de la profesora de inglés, sonrió y no les dijo nada, los entendía, eran varones y Marcela siempre se vestía como para ir a un cabaret.
Comenzó con sus clases, hicieron un repaso para el próximo exámen.
Una de las chicas se acercó a él y tiró, Charly creyó que a propósito, un libro a sus pies y cuando se agacho, le miró la bragueta…
¿Habrá dicho algo Barbie?
Se sentó en su asiento y estaba realmente de mal humor, hasta que escuchó…
—Derecha
—Apuestas y estadísticas.
Tomó su celular y estudió la foto que tomó del pizarrón el otro día, ya sabía que los chicos apostaban sobre el color del corpiño de Marcela, pero había muchas más siglas.
LSPM…
Sebastian...profesor de matemáticas.
Charly profesor de fisicoquímica.
Marcela profesora de inglés.
Y seguía así, eso lo pudo descifrar, entonces, pensó Charly, la primera letra es la inicial de cada alumno…
En las mujeres adivinaban el color del corpiño y en los hombres….
El color de los boxer, no, porque estaba seguro que jamás se lo habían visto, aparte decían derecha o izquierda…
Dios ¿Apostaban de qué lado estaba acomodado su...amiguito? Pensaba Charly.
En el recreo, lo comentó con su primo Sebastian y a él también, se le caían encima las chicas o les tiraban a sus pies, bolígrafos o alguna regla..
Se reían y Charly se quedó tranquilo que Barbie no había hablado de cómo se puso él con su roce.
La próxima clase, tomó el examen del que había hablado en otra clase y en el medio de la hora escuchaba murmullos ¿No sé enteraban los chicos, que se entendía todo lo que hablaban?
—Barbie, ¿Terminaste?
—Sí.
—Pasame la respuesta 5 y cuándo entregues la hoja, fijate.
—No, no me toca a mí
—Pero entregás primero y… no sé, hacele alguna pregunta y fijate…
—No
—¡Entonces prenda!
—No me toca a mí
—¡La prenda es tocarlo!
—Ni loca, ¿Si se enoja y llaman a mi mamá? En mi casa me matan si hago una cosa así en el colegio, está bien, me fijo.
Prestó atención a su adorada muñeca, para él era una muñeca que lo hacía delirar, ella se negaba a tocarlo…¿Estarían hablando de tocar sus partes íntimas?
Charly se imaginó las manos de Barbie en su pene y se removió inquieto, porque su amiguito se despertó ¡Y en qué momento!
Los chicos no tienen filtro, no se enteran que se escucha todo y por suerte, no sabían de los sentimientos del apuesto y sexi profesor.
La voz de una chica lo trajo a la realidad.
—¡Pasame la 5!
Escuchó como Barbie le pasó la respuesta, tomó nota para preguntarle a esa chica, cuando le entregara la hoja, la respuesta.
Vió como Barbie se levantó con su hoja.
—Profe, terminé.
Charly la miró y le sonrió, esperando ver qué hacía Barbie, se moría ganas por decirle él, de qué lado tenía acomodado su miembro.
Barbie se acercó demasiado a él.
No, nena, por favor, pensó, se me acerca un poco más y me voy a descontrolar.
—Profe ¿Venís a Bariloche como acompañante? ¿Nos vas a cuidar vos?
Él se quedó rígido, no sabía si tenía doble intención en sus palabras.
—¿A qué te referís con cuidarte?
Se lo dijo con voz baja, mientras le agarraba el brazo y se le acercó un poco más, hasta que se dió cuenta que estaban demasiado cerca y seguramente tendrían muchos ojos puestos en ellos.
—Profe…
Se alejó un poco de él y bajó la mirada, obviamente estaba buscando la posición de su miembro, la sonrisa de Charly era divertida.
—¿Qué necesitás, Barbie?
Ella lo miró, roja como una manzana.
—Yo...nada, nada.
—¡Barbie!
Gritó una chica, para que le pase el informe.
Charly la estaba mirando y ella comenzó a toser, estaba muerta de vergüenza y sentía cierto cosquilleo por lo cerca que estuvo de su profesor, llegó a sentir su aliento.
—Desafío.
Gritó otra chica, la estaban apurando.
—Izquierda.
Dijo bajito.
—¡No se escucha!
—Izquierda.
Repitió, ésta vez más alto.
Charly, se moría de ganas por llamarla, para sentirla cerca, estaba seguro, la amaba y pensaba cómo haría cuando se terminen las clases y ya no la vería más.
Pasaron algunas semanas.
Se acercaba el dichoso viaje de fin de curso a Bariloche, Charly estaba ansioso, la vería día y noche.
—¿Profe, vas a venir a las excursiones con nosotros?
—Si, es la idea.
—¿Y a bailar? ¿Vas a bailar acá? ¿Tenés novia?
Lo estaban volviendo loco con las preguntas, pero él las contestaba con gusto, porque quería que Barbie supiera de su vida.
—No tengo novia y sí, a veces voy a bailar o a jugar al pool o..salgo.
—¿Cuántos años tenés?
Preguntó Lía.
—25 años.
—¿Es verdad qué ya no vas a seguir dando clases en el cole?
—Si, tengo otro trabajo.
—¿En dónde?
Charly no supo qué decir, no podía decir que su familia era la dueña de una de las más grandes fábricas de cosméticos del país y si le llegaban a preguntar cuál era, podrían darse cuenta que el perfume que le regaló a Barbie, porque había sido él, era de esa marca.
Sí los demás no se daban cuenta...Barbie sí lo haría, era muy inteligente.
—En una empresa.
Ya no aclaró más.
—¿Chicos quienes siguen estudiando en la facultad y quienes van a trabajar?
Preguntó de repente, aunque la única respuesta que le importaba era la de Barbie.
Les fueron contando sus proyectos, pero Barbie no abrió la boca, Lía tampoco.
—¿Y vos Lía?
—Yo quisiera ser asistente social o psicóloga.
—Te felicito.
Dijo el profesor, su alumna preferida, seguía sin hablar.
—¿Vos, Barbie, qué pensás hacer?
—No sé.
Dijo, poniéndose colorada y bajando la cabeza.
Charly intuyó que no quería hablar, le tendría que preguntar en privado.